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Apuntes históricos sobre Muriel Viejo
Con motivo de la reciente
invitación a los miembros de Websoria –artesanos de la red- por parte
del alcalde de Muriel Viejo y de Herminda Cubillo, nos hemos interesado
en la historia de este precioso pueblo soriano, y hemos rebuscado en el
Archivo Histórico Provincial de Soria, así como en la Biblioteca
Pública.
Los datos para elaborar el
Catastro del Marqués de la Ensenada se llevó a cabo, en Castilla, a
mediados del siglo XVIII, a fin de elaborar un censo y tratar de
unificar los impuestos. Se conserva perfectamente encuadernado, por
pueblos, en el Archivo, donde acudimos siempre con la seguridad de que
hallaremos datos fiables y de primera mano.
Aunque por orden
cronológico, hacemos referencia primero a “Las Comunidades de Villa y
Tierra de la Extremadura Castellana”, de don Gonzalo Martínez, publicado
en 1983 por Editora Nacional. En la página 143, “Comunidad de Villa y
Tierra de Cabrejas”, trata de Muriel Viejo. Parece ser que la
repoblación de toda la comunidad, designada más antiguamente Merindad de
Cabrejas, fue hacia el 1060 “en que el avance de Fernando I por el
Duero, desde Osma a Berlanga, hizo caer en la órbita cristiana a
Andaluz, a Calatañazor y también a Cabrejas del Pinar (…) el nombre de
Muriel, futura aldea de esta comunidad y luego llamado Muriel el Viejo,
aparecerá por primera vez en la documentación el año 1088, al
determinarse la línea divisoria entre la recién creada diócesis de Osma
y la más antigua de Oca-Burgos”.
El Papa Pascual II, el 12 de
noviembre de 1108, decide que lo que luego será Merindad de Cabrejas,
pase a pertenecer al obispo de Burgos. Pero al parecer debido a las
disputas entre ambos prelados, en 1136, en un concilio celebrado en
Burgos, atribuye a Osma, entre otras parroquias Cabreillas, Murielas,
Calatannazor usque ad serram de Gorbion. Al ser la primera vez que
aparece Cabrejas, el padre Gonzalo cree que la repoblación de la Villa
fue posterior a la de Muriel Viejo. “En 1136, Cabrejas y Muriel son
citadas a la par, y ambas conservan aún hoy día las ruinas de sus
respectivos castillos; pero con el paso de los años, sin que nos sea
posible precisar en qué momento exacto, por el silencio documental que a
partir de 1136 envuelve a ambas villas, Cabrejas acabará imponiéndose
sobre Muriel, y ésta pasará a contarse entre las aldeas de la primera”.
Las preguntas para el
Catastro de la Ensenada se llevaron a cabo en Muriel Viejo el día 30 de
julio de 1751 y siguientes. Era por entonces el pueblo de señorío del
marqués de Vadillo, Joseph Bartholome Salcedo, vecino de Soria, por cuyo
título percibía 17 reales de vellón anuales por los impuestos de pedido
y martiniega (1), además de 4 aves que valían ocho reales y medio
carnero valorado en diez. “…tambien percibe las penas de Camara pero no
saven aia havido alguna queuno y otro cobra de inmemorial tiempo a esta
parte no saven con que titulo o razon”. El rey recibía los impuestos que
le correspondían que eran siempre los mismos: quatro unos por ciento,
real servicio de millones y nuevos impuestos, lo que hacía un total de
333 reales de vellón.
Junto al rey y al señor, en
este caso lo había y era el marqués de Vadillo, la Iglesia cobraba los
diezmos, que se repartían entre el sacerdote (beneficio curado), el
cabildo de la Catedral de Osma y la iglesia parroquial de Muriel. El
cura recibía, cada año, 12 pollos, 3 lechoncillos de siete semanas, miel
y cera, 2 fanegas de pan, además de cobrar, en dinero, los derechos de
bautizar, de casamientos y de funerales, lo que suponía 156 reales al
año.
Algo más de ciento cincuenta
personas vivían en 1751 en Muriel Viejo. Sólo se sabe el nombre y primer
apellido del cabeza de familia.
Manuel de Ortego, casado, labrador, 3
hijos, una criada
Manuel de Matheo, casado, labrador, 2
hijos
Marcos Marín, casado, labrador y sastre,
3 hijos, 1 criado
Martín García, casado, labrador, 2
hijos, 1 hermana menor
Martín García, viudo, labrador, 2 hijos
Manuel García, casado, labrador, 3 hijos
Manuel de la Peña, casado, labrador, 2
hijos, 1 criada
Miguel García, casado, labrador, 3 hijos
Marcos Núñez, casado, labrador
Manuel Poza, casado, labrador, 3 hijos
Manuel de Arroyo, casado, labrador, 3
hijos
Manuel de Cubilla, casado, labrador, 3
hijos
Isidro García, casado, labrador, 2 hijos
Sebastián Escribano, casado, labrador, 2
hijos
Santiago Cubilla, casado, labrador, 3
hijos
Pedro Fernández, casado, labrador, un
antenado (2) y una sobrina
Juan Núñez, casado, labrador, 3 hijos
Joachín García
Juan Delgado Pasqual, casado, labrador,
1 hijo
Juan de Peña, casado, labrador, 1 hijo
Juan Delgado, casado, labrador, 2 hijos
Juan Delgado Hernández, casado,
labrador, 4 hijos
Julián Delgado, casado, labrador, 1 hijo
Domingo La Torre, casado, labrador, 2
hijos
Andrés de Ortego
Esteban García, casado, tejedor, 4 hijos
Roque Ortego, casado, labrador, 1 hijo
Tomás Cabrejas, casado, labrador, 1
hijo, 1 sobrina
Felipe García, casado, labrador, 1 hijo
Gabriel García, soltero, carretero
Centola Cabrejas, viuda (3), 2 hijos
Andrea Pasqual, viuda
María Barrio Ibáñez, viuda
María García, viuda, 1 hijo
Ana Cabrejas, viuda, 1 hijo
María Cabrejas, viuda, 5 hijos
Bernarda la Torre, viuda, 1 hijo
María Arroyo, viuda, 4 hijos
Manuela Tejedor, viuda, 5 hijos
Manuela Mateo, viuda
Estos vecinos y sus familias
vivían en un espacio que ocupaba, de Este a Oeste 3.200 varas, de Norte
a Sur 4.080 y de circunferencia 12.200 varas. Había 40 casas habitables
y 10 que servían para encerrar ganados, paja o hierba. La tierra
producía 2.737 fanegas y 858 varas, que se dividían así: 20 fanegas de
tierras de secano, 3 de hortaliza (huertos pequeños que se regaban a
brazo y producían berza), 15 fanegas de prados de primera calidad, 10
prados de segunda calidad, 6 de prados de tercera calidad, 10 fanegas de
sembradura de primera calidad, 11 de segunda y 22 de tercera, 3 fanegas
dedicadas a eras, 122 fanegas ocupaba la dehesa de mediana calidad. Pero
la mayor parte del terreno, 2.465 fanegas, eran tierras incultas, cerros
pelados, matorrales, pinar y robledal.
Las tierras producían trigo,
centeno, cebada, berza, lana, corderos y cabritos. Por cada fanega de
trigo común recibían, o se valoraba, en 12 reales; de centeno a 10
reales; cebada, 8 reales; lana 28 reales. La arroba de berza 1 real; la
de hierba 1 real. Los aniños 24 reales por cabeza; cada cordero y
cabrito 10 reales; cada lechoncillo de siete semanas 12 reales; cada
pollo 1 real.
Por el término había 106
colmenas, de las cuales 61 pertenecían a Andrea Pascual. La ganadería la
componían: 87 bueyes; 38 vacas; 16 terneros; 29 jumentos, jumentas y
pollinos; 69 cerdos; 57 carneros; 246 ovejas; 70 borregos y borregas;
109 corderos; 47 cabras; 30 machos y 11 cabritos.
Los vecinos (excepto las
viudas, que se supone cobrarían la mitad) cobraban al quinquenio 68
reales y medio de vellón “por la industria de serrar madera por la tabla
que para vender y portear sacan”, lo que ahora denominamos
aprovechamientos forestales vecinales.
El Común era propietario de:
- Dehesa boyal de 172
fanegas de tierra, poblada de pinos negrales, albares, brezos y algunos
robles.
- 10 fanegas de tierra de
sembradura de secano de tercera categoría.
- 3 fanegas de eras.
- Una casa para celebrar las
juntas.
- Una casa para los
tenientes curas.
- Una sierra de madera con
la industria de agua.
- Una taberna que la sirve
Sebastián Escribano por cuya ocupación percibe 18 maravedíes de cada
arroba que vende.
En cuanto a la sierra de agua propia del
Concejo, andaba corriente con agua ocho meses, distaba de la población
mil pasos y la tenía arrendada Marcos Núñez. Rentaba 120 reales al año.
Por último echemos un vistazo a lo que de
Muriel Viejo anota Pascual Madoz en su Diccionario
Geográfico-Estadístico-Histórico, publicado en Madrid, 1845-1850. La
población había mermado hasta situarse en “110 almas”. La industria era
la carretería y el corte y aserrado de maderas. Decía que estaba situado
en un hondo de monte pinar y robledal, dominado al Este por dos elevados
cerros “en uno de los cuales se ven las ruinas de un antiguo castillo
entre las que se encuentran varios sepulcros. Había escuela de
instrucción primaria dotado con 600 reales y las casas se habían
reducido a treinta. Una fuente de buenas aguas abastecía al vecindario
“y una cueva de la que se desprende un arroyo que sirve para regar
algo”.
(1)
El pedido comenzó siendo
un tributo que se pedía a los vasallos en caso de necesidad, y acabó
quedándose fijo. En cuanto a la martiniega era, también, otro impuesto
que se hacía efectivo el día de san Martín.
(2)
Antenado o entenado es el
hijastro
(3)
Cada viuda era censada
como medio vecino a todos los efectos. Tres de ellas eran pobres de
solemnidad.
Muriel Viejo
en Soria pueblo a pueblo
Habitantes censados: 104. Altitud: 1.088.
Villa. Ayuntamiento propio.
Acceso: N-234 dirección Burgos; carretera
provincial en Cabrejas del Pinar. Kilómetros: 42.
Gentilicio: murielenses. Apodo: corbatos.
Industria: se reparte el producto de los
aprovechamientos forestales entre los vecinos. Ubicado en la zona
meridional de Pinares Altos. Huertas familiares. Ganado: vacuno y lanar.
Flora y fauna: pino albar, negral y pudio.
Manzanilla, té silvestre (poco) y tomillo. Discurre el arroyo de Muriel
Viejo. "Fuente del Hierro", para curar anemias. Jabalí y corzo. Reserva
Nacional de Caza.
Fuentes
y Merenderos de Muriel Viejo, José Ignacio Esteban
Fiestas principales: 24 de junio y 22 de
septiembre.
Tradiciones: se mantienen casi todas. Acuden en
Romería a la Virgen de la Blanca de Cabrejas del Pinar: "Virgen de la
Blanca quién te viene a ver: Cubilla, Cubillos, Talveila y Muriel".
Romería a San Roque, con misa, caldereta y gaiteros. Pagan la manta
(piso), la entrada a mozo y la vecindad. Pingan el mayo.
Guiso típico: caldereta; moraga, sopa de matanza
elaborada con sangre y pan.
Generalidades: Iglesia de Nuestra Señora de la
Asunción. Ermita de San Roque. Zona recreativa de "Las Novillas". Otra
más en proyecto, en San Roque. Magnífica vista panorámica en "La
Peñota". Casas de piedra. Fue zona de carretería. Dicen que algunos
vecinos de Muriel se fueron a hacer fortuna a La Patagonia, pero
volvieron sin nada porque "se les cayó la valija al mar".
Cuentan con bar-estanco. Proyecto de serrería.
©
Isabel y Luisa Goig, Soria pueblo a pueblo
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