Cuando, a principio de la década de los 90, hicimos, para el entonces
periódico SORIA SEMANAL, el trabajo sobre despoblación, uno de los
primeros pueblos que visitamos fue Sarnago. Era verano, y los que
hubieron de marcharse en su día, ya por entonces estaban empeñados
en
que el pueblo no muriese, no se olvidara, y allí estaban, pasando el mes
de agosto, a la espera de la llegada de la fecha del santo patrón
Bartolomé.
Sarnago es un pueblo que impresiona, sobre todo por la ubicación, desde
donde el paisaje serrano circundante parece, pese a lo inmenso,
pertenecer a quien lo contempla. El propio camino hasta el pueblo va
abriendo paso a esa sensación. Una vez allí, la mezcla de casas
arruinadas con otras perfectamente arregladas, la iglesia mellada a la
espera de que alguna institución recoloque las piedras, la placita donde
están las antiguas escuelas, convertidas en museo etnográfico, todo,
sirve para pensar y repensar la historia particular de los pueblos
abandonadas en la década de los sesenta.
Repensar, sobre todo, el empeño de un grupo de sarnagueses porque el
pueblo, primero no muriera del todo, y después intentar resucitarlo de
unas cenizas donde todavía, como en los fuegos a tierra, unas chispas
perdidas podían, si se les soplaba un poco y se les aplicaba una hoja
del periódico, volver a conseguir el fuego.
Sobre todo –y era mucho- nos impresionó la cola de sarnaguesas en la
fuente, de donde manaba apenas un hilillo de agua. Preguntamos. “Esto ha
sido así siempre, Sarnago tiene manantiales por el monte para el ganado,
pero el agua no llega al pueblo”.
Dispuestos a subsanar este importante problema, en el año 2003, hicieron
una colecta entre el vecindario consiguiendo nueve mil euros a fin de
perforar un pozo, que, por cierto, ha estado inutilizado hasta hace
pocos meses, cuando, con la ayuda del Ayuntamiento de San Pedro Manrique
y de la Diputación Provincial, ha podido inaugurarse la fuente.
El día
5 de abril de 1752, reinando Fernando VI, y ejerciendo las funciones de
primer ministro Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada, se
iniciaba en Sarnago la encuesta para llevar a cabo un catastro –como en
el resto de la Corona de Castilla- que propiciara la contribución única,
algo que, finalmente, no pudo ser, debido a la oposición de la Iglesia y
los nobles.
Era a
la sazón don Pascual Bernardo de Medrano, abogado de los Reales
Concejos, el juez subdelegado del partido de San Pedro Manrique –al que
pertenecía Sarnago-, y regidor del lugar Francisco Sáenz de la Iglesia.
Según
las respuestas a las preguntas generales que se hacían en todos y cada
uno de los lugares de Castilla, la situación de este hoy casi despoblado
lugar de Tierras Altas era la que pasamos a describir.
Era
Sarnago, al igual que todos los pueblos de la jurisdicción de San Pedro,
del señorío del duque de Arcos (1), quien percibía los
derechos de alcabalas -605 reales y 4 maravedís al año- pedido -232
reales y 6 maravedíes-. Al rey le correspondencia percibir los derechos
llamados de millones, cientos, nuevos impuestos, servicio ordinario y
extraordinario. No eran estos los únicos impuestos que debían pechar los
habitantes de Sarnago, pues la Iglesia percibía los diezmos y primicias:
la parroquial del lugar la mitad de la primicia, y el resto se lo
repartían las cuatro parroquias de San Pedro. En cuanto a los diezmos,
un tercio iba a parar a la dignidad episcopal de Calahorra (es decir, al
obispo), y el resto, al igual que las primicias, a las cuatro parroquias
de la villa cabecera de partido.
De Este
a Oeste medía el término 4.122 varas, y de Norte a Sur 5.122. En este
espacio no se cultivaba en regadío, todas las tierras de sembradura eran
de secano, también los prados, y de tres calidades, primera, segunda y
tercera, a excepción del monte, dehesa y tierras incultas, donde, según
los informadores, la calidad era ínfima. Había algún álamo y en el monte
robles.
Para
medir la producción usaban la yugada (equivalente a 3.200 varas
castellanas), y eran 7.251 las yugadas que producían las tierras. Los
frutos eran trigo puro (se compraba o vendía a 16 reales la fanega);
trigo común (13 reales); cebada (8 reales); avena (5 reales); yerba (1
real la arroba); cordero fino (14 reales unidad); cordero churro (6
reales unidad); y chivo (6 reales unidad).
Los
cincuenta vecinos que vivían en Sarnago en el año 1752 (incluidas diez
viudas) (2), eran propietarios de 3 machos mulares, 15
jumentos, 19 cerdos, 10 caballos, 33 yeguas, 16 bueyes y vacas, 271
ovejas churras, 89 carneros churros y 7 corderos. Pastaba además ganado
de personas residentes en otros lugares (trashumantes): 181 carneros
finos merinos, 2.278 ovejas finas, 504 corderos finos, 161 cabras, y 36
chivos. Este ganado pasaba el invierno en las dehesas de Extremadura o
Andalucía (en Andujar concretamente) y el verano “en Vea o aventureras”.
El
Común de vecinos era propietario de: una casa para juntas del Concejo;
la fragua; la dehesa en el Valle del Robledo; el aprovechamiento de los
pagos y rastrojeras, que les producía 340 reales de vellón al año. Era
también propiedad del Común el mesón, la panadería y la taberna, “que
andan por adra y no dan utilidad por venderse todo al coste”.
Por
otro lado, los gastos anuales del Común se repartían de la siguiente
forma: Función de San Bartolomé, dar de comer al predicador y pagar el
sermón, 75 reales. Letanías, 140 reales. Caridad del día de la
Santísima Trinidad, 102 reales. Otra caridad del día de San Juan, 83
reales. Gastos del Concejo el siguiente lunes de la Santísima Trinidad
en Nuestra Señora del Monte, 30 reales. Para el carbón de la fragua, 60
reales. Componer caminos, 60 reales. Hospedar y dar limosnas a los
Padres de San Francisco, 50 reales. Luminaria a Nuestra Señora de la
Peña, 75 reales.
(1) Era
titular del ducado por las fechas Francisco Ponce de León y Spínola de
la Cerda, duque también de Maqueda y Nájera, casado con una hija del
duque de Medinaceli. El título, con la denominación de ducado de Arcos
de la Frontera, grandeza de España, fue concedido por los Reyes
Católicos en 1493.
(2) Cada dos
viudas se consideraban un vecino, a efectos de pago de impuestos y
recepción de derechos.
Datos
del Catastro del Marqués de la Ensenada, depositado en el Archivo
Histórico Provincial de Soria, consultados por Isabel Goig Soler
soria-goig.com