Leopoldo Torre García
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Mencionar
los juegos populares de antaño es volver a rememorar un mundo donde la
inocencia echaba raíces desde temprana edad y se alargaba hasta la
consumación de la mocedad. De aquel recuerdo se puede extraer una
estampa imperecedera que revive la ilusión de los años de la cruda pero
a la vez ilusionista infancia donde cualquier cosa servía para recrear
un mundo de fantasía entrelazado con penurias y calamidades. En este
contexto de tensión y distensión los juegos gozaban de un papel
preponderante para combatir la afectación de la dura realidad
existencial. Los momentos propicios no pasaban desapercibidos para
pequeños, chicos y mozos, especialmente, que pasaban el rato practicando
aquel juego que más y mejor se adaptaba a sus condiciones.
La mayoría
de los juegos de Quintanilla de Tres Barrios son similares a los que se
practicaban en el resto de los pueblos de la geografía soriana,
castellana o incluso en lugares mucho más lejanos, con diferentes
apreciaciones o ligeras variaciones o matices que de alguna manera
definen la originalidad de la práctica en el lugar. Pocos de ellos son
exclusivos, aunque las singularidades muchas veces les hacen mostrarse
como tal. Estamos hablando del paso del mundo de la improvisación al de
las nuevas tecnologías, cuya barrera habría que situarla allá por los
años 70 del siglo pasado, a partir del cual habrá un proceso profundo de
cambio o renovación en el subconsciente rural. La crisis de identidad de
este entorno ha ido socavando de tal manera el estrato etnológico que en
la actualidad nada o poco se parecen a lo que fueron. Por fortuna se
empieza a recuperar parte del folklore que dimos por olvidadizo o
desaparecido tras cambiarnos el hábito sin precisar que el monje seguía
dentro.
Hasta
entonces habían sido tiempos en los que a falta de televisión y
maquinitas con los que entretenernos, los juegos quedaban relegados a
los típicos tradicionales que todavía hoy algunos de ellos se siguen
practicando. Pasar el rato podía ser tan diverso como elegir el juego
espontáneo que mejor viniera para la ocasión. Les había
especiales para la noche y para el día; exclusivos de hombres y de
mujeres, chicos y chicas, niños y niñas. Cualesquiera tenían su
predilección para divertirse cuando ese momento u ocasión lo requerían.
Todos ellos contaban con medios escasos para elaborarlos, lo cual daba
rienda suelta a la imaginación y a la destreza. Mejor o peor hechos,
pero eran de elaboración propia.
Todos estos
juegos si bien eran de conocimiento general, algunos de ellos se
practicaban en determinada época o tiempo, y en base a las
circunstancias. Cada época marcaba unas preferencias con el tiempo o la
climatología como árbitro de la contienda. Ni que decir tiene que los
domingos y festivos, que por entonces predominaban mucho en el
calendario santoral, eran los días más fervorosos para su práctica.
Todos, en mayor o menor medida, nos entregábamos al divertimento para
resarcirnos del pesado trabajo que soportábamos sobre nuestras espaldas.
La pelota a
mano, la calva, la tanguilla, los bolos, la partida de cartas, las
tabas, los palepes, la comba, etc. componían una larga lista de
entretenimiento que daba para pasar el rato y no aburrirse. Algunos de
estos juegos han perpetuado en el tiempo y se siguen practicando casi
con la misma devoción que antaño, aunque el entorno y la gente hayamos
cambiado ostensiblemente. No son aquellos años nuestros de chicos y de
mozos. Tiempos en los que las cuadrillas, claramente diferenciadas,
tenían su rol y su protagonismo y se regían por un compromiso adquirido
entre sus componentes.
En el
presente trabajo aparecen reseñados un buen número de juegos y deportes
de entretenimiento, si bien dentro de la nómina hay bastantes más no
recopilados que serán objeto de un futuro estudio.
Cuando acabo
de finalizar este trabajo leo con satisfacción la noticia en la prensa
de la publicación del libro “Juegos y deportes tradicionales en la
provincia de Soria”, cuya autora, Gloria Delso Marrón, ha
recabado en el entramado de juegos y deportes variopintos de los
pueblos de Soria. Sin duda, una gran contribución que a buen seguro
servirá para conocer más profundamente el variopinto folklore de juegos
autóctonos y tradicionales dispersados por la geografía provincial.
©
Leopoldo Torre García
Web
de Quintanilla de Tres Barrios
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