La
Navidad y sus Ritos Sorianos
Reinado de Mozos o de Navidad
Entre las muchas actividades que a lo largo del año celebraban los mozos, una de las más importantes para ellos era el llamado Reinado de Mozos, que tenía lugar, preferentemente, en los días de Navidad, hasta la festividad de los Reyes. En Romanillos de Medinaceli encontramos también la Fiesta de mozos en Navidad. Los jóvenes escogían alcalde al de más edad y guardias civiles o soldados a los pequeños. Se elegía también capellán y pobre (padre de todos: capellán, alcalde y alguaciles) y era pobre por tener tantos hijos, por eso es el encargado de pedir por las casas.
En la fiesta de mozos de Romanillos de Medinaceli se dan, al menos, dos características de la carnavalesca Barrosa, de Abejar, o La Vaquilla de Cabrejas del Pinar, como veremos: los tiros de fogeo, y el rociado con vino, que vendría a significar la sangre, en este caso, del mozo quien, probablemente, iría vestido estrafalariamente.
Con variantes, aunque conservando el nombre y la esencia de fiesta de mozos en Navidad, el Reinado se practicaba en muchos pueblos de la provincia de Soria, pero cobraba especial relevancia en la zona Oeste, siendo recordados los de Espejón, Santa María de las Hoyas y Navaleno (en este pueblo pinariego le han dedicado una calle). Los mozos tenían un lugar para reunirse a lo largo del año, algo así como después tendrían las peñas, herederas de las sociedades de mozos. Aunque el Reinado se daba siempre por las fiestas navideñas, se empezaba a preparar un tiempo antes. El primer acto consistía en nombrar rey que era siempre el mozo de más edad y el que mandaba todo lo que debía hacerse. En caso de desobediencia, había que pagar una multa, casi siempre en efectivo a fin de lograr dinero para las meriendas o para el vino. Aunque en otros pueblos la desobediencia se pagaba con latigazos o palesmas, por ejemplo en Santa María de las Hoyas, mientras los encargados del castigo decían:
Las
vacas de doña Juana todas pacen en un rincón; También en Santa María de las Hoyas recogimos estas letrillas del Reinado. En las casas donde había niños:
En
medio de este portal En las casas donde había señora mayores:
Qué
se pondrá esta señora En las casas donde había mozas:
Canta, compañero, canta, En Navaleno los mozos del reinado, además de los juegos y diversiones propias de la edad, cumplían una función a lo largo de todas las festividades navideñas. Debían asistir a la misa e invitar a comer al alcalde y al cura el día de Reyes. Dos mozos se vestían de bobos (los mazarrones que describe Olmeda) y, provistos de un zurriago, entraban los primeros en la iglesia rociando con agua bendita a las señoras, usando para ello el zurriago. En Espejón, Saturnino Pascual Hernández, relata, en la Revista de Soria, cómo era en ese pueblo limítrofe con Burgos el Reinado de mozos, aprovechado para cumplir el rito de entrada a mozo. Cada año nombraban dos alcaldes encargados de que se cumplieran las tradiciones. Para pertenecer al reinado había que aportar una cuartilla de vino y se hacía así: alcaldes y mozos iban a casa de los padres del futuro mozo y les pedían permiso para llevarse al chico y meterlo a mozo, los padres nunca se oponían. El reinado de mozos siempre tenía un local alquilado (la posada de los mozos): reuniones para acuerdos, ensayos de canciones tradicionales, meriendas y para trasnochar en los inviernos. Los últimos en entrar mozos debía hacer de alguaciles, estando a las órdenes del alcalde y de los mozos mayores. Entre sus cometidos estaba el de tener siempre los botijos llenos de agua para las reuniones, para lo cual debían hacer varios viajes a la fuente. También avisar a los otros mozos, casa por casa, cuando había reunión. Cantaban en las fiestas de Navidad, en dos grupos, frente a las casas de las mozas, después, al día siguiente, se pasaba por las casas de las muchachas agasajadas pidiendo. Les daban garbanzos o alubias y cuando pasaban los Reyes se vendían, se supone que con el fin de obtener dinero para viandas más sustanciosas y vino. (Saturnino Pascual Hernández. Revista de Soria, nº 46, 2004). Se cantaba, en Espejón, una canción dirigida a mujeres solteras, de la que hemos resumido unas estrofas. Como puede apreciarse y tal y como se da en los epitalamios, también en esta comienzan pidiendo licencia para cantar, y una de las estrofas es idéntica a la cantada en el Reinado de Santa María de las Hoyas.
Para
empezar a cantar Ucero es otro de los pueblos donde tenía lugar el Reinado de Mozos. Se celebraba por Pascua de Navidad, Año Viejo y día de Reyes. Encendían hogueras y cantaban al amanecer. Entre esos cánticos se dejaban oír los Diez Mandamientos. El canto de los Diez Mandamientos se practicaba también en Valderrodilla, en un a modo de ronda de los mozos hacia las mozas. Están recogidos en SORIA PUEBLO A PUEBLO, y los transcribimos aquí. Qué moza podría resistirse a esta hermosa declaración de amor.
En San Leonardo lo llamaban Reinado de Navidad. Como en todos los lugares, se hacía elección de alcalde y alguacil, cargo este último que le correspondía al último que había entrado a mozo y había pagado la cuartilla, el alcalde era el mozo más antiguo. Iban a las representaciones religiosas. El gaitero que les acompañaría durante todas las fiestas era albergado en casa de mozas. Naturalmente pedían la gallofa, en San Leonardo lo hacían dos recaudadores nombrados por el alcalde de mozos, con lo que les regalaban en las casas comían juntos el domingo siguiente al día de Reyes.
Tal vez la frecuencia con que se da esta costumbre en el Oeste de Soria, se deba a la influencia de la de Burgos, donde el Reinado era frecuente en muchos de sus pueblos. En el otro extremo de la provincia, en Monteagudo de las Vicarías, Antonio Ruiz Vega recoge, en “La Soria Mágica”, el “Reinado de Mozo” o “Ayuntamiento de Mozos”. Se daba también por Navidad, a lo largo de tres jornadas. Había alcalde que imponía multas de hasta 10 céntimos, pero no alguaciles, sí, naturalmente, petición de gallofa, rondallas y comidas comunitarias. Federico Olmeda San José lo llama Reinado de Navidad, y estudió los que se celebraban en la provincia de Burgos. Concretamente para Villanueva de Carazo, dice que existía allí la costumbre inmemorial de establecer en Navidad una junta de mozos que llamaban con ese nombre:
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