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Para este pueblo de
la Sierra de la Alcarama, el hecho de reunirse y practicar una hacendera
no es nuevo. Lo llevan haciendo desde que el último vecino cerró la
puerta para marcharse en busca de una vida mejor. Las casas sólo se
cerraban por unos días, ellos seguían, y siguen, volviendo a su pueblo
periódicamente. Como la intención de las administraciones fue que toda
la Alcarama se despoblara, ayudas reciben pocas, poquísimas, por lo que
todo aquello que quieran conseguir han de hacerlo con su propio
esfuerzo, con el trabajo personal comunitario, con la hacendera, que
según los distintos diccionarios, significa “trabajo de utilidad común
al que coopera el vecindario de un pueblo”.
En Soria, y en el
mundo rural en general, existen varias formas de nombrar a las
hacenderas: adra, azofra, reo vecino, desmán o, según la actividad
específica que se vaya a practicar se utiliza cerrá de la dehesa, cierro
mata, o monda del caz. En tiempos, la hacendera era obligatoria y en el
caso de que algún vecino quisiera escaquearse, o no le fuera posible
participar, debía pagar, a modo de multa, un impuesto al ayuntamiento.
La muy activa
Asociación de Amigos de Sarnago, con José María Carrascosa al frente,
impone pocas multas, todos a una colaboran. Son muchos los años que
lleva funcionando y muchos los logros conseguidos gracias a la unión de
todos ellos. La hacendera, pasada a la historia de los pueblos, sirve
perfectamente en Sarnago, conscientes como son de que es la única forma
de conseguir lo que quieren: un pueblo habitable y acogedor que está
convirtiéndose en referente de unión, también cultural, de todas las
Tierras Altas de Soria.
En esta ocasión, el
pasado domingo, 14 de abril, la hacendera se convocó para reparar la
casa que un día fuera del Común, escuela y vivienda, y en la actualidad
sirve para museo, biblioteca y salón de reuniones donde, periódicamente,
tienen lugar presentación de libros, de composiciones musicales, o
charlas y otros actos culturales. |