Ermitas de la Ciudad de Osma

 

José Vicente Frías Balsa
Centro de Estudios Sorianos (C.S.I.C.)

 

Los autores que se han ocupado de la historia de la Ciudad, informan que debieron existir, al menos, las siguientes ermitas: Nuestra Señora de los Cuchillos o de los Dolores; Santo Sepulcro, de Las Magdalenas o Cueva del Padre Ibarra; Santa Olalla y San Roque; pero sólo la de Las Magdalenas ha llegado a nuestros días. Pocas son, pues, las noticias que conocemos sobre ellas debido a la pérdida de la documentación que debieron generar. Se tiene constancia, además, las de San Cosme y San Damián, en Torderón, y otra en La Horcajada, de la que ignoramos el título.

El 6 de septiembre de 1728, Gaspar de Llamas y Montenegro, comisario del Santo Oficio de la Inquisición, visitador general del Obispado por Jacinto Valledor y Presno (1723-1730), ordenaba que las ermitas del término de Osma se hallen con toda decencia sin permitir que en ellas entre otra cosa que no sea perteneciente para el adorno de ellas y en caso necesario para su observancia pueda compeler a las personas que lo contrario intentaren hacer, para lo cual le dio comisión con facultad de ligar y absolver.

 

Nuestra Señora de los Cuchillos o de Los Dolores  

La ermita de Nuestra Señora de los Cuchillos o de los Dolores existía, en el término de Osma, cercana al molino de Alharides o Adalides, al menos desde 1660 cuando Argáiz la cita como a aneja de la iglesia de Santa Cristina junto con la de San Roque. En ella se hicieron obras de reparación en 1737.

     Pocos años después, en 1751, el Catastro del marqués de la Ensenada registra un solar de una ermita que se intitulaba de Nuestra Señora de los Cuchillos, lo que indica que ya no quedaban más que las ruinas. Las dimensiones eran diez varas de largo y siete de ancho. Limitaba al E. con camino real, O., N. y S. con ejidos de Concejo de Osma y tierra de la Congregación de Racioneros de la Catedral. No se le regulaba cosa alguna mediante no tener uso ni aprovechamiento alguno.

 

Santa Olalla o Santa Eulalia  

Dedicada a Santa Eulalia de Mérida, cuyo culto data del siglo IV, con fiesta señalada el 10 de diciembre en los calendarios litúrgicos mozárabes. En la Catedral de Osma se la invoca en el ritual de toma de hábito y profesión de los canónigos regulares de San Agustín.

La lápida romana que estaba en Santa Olalla

     No citada directamente por Loperráez, estaba situada al O. de la Casa Consistorial y era, sin duda, la más importante de la Ciudad, como lo demuestra el hecho de que en ella se reunía el Concejo, alcaldes, alguacil, regidores, oficiales y hombres buenos de Osma y su tierra, a campana tañida o a pregón llamados, debaxo del portal de la Eglesia de Santa Olalla, según que lo han de uso e costumbre de se juntar. Entre las reuniones, de la muchas que celebraron, se documenta una el 2 de agosto de 1431, cuando se hizo la escritura de compromiso entre el Concejo de Osma y Juan Sánchez de Soria, escribano del rey y vecino de la Villa. Otra, el 8 de junio de 1440, otra el 3 de diciembre de 1466, otra el 27 de mayo de 1538, cuando se concertó con las autoridades de El Burgo amojonar el término de la Ciudad, y otra más de 2 de octubre de 1564.

     El 9 de mayo de 1579 el Ayuntamiento, compuesto por Eugenio Fernández Abarca, gobernador de la Ciudad por el marqués de Berlanga, Francisco de Cardeña y Pedro de Dosramas, regidores por el estado de hidalgos y hombres buenos, Pedro del Castillo, procurador, Pedro Martín, diputado, y Diego de Montoya, jurado, acordaron que porque lo que se gasta el miércoles de las ledanías quando vienen del Burgo atento ques gasto muy excesivo que el primero día de las ledanías que van a Santa Seçilia en proseçión se dé allí caridad de pan y vino y queso como se daba el dicho miércoles de las ledanías en Santa Olalla.

     La categoría de la ermita puede deducirse del hecho de que el 1º de mayo de 1591 se celebrara en ella la boda de Diego de Montoya, natural de El Burgo y gobernador de Osma, con Serapia de Rosales Carriazo, hija de Francisco de Rosales, también gobernador de la Ciudad. Actuó de oficiante Fernando de Padilla, ilustre prior de la Catedral, fundador del Colegio de la Compañía de Jesús en Soria. Años después, el 7 de mayo de 1635, el Lic. Gregorio de Puelles, mayordomo del Hospital de San Agustín de El Burgo, unía en matrimonio a Francisco Jiménez, vecino de la Villa, con Catalina García, que lo era de Osma.

     El año de 1717, el Tribunal Eclesiástico otorgó licencia, por la que se pagaron 4 rs., para trasladar el Santísimo Sacramento a la ermita, hasta tanto que se hiciese la obra de dicha capilla mayor de la parroquia de Santa Cristina. Al traslado acudieron los músicos de la Catedral, a los que se les dio un refresco. En esa misma fecha se deja constancia del gasto de 9 rs. y medio, precio de una vidriera con su marco que se instaló en la ermita.

     La visita pastoral del obispo Bernardo Antonio Calderón, de 10 de marzo de 1766, deja constancia de que la ermita está decente. Y las cuentas de 1781 informan que, a raíz del incendio de la parroquial, se gastaron 222. rs. 16 mrs. en desmontar la iglesia y en la compostura de la ermita de Santa Olalla para decir misa.

     Ambrosio Marín, canónigo de la Catedral, que visitó la parroquial de Osma el 30 de noviembre de 1789, ordenó que por no estar decente ni el retablo ni su altar... que no se celebren en ella los Divinos Oficios, ínterim no se ponga con la decencia correspondiente. Mandato que se obedeció, como lo ponen de manifiesto las cuentas del año 1791 al consignar 95 rs. y medio invertidos en su compostura.    

     Debió ser la última de las ermitas en derruirse y en su memoria se rotuló una calle en la Ciudad.

  

San Roque 

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San Roque. CihuelaLa devoción de los vecinos de Osma se remonta, cuando menos, al año 1597 cuando se contabilizan 6 rs. de los gastos de “ la caridad de San Roque” de trigo, cera, etc. Igual cantidad se invierte en 1583. Ya en 1588 los gastos ascendieron a 9 rs. y medio, que bajaron a 9 rs. en 1590. En 1592. se gastó la víspera de San Roque de cera ocho reales,  otros tantos el siguiente y los mismos en 1595.  En 1596,  ocho rs. de dos libras de cera la víspera de San Roque. Y en 1599, por no citar más casos, 10 rs. de dos libras de cera.

La cofradía del Santo era propietaria de un huerto que, en 1586 la explotaba Luis del Campo. En ese año se le pasa a Juan del Castillo quien se compromete a “se obliga de lo reparar según estaba obligado el dicho Luis del Campo y que hará las tapias entre la ermita y su posesión de los capellanes a su costa”. El 1 de marzo de marzo de 1615 se pregona el arrendamiento del huerto. Hace postura  Francisco Hernando, vecino de El Burgo, a quien se le concedió, por cuatro años, comprometiéndose a tener todo el año limpia la ermita, a pagar en cada uno de ellos 24 rs,. el día de Pascua de Navidad. Y es condición que yendo a la ermita, que está en la dicha huerta, procesión o que se haya de decir misa se le dé aviso para tener en ella el recado necesario para que lo que es la paga de la dicha cantidad. Otra vez se pregona, el 25 de diciembre de 1618. Concurren a la puja Juan Martínez, por 20 rs., y se le admite; pero el, el 1 de enero de 1619,  Andrés Encabo ofrece 21 rs. y Andrés Encabo los mismos. Se le adjudica a éste, por cuatro años obligándose  a tener la ermita barrida y aderezada en especial cuando se vaya a decir misa o procesiones y haciendo las pagas correspondientes en Navidad. Otros pregones, para lo mismo, se hacen en años siguientes. Y en 1641, se remata en Juan González, por cinco años y 20 rs. anuales.

Burguenses en la ermita de San Roque

A esta ermita acudieron en plegaria los vecinos de El Burgo, el año 1599, pidiendo a su titular que apartase de la Villa uno de los tres azotes de la humanidad: la peste, que asolaba las tierras de Castilla. Desconocemos si los oxomenses hicieron algo similar, pues el Ayuntamiento, el 21 de agosto de ese año, formado por Diego de Montoya, gobernador por el marqués de Berlanga, Francisco de Sigüenza y Miguel de Marrancho, regidores, Juan de Aragón, procurador general, Juan de Ortego y Andrés Delgado, jurados, y Pedro de Cardeña y Miguel Prieto, diputados, en presencia de Francisco de Gaona, secretario, consideró que por quanto, como es notorio, en muchas partes y lugares del reyno ay enfermedad de pestilencia y otras contagiosas y se dize algunos lugares muy zercanos a esta çiudad están apestados por lo cual si, lo que nuestro Señor no permita, no zesase las dichas enfermedades y las hubiese en esta çiudad e otros lugares zercanos si esta çiudad se allase sin estar prevenida de mantenimientos, en espeçial de pan, los vecinos della podrían padezer de ambre. Por ello cordaron que para comprar pan y questa çiudad esté prevenida para este presente año de noventa y nueve y asta la cosecha del venidero de mil y seiscientos años, respecto que nuestra çiudad no tiene propios, se tomen a censo quarenta y dos mil mrs. porque con esta cantidad estaba la dicha çiudad bastecida. Y para ello e ypotecar los montes propios desta çiudad el procurador pida a su señoría del mayordomo del marqués de Verlanga, mi señor, la licencia necesaria y para ello presente las petiçiones.y las ynformaciones que convenga.

El 9 de noviembre de 1624 asientan las actas municipales que atento la necesidad del agua es tan notable por sembrar se haga una novena en procesión a San Roque que suplicando a Nuestro Señor nos favorezca y se principie el martes que viene.

Al parecer, el día de San Roque de 1724, en el que se celebraba, además, el santo de Jacinto Valledor y Presno, obispo de Osma (1723-1730), tuvo lugar en Osma una corrida de novillos. El Ayuntamiento de El Burgo, por su parte, programó otra porque de no hacerse en esta Villa este festejo y haberlo, como dicho es, en dicha Ciudad concurrirán a ella muchos vecinos de esta dicha Villa y se consumiría menos vino en las tabernas de esta dicha Villa, como en otras ocasiones se ha experimentado.   

Asegura Loperráez, en 1788, aunque éste y otros datos por él recogidos son de pocos años antes, que se hallaba en el centro e inmediata a las casas de Ayuntamiento, si bien el Catastro del marqués de la Ensenada, de 1751, la sitúa cercana a la población; lo que demuestra que el historiador del Obispado confunde ésta con la de Santa Olalla. Que debía estar en una zona de huertas lo pone de manifiesto el Libro de inventario y carta cuenta de la parroquial de Osma al informar que se pagó, en esa fecha, la cerradura del huerto parroquial, radicados del año siguiente fueron 6 rs.

     Cuando el obispo Calderón visitó, el 10 de marzo de 1766, la ermita ésta se hallaba ruinosa. Por ello mandó requerir a la justicia para que mediante tener introducida pretensión y concedida licencia de este Tribunal para su reedificación, la efectúen en el término de cuatro meses. De no hacerlo en el tiempo establecido, comisionaba el cura vicario de Osma para derribarla y que el producto de los materiales, una vez vendidos, se agregase a la fábrica de la iglesia. De la ermita, por este mandato, se desmontó su retablo que ya se hallaba, el año siguiente, en la parroquial y los materiales del derribo se vendieron con lo que ingresó la iglesia, según cuentas de 1769, 150 rs.

     En esta ermita, dice Loperráez y le secunda Rabal, se hallaba, el ara votiva, procedente de Úxama, con la inscripción: Lugovibus / Sacrum / L(ucius) L(icinius) Urci /(com) Colle/gio Sutoru/m d(edit) d(edicaveritque), es decir: Consagrada a los Lugoves. Lucio Licinio, de los Urcicos, la dio y dedicó en nombre del Colegio de Zapateros. Si bien el padre Enrique Flórez asegura, con toda la razón, haberla visto, en 1766, en la ermita de Santa Olalla sirviendo de pila de agua bendita, a donde se había trasladado desde el yacimiento. Hoy se conserva en el Museo Numantino.

 

San Cosme y San Damián

La devoción a estos santos mártires médicos se extendió desde Roma por los países occidentales en el siglo V y fue grande su implantación en España durante la época visigoda. Además, en la liturgia mozárabe existía la costumbre de bendecir el día de su fiesta, que se celebraba el 22 de octubre, un ungüentum, distinto de los santos óleos de la Extremaunción, con el que se ungía a los enfermos.

     Sita en Torderón, despoblado actual documentado en 1564, 1587-1589, 1591, 1592, 1594, 1600, 1601..., que se halla a 5.100 m. al NO., a la izquierda y lindando con el camino de Osma a Berzosa, en la orilla izquierda del arroyo Torderón, 200 metros antes de que éste flexione su curso hacia el SO., como asegura Gonzalo Martínez. Mapa 1/50.000, hoja 377: latitud, 41º 36’ 58’’; longitud, 0º 34’ 15’’. Por citar datos de su población, en 1594 tenía diez vecinos y medio; el siguiente, nueve; en 1597, siete vecinos y medio y en 1598, sólo seis.

     Su existencia se documenta en los Libros sacramentales de Osma. En la primera referencia, de 3 de febrero de 1588, se la califica de iglesia, por ser la única del lugar y, sin duda, aneja de la parroquial de Osma. Acaso por ello los citados libros la llamen ermita. Así puede leerse: el 6 de octubre de 1591, en la hermita de San Cosme y San Damian del lugar de Torderon, Jerónimo Ruiz, cura de Peñalcázar, desposó a Llorente Martínez, de Valdegrulla, con María de Vallesteros, de Torderón. Nuevas bodas de celebraron el 8 de julio de 1592, el 19 de junio de 1594...

     El 9 de abril de 1589 fallecía, después de recibir los sacramentos, Ana del Valle, esposa de Pedro de Rejas. Testó ante Juan de Mendoza, escribano público, y mandó de limosna, para reparo y adorno de la hermita de San Coste y San Damian del lugar de Torderon, tres ducados. El 7 de marzo de 1594 moría, también sacramentada y después de testar ante el mismo escribano, María de Rejas, mujer de Juan Gil, había ordenado decir cuatro misas por ella y su primer marido, Pedro Pascual, mandando dos ducados para ayuda a un ornamento. Y el 3 de enero de 1597, tras recibir los sacramentos, finó Andrés Molino, esposo que había sido de María de Rejas, pasada a mejor vida el 29 de diciembre de 1596. Dejó dos ducados para la ermita.  

     Torderón debió despoblarse hacía el año 1639 pues en el repartimiento de 2.800 rs. hecho entre las alquerías de la Ciudad: Valdevelasco, Valdenarros, Lodares, Valdenebro -sólo a los quince vecinos de su jurisdicción porque los demás son solariegos de la Villa del Burgo-, Navapalos, Valdegrulla y La Olmeda, ya no figura. Tampoco aparece citado en el manuscrito de Argáiz, de 1660.

 

La Horcajada

Los citados libros informan, igualmente, de la existencia de otra ermita en el coto redondo de La Horcajada; si bien no señalan el titular o titulares de la misma. La única referencia que hemos localizado se remonta al 5 de febrero de 1627, cuando el cura de Osma anotaba: en la hermita de La Horcajada desposé y velé a Francisco Gañán, hijo de Francisco Gañán y de María Martínez, su mujer, caseros de la finca, con María del Amo, viuda de Andrés Pastor.

 

© José Vicente Frías Balsa
Centro de Estudios Sorianos (C.S.I.C.)

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