Soria Pueblo a Pueblo

Covaleda

por Pedro Sanz Lallana

 © Textos y fotografías, originales para la sección

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Covaleda

Llegar a Covaleda es disponerse a gozar, a disfrutar de los encantos de un monte virgen, de arroyos todavía transparentes, de naturaleza en estado puro.

Si remontas el curso del Duero, pasada la fuente de Santolunio (con su pilón hecho de un tronco que antaño servía como abrevadero de bueyes y caballerías), verás que «allí las rocas se aborrascan, al par que el valle se estrecha» —dice Machado— cuando te enfrentas a unos impresionantes farallones rocosos que sirven como de pórtico amurallado a la ladera en que se recuesta el pueblo. Sin duda esta fue la primera imagen que vio el poeta cuando, a lomos de caballería, se aproximó a Covaleda con la idea de subir a la Laguna Negra buscando el molde para su Tierra de Alvargonzález. Lo mismo que le sucedió a Gerardo Diego, o a José García Nieto, que vino para conocer este rincón privilegiado y decidió vivir entre nosotros para cantarla en encendidos versos. Y es que si te llegas a Covaleda, es para quedarse.

Ruta Literaria Laguna Negra

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Al hablar de mis antepasados he de remontarme a la Edad de Bronce, porque aparecieron unas hachas en el paraje de Cueva Medrano que señalan la presencia de unos primitivos cazadores por estos lares. Me imagino que ya entonces era un lugar ideal para la caza: alto, aislado, bien guarnecido por la espesura de los hayedos, robles y pino albar, tal como lo describen algunos cronicones medievales.

Afirma don Ángel Terrel en su libro "De Covaleda y para Covaleda" que seguramente se asentaron en estas tierras tribus celtas de los Bracos o Bretos, que debieron entrar en contacto con ramificaciones vasconas por los topónimos y costumbres que han quedado: "Urbión" (dos aguas buenas), "arrañe" (lugar de zarzas: huerta), etc...; lo cierto es que de esta época celtíbera quedan restos de muros ciclópeos en el Paso de los Arrieros que se completan con los de una calzada romana posterior (posiblemente la que subía de Visontium: Vinuesa), y un puente de la misma hechura sobre el Duero que llamamos de Santo Domingo.

Hay alusiones en las Crónicas de Fernán González a que huestes de Covaleda le ayudaron en su guerra contra moros por las tierras del Alfoz de Lara, concretamente en la batalla victoriosa tenida el 16 de junio del 929, festividad de San Quirico y Santa Julita que, en agradecimiento por la ayuda prestada, donó bienes para construir una iglesia en el pueblo con la advocación de estos santos nombrándolos patronos de la parroquia. Esta primera iglesia, seguramente románica, fue derruida para levantar otra mayor con trazas góticas (gótico soriano) de finales del XVII y retablos barrocos muy efectistas. En el atrio se observan tumbas antropomórficas excavadas en la roca siguiendo una tradición medieval común entre pueblos vecinos (Revenga, Duruelo) de hacer este tipo de enterramientos.

El Rey Alfonso X en 1260 concede en una Carta Puebla a «las gentes della Covalleda, para los que vivieren e murieren e descendentes, que pueden usar e romper e tronchar árboles e pacer con sus ganados e beber las aguas e caçar e pescar a término todo e lebremente», privilegio de posesión comunal del monte, que luego fue ratificado por don Juan I (1285) hasta Felipe II (1562) según consta en la Ejecutoria de la Real Chancillería de Valladolid. Por esto, los aprovechamientos forestales que recibe cada vecino (suerte de pinos) es un privilegio histórico de estos pueblos pinariegos que todavía se conserva.

Que era un lugar de atractivo cinegético queda patente en el Libro de la montería del rey D. Alfonso XI, Libro IV: «La garganta de Covalleda es buen monte de oso et de puerco en verano. Et son las vocerías la una desde la Covertera, por encima de la cumbre de la Sierra fasta cañada Bermeja; (...) la otra en Cabañares et otras dos en Matalobos», todos ellos parajes de este entorno.

CovaledaHe de señalar que los covaledanos, movidos por un espíritu emprendedor, se lanzaron a repoblar Ávila en el siglo XI llevando consigo sus yuntas, familias y ganados: «Vinieron gran compaña de buenos omes de Coballeda, de cinco Villas e de Lara; e los de Coballeda e de Lara venían delante...», señala Carlos Martel en las Chrónicas de Gonzalo de Ayora. La carretería fue una ocupación temprana. Los carreteros gozaban de ciertos privilegios allá por donde pasaban como era el disponer de pasto libre para sus bueyes en las dehesas y cordeles. En el ejercicio diario transportaban lanas y materiales de todo tipo a lo largo y ancho de España, de tal manera que La Cabaña de Carreteros necesitó ser regulada y quedó sujeta a Ordenanzas fijadas en Canicosa (1841), justo cuando empezaba el declive de la misma por la llegada de otros medios de transporte más eficaces y rápidos como el ferrocarril.

La Covaleda actual, moderna, de calles perpendiculares, casas de piedra y balconadas de forja, es fruto de la remodelación que sufrió el pueblo a consecuencia de un terrible incendio que destruyó la práctica totalidad del municipio el 8 de septiembre de 1923. Se salvó la iglesia y poco más. Aún llegué a conocer algunas casas con chimenea de campana, hogar bajo y olor a leña de roble que han ido desapareciendo con el paso del tiempo.

Covaleda en imágenes por Andrés Cámara

Pero si un día quieres disfrutar de lo típico de Covaleda, llégate el 13 de agosto de cualquier año: probarás *la caldereta. Te adelanto que es una comida popular que el ayuntamiento ofrece a todos los visitantes en remedo de la hospitalidad tradicional de las gentes de la sierra.
El plato típico por excelencia es la caldereta de cordero que se hace en el monte sobre unas trébedes, de la que todos nos consideramos unos expertos cocineros.

© Pedro Sanz

 

«¡Covaleda: 93 casas ardiendo!»
por Pedro Sanz

 

¿Porqué se nos llama "Bretos"?

 

En el prólogo al libro de don Victor Algarabel: Covaleda entre pinos y rocas, poeta de romances y sonetos, hay una cita sobre el origen de las gentes de aquí que dice: «Son gentes altaneras y libres, de corazón abierto como el pinar (...) entre los que abunda el rubio extraño a Soria, porque dicen que vienen de los Bretos, unos que diz que bajaron de Albión...»

Como señala Caro Baroja, nada hay que guste más a los pueblos que emparentarse con ancestros mitológicos... No seré yo quien rechace el bello parentesco que nos ata a los pueblos bretones, aunque, ciertamente no hay pruebas que confirmen tal aserto, sino que ha quedado como una tradición seguramente por aludir a los antiguos pobladores (Bracos/Bretos) venidos de las tierras del norte.

Nicolás Rabal en su Historia de Soria, dice a propósito de Covaleda: «Sabido es que sus actuales moradores deben su origen a una colonia bretona, y aún hoy día se les conoce bajo la denominación de Bretos. No se nota gran cosa en los hombres su extraño origen, pero no así en las mujeres que, con las del inmediato pueblo de Duruelo, forman un tipo especial y único en la provincia».

Esta descripción responde al gusto muy del estilo romántico de aproximar la belleza de las mujeres autóctonas (covaledanas) con las nórdicas: baste con recordar alguna Rima de Bécquer. Los hombres no; no le convencieron sus rostros cetrinos y sus ojos castaños... En puridad, como dicen los clásicos, no deja de ser todo ello una mera especulación literaria.

Don José García, un periodista soriano de mediados del XIX en su crónica: Una visita a las lagunas de Urbión describe con pluma cargada de adjetivos y florituras la "raza" de los covaledanos abundando en esta línea romántica. Dice: «Poseídos de indefinible sentimiento, de dulce y grata tristeza, entramos en las cercanías de Covaleda... Los vallados de madera, dividiendo el terreno en formas geométricas, la multitud de vacas que con sus sonoros cencerrillos llenaban las verdes praderas de animación y alegría, las caprichosas ondulaciones que el terreno hacía... Algunas mujeres, sencillamente vestidas, con airosos zagalejos y graciosos pañizuelos que el diestro lápiz del inolvidable Bécquer (tal vez se refiere a Valeriano, hermano del poeta y seguramente amigo del autor, que era pintor y vivió alguna temporada en Soria) ha sabido dotar con tanta poesía (...), conducían sobre sus espaldas enormes cargas de tabla o de teas que sujetaban a la frente con anchas vendas, mientras sus manos entrelazaban con pasmosa rapidez los innumerables puntos de las azules calcetas...» Sorprendente armonía entre belleza y trabajo duro que dice mucho en favor de las bravas mujeres de mi pueblo que cumplen con el conocido refrán:

"Quien se casa en Covaleda,
mujer y mula lleva".

© Pedro Sanz

 

¡CLICK! PULSAR LAS FOTOGRAFÍAS PARA AMPLIARFotos de José Luis Bravo del paraje ENTRAMBASCUERDAS de Covaleda

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Fuentes y Manantiales de J. I. Esteban JaureguiFuentes y Manantiales de Covaleda, José Ignacio Esteban Jauregui:
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Merenderos de Covaleda, José Ignacio Esteban Jauregui:
Bocalprado > El Cubo > El Merendero > Fuente de La Guarza > Fuente del Pico > La Arenilla y la Cagalera > Los Apretaderos > Paso de los Arrieros > Pozo de San Millán > Refugio de Pescadores-Valdorno

Covaleda en imágenes por Andrés Cámara

Ruta Literaria Laguna Negra

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Senderos Imaginados: Machado, Gerardo Diego y José García Nieto
La Piedra Andadera, Ángel Almazán
Aquellas viejas carretas, Pedro Sanz Lallana

La Casa pinariega, José Tudela de la Orden
La Carretería y la Vaca Serrana Negra, Isabel Goig
Los metales en Soria, Isabel Goig
Una jornada pinariega

Las Casonas de Carreteros de la Junta y Hermandad de la Cabaña Real de Burgos-Soria Escuela Politécnica Superior de Burgos

Mendikat :: Soria  :: Piedra Andadera
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Historia de Covaleda
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