Desde el
siglo XI hasta el XIX conservó íntegro su territorio la Comunidad de
Villa y Tierra de Fuentepinilla o
Andaluz, con esta última villa como
aglutinadora de su territorio. Éste estaba compuesto por Centenera de
Andaluz, Fuentepinilla, Osona, La Seca,
Tajueco, Torreandaluz,
Valderrodilla, Valderrueda,
Ventosa de Fuentepinilla y
Fuentelárbol. En
la actualidad, parte de este territorio forma parte del Ayuntamiento de
Quintana Redonda.
El actual término de
Fuentepinilla agrupa los lugares de Osona y Valderrueda. Buena parte de
su tierra está dedicada al cereal de secano. El monte es de carrasca y
roble y discurre por sus campos el río Andaluz o Fuentepinilla.
Desde el siglo XI
Fuentepinilla perteneció a la Comunidad de Villa y Tierra de Andaluz,
gozando del fuero otorgado por Gonzalo Núñez de Lara, llegando a hacerse
con la cabecera de la comunidad.
Siglos después Fuentepinilla dependería
en lo jurisdiccional de lo que se llamó Estado de Andaluz, propiedad de
los señores de los Cameros, condes de Aguilar, quienes percibían de sus
vasallos los impuestos de florines, pan de pecho y otros; más tarde
pasaría –por medio de políticas matrimoniales- a la propiedad de los
duques de Abrantes.
En aquel siglo XVIII
–concretamente en el año 1754- fecha en que se recogen los datos para
elaborar el Catastro del Marqués de la Ensenada, vivían en Fuentepinilla
42 vecinos y medio (los medios vecinos hacen referencia a las viudas,
quienes percibían media suerte de leña y a la vez pagaban la mitad de
los impuestos).
Tenían tienda, taberna y posada, “en las propias casas
para que haya abasto para los pasajeros y donde cogerse por lo que no
producen utilidad”. Se sabe que en el siglo XVIII funcionaban dos
molinos harineros con el agua que llegaba desde Torreandaluz, del
manantial llamado “del Ojo”; eran propiedad del beneficio curado de
Fuentepinilla y los tenían arrendados por 35 fanegas de trigo/año a
Manuel Ortega, residente en La Torre (Torreandaluz).
De esta villa decía
Madoz que tenía el clima sano y que no se le conocía enfermedad alguna.
En un siglo –la diferencia entre el catastro de la Ensenada y Madoz- los
vecinos habían descendido a 36, lo que suponían 148 almas; 14 eran los
niños que acudían a la escuela, cuyo maestro no cobraba más que lo que
los padres estipulaban, por lo que es de suponer que el ayuntamiento no
se hacía cargo del pago de este maestro.
Debió estar el
pueblo amurallado, y todavía queda en pie, muy bien conservada, una
puerta de entrada. Extramuros se alza la picota o rollo, próxima a la
puerta, y en dirección a Calatañazor, sobre el río Fuentepinilla, un
puente que conserva muy bien su pavimento de canto rodado, del que
algunos investigadores apuntan su procedencia romana. La iglesia,
dedicada a San Juan Bautista, tiene la portada y algunos elementos
románicos. En el centro de la villa se conserva en muy buen estado un
palacio fechado en el siglo XVI, concretamente en 1529, propiedad que
fue de los condes de Aguilar, mandado hacer por Catalina de Zúñiga,
condesa de Aguilar, mujer que fue de D. Alonso de Arellano, conde de
Aguilar, segundo de este nombre”. La casa, en 1796, es descrita como
“una gran casa-palacio y en ella tiene su capilla el señor San Jerónimo,
en donde se decía misa en otros tiempos. En dicha casa hay su cárcel,
cadenas y prisiones, y a la puerta de la casa tiene la orca, demostrando
ser el duque en dicho bosque señor de orca y cuchillo”. (Se refiere al
bosque de San Jerónimo, en las afueras).
Guardan fiesta a San
Isidro y a San Juan Bautista, en mayo y junio respectivamente. De las
tradiciones de esta villa hemos de hablar en pasado.
Relacionado con las
bodas cantaban *albadas, los mozos pagaban la entrada a ese estado de
hombre hecho y derecho, y pagaban también *el piso y el derecho a ser
vecino. Encendían hogueras y merendaban en comunidad para Navidad y
existía la cofradía de la Vera Cruz, de la que solo queda el recuerdo en
forma de insignias que pasean en las fiestas patronales.
Y es que ya en
Fuentepinilla, como en tantos otros pueblos de Soria, apenas quedan
habitantes; en seis ha bajado el último censo, pasando de 155 a 149,
para todo el término; en la villa residen en la actualidad alrededor de
85 personas; las escuelas se cerraron en el curso 93/94.
© Isabel
Goig
|