Algunas anotaciones a la historia de Cuevas de
Soria
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La ermita de San Cristóbal, después de
Los Mártires
En lo más alto de un monte de Las Cuevas
de Soria, hay una ermita a donde los habitantes van en procesión en el
mes de octubre. Estuvo dedicada a San Cristóbal, pero con el tiempo se
cambió la advocación por la de los santos mártires romanos cuyos restos,
dicen, descansan en unos relicarios en el interior del pequeño templo.
Se trata de Sergio, Bachio, Marcelo y Apuleyo.
Quien más ampliamente se ha ocupado de
estos santos fue Lope de Morales, natural de Las Cuevas, licenciado
colegial de la Universidad de Santa Catalina de El Burgo de Osma. Desde
allí marchó al colegio del arzobispado de Salamanca, fue miembro del
Consejo de Su Majestad en el Real de Navarra. Oidor de la Chancillería
de Valladolid. Fiscal del Consejo de Órdenes. Tuvo plaza en el Supremo
de Castilla.
Digamos algo de esta familia. Los
Morales, uno de los Doce Linajes Troncales de la Ciudad de Soria,
contaron entre las distintas ramas de sus miembros, con varios títulos
nobiliarios. Una rama del apellido Morales procedía de Las Cuevas de
Soria. El primero de ellos fue Lope de Morales Barrionuevo, casado con
María Trujillo, también de Las Cuevas. Ellos son los padres del autor,
Lope de Morales y Trujillo, y de Mateo, casado con Ana de Morales y
Andrade, natural de Aldealpozo.
Su trabajo sobre los santos de Las Cuevas
fue resumido por don Ricardo Zamora, por lo que se encuentra en su
Legado, custodiado en la Biblioteca Pública de Soria. Primero indica el
lugar de la aparición de las reliquias, donde en la actualidad se alza
la ermita, y de él dice:
“… inaccesible por las tres partes con
grandes despeñaderos, y levantadas rocas, y por la otra parte que mira
al Oriente, y tiene entrada fácil, corren unas ruinas, y señales del
muro, que antiguamente cerraba el sitio, con que quedaba hecho un fuerte
y casi inexpugnable Castillo”. Dice que en ese lugar han aparecido
armas, monedas. Del hallazgo de las supuestas reliquias de los mártires,
dice Morales textualmente: “… hará como ciento cincuenta años [final del
siglo XIV], (…) a la entrada de la ermita a la parte de dentro luego en
entrando debajo de tierra, se descubrió acaso una caja de piedra, que se
componía de cuatro lápidas, y dentro de ella, se hallaron los huesos de
cuatro personas. Cuya fragancia de antemano, hacía notorio a todos, que
aquellos eran cuerpos de algunos gloriosos santos”. Añadiendo que junto
a los huesos, había también un pergamino que explicaba la procedencia de
ellos.
Blas Taracena pone en tela de juicio
estas apariciones. Sí afirma que
“… donde se asienta la ermita de San
Cristóbal, hay ruinas de una fortificación defendida al Este por muralla
muy gruesa y en cuya superficie afloran tiestos ordinarios de barro
moreno del tipo céltico de los siglos VI y IV antes de Cristo”.
Por su parte, Juan Loperráez Corvalán, en
su “Descripción Histórica de la Diócesis de Osma”, 1788, dice:
“En medio de él [llano de la cumbre] hay
una ermita, que en lo antiguo, según los documentos que he reconocido,
tuvo el título de S. Cristóbal; pero después con motivo de haberse
encontrado en ella, y baxo de tierra, según dicen, por los años de mil
cuatrocientos setenta y siete, siendo obispo de Osma D. Francisco
Santillana, como dejo insinuado en su vida, una arca tosca con una
porción de huesos, y entre ellos un pergamino de seis dedos de ancho,
con la memoria escrita de letras azules mayúsculas que dice: GENTES
NECESSITATIBUS OPRESAE OCCURRITE SERGIO, BACHIO, MARCELO ET APULEYO; le
quitaron el título a la ermita, y le dieron el de los santos mártires,
colocando en él una arca decente con tres llaves, que contenía los
huesos”.
Parece que Loperráez no da mucha
credibilidad a este relato, pues más abajo apunta que las letras del
pergamino no son muy antiguas, y sólo existe este instrumento para la
verificación de las reliquias.
“… sin embargo contemplo que son
acreedoras a la mayor veneración, por los muchos beneficios que se
experimentan de Dios por la intercesión de estos Santos, de que nace una
grande devoción en este pueblo, y en los inmediatos”.
Madoz insiste en la aparición de restos,
ampliando la información sobre sepulcros con hombres armados.
Sigamos con el escrito de Lope de
Morales, este documento que hace alusión al nombre y la procedencia de
las reliquias estuvo en poder de un teniente de cura de las Cuevas:
“(…) el cual [cura] lo perdió sin que
haya sido posible por diligencias humanas poder hallarla ni descubrirla,
después de haber estado de manifiesto, desde que se hallaron las
Reliquias hasta que se perdió, más de setenta años. Este hombre bien
merecía que se condenara su memoria, y no se supiere su nombre por el
descuido que tuvo en cosa de tanta consideración (…) El nombre de este
cura es el de Joanes de Martiernandez (…) Dos viejos conocí yo en aquel
lugar, y casi todos los que hoy viven también los conocieron, que vieron
por sus ojos el pergamino escrito que se halló con las Reliquias, el más
viejo se llamaba Pedro Aragonés, y el otro Pedro Esteban, entrambos
hombres de mucha verdad, y honrados labradores; decían que la cédula era
de pergamino muy recio, estrecha y larga, y las letras de color cárdeno,
como azules, con oro en parte de ellas, era de gran consuelo de ver
aquel buen viejo Pedro Aragonés de más de 80 años, cuando íbamos en
procesión a la Ermita de los Santos, velle, a voces altas, referir las
palabras de la Cédula o Pergamino, que en tantas veces había leído, para
que su conocimiento quedara escrito en la memoria de todos”. Después se
extiende en la vida de estos cuatro mártires.
Seis años antes de haber escrito este
Discurso, en 1621, Lope de Morales se comprometía a pagar la pintura y
el dorado del retablo de los Santos Mártires, en la ermita que todavía
se nombre “del Glorioso San Cristóbal”, en uno de los documentos, y de
“los Santos Mártires”, en otro, concretamente en el que se estipulan las
condiciones. El documento, restaurado, se conserva en el Archivo
Histórico Provincial de Soria, Caja nº 491. El pintor fue Gil Ximénez,
vecino de Tarazona y residente en Arancón. La gestión y supervisión de
la obra la llevó a cabo el sacerdote Miguel Beltrán, y el importe de la
misma ascendió a 150 ducados.
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La Ermita de San Miguel
Tanto Morales como Taracena indican
también la existencia de una ermita bajo la advocación de San Miguel:
“En el mismo lugar [Las Cuevas] hay una
ermita de San Miguel, de quien era Patrón el señor Lope Morales, mi
padre, y hoy lo es, como sucesor en su casa, el señor Mateo Morales, mi
hermano mayor, Regidor perpetuo de la Ciudad de Soria por nuestro
linaje”. Es decir, que en 1627, cuando Morales escribe lo que antecede,
la ermita todavía existía.
También recoge la existencia de la ermita
de San Miguel Teófilo Portillo Capilla, en “Instituciones del Obispado
de Osma”, 1985. Al relacionar las instituciones del pueblo de Las
Cuevas, leemos:
“Titular: San Pedro, Apóstol.
Curato.
Capellanía fundada por Alonso Romera y
Anastasia Santa Cruz.
Cofradías: Santa Vera Cruz. Ntra. Sra.
del Rosario. San Sebastián.
Ermitas: San Miguel, Arcángel. Santos
Sergio, Baco y otros compañeros.
Arcas de Misericordia: 1.
Memorias de huérfanos: 1.
Hospital y ermita de San Miguel”. Añade,
junto a cada una, el personal eclesiástico y el valor de la institución
en reales y maravedís. Advierte que estos datos pertenecen al siglo
XVIII.
Al consultar las inscripciones romanas,
que pueden leerse más abajo, vemos que aparecen las dos ermitas:
Mártires con un epitafio de Titulla, y otra, en la ermita de San Miguel,
que se corresponde con el número 2842.
Una pista puede ser la que nos dieron en
una de las visitas a Las Cuevas, un señor recordaba que de antiguo se
acudía a oír misa a un lugar cercano a donde está ubicada la villa
romana. Tras muchas pesquisas, por fin nos aseguraron que la ermita de
San Miguel existió, que, efectivamente, estuvo situada muy próxima a la
villa romana, que la documentación permaneció un tiempo en la iglesia de
Los Llamosos y en la actualidad se conserva en el Archivo del Obispado
de Osma. Para la próxima actualización del web procuraremos dar a
conocer lo que encontremos de este desconocido y, suponemos, pequeño
templo.
La duda es la existencia de hospital.
Resulta raro que una población que no es la cabecera de Villa y Tierra
tuviera hospital. Podría ser que dada la extensión de la Comunidad a la
que pertenecía Las Cuevas, la de Villa y Tierra de Soria, existiera en
este pueblo un pequeño hospital para pobres, acaso una pequeña sala, a
modo de pobrera, lo cual queda corroborado en la respuesta a la pregunta
número 30 del Catastro del Marqués de la Ensenada, de mediados del siglo
XVIII, en la que se afirma que en ese Lugar “no hay hospital alguno”.
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Las Cuevas romana
Sobre lo que no existe duda alguna es de
la influencia romana en Las Cuevas, como muy bien lo advierte la
existencia de una villa, en la dehesa del pueblo, descubierta por el
arqueólogo Blas Taracena Aguirre. Tal vez esa influencia explique la
existencia de los sepulcros de los mártires.
Blas Taracena, además de describir la
villa, avisa de la existencia de varias estelas romanas, cuya epigrafía
puede consultarse en el Corpus Inscriptionun Latinarum, y que
corresponden a los números 2845, 2841, 2842, 2844, 2845 y 2846 de ese
corpus, y que nosotras copiamos más abajo.
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Los vecinos de Las Cuevas celebran
fiestas a sus santos
Aunque sigamos investigando sobre ello,
diremos ahora que los vecinos de Las Cuevas, como ya adelantábamos en
nuestro blog sobre pueblos, celebran con gran fervor la festividad de
sus cuatro santos mártires romanos, que según la tradición medieval, se
les conoce con los nombres de Sergio, Bacio, Marcelo y Apuleo.
Son dos fines de semana los que dedican a
los santos, y durante ellos hay novena, traslado de los relicarios de la
ermita a la iglesia de San Pedro Apóstol, subasta de roscos, vuelta a la
ermita y subasta de banzos y puja también por colocar a los santos en
sus hornacinas, que lleva a cabo Francisco Aldea Aragonés, hijo de quien
subastó durante años.
Versos
de los Santos Mártires. Recuperados
y transcritos por
Laura Barranco Bailón
Se vive, como es habitual en el mundo
rural, con fervor y recogimiento, y los fieles suben cantando los gozos
por una empinada vereda que lleva a la cumbre de lo que un día fuera
castro, donde se ubica la ermita, una sencilla construcción rodeada de
carrasca, y adornada en su fachada con una estela funeraria de origen
romano.
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Las lápidas romanas
Dintel de la sacristía de la ermita de
los Mártires
“Epitafio de Titulla”
Lápida nº 2845 del Corpus Inscriptionum
Latinarum (Universidad de Alcalá) (CIL)
[…] Valeriae. Titullae/ […] jatae. An(norum).
XII./ […] atri sorori f (aciendum) c(uravit).
Ermita de San Miguel
Lápida nº 2842
Sofus colinentis/et nasorvoiti XL
f(aciendum) c(uravit)
Acequia dehesa del pueblo
Lápida nº 2841
D (is) M (anibus) Cor (nelius) Saturni/nus
Pater/posuit.
Diversos lugares del pueblo
Lápida nº 2844
Lucio Vale/rio Senece/anni et m/ens (ium)
V Valeri/us Aristolaus/et Mar (cia) Caesia/pater et mater p(osuerunt).
Lápida nº 2846
Ita m(e) deus pro ut/e [g] o nom II0I
Desaparecida
Epitafio sepulcral
Lápida nº 2843
L (ucius) Terentiu/s Rufinus/irricoru
(m)/FL (…) f(ilius) an(norum XXX hic s(itrus) e(st) M (…) fr(ater)
f(aciendum) c(uravit).
Unos
datos sobre los montes
En los Amillaramientos del año 1881,
conservados en el Archivo Histórico Provincial de Soria, signatura nº
6498, aparece D. Casto Marín y Vicente, vecino de Madrid, como
propietario de los siguientes montes y cerros:
- Monte
Roza, 266,82 hectáreas
- Monte
Cabeza gorda, 289,11 hectáreas
- Monte
Los Casares, 33,54 hectáreas
- Cerros:
Rasillos, Marojal, Lomos, San Andrés, Cabañas, Llanos, Valdeláguila,
Hombro del cerro, Loma, Cuevas, cerro de la Iglesia, y cerro Llanos.
Era además propietario de una casa morada
en la calle de las Peñas número 8, de 300 metros cuadrados, que lindaba
de frente e izquierda con el propietario y de espalda y derecha con Juan
Cabrerizo. Un corral en la calle Real. Una majada en Las peñas. Una
tejera.
Todas las propiedades eran administradas
por Francisco Dávila García.
Bibliografía
García Carraffa, Alberto y Arturo.
Enciclopedia Heráldica y Genealógica.
Corpus Inscriptionum Latinarum,
http://cil.bbaw.de/cil_en/index_en.html
Lope de Morales. “Discursos y
Relación del descubrimiento de las Reliquias de los gloriosos Mártires
Sergio, Báchio, Marcelo y Apuleyo”. Compuesta por el Licenciado D. Lope
de Morales, del Consejo de Su Majestad en el Real de Navarra. Con
licencia del Real Consejo. En Pamplona por Carlos de Labàyen Impresor
del Reyno de Navarra. MDCXXVII. Resumida por el señor Zamora Lucas, se
encuentra en su legado, conservado en la Biblioteca Pública de Soria.
Loperráez Corvalán, Juan.
“Descripción Histórica del Obispado de Osma”. Tomo II. Ediciones Turner,
Madrid, 1978, facsímil del publicado en la Imprenta Real de Madrid, en
el año 1788.
Madoz, Pascual. “Diccionario
geográfico, estadístico, histórico. Soria”. Madrid, 1845-1850.
Taracena Aguirre, Blas. Carta
Arqueológica de Soria. La edición corrió a cargo del Instituto Diego
Velázquez, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1941.
©
soria-goig.com
Versos
de los Santos Mártires. Recuperadas y
transcritas por Laura
Barranco Bailón
Ermita de San Miguel de Las Cuevas de Soria
Etnografía
del Cisco en Cuevas de Soria
El Cisco en Las Cuevas de Soria
Villa Romana "La Dehesa" de Cuevas
de Soria
El Molino ambulante de grano de
Elpidio Barranco
La
noche de difuntos
Tiempo
de hogueras
SoriamuséuM
La
villa romana de Cuevas de Soria
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