Al
cobijo de sierras del Sistema Ibérico, recibida al sur por el Duero, y
recorridas sus tierras por los ríos Tera, Razoncillo y Razón,
"El Valle" como se conoce a esta comarca soriana, es, junto con
Pinares, la más rica en vegetación, y la que ofrece al visitante un
mayor número de atractivos naturales.
La
N-111 conduce a ella, y, paso obligado resulta Garray, donde el Razón,
juntas las aguas con las del Razoncillo en el límite de Valdeavellano de
Tera, desemboca. En Garray, en cuyo término se ubican las ruinas de Numancia, existe, acondicionada, una zona de baño, restaurantes y un
hotel, ofrecen al visitante la oportunidad de comenzar el día con el
estómago venido a cordura.
Podemos
hacer la primera parada y acercarnos a Chavaler y su lavadero de lanas.
Chavaler y las lanas de los Alcántara
Seguiremos
la ruta visitando el edificio gótico mejor conservado de la provincia. No
es decir mucho, si se sabe que apenas quedan restos de este estilo en
Soria, pero se trata, tal vez, incluso del mejor conservado de toda la
comunidad autónoma. Hablamos de la Casa Fuerte de San Gregorio, mandada
construir en el siglo XV por una ilustre familia, los Medrano, la cual
daría en noble, con el condado de Torrubia de Soria. Se accede a ella por
la carretera que sale, la derecha, en la N-111, en dirección a La Rubia,
a un seis kilómetros de Garray. En la actualidad, una parte de su recinto
está destinado a quesería gracias a las ovejas ojaladas que mantiene el
propietario. el conjunto lo forma la propia casa, la fábrica, una iglesia
de factura posterior, y lo que fuera convento.
Volveremos
a la carretera principal para visitar Almarza, centro neurálgico de toda
la comarca.
Almarza
Puede verse, convertido en aulas de verano y perteneciente a
un colegio madrileño, el palacio de los Montenegro, antaño ricos
ganaderos. Si se viaja en julio, podrá participar en la romería de los
Santos Nuevos, concelebrada con el vecino pueblo de San Andrés.
San Andrés de Soria
Si su
discurrir por estas tierras es en invierno, ha de saber que el día de la
festividad de los Reyes Magos llevan a cabo "el traslado del
arca", fiesta esta también compartida con San Andrés, en la que
rememoran unos antiguos pleitos por la utilización de los pastos de la
dehesa. El arca contiene unos documentos alusivos a esos pleitos, y es
custodiada, alternativamente, por ambos ayuntamientos.
Si
viaja en invierno, no debe dejar de visitar el acebal de Garagüeta.
Pregunte por dónde ha de caminar; aunque vaya con vehículo todoterreno,
un buen trecho deberá hacerlo a pie. Cubre buena parte de la cara sur de
la sierra de Alba. Perteneció el acebal al despoblado de Mortero; de ese
lugar cuentan que se despobló a causa de un envenenamiento colectivo,
recurso muy utilizado en esta tierra para explicar las despoblaciones.
Sólo una mujer se salvó; fue conducida, por un aceitero que recorría la
zona, hasta el vecino Arévalo.
Arévalo de la Sierra
La ley tenía previsto que, en caso de
deshabitación de Mortero, el superviviente sería el propietario del
acebal y las tierras, pasando por tanto, todo el conjunto a Arévalo,
donde la mujer fijó su residencia. No obstante, parte del acebal
pertenece a Torrearévalo de la Sierra, lugar de nacimiento, en 1814, del
filósofo Julián Sanz del Río.
Almarza
cuenta, entre sus servicios, posada, bar, y en la carretera, un hostal
restaurante. Todo ello le facilitará la excursión.
Almarza,
el confín del Valle, está cobijada por los Cameros. Pueblos deliciosos
de su entorno, al pie de la Sierra de Montes Claros, son La Póveda y Arguijo, este último asienta su caserío
a más de mil trescientos metros de altura; en su término nace el río
Miajeno y en su dehesa crían caballos. Fueron tierras de señores de la
Mesta. Todavía se conservan restos de la casa del Vadillo, en término de
Barriomartín, cuyo solar dio lugar al título más carismático de
Soria, el marquesado de Vadillo.
La
Sierra de Montes Claros
La casa de esta noble familia, que tiene su residencia oficial en Tera,
puede todavía contemplarse en toda su elegancia; se trata de otro de los
edificios góticos con los que cuenta Soria. También
en Tera pueden adquirirse bonísimos embutidos en la fábrica artesana La
Matanza.
Pasará
por pueblos, todos ellos deliciosos, y de los que, ni más ni menos,
tenemos que decir que pasee por ellos y por su entorno.
En
este valle, debido al microclima que facilita el resguardo de las
elevaciones, crece una vegetación caducifolia, de tipo atlántico,
mezclada con otras de alta montaña y de ribazos: pino de repoblación;
haya, acebo, roble en su mayor parte; chopo y avellano en la parte más
resguardada; brezo, zarza, espino, aliaga, abedul, biércol, retama y
bergaza, bordeando los ríos. con esta flora, la miel es exquisita. Y la
abundancia de prados propicia, todavía y a pesar de las directrices de la
comunidad Europea, una ganadería bovina con cuya leche, las vallejas
elaboran la mantequilla. Fue este producto, desde el Valle y por él,
conocido mundialamente, ganador de productos sorianos durante muchos
años.
En
Sotillo del Rincón puede adquirir miel y embutidos en la firma Gómez
Zardoya, pionera en estos temas y proveedores de la real Casa.
Sotillo del Rincón
También
bañarse en el río y subir hasta la laguna de
Cebollera, a 1800 metros de
altitud. Allí podrá ver a astados abrevando, tritones, y escuchar, en
octubre, la berrea, reclamo de los ciervos en celo hacia sus hembras.
Si
quiere acampar, puede hacerlo en Valdeavellano de Tera.
Valdeavellano
de Tera
De reciente
instalación, el camping Entrerrobles, se ubica, como su propio nombre nos
dice, en un paraje rodeado de estos árboles, tan abundantes en toda la
provincia. Puede también dormir en el hotel del recinto, y comer, y
llevar a cabo excursiones que el propietario, Ricardo Sánchez, ya habrá
programado, o le aconsejará. Es fácil que se encuentre con alguna
actividad extra, tal como concursos de ordeño, rally de coches antiguos,
gran migotada...
No
es esta tierra que le proponemos visitar lugar de grandes obras
arquitectónicas, ni de templos estilosos, es una zona para ser paseada
por y desde la naturaleza. Conserva, no obstante, muchas tradiciones.
Otras se han perdido. Entre estas últimas destacaremos una entrañable,
denominada
*trasnochos. La costumbre data de muchos años
atrás, cuando los habitantes de la zona, pastores trashumantes en su
mayoría, dejaban solas a las mujeres y los niños. Ellas se reunían,
cada noche, en distintas casas a fin de repartir el gasto del aceite del
candil y la leña de la lumbre. En esas reuniones las mujeres hilaban,
zurcían calcetines, cardaban lana y contaban historias; los niños solo
escuchaban.
El
"jueves de Espinillas" todavía se celebra en Valdeavellano de
Tera, el primer jueves del mes de junio, con precesión a la ermita de la
Virgen de las Espinillas; su origen se remonta a aquellos tiempos en que
debían dar gracias por la vuelta de los que habían marchado "a
extremo" con el ganado.
El
*Raboveja, fiesta profana, que tenía lugar el 30 de noviembre,
tanto en Valdeavellano como en Sotillo del Rincón, en la casa
consistorial, con merienda familiar en el interior; allí, el alcalde,
ordenaba se diera de beber vino en tazas de plata, costeado por la
corporación, gracias a un pequeño impuesto con que se gravaba cada
cabeza de lanar.
En
Sotillo del Rincón las mujeres embarazadas celebraban con toda devoción
la fiesta, el 31 de agosto, de San Ramón Nonato. Encendían hogueras y
contribuían con un cesto, de asiento roto; bailaban alrededor de la
hoguera, hasta que se consumían, demandando del santo un feliz parto.
A
caballo entre El Valle y Pinares, se ubica El Royo. Se trata de un
delicioso enclave por donde discurren los ríos Duero y Razón, y donde
puede practicarse la pesca. Celebran, el sábado siguiente a la fiesta del
16 de agosto el Certamen Nacional del Mantón de Manila. Y es uno de los
pocos pueblos de la provincia que conserva vigente la Cofradía de la Vera
Cruz. Del gótico tardío es la ermita de nuestra señora del Castillo,
construida en una elevación desde donde se disfruta de un bellísimo
panorama. Dice la tradición que se construyó en tan elevado lugar, y
distante unos cuatro kilómetros del caserío, a fin de que pudiera ser
divisada y oídas sus campanas por los numerosos pastores de toda la
comarca.
©ABANCO/COSAS
DE SORIA Nº 22
|