I
Hace
ya tiempo estimulamos a los técnicos y a los aficionados al estudio de
las variantes comarcales que la arquitectura popular tiene en la
provincia. Pues es indudable, para todo aquel que tenga algunas nociones
de arquitectura y de arte, que la arquitectura popular tiene muy
diversas manifestaciones en las distintas comarcas de Soria.
Ya
sea por la variedad del clima, siquiera no sea mucha, ya por la
abundancia o escasez de determinadas materiales de construcción, por las
distintas influencias históricas que se han sufrido o por la especial
organización social y situación económica es lo cierto que en la
provincia, se notan variantes notables, disposiciones especiales de
planta y alzado y características ornamentales que marcan distintos
tipos de casas: así la casa agredeña es distinta a la de Almazán y esta
diferente de la casa pinariega.
Bien
se nos alcanza que un estudio detenido y técnico de este asunto es
bastante difícil y que requiere mucho tiempo y mucho dinero y una
preparación especial, el estudio completo de estas particularidades
arquitectónicas.
Pero
por eso mismo volvemos a llamar la atención de aquellos que pudieran
aportar algún elemento para este estudio.
No
faltan en algunos pueblos aficionados a la fotografía a quienes lo
pintoresco y lo típico llama la atención y una numerosa colección de
fotografías de casonas, de casas y de casucas pudiera ser útil para
tomar algunos datos curiosos de exteriores, de huecos, y servir de
estímulo y orientación para observaciones más detenidas.
Hay
indudablemente una casa pinariega con una especialísima planta o
distribución de habitaciones, con una fisonomía particular, y sería
sumamente interesante observar estas características, estudiar su razón
de ser, y además procurar, con exquisito tacto y gusto, darlas
modernidad, sin perder carácter.
No
se nos oculta que esto es tarea difícil, pero no imposible.
Una
cosa análoga es la que llevó a feliz término un arquitecto como el
difunto Rucabado, que supo resucitar y modernizar sin perder prestigio
ni carácter la casona montañesa.
En
Soria, en Pinares, sobre todo, además de las características comarcales
de la casa pinariega, se da otra circunstancia favorable para que se
cree el nuevo modelo de esta casa, moderna, confortable y a la vez
tradicional y característico, y es la frecuencia en las construcciones
nuevas y la abundancia de dinero.
Pero
para esto es necesario y preliminar, como decimos, el estudio detenido
de las especiales modalidades de la casa pinariega, la recopilación de
detalles arquitectónicos y ornamentales, las variantes de plantas etc.,
etc., y luego un espíritu sintético que tomara los detalles más
esenciales combinándolos armónica y sabiamente adaptando la nueva y
moderna casa pinariega a las necesidades y el confort de la vida
moderna.
Ahora bien, esto es bien difícil, nos hace falta en este caso, un
talento arquitectónico del corte de Rucabado, aunque no fuera de tan
altos vuelos como el suyo.
II
Decíamos
en nuestro artículo anterior que la casa pinariega soriana, la casa
rústica popular de la región noroeste de la provincia tiene
características peculiares y propias. Puede ser agrupada esta casa en el
grupo "septentrional" de la casa rústica española, según la
clasificación de Lampérez.
En
la casa popular, apenas influyen los estilos históricos, pues
construidas para las necesidades de cobijo y vivienda, el régimen de
vida (agrícola, ganadero o forestal), el clima de la región en que se
asienta y los materiales de construcción son los elementos esenciales
que determinan su estructura; viniendo después en menor escala los
estilos a influir sobre ella en detalles de ornamentación.
Así
pues, la casa pinariega tiene semejanzas con la casa rústica de la
Montaña y con la casa vasca porque el clima de la región de Pinares más
se asemeja a la de estas regiones que el clima del centro y sur de
España.
Los
materiales también son análogos, abundando la piedra sillar y la madera.
Y el
régimen de vida más bien mixto, agrícola, ganadero y forestal a la vez,
aunque la agricultura tiene bien poca importancia en esta zona.
Estas necesidades primordiales imprimen ya un sello especial a la casa
pinariega y son las que la emparentan con la casa rústica del norte de
España.
Pero
veamos después de esto, cuales son algunas de sus características
especiales.
El
material generalmente empleado es la piedra sillar tan abundante en la
región que adquiere a fuerza de aguas, vientos y hielos, una pátina
oscura plomiza que contribuye a dar mayor carácter a esta arquitectura.
Es
frecuente la mampostería pero las casas mejores -recordamos alguna de
Molinos de Duero–, son de sillarejo.
Cuando escasea la piedra y en las construcciones más rústicas, es
frecuente el uso del entramado de madera y los tejidos de colondas y
bardas recubiertos de barro.
La
fachada de la casa pinariega, mejor dicho el corte y perfil del tejado
en la fachada, presenta dos variantes, una triangular, apiñonada con
aguas a las dos vertientes de los costados de la casa y otra variante
cortando el piñón o el frontón que resulta de esta primera disposición
otro plano del tejado, quedando la fachada en forma trapezoidal a tres
aguas.
El
tejado en una y otra disposición avanza sobre los muros formando amplios
aleros sostenidos algunas veces por labrados canecillos.
La
puerta principal, presenta a su vez, dos variantes, la más corriente,
adintelada con soberbio dintel en el que se inscriben con frecuencia la
fecha de la construcción, el nombre del que la hizo, y sobre todo los
anagramas de Jesús y María.
Sobre este gran dintel y a manera de arco de descarga, se apoya otro
gran dintel con una ranura horizontal en su centro, cargando en el
dintel inferior por sus extremos.
También se encuentran casas con puerta de arco y estas corresponden,
generalmente, a construcciones de mayor importancia.
A
los dos lados de la puerta se encuentran grandes piedras sillares o
robustos troncos de árbol formando troncos de árbol formando potentes
bancos a donde salen los pinariegos a tomar el sol de invierno o el
fresco de las tardes y noches de verano.
Sobre la puerta y el nivel del segundo dintel se termina la fábrica de
piedra y queda un hueco como si hubiera sido dispuesto para solana, que
se halla cubierto con tabiques de ladrillo o adobe entramados de madera,
en los que a lo más, se abren unas ventanucas.
En
las casas mejores, existe efectivamente la solana o corredor, no muy
grande, con balaustrada de madera sostenida por gruesos canes labrados o
por cajas de piedra sobrepuestas y salientes a manera de repisa.
Otras veces, cuando la fachada es amplia, el balcón se cubre por un
pintoresco tejaroz, que contribuye a dar mayor encanto y variedad al
aspecto exterior de la casa.
Los
huecos son pocos, para resguardarse del frío durante los largos meses
invernales, ventanucas enmarcadas de piedra en la parte inferior y de
madera en la de encima.
Por
detrás de la casa y a los lados apenas si se abre hueco alguno, alguna
rara ventanilla y la ventana pajera para meter la hierba de los prados.
Este
conjunto, esta pintoresca silueta de la casa pinariega se halla
coronada, rematada por el gracioso perfil cónico de la típica chimenea
que contribuye a caracterizar estas construcciones.
III.- Arquitectura soriana
Examinadas
sucintamente las características exteriores, o de conjunto, de la casa
pinariega, veamos la especial disposición de su planta y sobre todo, la
forma de algunas de sus habitaciones.
Como
en todos los tipos de casa rústica del grupo septentrional, tiene un
gran portalón para múltiples operaciones y desde el cual se pasa a todas
las habitaciones de la planta.
En
este portalón hay grandes arcas, escaños, taburetes, tajones, banco de
carpintero, aperos colgados, etcétera.
Si
la casa es de dos crujías a la izquierda se abre una puerta que da a un
cuartito con dos alcobas, otra puerta que conduce a la cocina, y al
fondo la escalera que sube a la cámara alta y la puerta de la cuadra.
Esta
escalera en los mejores casos con balaustres torneados de madera es un
elemento decorativo de gran valor y del que se puede sacar gran partido
en construcciones de mayor porte.
Si
la casa es de tres crujías, a la derecha hay otras habitaciones con
alcobas, despensas y pajares.
Al
fondo la cuadra para las vacas, sin luz apenas, pues ocupa generalmente
el testero norte de la casa, en el que no se abre ningún hueco para
evitar los vientos fríos.
Arriba en la cámara se guardan las pocas semillas que por esta región se
recolectan, las patatas y los viejos aperos de labranza.
La
cocina es la parte más característica de la casa pinariega, como lo es,
casi siempre, en todas las casas populares, hasta el punto de que podrán
confundirse por semejanzas y analogías casas de distintas regiones pero
seguramente que en las cocinas ha de notarse diferencias.
La
cocina de la barraca valenciana es una pequeña hornilla, generalmente
colocada en una barraca intermedia a la que sirve de habitación y que
solo se utiliza para cuadras, granero y pajar. En la casa andaluza
también carece de importancia.
Conforme se sube hacia el norte la cocina va adquiriendo una importancia
mayor, revelándose en la disposición del hogar, en la forma de las
campanas y remates de las chimeneas, o en la carencia de estas, como en
la casa vasca, diferencias y características notables.
En
el interior de la casa pinariega, lo único típico es la cocina, pues las
demás dependencias y su ordenación no tienen nada de particular.
La
cocina de la casa pinariega, no es peculiar solamente de esta región
sino que también se ve en las casas de una extensa zona, del noroeste de
la provincia y parte de la de Burgos extendiéndose a pueblos que no
tienen pinar como los pueblos de la Concordia de Hinodejo, de páramos y
enebrales y hasta los mismos pueblos de los alrededores de Soria.
Esta
cocina tiene la particularidad en su campana, es decir, en que toda la
habitación forma la campana de la cocina.
La
planta generalmente es cuadrangular pero a la altura de unos dos metros
forma una especie de bóveda, cónica que termina en el remate de cuatro
tablas labradas que dejan calada la punta del cono, para la salida de
los humos.
A la
entrada, un tabique hace el oficio de biombo para evitar las corrientes
de aire demasiado directas.
La
construcción de estas chimeneas se hace con un tejido de cestería de
bardas de enebro o de sabino recubiertas de barro.
El
trozo que sobresale por el tejado está protegido por un apretado
escamado de trocitos de teja.
Es
una forma especial de cocina, típico y peculiar de esta región
colindante de Burgos y Soria.
En
la cocina a un lado se abre la boca del horno.
Tiene esta forma de cocina por su razón de ser, pues iluminada por el
techo no necesita luces de ventanas ni puerta para estar iluminada y por
eso a veces, puede estar al fondo de las casas, donde no se abre apenas
hueco alguno a la fachada posterior que es la del norte pues es casi
general la acertada orientación de las casas al mediodía.
Estas cocinas pinariegas con sus arcas, sus escaños, alguna, mesa
perezosa plegada sobre la pared, el basar donde con frecuencia lucen sus
reflejos platos y jarras talavereñas, recuerdo de las viejas carreterías
a tierras de Madrid y Toledo; estas cocinas recogidas, humildes, donde
se cobijan en verano las golondrinas adornando la estancia con sus nidos
y alegrándola con sus revuelos y chillidos; estas cocinas son el lugar
sagrado donde se vive, se comen, se abriga, se sueña.
Estas cocinas de las altas tierras de Soria, tienen para nosotros otro
interés sentimental, además del interés arquitectónico, pues bajo el
abrigo protector de este rústico dosel, es donde se ha forjado el afán
andariego de los pastores de merinas y los ensueños dorados de los
emigrantes.
Tienen las casas pinariegas otras edificaciones suplementarias, que
tienen su razón de ser en la distribución vecinal de las suertes de
monte, nos referimos a los "casillos".
En
Asturias y Galicia hay hórreos para guardar los frutos aislados de la
humedad y de los roedores; en Valencia hay junto a las barracas de
vivienda otras análogas para cuadras y almacenes y la casa vasca tiene
contiguo el cobertizo para la chillona carreta.
IV.- Aquí en Pinares...
Escribimos
un artículo sobre la casa pinariega, indicando la posibilidad de
modernizar el tipo rústico y popular, adaptándolo a las necesidades del
día.
Alguien nos indicó que en el mencionado artículo se daban por conocidas
sin mencionarlas las características de este tipo de casa,
advirtiéndonos la conveniencia de enumerarlas siquiera fuera de una
manera sucinta.
A
este fin, escribimos los dos artículos posteriores describiendo la casa
pinariega en su exterior y en su interior.
Según se habrá podido advertir, la casa pinariega cuenta con elementos,
sobre todo en su exterior, para intentar con éxito la construcción de
nuevas casas, de mayor porte que la tradicional y que respondan a una
tradición y a una geografía especiales.
Hasta ahora las muchas casas que han elevado los indianos en la región
pinariega y zonas colindantes, son buenas casas, de sólida construcción,
con una sabia distribución, como hecha por hombres prácticos, que viven
la vida del hogar, y saben disfrutar de grandes y pequeñas comodidades
domésticas, pero, en general, casi con una generalidad absoluta, las
casas de nuestros indianos son casas vulgares, sencillas, sin carácter
alguno, que lo mismo podrían figurar en el ensanche de cualquier
población.
Casi
ninguna tiene vestigio alguno de arte y, aunque es preferible esta
sencillez sin pretensiones a los alardes arquitectónicos generalmente
importados de ciudades de otros gustos y que desentonan en el paisaje
pinariego.
Precisamente por el origen rústico y popular de los chalets suizos
–porque la geografía y los materiales de construcción son análogos a los
de la región de pinares– son estas construcciones nórdicas, de todas las
extrañas, esta también, a la región, las que mejor entonan dentro de
ella.
Pero
si en los países nórdicos, han sabido aprovechar las construcciones
rústicas para la arquitectura de palacetes y chalets, que han inundado
muchas naciones y ciudades con muy diverso medio ambiente, de igual
manera, y con mayor razón, se puede sacar un gran partido de la casa
popular pinariega para la construcción de casonas en el marco de una
casa eminentemente pinariega y soriana quepan todas las necesidades del
moderno confort.
Como
decíamos, es más aprovechable el exterior de la casa pinariega que el
interior, pues adaptada generalmente a una vida humilde y de sobrias
necesidades el interior habría de transformarse conservando algunos
detalles que le dieron algún carácter.
Ya
advertíamos que no es empresa fácil el intentar reconstruir y modernizar
con propiedad y con gusto la casa pinariega. Por eso precisamente no se
ha hecho todavía, ni los indianos tenían motivo para haberla hecho, eso
es obra de algún arquitecto de delicado gusto o de algún iniciado en
estas cuestiones, que sientan el arte popular y sepan sacar de él la
sabia provechosa, transformándola, adaptando a las necesidades modernas
pero sin desnaturalizar su carácter.
El
día en que se llegue a resolver este problema arquitectónico, tenemos
por seguro, que nuestros indianos, tan amantes de lo tradicional y lo
pintoresco de su tierra, a la vez que hombres progresivos y modernos,
encontrarán en esta nueva y moderna casa pinariega la fórmula que
satisfaga estas dos legítimas aspiraciones, arte tradicional y confort.
Y
entonces veremos elevarse nuevas casas, hermosas casonas pinariegas, que
serán como prósperas hijas de las otras casitas, de igual manera que los
indianos, o americanos, son también hijos llegados a más de sus
sencillos padres, pastores o labriegos.
Esperamos con impaciencia que llegue el hábil arquitecto o el culto
aficionado que haga esta transformación, pues en cuanto se inicien estas
nuevas y típicas construcciones, se multiplicarán seguramente y los
bellos pueblecitos de Pinares volverán a adquirir aquella unidad de
carácter tan bella que sólo presenta ya algunos rústicos rincones.
© José Tudela de la Orden
Publicado en Voz de Soria, 17, 21, 24 y 28-8-1923
(Publicado en el nº 1 de Cuadernos de Etnología)
José Tudela en
Páginas de Etnología
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