El Premio Colodra lo otorga la Diputación
Provincial de Soria para valorar y destacar públicamente el trabajo de
particulares, asociaciones o entidades por su contribución a la defensa
y divulgación de los valores del folklore, la cultura popular y la
tradición oral soriana en cualquiera de sus manifestaciones. Está dotado
con una colodra y 1.000 euros. Este año de 2017 ha sido ganador del
mismo la Asociación de Amigos de Sarnago, y lo ha sido por votación
popular, con un 46,3% de los votos emitidos.
“Tierra de todos, Tierra de nadie”, es el
eslogan de la Asociación de Amigos de Sarnago, una agrupación que cuenta
con todos los méritos para éste y para cualquier otro premio. Desde que
en 1980 se fundara, no han parado de recuperar el espacio de alta
montaña, que llegó a estar casi abandonado. A reo vecino, es decir,
mediante hacenderas, han conseguido la conducción del agua; la puesta en
marcha de un museo Etnográfico; la rehabilitación del edificio que en su
día sirvió de ayuntamiento, escuela, casa del maestro, salón de baile y
tienda; la restauración del lavadero; la limpieza y desbroce de lo que
fuera antiguo lavadero y de la antigua fuente aneja; la pavimentación de
la plaza y un largo etcétera.
Junto a estas actividades, y otras, que tres o
cuatro veces al año se repiten, han querido dar a conocer aquellos
oficios y tradiciones que practicaron sus mayores: construcción de horno
y calera, recuperación de la pila bautismal y las campanas de la iglesia
y, lo más importante para ellos, la recuperación de las Móndidas, el
Mozo del Ramo, y la Pingada del Mayo, con todo lo que conlleva, como
adaptación de los trajes y cestaños de las móndidas, plantación de arces
para que no falten las ramas para el mozo, la elaboración de los roscos
que, sobre la cabeza, soportarán el cestaño...
Cada año publican una revista que recoge tanto
costumbres de Sarnago como de otros lugares del entorno, además de
narrativa. Y este año han publicado un libro sobre la ermita de la
Virgen del Monte, espacio referente durante siglos para todos los
sarnagueses, ya en ruinas.
Semana Cultural de Sarnago, 2017
Corría el año 1989 y, para el extinto Soria
Semanal, hacía una serie de reportajes sobre la despoblación que años
más tarde me servirían de base para “El lado humano de la
despoblación”, publicado en 2002. Llevaba diez años viviendo en
Soria y no conocía las tierras del Norte, salvo Yanguas. Cuando, desde
Ausejo, fui ascendiendo, un día detrás de otro, hacia la zona de la
Trashumancia, pensé que el poeta, cuando escribió que eran tierras tan
pobres, tan tristes, que tienen alma, debía referirse, necesariamente, a
las de la Alcarama. Aunque no está documentado, en cambio sí que
visitara la zona de Pinares. Cuando fui conociendo mejor todos los
pueblos, comprobé que ni pobres, ni tristes. También dijo Machado
aquello de atónitos palurdos sin danzas ni canciones, y vino Shulten a
enmendarle la plana. Era la mirada de Antonio Machado. El caso es que
esa alma que el poeta atribuyó a las sierras del Norte debía tener algo
de cierto. Yo, cuando comienzo a ascender desde Ausejo y llego al puerto
de Oncala, me he quitado de encima penas y angustias.
Un buen día llegué a Sarnago, era verano.
Sentado a la entrada Fausto Calvo hacía algo con las manos, creo que
afilaba alguna herramienta. Me contó sobre las causas de la
despoblación. Más arriba, en la fuente, un hilo de agua probaba la
paciencia de las mujeres que esperaban llenar unos recipientes. También
me contaron. No recuerdo si fue por esos días cuando leí
"La lluvia amarilla",
pero está mezclada en mi memoria la novela y las primeras visitas a
Sarnago, que no fueron, en todo caso, consecuencia de la lectura. En
otoño volví a subir, conocedora ya de que Llamazares no se había
inspirado (o no solamente) en Sarnago para su novela, sino en un pueblo
de Huesca, Ainielle. Cuando lo descubrí me sentí decepcionada, como
engañada, pero al verme sola, en aquella plaza, a aquella altura desde
la que divisaba sierras lejanas y montes cercanos, uno de los cuales
supe después que era un castro, pensé que no necesitaba la mirada de
nadie, ni poetas ni escritores, tenía la mía propia. Y desde ese día,
los pueblos deshabitados de La Alcarama, los casi despoblados de la
Sierra del Alba y, muy especialmente Sarnago, se han convertido en mi
espacio vital, donde acudo cuando la vida no viene bien dada.
Aquella plaza polvorienta, que me gusta llamar
ágora, fue poco a poco, y a golpe de hacendera, convirtiéndose en lo que
es hoy. Aquellos primeros encuentros culturales han ido abriéndose paso
hasta convertirse en referente no sólo de la provincia. Los medios de
comunicación españoles y hasta europeos, se hacen eco de lo conseguido
por los sarnagueses.
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Otro tanto puede decirse del edificio que ocupa
todo un lado de la plaza. Custodia la esencia cultural y etnográfica del
pueblo. Por mucho viento que haya recorrido su interior no ha podido
llevarse las voces de los niños cantando/contado números y verbos, ni
los susurros de los enamorados las tardes de domingo al ritmo de una
gramola. En una habitación de ese edificio, un espacio frente al museo
de los oficios perdidos, se inauguró la exposición de Pintura de
César Ridruejo, “Aún queda vida”. Una mirada llena de color para
unas imágenes de tiempos pasados donde la vida se abre camino pese a
todo, pese a los humanos.
El lunes, 21 de agosto, presidía la mesa donde
se iba a presentar la revista, SARNAGO Nº10
Luis Rey, presidente de la Diputación de Soria; Jesús Hernández Ruiz,
alcalde de San Pedro Manrique; y José María Carrascosa, cabeza visible
de la Asociación de Amigos de Sarnago. Acudió también a la cita la
vicepresidenta primera de la Diputación, Esther Pérez. La revista la
presentaba el doctor Juan Manuel Ruiz Liso, para cuyo currículo
necesitaríamos varias páginas. Él no conocía físicamente Sarnago, y me
parece que la impresión recibida fue también importante. El doctor Ruiz
Liso acudía invitado como responsable de la Fundación Científica Caja
Rural, que había otorgado a Sarnago y sus gentes el galardón del
Desarrollo Saludable 2016.
Gracias por invitarme a vuestra semana cultural
para presentar algo que se autopresenta por si solo y que debe ser
guardado en una cápsula del tiempo para que las nuevas generaciones
que recuperarán integra y finalmente esta pequeña villa, conozcan su
origen y presuman de sus ancestros.
Comenzó diciendo el presentador, para elogiar acto
seguido la obra del sarnagués Abel Hernández, que transcurre en Sarnago.
Hizo que pervivieran Delfín Hernández, Pepe Sanz, Diego Rafael Cano y
Avelino Hernández, sorianos notables, vinculados muy especialmente a los
pueblos de la Alcarama. Aludió a la Dieta Mediterránea y dijo que
“Templo de la Salud Integral de la Dieta Mediterránea” que hice años
atrás: generosidad, solidaridad, comunicación, optimismo, bailes
clásicos, diálogo y tertulias, ejercicio físico por estas tierras
–obligado-, paseos, sostenibilidad medio-ambiental cultivando la cultura
del bienestar, comiendo en compañía, amistad y una siesta moderada,
se da en los sarnagueses.
Finalizó con un brindis en honor a quienes perviven y,
especialmente, a Pepe Sanz, de quien, aseguró, finalizaba así todas sus
intervenciones:
Pepe!, va por ti, por Delfín, por Rafael,
por Avelino y por todos estos hombres de estas tierras altas que no
pueden acompañarnos hoy, porque como decía Groucho Marx, “piden
perdón por no levantarse.”
VINO, VINÍN DE LA COPA COPÍN DE LA CANTINCOPA
QUIEN NO DIGA TRES VECES
VINO, VININ DE LA COPA COPÍN DE
LA CANTINCOPA
NO BEBERÁ NI UNA GOTA.
¿Cómo se llama tu tía?
MARIA
Caramba! Como la mía
¿Cómo se llama tu hermana?
ANA
Caramba! como mi hermana
Y ¿dónde está tu casa?
EN LA CUESTA
Caramba! Como la nuestra.
Pues si tu tía se llama María,
Caramba! como la mía.
Y tu hermana Ana, caramba! como
mi hermana.
Y tu casa está en la cuesta,
caramba! Como la nuestra.
¿Porqué no nos conocemos?
PORQUE NO BEBEMOS
PUES PARA QUE NOS CONOZCAMOS,
¡BEBAMOS!
En homenaje a la HERMANDAD DE AMIGOS DE SARNAGO
Un año más, éste en una plaza cómoda y recién
remodelada, la Asociación de Amigos de Sarnago ha celebrado su Semana
Cultural. El inicio fue la presentación de la exposición de pintura
“Todavía queda luz”, de César Ridruejo, y de la revista número 10, a
cargo de Juan Manuel Ruiz Liso, como ya comentamos más
arriba.
Ha habido, como viene siendo habitual, variadas
actividades para satisfacer el gusto de todos los sarnagueses y
visitantes que es, en general, ponderado y preciso. Proyección de
películas, de documentales, sesión de karaoke..., todo ello a modo de
trasnochos.
Durante el día los hombres y mujeres que, en
teoría, acuden a Sarnago de vacaciones, no han parado: elaboración de
jabón, taller de pan para los roscos que adornan el Ramo que acompañará
a las Móndidas, taller de repostería para los rosquillos con los que
obsequiarán a los asistentes el día grande de la fiesta, domingo 27 de
agosto.
Julita Romera (de alpargata.com), acudió a
inaugurar el mural de Sarnago del proyecto (convertido ya en realidad),
“Conquistando Soria, asómate a Tierras Altas”. Alfredo Jimeno acudió a
impartir la charla “Numancia eterna”. Miguel Ángel San Miguel repitió la
charla dada en Matasejún, acompañado de Carmelo Ojuel, quien recorrió la
Cañada Real Soriana Oriental y explicó su aventura.
Además del karaoke y el grupo de dulzaineros
San José, la música puso su nota el día 24, que es precisamente el de la
festividad del patrón San Bartolomé, a cargo de José Ángel de Miguel y
su espectáculo con instrumentos populares titulado “Trasnochos y otras
músicas de raíz”.
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El sábado, día 26, procedieron al corte,
traslado y vestimenta del Ramo y corte, traslado y pingada del Mayo. Y
todo lo anterior conducente al día grande, ese en que las Móndidas, el
Mozo del Ramo y el santo Bartolomé procesionan por las calles del
pueblo, escuchan la misa, se hace asamblea general de socios, se
homenajea al socio de mayor edad y, este año, se descubrió una placa en
la fachada de la casa donde nació Abel Hernández y su hermano Delfín,
recientemente fallecido.
Los cuatro protagonistas principales de este
año 2017, Móndidas y Mozo del Ramo, comparten apellido: Julia e Isabel
Carrascosa junto a la joven María, sobrina de ambas, y Marcos
Carrascosa, hermano de María y sobrino también de las dos primeras. Si
emocionante ya es este hecho, más lo fue el recitado de las cuartetas,
desde la ventana del edificio principal y comunitario del pueblo. Tías y
sobrina emocionaron a toda la concurrencia hasta las lágrimas,
agradeciendo el esfuerzo de todos aquellos que no dejado caer a Sarnago,
que les han inculcado el amor a su pueblo, y haciendo un llamamiento
para que la despoblación no siga cebándose, especialmente, con la
comarca de Tierras Altas.
Las Cuartetas de San Bartolomé 2017, en Sarnago
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Dice el Diccionario de la Real Academia que la
cuarteta es una estrofa castellana de cuatro versos de arte menor con
rima consonante, aunque en época moderna también se ha utilizado la rima
asonante.
Antonio Ruiz Vega, en “La Soria Mágica”, y
refiriéndose a las cuartetas, escribe: “Es entonces cuando las Móndidas
recitan unos poemas o cuartetas compuestas por algún amigo o conocido a
veces, y otras por algún poetastro de la capital. Suelen tratar del
tributo de las 100 doncellas entregado a la morisma durante el reinado
del rey astur Mauregato”.
Hace años que las cuartetas, al menos las de
Sarnago, no tratan del tributo de las cien doncellas, narración que ha
pasado de generación a generación sin la más mínima base histórica, lo
que no le resta solemnidad al acto, como sucede con todos los ritos y
tradiciones, tengan o no referencia documental.
Julia, Isabel, María, todas con el apellido
Carrascosa, han sido las tres protagonistas de la fiesta, como Móndidas,
este año de 2017. Otro Carrascosa, Marcos, el Mozo del Ramo. Todos son
familia entre sí, tías y sobrinos. Las cuartetas han versado sobre
Sarnago, sobre el amor que todos los sarnagueses tienen a su pueblo, y
la recuperación de él.
Un año más es necesario felicitar a los
sarnagueses y reconocer el esfuerzo que llevan a cabo para que Sarnago
siga siendo referente cultural de esta provincia.
Isabel Goig, Sarnago, Agosto de 2017