

Soria Siglo XX
Soria de Ayer y Hoy (8)
©
Joaquín Alcalde
La
desaparecida iglesia de San Clemente

La
desaparecida iglesia de San Clemente

El 28 de julio de
1956 se inauguraba, con la pompa habitual que se estilaba la época, el
sistema automático de teléfonos de Soria.
La efeméride constituyó un verdadero
acontecimiento en la capital y un avance importante en la aplicación y
uso de esta moderna tecnología. La prensa oficialista del momento se
encargó de dar cumplida referencia.
La puesta en funcionamiento del sistema
automático de teléfonos llevó consigo la construcción de un nuevo
edificio para albergar la central y sus correspondientes instalaciones
técnicas en la céntrica plaza de San Clemente.
Para que el proyecto fuera realidad hubo
que demoler previamente la iglesia que dio nombre a la plaza. En el
solar, la Telefónica levantó en un tiempo récord un edificio de nueva
planta, que todavía se mantiene en pie, en la plazoleta del Tubo. Las
viejas, por obsoletas, insuficientes y poco funcionales que se hubiera
dicho hoy dependencias en el primer piso de uno de los inmuebles,
exactamente el número 21, del ensanche de El Collado en el que habían
venido funcionando desde 1929, eran ya historia.
La información de que se dispone sobre la
desaparecida iglesia de San Clemente no es precisamente abundante.
Existen algunos trabajos y estudios de diversa índole en modo alguno
exhaustivos, aunque sin duda acordes con la importancia del templo, y
material fotográfico procedente del Archivo Carrascosa que se encuentra
depositado en el Archivo Histórico Provincial.
Entre ellos el del ilustre soriano Juan
Antonio Gaya Nuño, quien en su obra “El románico en la provincia de
Soria” describe la iglesia de San Clemente como de tipo rural, de una
sola nave, presbiterio y ábside, pero todo muy deformado por adiciones
sucesivas. San Clemente –según Gaya- debió ser un buen edificio del
tercer cuarto del siglo doce.
A mediados del siglo diecisiete el templo
acogió temporalmente a la comunidad de monjas concepcionistas con motivo
del incendio acaecido en el Convento e iglesia de la Concepción abriendo
comunicación con la casa-palacio contigua (actual sede del Archivo
Histórico Provincial), que les fue cedida como provisional refugio.
Ciento cincuenta años después volverían de nuevo a esta iglesia y casa
cuando a causa de la guerra de la Independencia fue por segunda vez
pasto de las llamas su primitivo cenobio.
La iglesia de San Clemente llegó a
formar, hasta su derribo, una unidad con el Palacio de los Ríos y
Salcedo. Quedó el muro norte, que se mantiene en pie y hoy puede verse
en el patio central del edificio que alberga las dependencias del
Archivo Histórico.
Según los libros sacramentales de la
desaparecida iglesia, las últimas inscripciones anotadas son las
siguientes: defunciones, el 27 de diciembre de 1948; matrimonios, el 19
de septiembre de 1949; bautismos, el 27 de agosto de 1950. Apenas unos
días después de esta última, el arquitecto municipal [Guillermo
Cabrerizo Botija] informaba de que con el objeto de evitar el
hundimiento de la parte de la iglesia que se encontraba en estado de
ruina inminente aconsejaba su apeo, el vallado de la zona con carteles
anunciadores del peligro y la supresión del culto por el riesgo de
derrumbamiento que ofrecía.
De poco sirvieron los intentos del
párroco [Manuel Ciriano] de recabar ayudas para restaurar el templo “más
deteriorado después del último temporal” porque el destino parece que
estaba claro. Así pudiera entenderse, al menos, de las respuestas que le
dieron el Ayuntamiento de Soria y la Diputación Provincial. Mientras
esta última lamentaba simplemente no poder contribuir con cantidad
alguna, el ayuntamiento “dejaba pendiente la petición después de
estudiarla”.
En cualquier caso, las excusas parecieron
tan rutinarias y banales como escasamente creíbles porque, en efecto, no
mucho después el ayuntamiento de la ciudad conocía oficialmente en
sesión plenaria el interés de la Compañía Telefónica de dotar a Soria de
teléfono automático junto al deseo de que le fuera vendido un edificio o
un solar en un lugar estratégico de la ciudad y las gestiones que había
realizado el alcalde acerca de diversos dueños de edificios, de los que
por lo visto pedían cifras elevadas. En el propósito de que la capital
no perdiera la oportunidad de contar con tan importante mejora –siempre
según la referencia de la prensa de la época-, el alcalde [Eusebio
Fernández de Velasco] se entrevistó con el obispo [Saturnino Rubio
Montiel] a quien manifestó que no contando con lugar adecuado para la
construcción del edificio de teléfonos, por las razones señaladas, le
solicitaba la venta de la iglesia de San Clemente.
La visita debió surtir efecto porque no
mucho después se firmaba la escritura de compra-venta, lo que suponía el
cierre con acuerdo de la negociación y, en definitiva, un paso más hacia
la desaparición del templo.
Del derribo de la iglesia de San Clemente
apenas quedan testimonios. El dato más aproximado se ha podido encontrar
en el acta de la sesión de la Comisión Provincial de Monumentos del 4 de
marzo de 1953 cuando se informa a los componentes de que “había
comenzado a ser derribada en enero de ese año”.
Consumada la demolición, se procedió a
levantar en un abrir y cerrar de ojos el edificio para las nuevas
instalaciones de la Telefónica con un presupuesto que no llegó a los
tres millones y medio de pesetas (alrededor de veintiún mil euros de
hoy). El inmueble lo estuvo ocupando la compañía del monopolio estatal
hasta hace relativamente poco tiempo en que dejó de tener uso y fue
desalojado. En la actualidad el edificio es de propiedad particular e
interiormente ha sido rehabilitado.
©
Joaquín Alcalde, 2018

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