La Navidad y sus Ritos Sorianos

 

Reinado de Mozos o de Navidad

 

Entre las muchas actividades que a lo largo del año celebraban los mozos, una de las más importantes para ellos era el llamado Reinado de Mozos, que tenía lugar, preferentemente, en los días de Navidad, hasta la festividad de los Reyes.

En Romanillos de Medinaceli encontramos también la Fiesta de mozos en Navidad. Los jóvenes escogían alcalde al de más edad y guardias civiles o soldados a los pequeños. Se elegía también capellán y pobre (padre de todos: capellán, alcalde y alguaciles) y era pobre por tener tantos hijos, por eso es el encargado de pedir por las casas.

(…) solía ir ataviado con hábitos clericales. Es el “Malo” de la comedia, representa ser la oveja negra de la familia. Su padre le ha enviado a estudiar para cura, pero él no responde a esta confianza paterna: es un mal estudiante. Por ello, el día de Inocentes, final de la fiesta, se busca al Capellán por doquier para castigarlo. Él se esconde por el pueblo y es perseguido afanosamente por todos los demás. Finalmente lo encuentran y, prendido, lo llevan a la plaza Mayor. Allí recita el detenido unos poemas de corte burlesco e irreverente además de, muy probablemente, irreligioso. Después se le tumba en una mesa o tapial, se le dispara con balas de fogueo y se le rocía con vino: (Ruiz Vega, Antonio. “La Soria mágica”).

 En la fiesta de mozos de Romanillos de Medinaceli se dan, al menos, dos características de la carnavalesca Barrosa, de Abejar, o La Vaquilla de Cabrejas del Pinar, como veremos: los tiros de fogeo, y el rociado con vino, que vendría a significar la sangre, en este caso, del mozo quien, probablemente, iría vestido estrafalariamente.

Con variantes, aunque conservando el nombre y la esencia de fiesta de mozos  en Navidad, el Reinado se practicaba en muchos pueblos de la provincia de Soria, pero cobraba especial relevancia en la zona Oeste, siendo recordados los de Espejón, Santa María de las Hoyas y Navaleno (en este pueblo pinariego le han dedicado una calle). Los mozos tenían un lugar para reunirse a lo largo del año, algo así como después tendrían las peñas, herederas de las sociedades de mozos. Aunque el Reinado se daba siempre por las fiestas navideñas, se empezaba a preparar un tiempo antes. El primer acto consistía en nombrar rey que era siempre el mozo de más edad y el que mandaba todo lo que debía hacerse. En caso de desobediencia, había que pagar una multa, casi siempre en efectivo a fin de lograr dinero para las meriendas o para el vino. Aunque en otros pueblos la desobediencia se pagaba con latigazos o palesmas, por ejemplo en Santa María de las Hoyas, mientras los encargados del castigo decían:

 Las vacas de doña Juana todas pacen en un rincón;
el vaquero que las guarda está jugando al mojón;
pagará (nombre del condenado) por ser un desobediente;
y entre el culo y los calzones, delante de estos señores
¿cuántas palesmas señor rey?.

También en Santa María de las Hoyas recogimos estas letrillas del Reinado.

En las casas donde había niños:

En medio de este portal
hay una laguna de agua
donde se lavan los niños
la cara por la mañana.

En las casas donde había señora mayores:

 Qué se pondrá esta señora
mañanita de Año Nuevo,
se pondrá su saya nueva,
su jubón de terciopelo.
Y cuando esta señora
vaya a por agua a la fuente
de las pisadas que dé
deja el campo reluciente.

En las casas donde había mozas:

 Canta, compañero, canta,
a tu prima la doncella
que estás en obligación
de velar siempre por ella.
Si estás en la obligación
de velar siempre por ella,
más obligado estoy yo
que me he de casar con ella.

En Navaleno los mozos del reinado, además de los juegos y diversiones propias de la edad, cumplían una función a lo largo de todas las festividades navideñas. Debían asistir a la misa e invitar a comer al alcalde y al cura el día de Reyes. Dos mozos se vestían de bobos (los mazarrones que describe Olmeda) y, provistos de un zurriago, entraban los primeros en la iglesia rociando con agua bendita a las señoras, usando para ello el zurriago.

En Espejón, Saturnino Pascual Hernández, relata, en la Revista de Soria, cómo era en ese pueblo limítrofe con Burgos el Reinado de mozos, aprovechado para cumplir el rito de entrada a mozo. Cada año nombraban dos alcaldes encargados de que se cumplieran las tradiciones. Para pertenecer al reinado había que aportar una cuartilla de vino y se hacía así: alcaldes y mozos iban a casa de los padres del futuro mozo y les pedían permiso para llevarse al chico y meterlo a mozo, los padres nunca se oponían. El reinado de mozos siempre tenía un local alquilado (la posada de los mozos): reuniones para acuerdos, ensayos de canciones tradicionales, meriendas y para trasnochar en los inviernos. Los últimos en entrar mozos debía hacer de alguaciles, estando a las órdenes del alcalde y de los mozos mayores. Entre sus cometidos estaba el de tener siempre los botijos llenos de agua para las reuniones, para lo cual debían hacer varios viajes a la fuente. También avisar a los otros mozos, casa por casa, cuando había reunión. Cantaban en las fiestas de Navidad, en dos grupos, frente a las casas de las mozas, después, al día siguiente, se pasaba por las casas de las muchachas agasajadas pidiendo. Les daban garbanzos o alubias y cuando pasaban los Reyes se vendían, se supone que con el fin de obtener dinero para viandas más sustanciosas y vino. (Saturnino Pascual Hernández. Revista de Soria, nº 46, 2004).

Se cantaba, en Espejón, una canción dirigida a mujeres solteras, de la que hemos resumido unas estrofas. Como puede apreciarse y tal y como se da en los epitalamios, también en esta comienzan pidiendo licencia para cantar, y una de las estrofas es idéntica a la cantada en el Reinado de Santa María de las Hoyas.

Para empezar a cantar
señores pido licencia
no digan a la mañana
cuál ha sido el sinvergüenza
(…)
Qué se pondrá esta señora
mañanita de Año Nuevo
se pondrá su mantillita
y también su sayo nuevo.
(…)
En la ventana eres dama
y en el corredor señora
en la mesa cortesana
y en el campo labradora.
(…)
El galán que ha de cantar
a la puerta de esta dama
levante un poco la voz
que tiene lejos la cama.
Tú que sabes que está lejos
la cama de esta doncella
tú que sabes que está lejos
señal que has dormido en ella.
(…)
Oh, quién fuera clavo de oro
donde cuelgas del candil
para verte desnudar
y a la mañana vestir
(…)
Y con esta me despido
hasta otro año si Dios quiere
que volvamos a cantarle
con mucha salud y suerte.

Ucero es otro de los pueblos donde tenía lugar el Reinado de Mozos. Se celebraba por Pascua de Navidad, Año Viejo y día de Reyes. Encendían hogueras y cantaban al amanecer. Entre esos cánticos se dejaban oír los Diez Mandamientos.

El canto de los Diez Mandamientos se practicaba también en Valderrodilla, en un a modo de ronda de los mozos hacia las mozas. Están recogidos en SORIA PUEBLO A PUEBLO, y los transcribimos aquí. Qué moza podría resistirse a esta hermosa declaración de amor.

  • El primer mandamiento. La primera cosa es amarte aún más que a mi propia vida sin poderlo remediar.

  • El segundo no jurar ni Dios ni su santo nombre ni olvidarte jamás mientras mi Dios me lo mande.

  • En el tercero no estuve en misa con devoción: sólo en mirarte a ti puse toda mi atención.

  • En el cuarto les perdía a mis padres el respeto sólo por hablar con ti en público y en secreto.

  • En el quinto no matar; no he matado vida mía, mas si alguno te ofendiese válgame Dios que lo haría.

  • En el sexto no fornicar; no he fornicado en mi vida te guardo la castidad para cuando seas mía.

  • En el séptimo no hurtar; no he quitado nada a nadie, sólo por hablar contigo algún ratillo a mis padres.

  • El octavo no levantar falsos testigos; a nadie como a mí me lo levantan si me ven contigo en la calle.

  • El noveno no desear ninguna ajena mujer, que yo para mi recreo sólo a tu precisaré.

  • El décimo no codiciar ningunos bienes ajenos que no los hay en el mundo mejor que los que tú tienes.

  • Y estos diez mandamientos se cierran en dos: en amar, en que te amen y en servir y amar a Dios.

En San Leonardo lo llamaban Reinado de Navidad. Como en todos los lugares, se hacía elección de alcalde y alguacil, cargo este último que le correspondía al último que había entrado a mozo y había pagado la cuartilla, el alcalde era el mozo más antiguo. Iban a las representaciones religiosas. El gaitero que les acompañaría durante todas las fiestas era albergado en casa de mozas. Naturalmente pedían la gallofa, en San Leonardo lo hacían dos recaudadores nombrados por el alcalde de mozos, con lo que les regalaban en las casas comían juntos el domingo siguiente al día de Reyes.

Tal vez la frecuencia con que se da esta costumbre en el Oeste de Soria, se deba a la influencia de la de Burgos, donde el Reinado era frecuente en muchos de sus pueblos.

En el otro extremo de la provincia, en Monteagudo de las Vicarías, Antonio Ruiz Vega recoge, en “La Soria Mágica”, el “Reinado de Mozo” o “Ayuntamiento de Mozos”. Se daba también por Navidad, a lo largo de tres jornadas. Había alcalde que imponía multas de hasta 10 céntimos, pero no alguaciles, sí, naturalmente, petición de gallofa, rondallas y comidas comunitarias.

Federico Olmeda San José lo llama Reinado de Navidad, y estudió los que se celebraban en la provincia de Burgos. Concretamente para Villanueva de Carazo, dice que existía allí la costumbre inmemorial de establecer en Navidad una junta de mozos que llamaban con ese nombre: 

Esta institución tiene por objeto recaudar fondos para sufragar gastos de gaita y por otro lado proporcionar algún género especial de diversiones. Para recaudar fondos, además de pedir por todas las casas aguinaldos, incluso la del señor cura, a quien llaman “arcediano”, rifan la bandera, que, adornada por un vistoso pañuelo de seda, es la enseña del Reinado. Para diversión tienen establecida una cierta lucha entre casados y solteros, y antes forman el Reinado nombrando Rey y Reina a los dos mozos de más ascendiente del pueblo. Los casados del pueblo procuran quitar alguna prenda al rey o reina. Si lo consiguen se la llevan á la taberna a donde tienen que ir los mozos a por ella y si la quieren rescatar han de pagar el convite. En cambio los mozos procuran coger a algún casado y, quiera o no quiera éste, lo elevan sobre sus hombros y lo llevan en andas y volandas al susodicho café y allí ha de ser el pagador del gasto que le hagan los mozos. Tal es la diversión. Esta costumbre algo modificada, se tiene en otros sitios. En lugar de Rey tienen un personaje á quien llaman Mazarrón, y le adornan con cintas de seda y de colores vivísimos que dan envidia al mismo sol; y le ponen un pantalón corto, calzón muy elegante, al estilo de torero. En otros sitios terminan estas fiestas de Navidad sustituyendo al Rey ó Mazarrón por otro personaje que le llaman Cucharón, vestido muy burdamente y armado de un gran cucharón, del que recibe el nombre por lo visto, y que le emplea para hacer la petición del aguinaldo. Olmeda, Federico (Burgo de Osma, 1865-Madrid, 1909). Folk-lore de Burgos. El Zarragón y el Cucharón fue también tradición en El Burgo de Osma

Reinado de Mozos. Navaleno

 

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