CALENDARIO ETNOLÓGICO
SOLSTICIO DE VERANO
FIESTA DEL FUEGO
Se acerca la festividad
de San Juan Bautista para la Iglesia, para el pueblo la fiesta del
fuego, la celebración del solsticio de verano y del espíritu de la
vida, de la luz. Herencia celta como otras que marcan los solsticios
y los equinocios. Durante la Edad Media, y a pesar de la presión de
la Iglesia, se mantuvo muy vivo el espíritu del pueblo, quienes una
vez finalizados los oficios religiosos, se dirigían al campo a fin
de celebrar su particular noche mágica junto a los ríos y las
fuentes, donde se sumergían y a cuyo alrededor danzaban. Hemos
comprobado que la noche de San Juan está intimamente relacionada con
las fuentes. Los celtas estaban convencidos de que los manantiales
emanaban poderes sobrenaturales para curar enfermedades, y a ellas,
así como a otras aguas –pozos votivos, lagos, ríos- hacían ofrendas.
En la noche de San
Juan, en nuestra provincia, se celebraban (y en algunos casos
perviven) ritos como en Aldehuela de Periáñez, donde nos contaban
que al amanecer “a la que venía el día” de San Juan, esa mañana en
la que “el sol tiene muchas visiones y hace muchos cambios” se
lavaban la cara en la fuente o en el río, para evitar las afecciones
de la piel. O para evitar el cansancio. En Fuentetecha se mantiene
una tradición según la cual una mora encantada vivía en el cerro de
San Sebastián.
En Gallinero también se
lavaban la cara ese día por la mañana, con el rocío o el gua de
alguna fuente, a fin de evitar que el sol les quemara la piel
durante el resto del año. En Pinilla del Campo lo hacían con el
rocío. El rocío era asimismo utilizado en Valdelagua del Cerro, si
bien en este lugar el motivo era, además de evitar las quemaduras
del sol, también las impurezas en la piel. En Suellacabras lavaban
la cara en la fuente próxima a la ermita de la Virgen de la Blanca,
de aguas sulfurosas, y lo hacían para evitar la aparición de
impurezas.
La costumbre de acudir
a ver salir el sol la madrugada de esa noche mágica se mantiene en
casi toda la provincia. Sobre cómo hacía su aparición existen
distintas versiones. En Soria capital acuden al monte de Santa Ana,
frente al de las Ánimas, y afirman que el orto se produce con el
astro girando sobre él mismo. En Pinilla del Campo, denominan a este
acto “acudir a ver dar la vuelta al sol”.
En Berlanga de Duero,
según Nicolás Rabal, existió la costumbre de que las mozas casaderas
que quisieran conocer quién habría de ser su marido lo podían
averiguar mirando un espejo atentamente la noche de San Juan. El
rito es mucho más eficaz siempre y cuando la mujer que se contempla
en el espejo a la vez permanece desnuda y con una vela en cada mano.
CURIOSIDADES
BERLANGUESAS EN LA NOCHE DE SAN JUAN
En La Hinojosa, esa
noche de San Juan, enramaban las casas de las mozas, y danzaban en
las eras, antes de bajar a la plaza para el último baile. La
costumbre de colocar ramas en los tejados, ventanas o balcones de
las mozas casaderas se sigue practicando en la provincia de Soria,
aunque no precisamente en el solsticio de verano o aledaños. En la
actualidad se lleva a cabo durante las fiestas patronales de cada
municipio que practica la costumbre de enramar. Tampoco esto nos
sirve de indicador toda vez que las fiestas en esta provincia
vaciada han sido modificadas en la mayor parte de los pueblos a fin
de facilitar a los que se marcharon la concurrencia a ellas durante
los meses de verano.
Era la noche de San
Juan la ideal para curar las hernias de los niños, pasándolos por
los árboles y así lo hacían en Débanos y en otros muchos lugares de
Andalucía y Cataluña. En Tarragona, se hace delante de un roble.
Sólo se nos ocurre atribuirlo al significado mágico que los árboles
han tenido para el ser humano a lo largo de su historia como tales,
y las propiedades curativas atribuídas a muchos de ellos.
LA NOCHE Y EL DÍA DE SAN JUAN
LA MAÑANA DE SAN JUAN,
Joaquín Alcalde
UN DÍA DE SAN JUAN EN BRIAS,
Víctor García
PASO DEL FUEGO DE SAN PEDRO MANRIQUE,
Antonio Ruiz Vega
FIESTAS
DE SAN JUAN DE SORIA
SOBRE LAS FIESTAS DE SAN JUAN,
José Ignacio
Esteban Jauregui
SAN JUAN. HACER LAS VECES DE JURADO,
Joaquín Alcalde
FIESTAS EN
LOS PUEBLOS
Tanto
en la capital como en la provincia el solsticio de verano se celebra con
toda la alegría que merece la entrada de la estación del sol y el calor. Las
Fiestas de San Juan o de la Madre de Dios, de la capital, declaradas de
interés turístico, son las que, naturalmente, nublan las de pueblos pequeños
cuyos habitantes, incluso los más mayores, se acercan a la capital, a las
corridas de toros, la feria, las calderas, las procesiones, el bullicio y
las charangas. Todos, menos los de San Pedro Manrique, quienes en la
noche del día 23 al 24 de junio, a las doce en punto, dan comienzo a unas
celebraciones cuyo origen es muy remoto, se trata del Paso del Fuego,
para continuar, al día siguiente, con las Móndidas.
LAS MÓNDIDAS,
Antonio RuizVega
LAS
MÓNDIDAS DE SARNAGO
LAS
MÓNDIDAS DE SAN PEDRO MANRIQUE
LAS
MÓNDIDAS DE MATASEJÚN
Además de estos dos
importantes lugares otros pequeños celebran también esa noche mágica, por
ejemplo, Fuentetecha, La Hinojosa, Fuentepinilla, Garray, Muriel Viejo,
Rioseco de Soria, Salduero, Villaciervos y Carrascosa de la Sierra,
entre otros muchos.
Espeja de San
Marcelino, celebra, los dias 2 y 3 de junio, su fiesta grande en honor
de San Marcelino, cuya reliquia se venera en la iglesia tras ser trasladada
del antiguo monasterio de jerónimos.
Este año tiene lugar el
día 8 de junio en algunos pueblos una fiesta de origen meramente religioso,
es la de Pentecostés, heredada del judaísmo, cuyos miembros celebran la
entrega de las tablas de la ley a Moisés en el monte Sinaí. Se llamó también
entre los judíos fiesta de la cosecha o de los primeros frutos. Para el
cristianismo el Pentecostés significa la llegada del Espíritu Santo.
En Espejón, el
domingo de Pentecostés tiene lugar la celebración de la Virgen de los
Brezales, con romería a la ermita subasta de banzos y roscos. Ese día los
mozos, encargados de organizar la fiesta, elaborarn la famosa “olla de
mayo”, que no es otra cosa que una sabrosa caldereta de cordero. El
ayuntamiento regala a los niños pan y chocolate, y los hombres bailan la
jota llamada “maristela” o “levadura”.
También en
Villaverde del Monte acudían a la ermita por Pascua de Pentecostés.
Debían acudir todos los vecinos, al menos uno por familia, so pena de ser
multados. Se danzaba con zurriagos y participaba todo el pueblo. Los tiempos
cambian, los pueblos se deshabitan y las tradiciones se pierden.
El santo lisboeta
Antonio de Padua goza de gran predicamento en estas tierras de Soria. El
protector de las muchachas que buscan novio, de los pobres y de las cosas
perdidas, tiene su día el 13 de junio. Ese día se recuerda al santo en La
Rasa, Ocenilla, Velilla de los Ajos y Gallinero, donde le dicen una
novena para pedirle buena cosecha y el 16 de septiembre otra por el final de
la recolección.
Durante las fiestas de San Antonio se
realizaba el ritual del ramo en
Camparañón que, como en otros lugares, se trata de una
fiesta rogatoria celebrada hacia el mes de junio.
SAN
ANTONIO Y EL RAMO DE CAMPARAÑÓN
David García Muñoz
Ágreda honrará a
la patrona de Villa y Tierra, la Virgen de los Milagros, en la fiesta más
esperada de todo el año.
El día 22 de junio en
Torreblacos celebran su fiesta en honor de san Acacio, el que fuera
capitán de las legiones romanas y pasó de ateo a mártir. Antes, cuando la
población era propicia, tenía lugar en esta localidad la reunión en
hacendera de sus habitantes para limpiar el cauce del molino, conocido como
“Monda del caz”, con vino pagado por el ayuntamiento y merienda en
comunidad, ahora ha quedado reducida a misa y, algunos años, merienda y poco
más.
Langa de Duero,
Quintana Redonda, Bocigas de Perales, Dombellas, Renieblas, son otros
tantos lugares donde en junio se reunirán, residentes y forasteros, para
celebrar fiestas.
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