Carlos de la Casa
José Antonio Martín de Marco
A cuantos de cerca y de lejos han hecho
posible estas páginas. Es decir,
a los vecinos de Cuevas de Soria.
Constituían un oasis
de verdor en la desierta planicie. La responsabilidad de esta desolación
correspondía a la necesidad de abastecer de leña y carbón a una
aglomeración humana que necesitaba dos millones de arrobas anuales de
dichos productos.
Este
texto del Prf. Domínguez Ortiz, es una clara definición de la
imbricación existente entre los montes, los bosques y el carbón. Y
curiosamente y pese a la importancia del tema no han proliferado los
estudios si exceptuamos dos referencias clásicas con respecto al monte y
un importante trabajo relacionado con estos y el abastecimiento de
carbón.
Höpffner,
publicó en 1954 un artículo en donde, con base en textos clásicos y
apreciaciones contemporáneas, trazó a grandes rasgos la reducción de los
montes en la vieja Castilla. Baste para comprobar esta afirmación el
siguiente párrafo: El afán de tierras para el cultivo, el pastoreo,
las quemas y rozas y el consumo humano
son los causantes de una reducción muy importante del monte, sobre todo
a partir de finales del siglo XIII con la fundación de la Mesta.
Bauer,
en un interesante estudio sobre España, nos habla, partiendo
fundamentalmente de la legislación, de los mismos aspectos; observando y
remarcando la deforestación progresiva, responsabilizando de la misma a
los campesinos y ganaderos, haciendo, igualmente, hincapié en otros
campos de menor incidencia como la construcción naval, el carboneo
y las necesidades de las comunidades rurales.
De la pluma de Coll y Sudria, vio la luz en 1987 un trabajo
sobre el carbón en España,
pero curiosamente, y en lo que a nosotros nos interesa, apenas tiene
unos párrafos.
Nuestro amigo y profesor, Jesús Bravo Lozano, en un magnífico
libro sobre los Montes de Madrid y el abastecimiento del carbón vegetal
en la centuria del XVII y XVIII, deja claro que el consumo de carbón no
fue el responsable primordial del retroceso del bosque.
El resto de estudios se centran más en una línea
socio-política y hacendística que rodea a las desamortizaciones del XIX.
El carbono es la forma elemental más antigua conocida por el
ser humano por formar parte de él y de toda la materia orgánica. Pero
curiosamente este nombre, que procede del carbón, se aplico únicamente
al de origen vegetal, es decir al carbón producido por la combustión de
la madera.
El carbón se define como: pedazos de leña que, después de
haberlos penetrado el fuego, se apagan con tierra y quedan negros y en
disposición de volverse a encender.
El carbón vegetal es el residuo de la combustión incompleta y
de la destilación de la leña. Su composición varía con la naturaleza de
la leña empleada y con el procedimiento seguido en la carbonización.
El carbón es tanto más denso y tanto más compacto, cuanto más
dura sea la leña y más apretada su textura; su densidad es casi
proporcional a la de la leña y su conductibilidad parece que es tanto
mayor cuanto menos denso sea. Los buenos carbones son duros, compactos,
sonoros, brillantes, se rompen fácilmente y tienen la fractura irisada.
La carbonización de la leña se produce por calentamiento en
ausencia del aire, en temperaturas entre 400 y 700º, y se obtiene por
varios procedimientos, según el caso a que están destinados sus
productos.
Se practica en pilas o montones, en hornos, en calderas, en
hoyos y en vasos cerrados calentados exteriormente por la llama de un
hogar, por los gases de un alto horno o por medio del vapor de agua
fuertemente calentada.
Hasta hace poco más de un siglo era fácil ver en las zonas
rurales la figura del carbonero,
oficio prácticamente en extinción, cuyo trabajo consistía en cubrir
totalmente enormes pilas de leña con musgo y ramas tiernas. Entonces
prendía fuego por la parte inferior y dejaba que se quemara durante
días, para posteriormente subir a la cima de la pila y pisarla.
Cuando la capa obtenía la estabilidad suficiente, era señal de
que todo estaba seco y endurecido, en ese momento se procedía a abrir la
pila y obtener el carbón.
El nombre variaba según las zonas y las características:
carbón de encina, cisco de roble, picón, etc.
No vamos a entrar, no es el momento ni el objetivo de estas
notas, en los usos: combustible, forja, absorbente, pólvora, etc. Pero
si nos gustaría reseñar como en España y en países de habla hispana,
principalmente en Méjico, el carbón vegetal se ha utilizado como
combustible para los braseros, hornillos o anafres.
En el caso que nos ocupa, Cuevas de Soria, es una variante
local de la carbonización en pilas. Este procedimiento es el que siempre
se ha utilizado en los montes y cuyo objetivo era suministrar carbón
vegetal para los usos domésticos.
Para lograr la combustión por este sistema se debe escoger un
terreno que esté al abrigo de los vientos, se iguala y en su centro se
planta una pértiga vertical. Para formar el suelo se establece un piso
compuesto por leña
que converja hacia el centro y se rellenan los huecos que pudieran
quedar con leña menuda. Posteriormente, se colocan alrededor de la
pértiga los troncos gruesos,
en varias hiladas, teniendo cuidado de preparar una galería central que
converja hacia el centro. En la parte superior, se forma una especie de
casquete con leños tendidos, lo más apretado posible, y se cubre la
pila, empezando por la parte superior, con hojas y una fina capa de
tierra de 8 a 10 cm., de espesor, la cual se riega. Se deja en la parte
inferior una abertura de unos 15 cm. Para dar paso al aire y a los
vapores. Concluida la pila, se retira la pértiga central y se aplica
fuego por la galería central que se ha llenado, previamente, de materias
combustibles.
La operación la carbonización presenta varios períodos:
en el primero se activa el fuego para desembarazarse de los vapores que
podrían provocar una explosión; después se deja arder hasta que la llama
se eleve por encima de la pila.
En el
segundo, se tapa la chimenea central con una capa de césped y se
disminuye el espacio dejado al descubierto, abriendo respiraderos de
distancia en distancia. Cuando la pila se ha pasado lo suficiente, se
refuerza la cubierta con más tierra, se modera el fuego dirigiéndolo de
modo que sea igual en toda la masa. Mientras los respiraderos despidan
vapores negros y espesos se dejaran abiertos, y cuando los vapores sean
ligeros y azulados se taparán.
La carbonización es completa cuando la llama sale por los
respiraderos de la parte inferior, entonces se cegarán todas las
aberturas, se recubrirá la pila con tierra y se dejará, al menos,
veinticuatro horas antes de removerla para que se acabe de apagar.
Después, se debe, esperar de doce a veinticuatro horas más
antes de deshacer la pila. Este procedimiento, cuya ventaja es permitir
operar la carbonización en los bosques, evita los gastos de transporte
de la leña y la construcción de hornos, pero tiene el inconveniente de
dejar perder los productos de la destilación y no da más que un 17% ó
19% de carbón.
Lógicamente, las fuentes notariales nos hablan, dentro de este
mundo del carbón, de unas áreas de transportistas y de sus lugares de
origen. Entre las más importantes tenemos la provincia de Soria: Abejar, Cabrejas, Casarejos, Cidones, Cobaleda,
Duruelo, Herreros, Navaleno, Muriel Viejo, Salduero, Talveila, Vadillo,
Vinuesa, siendo citados algunas localidades de los pinares burgaleses.
A este respecto nos dice Gil Abad: todos los años tenía que
transportar la Hermandad los viajes que le correspondían en el
repartimiento hecho en Madrid.
Las principales rutas eran de Castilla la Vieja a Madrid, de
la Alcarria a Madrid y de dichos lugares al Real Sitio de San Ildefonso.
Estos testimonios nos indican varios aspectos: la riqueza de
los montes sorianos, la calidad e importancia del carbón vegetal
realizado en nuestra provincia y el peso específico en el transporte de
nuestra carretería.
La estructura básica de la empresa carbonera consiste en la
“obligación”, similar a la establecida para el resto de los abastos,
luego es evidente que las condiciones de venta del carbón eran impuestas
por Ayuntamientos y Sala de Alcaldes.
Por
otra parte, no se debe olvidar que un artículo de tan gran consumo como
el carbón no podía librarse de la escala contributiva.
Castilla, la Vieja Castilla, es una zona en donde se trabajó
el carbón vegetal y uno de esos ejemplos fue nuestra provincia de Soria,
aún se recuerda la importancia y renombre de Santa Cruz de Yangüas.
En Cuevas de Soria, en el año 1921, cincuenta y seis vecinos
compraron el Monte a una familia de franceses, “Señores Ané”, por
225.000 pesetas. La extensión rondaba las 1600 ha. y se hicieron
cuarenta y dos suertes.
Todo quedó reflejado en un libro que existe, habiendo diversas copias
del mismo en poder de los diferentes propietarios y/o herederos.
Según nuestros informantes,
el 80% de la población trabajaba en la fabricación del carbón y del
cisco, aunque esta era una actividad complementaria de la principal,
agricultura y ganadería; y así fue hasta los inicios de la década de los
sesenta.
La producción anual era de unos 3000 Kg. de cisco, que se
transportaban a Soria capital a lomos de caballería, para ser vendidos
casa por casa en sacos de 25 Kg.
El carbón se producía de la combustión de la leña gorda,
mientras que con el ramaje se hacía el cisco. El carbón, hasta 50.000
Kg. año, se llevaba en seras hechas de esparto y cargadas en carros
hasta la estación del ferrocarril de Quintana Redonda. Esto se repetía
en otros pueblos como Las Fraguas, Villabuena, Monasterio, etc.
Pero
los tiempos cambian, evolucionan y unos elementos van dejando paso a
otros. Hoy hablamos de energías limpias, energías renovables, etc. Y el
trabajo del carbón vegetal está en total desuso.
Sin
embargo, los vecinos de esta pequeña localidad de cuevas de Soria, no se
han olvidado y para demostrar esta afirmación basta acudir cada año, el
segundo fin de semana del mes de marzo, y ver como en unas pocas horas
se hace el cisco. Hoy como fiesta tradicional y día de convivencia
vecinal.
Nosotros, durante este año realizamos un reportaje fotográfico, que
incluimos en esta colaboración. En los pies de las láminas referimos
toda la experiencia del trabajo de estos cisqueros, creemos que esta
documentación gráfica es el mejor reflejo de este quehacer de antaño.
Cuando asistimos a una de estas jornadas nos vino a la mente
unos párrafos de Manfredi: Cuando se huye y uno deja todo a sus
espaldas, el único tesoro que podemos llevarnos con nosotros es la
memoria. Sólo la memoria puede permitirnos renacer de la nada. No
importa donde, no importa cuando, pero si conservamos el recuerdo de
nuestra pasada grandeza y de los motivos por los que hemos perdido,
resurgiremos.
¿Verdad
que se puede aplicar a Cuevas de Soria y a sus vecinos?
(pulsar sobre las fotos para ampliarlas)
En el paraje “El Robledo” del monte de Las Cuevas de Soria
los ramajes de encina, preparados con anterioridad en
gavillas, comienzan a arder. Al lado, troncos de madera,
apilados, esperan su combustión. |
Isidoro Cabrerizo Cabrerizo se dispone, con motosierra, a
cortar una encina cercana a la cisquera que podría
entorpecer la labor de preparación del cisco por su
proximidad a la hoguera, evitando que el fuego se pueda
propagar. |
El ramaje preparado comienza a arder. |
El cisquero recoge ramaje de encina para preparar una
gavilla por si hiciera falta para más combustión. |
La cisquera arde mientras un cisquero barre su entorno con
“la escoba” hecha con un tallito de encina al que se le ha
dejado el ramaje. Se amontona “lo gordo” en la orilla de la
hoguera donde va el humo, así se evita que el fuego se pueda
propagar. |
La limpieza del entorno de la cisquera es constante mientras el fuego se
va apocando. Aún falta la combustión completa.
|
La hoja de encina que tras la limpia se ha recogido para
echarla en la hoguera se ha colocado encima y ha ardido con
el fin de que no se queme el cisco propiciando su fundición.
Se observa el “horguinero”,
palo de encina con el que se removerá la combustión. |
Manejando la “horquilla” para que lo más grueso de la madera
arda. El movimiento de la “horquilla” será hacia la parte
donde va el humo. Este movimiento, realizado por Tirso
González en presencia de Isidoro Cabrerizo, pretende que
todo por igual adquiera la misma combustión. |
A la vez que se remueve la cisquera se va arrojando agua,
por Pablo Barranco Cabrerizo, a la espera de dar la vuelta
al cisco con dos palas, una a cada lado. Antiguamente el
agua se llevaba con caballerías en bidones de 50 litros que
se guardaban de la época en que se usaban para traer el
carburo que daba luz a las lámparas. |
Arturo Martínez Cabrerizo, en la tercera vuelta del cisco,
coge una rama no fundida de la cisquera y la retira. |
Terminado el proceso de envasado del cisco, de derecha a
izquierda posan los cisqueros: Justo Barranco Cabrerizo, Elpidio Barranco
Cabrerizo, Gregorio Barranco Cabrerizo, Isidoro Cabrerizo Cabrerizo,
Elena Barranco Cabrerizo, Tirso González Muñoz, Francisco Cabrerizo
Barranco, Toño González Cabrerizo, Pablo Barranco Cabrerizo, Celestino
Ortego, Arturo Martínez Cabrerizo, Jaime Fernández Moreno, Ricardo
Aragonés. Son los “cisqueros mayores”. |
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Carlos de la Casa
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José Antonio Martín de Marco
Cuevas de Soria, 24
de Septiembre
Nuestra Señora de
la Merced
GLOSARIO:
Carbonada:
montón de carbón presto a arder
Carbonar:
pintarrajear, embadurna, ennegrecer con carbón.
Carbonear:
reducir a carbón la leña.
Cisco:
carbón vegetal menudo, empleado particularmente para el brasero.
Cisquera:
montón de madera que se prepara para hacer el cisco.
Cisquero:
personal que produce el cisco.
Covacha:
responde al nombre de una cueva existente en una roza donde los mozos,
antaño, iban a asar castañas y a charlar.
Escoba:
ramaje de encina que se usa como escoba para barrer hacia la cisquera
las sobras.
Fabriquero:
Hombre polivalente, no solamente el que arma los hornos y domina la
técnica para dejar el carbón “granado”, sino que además es un
representante y un intermediario del obligado ante los pueblos para
ojear posible montes, asistir a subastas y apalabrar contratos que luego
cerrara el obligado con el escribano
Gavilla:
brazada, haz de ramaje de encina que se prepara para ser quemada en la
cisquera u hoguera.
Horguilla:
palo de encina asemejado al horguinero con el que se revuelve la madera
que aún no se ha consumido.
Horguinero:
palo de encina con el que se remueve la combustión del cisco.
Perejón:
pozo existente en el río Izana, lugar en donde en otro tiempo iban los
chicos a bañarse.
BIBLIOGRAFÍA
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Madrid.
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VV.AA. (1876). Enciclopedia de los Conocimientos Humanos. Madrid,
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-
eCovarrubias.com.
Haciendo carbón vegetal
-
historiacasasviejas.blogspot.com.
La explotacion del
carbon vegetal y 3
-
historiacasasviejas.blogspot.com.
La explotacion del
carbon vegetal 2
-
El
Cisco en Las Cuevas de Soria
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