No erraron los
sarnagueses cuando, en las pasadas fiestas de Móndidas o Mondas,
incorporaron al festejo unos armatostes con forma de toros y
protagonizaron un encierro por las calles del pueblo. En tiempos, cuando
Julio Caro Baroja recopiló lo investigado, e investigó él mismo la
fiesta de Mondas de Talavera de la Reina, ya dejó escrito que desde el
siglo XVI este festejo iba asociado a corridas de toros y al reparto de
la carne entre los vecinos. Se repartían panes con la efigie de la
Virgen y las mozas debían bailar con todo aquel que se lo pidiera. (Caro
Baroja, Julio. Ritos y Mitos equívocos. Ediciones Istmo, 1974).
Es la fiesta de
Mondas de Talavera de la Reina la más y mejor estudiada. Tanto, que en
1925 el Diccionario de la Real Academia de la Lengua dice de ella:
1), del latín mundus cereris, cesta que se llevaba a los
sacrificios de Ceres llena de panes. Ofrenda de cera que varios pueblos
circunvecinos a Talavera de la Reina hacen con ciertas ceremonias a
Nuestra Señora del Prado de dicha ciudad al tercer día de Pascua de
Resurrección. 2) plural. Fiestas públicas que se celebran con dicho
motivo.
En la edición actual
del mismo Diccionario, que puede consultarse por Internet se conserva la
misma definición, salvo la derivación del latín, que sólo apunta a
mundus. En el año 1732 se publicó el Diccionario de Autoridades y
también en él se refieren a esta ciudad castellano manchega, toledana
para más señas, que ha conservado la tradición de Mondas. La definición
textual es:
Mondas: celebérrimas y antiquísimas fiestas públicas, que en la Villa de
Talavera de la Reina, del Arzobispado de Toledo, se hacen en honor y
culto de la Virgen Nuestra Señora, a su Imagen con la advocación del
Prado, por estar su ermita suntuosa en un prado cercano a la Villa.
Empiezan el día de Pascua de Resurrección, y duran por los quince
siguientes, con todo género de regocijo y funciones públicas, de toros,
cañas, pólvora, etc. Entre los cuales hay la particularidad de concurrir
los pueblos convecinos, trayendo cada uno, en procesión ordenada, una
como manga grande de Parroquia, que la conducen en un carro, adornada
enteramente de cera, y es la que propiamente llaman Monda, la cual
ofrecen a dicha Imagen, entrando dentro de su ermita con el carro.
Tomáronse estas fiestas de aquellas con que la antigua Gentilidad por la
Primavera, celebraba a la Diosa Ceres, con bailes, danzas y otros
festines, ofreciéndola juntamente con varias ceremonias unas colmenas
llenas de miel y cera, reconociéndola como autora de la fertilidad de
los campos y frutos. Y porque la llamaban también Munda, y de ahí con
poca inflexión Mondas, después que los Cristianos separaron todo lo que
tenían de superficial la consagraron a la verdadera Ceres María
Santísima. TEJAD. Leon: Celébranse estos días las solemnes fiestas de
los santos desposorios con su castísimo esposo Joseph que suelen
llamarse de las Mondas famosas en toda España por su antiquísima
novedad”
Esta mención a la
fiesta de los Santos Desposorios nos conduce hasta una copia de las
Ordenanzas de Vinuesa, año 1504? (el transcriptor coloca el interrogante
detrás del 4), “… trasladadas fielmente del cuaderno que las contiene en
el año del Señor de mil ochocientos ochenta y dos por fray Julián
Martín, sacerdote” (AHPSO. Legado Inés Tudela). Uno de sus artículos
lleva el título “De la boda de la Virgen María”, y dice así:
Otro si ordenamos que cuando se face la boda de Santa Maria se usaba fasta
aquí facer grandes costas cuando lieban la monda a casa del preboste e
se usa de poco tiempo aca e es costumbre non buena nin honrosa que de
aquí adelante non se use asi, salvo en esta manera: que cuando lieban el
arguxuelo a casa del preboste nuevo que les den a beber sendas veces i
non mas, nin fagan otra costa, e si el preboste mas gastare que lo
pierda, e que pague de pena trescientos mrvds. para los alcaldes e para
los deheseros e cualquier que trabare e tomare de la monda nin del
argujuelo alguna cosa fasta que sea asentada en casa del preboste que
pague de pena sesenta mas para los alcaldes e deheseros.
Este interesantísimo
texto de principio del siglo XVI, indica (a falta de profundizar en él y
en los autores que han escrito sobre las Mondas o Móndidas desde el
mismo siglo en que se hacen estas ordenanzas), en primer lugar que en
Vinuesa se practicaba este rito de lo que se podría deducir que en otros
pueblos de Pinares se hiciera también. Nombra el argujuelo, o acrijuelo,
o arbujuelo, del que ningún diccionario consultado da explicación
alguna, y hemos de pensar que al ordenar que no se tomara cosa alguna de
él, podría tratarse de un cesto, o cestaño, con frutos para la ofrenda.
Y también se observa que se lleva a casa del preboste, que en este caso
y para las fechas a que nos estamos refiriendo, tanto podría ser el
cabeza de la comunidad como el de la iglesia. En San Pedro Manrique, los
arbujuelos, hechos de pan azafranado, son entregados al sacerdote y a
las autoridades. Los roscos de Sarnago, que portan debajo del cestaño,
tendrían el significado de las ofrendas a la divinidad.
Después de esta larga
introducción, más o menos histórica, diremos que, un año más, Sarnago
celebró sus fiestas de Móndidas y Mozo del Ramo, tradición esta última
sobre la que también escribe Caro Baroja y que en la actualidad se
mantiene casi igual, en cuanto a adornos y significado, en Sarnago y
Matasejún, que en la descripción que de él da Caro.
Fue el sábado 25 de
agosto, hermoso y soleado día, y comenzó en el atrio de la Iglesia de
San Bartolomé. Las tres móndidas fueron Leticia Pinto Lasanta, Sara
Hernández Pozuelo y Marisa Calvo Bermejo. El Mozo del Ramo fue Carlos
Reviriego Cuenca.
Ya sabemos que los
sarnagueses no precisan de consejos ni de sugerencias, pero sí queremos
manifestar nuestro deseo de que, una vez recuperado, nunca vuelvan a
perder este rito milenario y, en cuanto a documentación, varias veces
centenario.
Cuartetas
recitadas el 25 de Agosto por Las Móndidas de Sarnago
(en formato PDF)
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