La noche y el día de San Juan

 

Solsticio de Verano

Se acerca la festividad de San Juan Bautista para la iglesia, para el pueblo la fiesta del fuego, la celebración del solsticio de verano y del espíritu de la vida, de la luz. Herencia celta como otras que marcan los solsticios y los equinocios. Durante la Edad Media, y a pesar de la presión de la iglesia, se mantuvo muy vivo el espíritu del pueblo, quienes una vez finalizados los oficios religiosos, se dirigían al campo a fin de celebrar su particular noche mágica junto a los ríos y las fuentes, donde se sumergían y a cuyo alrededor danzaban.

 

LA NOCHE DE SAN JUAN

 

LUMINARIAS

Las hogueras, que se prendían a lo largo del año, especialmente en invierno, se daban también en la noche de San Juan. La más significativa sigue siendo la de San Pedro Manrique, unida al rito del Paso del Fuego, una vez la leña convertida en ascuas. En Somaén encendían otra también en San Juan, concretamente en La peña del Buitre. Y en Ágreda, también prendían las luminarias en la noche de San Juan.

El Paso del Fuego en San Pedro Manrique, Antonio Ruiz

El Paso del Fuego de San Pedro Manrique

 

CURAS EN LA NOCHE DE SAN JUAN

Hemos comprobado que la noche de San Juan está intimamente relacionada con las fuentes. Los celtas estaban convencidos de que los manantiales emanaban poderes sobrenaturales para curar enfermedades, y a ellas, así como a otras aguas –pozos votivos, lagos, ríos- hacían ofrendas.

Son muchos los pueblos que aprovechan la noche de San Juan para curar, o tratar de hacerlo, la hernia a los niños.

En Débanos (Soria), en el área del Moncayo, nos contaban que en el día de San Juan, al amanecer, se pasaba por un guindo a los niños que padecían hernia...
En la provincia de Soria sólo se podía curar la hernia el día de San Juan y exactamente cuando estaba saliendo el sol, en el caso de Valdelubiel, y a las doce de la noche de San Juan en el caso de la villa Ágreda...

Medicina Popular, soria-goig.com

Para aliviar los frecuentes dolores de cabeza había que lavarse la cara en las fuentes, el día de San Juan, antes de que saliera el sol. O bien no echándose la siesta ese día mágico de San Juan, lo cual servía también para evitar la pereza a lo largo de todo el año. O bien echarse por encima de la cabeza un caldero de agua que se ha tenido al sereno la noche de San Juan...

Medicina Popular, soria-goig.com

En Aldehuela de Periáñez, nos contaban que al amanecer “a la que venía el día” de San Juan, esa mañana en la que “el sol tiene muchas visiones y hace muchos cambios” se lavaban la cara en la fuente o en el río, para evitar las afecciones de la piel. O para evitar el cansancio.

En Valdeprado mana una pequeña fuente sulfhídrica cuya agua se utilizaba para afecciones de la piel. Acudían de lugares de alrededor, y los de Fuentes de Magaña aseguran que debían ir nueve días y el noveno la madrugada de San Juan. Cuando la afección era grande, se untaban con el moho que provoca el agua, a modo de pomada.

En la provincia de Soria las hinchazones se curaban con ortigas, rabo de gato, malva, hoja de lampazo, gurupesa, flor de saúco (desahumada y aplicada en vapores) y flor de árnica. Siempre teniendo en cuenta que las plantas debían ser recolectadas la noche de San Juan.

En Romanillos de Medinaceli nos aseguraron que el agua sanjuanera curaba dolores de cabeza y de muelas. Por San Juan se iban a lavar la cara en una fuente antes de que saliera el sol y se creía que con ello se curaban los dolores de cabeza, muelas… y que evitaba la pereza en madrugar durante el resto del año, sobre todo en las faenas de la cosecha estival. Además se cogían cardos rodadores para que, una vez colocados en los acostaderos de las gallinas, éstas no tuvieran piojos. Y muchos creían que el sol salía de otra forma ese día y que de donde viene el aire el día de San Juan viene luego todo el año.

En Gallinero también se lavaban la cara ese día por la mañana, con el rocío o el gua de alguna fuente, a fin de evitar que el sol les quemara la piel durante el resto del año. En Pinilla del Campo lo hacían con el rocío. El rocío era asimismo utilizado en Valdelagua del Cerro, si bien en este lugar el motivo era, además de evitar las quemaduras del sol, también las impurezas en la piel. En Suellacabras lavaban la cara en la fuente próxima a la ermita de la Virgen de la Blanca, de aguas sulfurosas, y lo hacían para evitar la aparición de impurezas.

En Judes, como en todo el mundo rural, los alivios de las enfermedades se producían gracias al conocimiento del medio, agua e hierbas principalmente, especialmente por las mujeres. “De San Juan a San Pedro antes de salir el sol el agua tiene misterio”. Y como dicen que algo tendrá el agua cuando la bendicen, en Judes, como en todos los pueblos, algunas afecciones o enfermedades se curaban, o aliviaban, con determinadas aguas. Por ejemplo la costumbre de la llamada agua de San Juan, consistente en acudir al pilón, toalla al hombro, antes del amanecer del día 24 de junio, para lavarse la cara. Otras aguas contenían cualidades concretas, como la de la fuente de Farzazoso, con cuyo barro se aliviaban afecciones de la piel, y donde de pequeña acudía Pilar a coger barro para hacer figuritas. En ese paraje se destilaba espliego. De la fuente de Oromanto bebían los pastores para abrir el apetito, cualidad que también ostentaban las de la boca la Hoz y la de la Noguera.

La cura de almorranas

 

ENRAMADAS

Pero eran las enramadas a las mozas el rito, o costumbre, más popularizada. Tiburcio Romero, de Castilfrío, nos contó que en la madrugada de San Juan, todos los mozos del pueblo después de rondar y dar fin a unas cuantas botellas de anís, ponían a las mozas unos ramos de hiedra o flores. Era costumbre, si no tenía novia oficial el mozo, poner el ramo a la novia que le había tocado en suerte para aquel año en el sorteo de Noche Vieja. Por la mañana las mozas salían pronto a la calle para ver el ramo, y los mozos tenían que acudir al juego de pelota antes de salir el sol para jugar, y el que no acudía pagaba la multa. Los mozos, mientras enramaban, cantaban:

Ya le he puesto la enramada
a la moza que prefiero
si alguno quiere rondarla
pida permiso primero.

La costumbre de enramar las fachadas, tejados, o ventanas y balcones de las mozas, se completaba con frutas, cerezas por ejemplo, si la moza era muy especial, o se sustituían por lampazos y cardos si la chica era arisca. 

Quintanilla de Tres Barrios, al Oeste provincial, cerca de San Esteban de Gormaz, cuenta con una web donde se muestran todas las costumbres del pueblo, tanto vivas como desaparecidas, debidas al conocimiento de Leopoldo Torre. En ella, sobre las enramadas, puede leerse:

La tradición mandaba que en la noche de san Juan los mozos de Quintanilla enramasen aquellas casas donde había mozas. Igual que pasaba con el mayo, los mozos se reunían para ir a cortar ramos de chopo con los que adornar ventanas y balcones. (…) Si bien todos participaban con el mismo interés, es evidente que aquellos que tenían amoríos especiales se cuidaban de enramar la casa de su prometida o de la que esperaban un gesto de promesa. Por ello el pretendiente se esmeraba en engalanar la ventana, el balcón o el alero del tejado de una manera especial. En muchos casos a los ramos se les solían colocar unas guindas (si los guindales estaban en su punto), unas bolsitas de caramelos, o cualquier otro presente que “delatase” a quien se lo dedicaba.

Enramada y Luminaria de San Juan

 En Alcozar:

 “Los mozos y chicos, también en cuadrillas, iban a primera hora de la noche a cortar ramas de chopo o de olmo para poner las enramadas. Generalmente cada cuadrilla ponía enramada a las mozas o chicas de su misma edad. Los novios aprovechaban la ocasión para lucirse y poner algunos adornos en las enramadas de sus novias, por ejemplo, flores, guindas o galletas. También ponían enramadas a la Virgen a ambos lados de la puerta de la iglesia.
Cuando alguna moza o chica era demasiado antipática, los chicos aprovechaban la ocasión para hacérselo saber colocando en su ventana o balcón un cardo tobazo en vez de una rama de chopo”.

San Juan en Alcozar

Poner el ramo, se le llamaba en Judes, donde nos informó Pilar Bartolomé, se practicaba la noche de San Juan, antes de ir a lavarse la cara al pilón y también para el día de San Pedro. Se colocaban ramitos de hiedra en las puertas y ventanas. Si la moza era especial, o novia, del mozo, le ponían flores. Cantaban debajo de la ventana:

Para el día de San Juan,
niña no te puse ramo
para el día de San Pedro
de claveles te lo guardo.

En La Hinojosa, esa noche de San Juan, enramaban las casas de las mozas, y danzaban en las eras, antes de bajar a la plaza para el último baile. 

En Yanguas, Ágreda, Alcubilla del Marqués, Olmillos y Velilla de San Esteban, también lucían enramadas las casas de las mozas en San Juan.

 

LEYENDAS

Numerosas leyendas han sido situadas en esta mágica noche, como la recogida en su selección por Florentino Zamora Lucas, y escrita por Santiago Arambilet, titulada “La noche de San Juan y el bachiller Mendarias”. Intervienen en ella don Juan, hijo natural del rey Pedro I de Castilla, quien había residido en el castillo de Soria, enamorado de Elvira, hija del alcaide.

La noche de San Juan y el bachiller Mendarias

Y tantas otras donde fantasmas de moras y cristianas cautivas, bajan esa noche a lavarse la cara en la fuente más cercana.

 

EL DÍA DE SAN JUAN

 

VER SALIR EL SOL

 

La costumbre de acudir a ver salir el sol la madrugada de esa noche mágica se mantiene en casi toda la provincia. Sobre cómo hacía su aparición existen distintas versiones. En Soria capital acuden al monte de Santa Ana, frente al de las Ánimas, y afirman que el orto se produce con el astro girando sobre él mismo. En Pinilla del Campo, denominan a este acto “acudir a ver dar la vuelta al sol”. En Soto de San Esteban y Alcubilla del Marquéssalir el sol

La mañana de San Juan, Joaquín Alcalde

 

LAS MÓNDIDAS

La fiesta de las Móndidas, rememoración de otras paganas en honor de la diosa Ceres, o de la naturaleza en general, cristianizadas después, y envueltas en la leyenda de la ofrenda de cien doncellas al rey astur Mauregato, se siguen celebrando en algunas localidades de Tierras Altas, pese a la sangrante despoblación. Otras se perdieron irremediablemente, como las que, según las Ordenanzas de Vinuesa de principio del siglo XVI, debían celebrarse en ese lugar pinariego, según se desprende de una ordenanza que regula el papel de la monda y, más concretamente, la entrega del arbujuelo al preboste.

Si bien las más renombradas son las de San Pedro Manrique, que se celebran la mañana de San Juan, no son menos interesantes las que tienen lugar en Matasejún, Sarnago y La Ventosa de San Pedro, (todas recogidas en este web).

Las Móndidas de San Pedro Manrique, Sarnago, Matasejún y La Ventosa de San Pedro

Las Móndidas de San Pedro y Sarnago, Antonio Ruiz Vega

 

RELATOS

La cura de almorranas

Eulalia

Contadores de historias

Un día de San Juan en Brías

Curiosidades berlanguesas en la noche de San Juan

 

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