DESPOBLACIÓN

 

LOS DESPOBLADOS SORIANOS
© Isabel Goig Soler

© El trabajo sobre los Despoblados Sorianos para nuestras páginas es propiedad intelectual de Isabel Goig Soler

 

Villarijo y Ezequiel Solana

Despoblado perteneciente a San Pedro Manrique

VillarijoEn el extremo Noreste de la provincia de Soria, se hayan diseminados unos pueblecillos cuyo origen hay que buscarlo en las cabañas para guardar el ganado trashumante, abundante en tiempos en esa comarca serrana. Toda esa zona, la que conocemos en Soria como Tierras Altas, fue adquirida por el Estado, a través de ICONA, entre los años 1960 y 70, para ser repoblada con pinos. Este hecho, unido a la decadencia de la trashumancia, la dureza del clima y las malas comunicaciones, dieron al traste con casi todos los pueblos de La Sierra.

Villarijo es uno de ellos. A pesar de que su despoblación es reciente, habremos de echar mano a documentos antiguos y catastros del siglo XVIII, para ampliar la información, toda vez que los archivos desaparecieron hace tiempo, en algunos casos, y en otros no prestarían mayor aclaración que la de los datos administrativos escuetos.

Hasta la desaparición de los señoríos, Villarijo, como todos los pueblos de Tierras Altas, fue de la jurisdicción del duque de Arcos, a quien pagaba las alcabalas y pedido. Naturalmente los diezmos iban para la Iglesia, cuyos miembros no debían estar descontentos de este bello lugar, pues gracias a su microclima producía, además de los cereales y la berza, habas, alubias, aceite, cerezas, peras, manzanas y nueces.

  (pulsar para ampliar)
Molino de villarijoTodavía se conserva en ruinas el trujal donde se molía el aceite y el molino harinero. De las 2.817 yugadas de tierras que componían Villarijo, 1500 eran “monte que todo él es riscos muy incumbrados y la mayor parte de él sin suelo, carrascal y un poco de roble matorral; 50 del río que baja cruzando todo el término; 40 del barranco que llaman Layasa; 90 de barrancos que de la sierra y eminencia bajan”.  A pesar de que sólo quedaban libres para cultivar unas mil doscientas yugadas, en ellas se arraigaban 1462 olivos y 366 estacas (1), ocupando 45 yugadas y produciendo al año/yugada 64 libras de aceite cada olivo y 32 libras/yugada/año las estacas “por el daño que la mosquilla hace más de 20 años”.

Además del cultivo, los 32 vecinos de Villarijo –en el año 1753- eran propietarios de 16 colmenas, 5 mulas, 16 pollinos, 26 lechones, 654 cabezas de ovino y 280 de caprino. En su término había un agostadero y con el producto del arriendo pagaban, en ese año concreto, los gastos de un pleito que siguieron sobre beneficios y jurisdicción, contra San Pedro Manrique. Entre sus casas, una se dedicaba a taberna, panadería y mesón “no producía utilidad alguna por venderse todo a precio de coste”.

Eran atendidos por un médico –al que le pagaban 80 fanegas de trigo-; un cirujano –55 fanegas de trigo-; un molinero –594 reales de vellón al año-; y un herrero, que trabajaba 187 días y ganaba 4 reales al día.  Completaba la población 28 labradores –simultaneando con la ganadería-, 2 tejedores de sayales y 1 pobre de solemnidad.

En 1796, Miguel Martínez –de quien nada más se dice- escribió unas reseñas relativas a la Tierra de San Pedro Manrique,  y al cabo de ciento cincuenta años, las encontró dio a conocer Gervasio Manrique. De Villarijo decía que abundaba “tierra áspera de montes, sierras y cerros inaccesibles, barrancos profundos. En medio de esta aspereza tiene este pueblo y Peñazcurna, una vega que riega el Linares, Poblada de frutales, cerezas, guindos, melocotoneros, camuesas, pomas, ciruelas, que son muy regalados, especialmente las guindas y cerezas garrafales (…) Hay también muchos olivos, siendo el aceite muy delgado y sabroso (…) Río abajo por la derecha hay una losa en que nace una fuente de agua tan cálida como la de los baños y que las mujeres lavan los lienzos a distancia de algunos pasos de su origen, conservándose el agua bastante caliente. Me ha asegurado que a muchos se les ha quitado la calentura usando de su agua…”.

En 1850 habitaban el pueblo 130 personas, agrupados en 32 vecinos, según Pascual Madoz, o sea que algo había crecido la población.

En Villarijo nació Ezequiel Solana, humanista, publicista y poeta, director de El Magisterio Español. “Hombre de extraordinario talento. Soriano que vale por diez españoles”, que diría Gervasio Manrique.

(1) Se llama estaca, a la rama o palo “que se planta y cultiva para que de fruto con el tiempo y regularmente en Andalucía se entiende de la de los olivares”. (Diccionario de Autoridades)

Don Ezequiel Solana Ramírez

Ezequiel SolanaVillarijo fue –y sigue siendo aunque ya despoblado- un delicioso lugar de Tierras Altas, perteneciente al municipio de San Pedro Manrique. Está bañado por el río Linares, conserva las ruinas del trujal donde se molía el aceite y del molino harinero.

Dicen que “río abajo por la derecha hay una losa en que nace una fuente de agua tan cálida como la de los baños y que las mujeres lavan los lienzos a distancia de algunos pasos de su origen, conservándose el agua bastante caliente. Me ha asegurado que a muchos se les ha quitado la calentura usando de su agua…”. (Miguel Martínez, 1796).

En todas las fuentes históricas consultadas para hacer otros trabajos sobre este hermoso lugar, hemos encontrado que aquella tierra, protegida por altas, suaves y redondeadas montañas que propician un microclima, daba a sus habitantes, además de los cereales y la berza propios de toda nuestra provincia, habas, alubias, aceite –“muy delgado y sabroso”-, cerezas, peras, manzanas y nueces.

VillarijoLa iglesia, dedicada a San Lorenzo, con rústica galería porticada de lajas de piedra de la zona, aparece, cada vez que acudimos a recuperar fuerzas y airear las neuronas, más deteriorada. La última vez, allá por mayo de 2002, la torre amenazaba franca ruina y la fuente, una hermosa fuente canalizada desde un manantial próximo al río hasta la plazoleta de la iglesia, no manaba agua.

Perteneció, hasta la desaparición de los señoríos, como todos los pueblos de Tierras Altas, a la jurisdicción del duque de Arcos, a quien pagaban los impuestos.

En este paradisíaco lugar –cualquiera puede comprobarlo acercándose a él en primavera y primeros días del verano- nació don Ezequiel Solana Ramírez, el día 10 de abril de 1863. Trece años antes de su nacimiento, cuando Pascual Madoz llevó a cabo la encuesta para su Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico,  habitaban el pueblo 130 personas, agrupados en 32 vecinos. Tenían una “escuela de instrucción primaria frecuentada por doce alumnos a cargo de un maestro dotado con 25 fanegas de trigo”.

Pasó Ezequiel su infancia en este lugar (a excepción de dos años, entre los nueve y los once) y debían ser sus padres personas con ciertos posibles económicos, ya que, de vuelta a Villarijo, estudió Latín con profesor particular.

Con dieciséis años obtuvo el título de maestro superior, en la Escuela Normal de Maestros de Soria, a donde había llegado becado por la Diputación Provincial. Como curiosidad diremos que la beca fue convocada con motivo de la boda entre Alfonso XII y su primera mujer, María de las Mercedes. Con el paso el tiempo se licenciaría en Filosofía y Letras, aunque él siempre ejercería de maestro, tal era su vocación.

Su primer destino fue Calatayud, de ahí pasaría a Zaragoza y pronto se trasladaría a Madrid.

Juana Hernández Crespo ha publicado un trabajo sobre él, en la revista CELTIBERIA nº 96, año 2002, en el que le describe como “un hombre único, inconfundible, de una personalidad tan destacada y original difícil de describir. Todo era en él exacto y genuino: hasta su misma fisonomía y porte agradable. Era pulcro, de fino rostro y cuidada barba, de mirada dulce y suave que reflejaba paz...”.

Fundó la Editorial El Magisterio Español y llegó a publicar 63 títulos. Uno de ellos cayó en nuestras manos un domingo de enero pasado, durante un paseo por el Rastro de Madrid. Se trata de la 11ª edición de “Fábulas Educativas”, de la Editorial Escuela Española, Madrid, 1949, con 106 fábulas, un vocabulario y un índice alfabético por temas: afán, apariencias, codicia, cortesía..., etc., todos esos conceptos que interesaba a don Ezequiel inculcar en sus alumnos como el trabajo, la verdad, la virtud, las lecturas, la educación... Muchos adultos recuerdan haber estudiado con y en los libros de don Ezequiel Solana, y en una de nuestras excursiones a Villarijo pudimos comprobarlo, pues en el suelo de lo que fuera escuela, yacían, amarillas, algunas páginas de sus libros de texto.

Con motivo de su jubilación, el 4-9-1923, el periódico La Voz de Soria, que dirigía otro eminente soriano, Mariano Granados, le dedicaba una columna diciendo que figuraba como una de las personas de más relieve en el Magisterio Nacional. “Hombre de inteligencia despierta y gran tenacidad de espíritu, hombre todo corazón y bondad, hombre que reúne las mejores virtudes de maestro, ha llegado a ser el maestro más popular de nuestros tiempos y a quien más debe la Pedagogía española (...) Don Ezequiel Solana es un soriano ilustre que honra a la provincia de Soria y al Magisterio Nacional y nos sirve de orgullo dedicarle hoy el homenaje de nuestras mejores simpatías”.

Don Ezequiel falleció en Madrid, en 1931. Ignoramos cuántas veces volvería a su pueblo natal, Villarijo, pero sabemos que en agosto de 1924 visitó Soria y San Pedro Manrique, con su hijo, según recoge La Voz de Soria del día 19 de agosto de 1924. El día anterior, en San Pedro Manrique, celebraron un homenaje en su honor y le nombraron presidente honorario de la Asociación de Maestros de aquella villa serrana.

  (pulsar para ampliar)
VillarijoEn Villarijo tuvo una plaza dedicada, con su nombre en una placa azul, placa que hace ya años se muestra agujereada, ya que ese pueblecito de Tierras Altas, una vez abandonado, fue elegido como lugar para prácticas de tiro de no recordamos qué cuerpo militar.

Nietos de don Ezequiel Solana Ramírez son Javier y Luis Solana, el primero político del PSOE y presidente de la OTAN.

 

Regulación de las aguas entre Armejún y Villarijo
Manda testamentaria (Villarijo)

Villarijo por Jesús Manuel Pastor Pérez

San Pedro Manrique

Ruta de la Despoblación 1.-
      El Norte de la Villa y Tierra de San Pedro
      Buimanco-Valdemoro- Armejún-Villarijo

Ruta de la Despoblación 2.-
      
Un paseo por el corazón del valle del Linares
     
Villarijo-Peñazcurna- Vea

Fotos de Despoblados

© El trabajo sobre los Despoblados Sorianos para nuestras páginas es propiedad intelectual de Isabel Goig Soler

  volver a
DESPOBLADOS

    volver a
DESPOBLACIÓN

volver a 
PÁGINAS DE ETNOLOGÍA

FORMULARIO  esperamos vuestras Colaboraciones

© Aviso legal todos los textos de las secciones de Pueblos y Rutas, pertenecen a la obra general Paseando Soria de Isabel y Luisa Goig Soler y tienen su número de Registro General de la Propiedad Intelectual: 00/2003/9219.
Los trabajos originales de Etnología, Historia y Heráldica también están registrados por sus autores.
Así mismo los textos de los libros de las autoras están protegidos con su correspondiente ISBN

página principal soria-goig.com