
En
el centro de la provincia de Soria, alrededor del río Izana y hasta su
desembocadura en el Duero, y aún rebasándolo, se extiende una gran mancha
de pinos resineros. En su día, allá por los años setenta del pasado siglo,
la mala fortuna se posó sobre la resina, esa sangre transparente que sale
del centro del tronco, en forma de competencia por bajos salarios y, sobre
todo, por la sustitución de la resina por derivados de ella.
El hermoso pinar de
Quintana Redonda, Tardelcuende, Matamala, Matute, Almazán, Berlanga... ya
no ofrece la visión del tronco herido con la maceta colocada debajo para
recoger las entrañas del árbol. Una parte de él se quemó hace unos años y
se muestra ceniciento. Los más de cuatro millones y medio de miera, un
millón sólo de Tardelcuende, que producía la zona, ya no se necesitan.
La
fábrica de resina de la Concepción, en
Matamala de Almazán, perteneciente a
nobles apellidos sorianos (Martínez de Azagra, González de Gregorio,
condes de la Puebla de Valverde...), y cuyo objeto social era la
fabricación de colofonias, aguarrás y demás producos conocidos y por
conocer susceptibles de obtener de las explotaciones forestales, hace años
que dejó también de funcionar.
De toda aquella industria floreciente
y respetuosa con el medio ambiente, pues la resinación se hacía,
fundamentalmente, a vida dejando así que el crecimiento del pino
siguiera su curso, sólo puede visitarse un pequeño museo dedicado a la
resina, ubicado en Matamala de Almazán, concretamente en el edificio de
ladrillo rojo que un día albergara las escuelas. En ese recinto, ADEMA ha
colaborado con otras instituciones para que lo que queda de la industria
de la resina se vaya exponiendo y ofrecer al público un atractivo más,
donde no es poco el propio pinar. Un laboratorio analiza los productos del
sotobosque, hongos y setas, y un aula ofrece cursos micológicos apoyados
por excursiones y búsqueda de, sobre todo, los abundantes níscalos. Un
lugar acogedor y didáctico.
Cerca de este edificio pueden verse,
en el recinto de la antigua fábrica de resinas de La Concepción (propiedad
particular), unas magníficas secuoyas en un bosquecillo junto a las
alargadas y extensas naves donde se trabajaban los productos del bosque.

Merece la pena recorrer, aunque sea
sólo por carretera, el pinar, siempre verde, produciendo la impresión de
eterno verano en una tierra fría como la soriana. Abundan las fuentes y
merenderos. Piscinas municipales hay en
Quintana Redonda y en
Tardelcuende, de las primeras que se hicieron en la provincia.
Se puede
aprovechar el viaje para ver, en la cumbre de un pequeño otero, las ruinas
de la iglesia románica de Osonilla
(despoblado de Tardelcuende), lugar que tuvo industria relacionada con el
bosque, señorío que fue de los Cereceda, regidores perpetuos de Soria e
importantes ganaderos, hermanos del Honrado Concejo de la Mesta. En 1270
su topónimo era Osoniella, lugar pequeño (o dependiente de otro mayor, en
este caso Osona) donde abundan los osos.

Muy
cerca está Osona, merece la pena el viaje sólo
por visitar su iglesia románica de San Antonio. En Osona nació don
Gervasio Manrique, maestro, inspector de escuelas, estudioso de variados
aspectos de la vida soriana, como la casa pinariega, padre político del
director de cine García Berlanga y abuelo del compositor musical Carlos
Berlanga. Por los alrededores, donde discurren los ríos Castro y
Fuentepinilla, la modernidad de una granja de avestruces ha suplantado a
la antigua industria de la miera.

Muy cerca está
Fuentepinilla, del señorío de los
Abrantes, con casona gótica (siglo XVI) mandada construir por los Zúñiga,
rollo más moderno, y un puente sobre el río Andaluz o Fuentepinilla, de
cantos rodados, si no romano, al menos romanizado.
El Duero pasa cerca, por
Andaluz,
donde se le une en la magnífica dehesa el río que da nombre al lugar, o al
revés, que esto de la toponimia es algo complicado. Y lo hace bajo un
puente romano muy cerca del portillo, también llamado de Andaluz, capricho
geológico llevado a cabo con tesón durante miles de siglos. Como una
sierpe puede verse el río desde la iglesia porticada románica, en la parte
alta del pueblo.
Y
ya que estamos aquí apenas nos cuesta ocho kilómetros llegarnos a
Berlanga, villa tan visitada y querida, lugar pleno de historia y
monumentos que merece muchas letras, más de las que ya les hemos dedicado
desde nuestra página. Pero aunque reiteradamente visitada, es necesario ir
de nuevo, pues hace pocas fechas su magnífico rollo gótico ha cambiado de
lugar ofreciéndose al visitante con toda su belleza y filigrana. Un
edificio cambió también su fisonomía en Berlanga, convirtiendo las ruinas
en una magnífica posada que ha mantenido el nombre popular “Los leones”,
en alusión a los dos animales tumbados en el dintel, con las armas de los
Enríquez en la puerta. Perteneció al marqués del Surco, muy vinculado a la
villa de los Frías.
Una mañana, apenas cuatro horas, ha
durado esta gran ruta, presentada en dos folios, pero que puede ampliarse
con tantos otros como hemos escrito sobre todos y cada uno de los lugares
que mencionamos. Hemos recorrido unos cien kilómetros de la siguiente
forma: Soria-Quintana Redonda-Tardelcuende-Matamala. Primera parada con
visita al museo de la resina. Desde Matamala nos hemos acercado a Almazán,
pues es visita obligada para nosotras el bar de Paquita, para beber unos
buenos vinos de la frasca acompañados por un verdel o un plato de chorizo
de la olla. Desde Almazán a Berlanga, donde, además de fotografiar la
nueva ubicación del rollo gótico, era prescriptivo tomar otro vino en la
Posada de los Leones, para comprobar la magnífica restauración, o en Casa
Vallecas para saludar a los amigos. De vuelta, Andaluz-Fuentepinilla-Osona-Osonilla- Quintana Redonda-Soria. No se puede pedir más.
©
Isabel Goig

Museo de la resina, Quintanas de Gormaz
Almazán
•
Andaluz •
Berlanga de Duero
•
Fuentepinilla
•
Matamala de Almazán
•
Quintana Redonda
•
Tardelcuende
Ruta
del tren Soria-Almazán
Gervasio Manrique
Fuentes
y Manantiales de Soria, José Ignacio Esteban Jauregui
Tierra de Fuentepinilla
Viaje
a Izana,
Juan Carlos Menéndez
Donde comer y dormir
Palacio
de Brías
Albergue-Refugio "El Palomar del Risco"

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