ANEXO
ERMITA DE SAN SATURIO EN SORIA
La ermita de San Saturio, dedicada al Santo Patrón de Soria, se encuentra situada al este de esta ciudad en una situación elevada, dentro de un enclave paisajístico de gran belleza, con vistas al río Duero.
Ubicada en una explanada comprendida entre los cerros de Santa Ana y el monte de las Ánimas, la ermita de San Saturio forma parte integrante del conjunto histórico declarado Bien de Interés Cultural «Margen izquierda del río Duero», conjunto de gran relevancia e interés que concentra junto a importantes valores históricos artísticos, un alto interés ambiental y paisajístico, en el que la ermita de San Saturio constituye un hito fundamental y lugar de referencia para todos los sorianos.
No es que tenga mayor importancia, pero decir que una ermita que llama la atención por su construcción encima de unas peñas está
ubicada en una explanada...
Y situarla entre los cerros de Santa Ana y el monte de las Ánimas...
Cuenta la leyenda que Saturio era un noble soriano del siglo VI que, tras la muerte de sus padres, repartió sus riquezas entre los pobres y decidió trasladarse a estas cuevas a orillas del río Duero para llevar una vida de eremita. Los primeros datos que dejan constancia de la existencia de un oratorio de San Miguel que luego pasó a llamarse San Saturio, datan del año 1148.
Como ya expusimos en nuestro artículo "La propiedad de la ermita de San Saturio" de Septiembre de 2013, la primera cita de San Miguel de la Peña data de 1152 no de 1148.
En 1937 Santiago Gómez Santa Cruz en su "Novenario a San Saturio" (pág.39) dijo que en el año 1148 Don Juan, obispo de Osma, elevó a la preeminencia de Colegial la iglesia de San Pedro /.../ Para ello hizo donación al Cabildo de la iglesia de San Miguel de la Peña -hoy de San Saturio-
.
Y en base a esta afirmación del abad de la Colegiata soriana, se viene divulgando que en este año se documenta el pequeño templo que nos ocupa.
Ahora bien, si atendemos a lo publicado por Loperráez en su "Descripción histórica del obispado de Osma" al hablar del obispo Don Juan (tomo I, p.124), y los diplomas que transcribe (diplomas XIX, XX y XXII; tomo III, p.24 y ss); y así mismo, si atendemos a los documentos copiados en el libro nº27 del Archivo de la Colegiata de San Pedro de Soria, (Doc.1, 2 y 3), se comprueba cómo en 1148 no es cuando el obispo eleva a Colegial a la iglesia de San Pedro. En ese año 1148 es cuando el concejo de Soria hace donación de la citada iglesia de San Pedro al obispo. (Diploma XIX y Doc.1)
Es el 10 de Julio de 1152 cuando se cita por primera vez la ermita, cuando el citado obispo Don Juan hace donación a la iglesia de San Pedro de diversas rentas y heredades estableciendo que viviesen en comunidad, y baxo la Regla de S.Agustín
, y es entre esos bienes donados en 1152 donde se cita a Sancti Michaelis de Penna
. (Diploma XXII y Doc.3)
Estos documentos fueron relacionados por Frías Balsa en "Documentación medieval en la Colegiata de San Pedro (Soria)" en 2004, donde cita también otras publicaciones en los que se hace alusión a ellos.
Posteriormente se hicieron algunas reparaciones y debido a su hundimiento en el año 1694, la ciudad de Soria acordó reedificar una iglesia de nueva planta con la colaboración económica de todos los vecinos.
No es correcto asegurar que la ermita se hundió en 1694. La documentación revisada dice que el 11 de Diciembre de dicho año 1694 al tratarse en la Ciudad sobre el traslado de las reliquias de San Saturio desde su ermita a la colegial, se da cuenta de cómo el cabildo quería hacer dicha traslación
mañana domingo a las diez horas del día, por tener entendido que la ermita amenazaba ruina
.
El traslado, del que ya hablamos en el artículo
"Sobre San Saturio Patrón de Soria (Correcciones)" y cuya fecha hemos podido concretar ahora, se realizó el 15 de Diciembre; y hasta entonces no hay ninguna noticia que informe del hundimiento, del mismo modo que tampoco se hace mención al mismo en ninguno de los acuerdos en los que se trata sobre el desmonte y/o la obra que se había de realizar.
Respecto a que la Ciudad acordara la reedificación; si la misma empezó en 1694 resulta insostenible que la acordara la Ciudad, ya que el 13 de Diciembre de ese año, cuando accede a trasladar las reliquias del patrón a la Colegial, hace constar en el libro de actas que se traigan los huesos y reliquias del santo a dicha santa iglesia hasta que haya la disposición que por la Ciudad se desea y fomenta, de su perpetua colocación en ella y capilla de Nuestra Señora de San Millán, como antes de ahora está tratado
.
Respecto a que la Ciudad acordara la reedificación con la colaboración económica de todos los vecinos; si bien es cierto que a instancia del corregidor la Ciudad aportó 700 ducados en el año 1702, por lo que a mí me consta, la Ciudad no acordó reedificar la ermita. Hay que tener presente que si el Ayuntamiento hubiera acordado la reedificación tendría que haber dispuesto una partida económica para la obra, o un medio para sufragarla, ya fuera arbitrio o repartimiento entre los vecinos, para lo que tendría que haber pedido facultad real, y puesto que no existen noticias sobre ello, como ya expusimos en el referido articulo sobre "La propiedad de la ermita...", esa afirmación tan sólo debería tomarse como una licencia literaria de Rabal que han seguido prácticamente todos los autores por resultar muy sorianista, pero que a mí me resulta documentalmente insostenible.
Sin embargo sí hay que reseñar que la reedificación si se llevó a cabo fue gracias a una movilización popular de devotos de San Saturio (que no tuvieron por qué ser todos los vecinos), que ante el acuerdo de Ciudad y Cabildo de la Colegial de abandonar la ermita del santo patrón y colocar las reliquias en San Pedro, iniciaron la colecta y contrataron la formación de la traza (plano) para la obra a sus propias expensas, sin contar con aquellas autoridades que pretendían desmantelar un templo con más de 500 años de existencia.
Dicho esto; prueba de que la colaboración económica quedó a la buena voluntad popular es que ni siquiera todos los eclesiásticos estuvieron predispuestos a ella; de este modo, el 7 de Septiembre de 1697, tratando en el cabildo colegial sobre los alquileres de una casa enfrente de la Casa de la Tierra que se había vendido, dijeron que se dé comisión al ermitaño de nuestro patrón San Saturio para que lo cobre y se refunda en ayuda de los gastos de la obra de la ermita de dicho santo, menos la parte del señor Pérez quien no vino en esta cesión
.
La participación popular, si bien se presume voluntariosa, queda en entredicho cuando el 24 de Octubre de 1698, en la junta del citado cabildo colegial en la que se daba cuenta de que tenían ajustado el cierro y linterna de la ermita de nuestro patrón San Saturio con Pedro Aguirre, maestro que hizo la obra de La Concepción de esta ciudad, y que aunque tenían muchas limosnas ofrecidas éstas no se cobrarían con la puntualidad que se necesitaba para dar satisfacción a dicho maestro que les había parecido pedía a sus mercedes les diesen los doscientos y cincuenta ducados que están en el archivo
.
Y cuando el 17 de Abril de 1704 se trataba en el mismo cabildo de cómo el que había sido corregidor de Soria don Diego de Cosío Bustamante había presentado la memoria de las limosnas ofrecidas, lo cobrado de ellas, y lo gastado en la ermita, y constó tener gastado de más, sin el altar y pintura del descendimiento que ha puesto por su devoción, al pie de ocho mil reales
; dinero que acordaron reembolsarle, y que se conociera su intención en orden a las limosnas ofrecidas y no cobradas
.
Así pues, si, desde luego, la obra no hubiera podido realizarse sin la colaboración tanto económica como laboral de la mayor parte de la población, la afirmación que hace la historia oficial no parece ajustarse fielmente a lo acontecido.
Como describe Anselmo Sanz Serrano en su «Historia y descripción de la cueva y ermita de San Saturio», de octubre de 1915, Ambrosio de Morales, cronista del Rey Felipe II y catedrático da (sic, de) Retórica en Alcalá de Henares, decía lo siguiente en el año 1577 (Crónica general de España. Adiciones al tomo II, f. 87.): «Allí en medio del gran recuestro de la Peña se vé agora la cueva del Santo Hermitaño Saturio arto grande. Está cerrada con puerta y es tenida en mucha veneración por haber sido morada de los dos santos; en la cumbre está la Hermita de San Miguel, llamada de la Peña, y suben allá desde la cueva cuasi por escalones; allí está el cuerpo de San Saturio en Capilla particular cavada en la Peña y cerrada con reja de hierro.»
En el año 1649, en vista del estado ruinoso de la ermita se traslada a Soria, a petición del Cabildo, el Obispo Valdés, para reconocer si convenía trasladar las reliquias del cuerpo de San Saturio a la Iglesia de San Pedro. Se desistió de dicho traslado en atención a la extensión de su culto por la comarca y el aumento de los donativos y limosnas para atender a la reparación de la ermita de San Miguel de Peñalba.
En 1649 el obispo Valdés vino a Soria, no
'para reconocer si convenía trasladar las reliquias del cuerpo de San Saturio a la Iglesia de San Pedro', sino
para ver si convenía trasladarlas a San Polo como venían demandando
muchos vecinos de esta ciudad, eclesiásticos y seglares
. Traslado que el prelado autorizó con la condición de que se adecentase San Polo, y que dicha traslación no ocasionara ningún gasto, ni merma de ingresos, al cabildo colegial.
A pesar de que el dueño de la ermita y del terreno hacía la donación con la única condición de que fueran los clérigos los que se hicieran cargo del pago de una capellanía a la que estaban afectos los bienes que donaba; y
a pesar de que la Ciudad ofreció al citado cabildo rentas suficientes para afrontar el gasto anual de aquella capellanía; a los de la colegial no les pareció suficiente, y como el obispo oxomense había condicionado el traslado a que no originara ninguna carga económica, la mesa capitular de San Pedro le expuso la situación a fin de que decidiera, y no se volvió a tratar el tema.
Una razón única y exclusivamente económica fue la que hizo que los restos de San Saturio siguieran donde siguen hoy, y no razones de culto ni aumento de donativos como se pretende hacer creer.
Sobre el traslado de las reliquias a San Polo en 1649 ya hay autores que lo han tratado, entre otros, el marqués de Saltillo en 1943
(Hogar y Pueblo, 28-8-1943), Garcés Desmaison en 1979
("San Polo") (aunque este autor se equivoca al decir que el traslado tuvo efecto), y Jiménez Gonzalo en 1983
("San Saturio. Historia y Arte"). Nosotros lo tratamos en
"Algo más sobre San Polo" en Septiembre del pasado año 2020.
En el año 1694 se dio comienzo a las obras de la actual Iglesia de San Saturio, sobre la Cueva de Peñalba, en el lugar que ocupaba la anterior ermita de San Miguel de la Peña, probablemente construida en el siglo XII. La nueva iglesia bajo la advocación de San Saturio, del que cuenta la tradición que vivió en la cueva durante 36 años, es obra del Arquitecto Pedro Ajín.
Si bien Gómez Santa Cruz, y los que le siguen, atribuyen la obra a Pedro Ajín, la realidad es que el abad confundió el apellido Aguirre con Ajín, siendo Pedro Aguirre quien hizo en 1694 la traza con la que se inició la obra, y asimismo la persona con quien el cabildo ajustó
el cierro y linterna de la ermita de nuestro patrón San Saturio
en 1698. Identidad que ya proporcionaba Herrero Gómez en 2003
("Ermita de San Saturio. 1703-2003"), y consta en las actas de dicho cabildo de esos años.
El Sacerdote soriano D. Juan Antonio Zapata, discípulo de Jacobo Jordaens y del pintor español Antonio Palomino del Castro y Velasco, contribuyó a la dirección y decorado de aquella obra, pintando los frescos del interior de la capilla, terminando la obra en el año 1703.
El referido
Zapata no se llamaba ni Antonio ni Juan Antonio sino Juan, Juan Zapata Ferrer; y no era soriano puesto que nació en Rubielos de Mora (Teruel), como viene advirtiendo Gutiérrez Peña; matizaciones que esta investigadora hizo constar expresamente en una brevísima intervención televisiva el mismo día del acto institucional llevado a cabo el pasado 29 de Julio de 2021 en la ermita. Y aunque Sanz Serrano decía que en la capilla de la ermita había un cuadro firmado por
don Juan Antonio Zapata y Ferrer
, en el que la Virgen presenta al niño Jesús a Santa Ana, lo cierto es que en dicho cuadro
(hoy día en la concatedral) no consta el nombre
Juan Antonio, sino sólo
Juan.
La información proporcionada por la Junta de Castilla y León parece proceder del texto premiado en 1915 del recordado Sanz Serrano, motivo por el que llaman Juan Antonio al autor de los frescos y le hacen soriano; y al igual que Sanz
la historia oficial cita
'Palomino del Castro' en lugar de
'Palomino de Castro', y
confunde a 'Lucas Jordán' (Luca Giordano) con
'Jacobo Jordaens', y si Luca Giordano fue un destacado pintor de frescos, Jacobo Jordaens no destacó en esa faceta; como se puede comprobar fácilmente hoy día tanto en sus biografías como en sus obras pictóricas disponibles en la Red.
A la ermita se accede por la cueva que se sitúa bajo la misma. En el recorrido ascendente hasta la iglesia, se encuentra en primer lugar una sala de reuniones con banco corrido en tres lados de su perímetro, donde se reunía el Cabildo de los Heros, una especie de Tribunal de las Aguas.
Calificar al Cabildo de los Heros como 'una especie de Tribunal de las Aguas', aunque en ocasiones algún autor matice 'de secano', es tan acertado como calificar al Club Deportivo Numancia como 'una especie de Tribunal de Arbitraje Deportivo' matizando 'soriano'. Y esa calificación, tan popularizada como disparatada, ha conseguido que se llegue a decir que el citado Cabildo de los Heros se encargaba de dirimir las diferencias que surgían entre los labradores a la hora de regar sus tierras (esta tontería la he oído explicar dentro de la ermita).
El Cabildo de los Heros, que también tomó el nombre de Junta de Labradores, aunque pueda pensarse lo contrario, no representaba a todos aquellos que labraban en el término de la ciudad, ya que en dicho término se ubicaban los Heros y los Tajones de Valonsadero, teniendo cada demarcación su cabildo respectivo.
El terreno labrantío de las afueras de Soria se delimitaba, muy a grosso modo:
situados espacialmente en el Duero con la ermita de San Saturio a la espalda; desde este río, a la izquierda, siguiendo el río Golmayo como linde exterior, hasta llegar al término de Golmayo (antes de llegar a la carretera del Burgo de Osma) las tierras formaban parte de los Heros; desde la carretera de Burgos, entre Valonsadero y la variante que rodea la capital, y hasta la carretera de Logroño, eran los Tajones; y desde el polígono industrial y la dicha carretera de Logroño, hasta bajar otra vez al Duero, volvían a ser labores de los Heros, añadiéndose a estos, en la margen izquierda del río, el terreno entre éste y la carretera de Velilla.
Así pues, había labradores que laboraban en uno de los términos, y había quien laboraba tanto en los Heros como en los Tajones.
Visto, como hemos dicho, muy a grosso modo, qué eran los Heros, ¿cuáles eran las funciones de su cabildo, aquel cabildo formado por un preboste y sus cuatro cuatros?
- Nombrar meseguero. Los sembrados, obviamente, había que guardarlos para evitar que los ganados entraran en los panes; luego tanto el cabildo de los Heros como el de Valonsadero nombraban cada uno su guarda; y con ese guarda los miembros de cada cabildo ajustaban el salario y las condiciones de la custodia: qué parte de término debía guardar, si lo debía hacer sólo o si quedaba obligado a contratar algún ayudante, qué pena se le impondría por no denunciar a quien hiciere algún daño en los sembrados... (1)
- Arrendar los pagos. Una vez levantadas las cosechas, el rastrojo de los Heros se arrendaba a los ganaderos, siendo el preboste y los cuatros quienes concertaban con ellos la cantidad que debían pagar, si el aprovechamiento se haría por un año o por más, y en este caso si el pago se haría anualmente o en cantidades acumuladas y/o adelantadas... (2)
- Solicitar la celebración de rogativas. Tanto en tiempo de sequía como de temporales que afectaban a las cosechas, el Cabildo de los Heros solicitaba a la Ciudad que organizara alguna rogativa, siendo el Ayuntamiento, tras acuerdo con el cabildo colegial, el que decidía el tipo de rogativa y cómo se había de organizar y convocar. (3)
- Defender los intereses de los labradores en instancias judiciales. Cuando las diferencias entre labradores y ganaderos, u otro sector social o político, se hacían notables, era el Cabildo de los Heros quien defendía los intereses de los agricultores llegando hasta las más altas instancias judiciales. Es de reseñar que las Ordenanzas de la Dehesa y Monte de Valonsadero, consensuadas en 1664 por la Ciudad, los Doce Linajes, y estado del Común, no fueron aprobadas por el rey hasta 1667 debido a las contradicciones planteadas por el Cabildo de los Heros, obteniendo la aprobación real cuando dichos labradores se apartaron del pleito que habían interpuesto. (4)
- Gestión del arca de misericordia. En 1624, se capituló la organización del Arca de Misericordia que mandó fundar Luis de la Torre para socorrer a los labradores de la capital, cuyo patronazgo, rechazado por la Ciudad, corrió a cargo del vicario de la colegial de San Pedro y del Cabildo de los Heros, y para cuyo funcionamiento el cabildo debía nombrar cada año dos personas que se ocuparan de distribuir el grano, así como de su reposición. (5)
Y aunque tenían otras funciones de carácter social y organizativo similares a las de cualquier cofradía que no reseñamos por no extendernos más, ninguna tenía nada que ver con regadíos, repartos de agua, ni otra cosa que permita considerar al Cabildo de los Heros como una especie de Tribunal de las Aguas.
En otro orden de cosas; aunque se diga que este cabildo se reunía en la sala de su nombre que hay en la ermita de San Saturio, hay que advertir que, aunque así lo hicieran esporádicamente (sin saber desde cuándo), hasta el último cuarto del siglo XVII el lugar habitual era en Nuestra Señora del Mercado o la casa del preboste; y así, si en 1604 se reunían dentro de la cámara de Nuestra Señora del Mercado de esta dicha ciudad que es donde es uso y costumbre de se juntar los cabildos de los Heros y Valonsadero
(6); en 1612 hacían constar estando juntos en el cementerio de la iglesia de Nuestra Señora del Mercado de ella, donde dijeron tienen costumbre de se juntar para efecto de tratar cosas tocantes al dicho cabildo
(7); y en 1620
se anota el pibostre y cabildo de los Heros de esta ciudad, todos labradores y vecinos de ella, estando juntos y congregados en la casa de Juan García de Cinco Villas, parte acostumbrada para semejantes juntas, siendo apregonado el dicho cabildo para tratar y conferir las cosas convenientes a él
(8).
Por donde vemos cómo las juntas no se celebraban en el recinto de la cueva.
En 1674 el cabildo se concierta con la cuadrilla de La Blanca para que les cedan la mitad de la casa que dicha cuadrilla estaba haciendo junto al referido monasterio, llegando a un acuerdo en 1675 para compartir dicha casa, convirtiéndose en su sede social (9).
A mediados del siglo XIX su corral será allanado para incorporar en las obras de la plaza de toros en la creencia de ser propiedad del Ayuntamiento
(10),
por lo que éste cederá al Cabildo de los Heros otro local en la calle de La Tejera, que si no me equivoco, será el recordado cuartelillo del que salía la soldadesca que aparece en algunas fotografías de principios del siglo XX ampliamente difundidas.
(Imagen de la soldadesca capturada en "Recordando Soria" de la Asociación Deportiva Cultural - Policía Municipal de Soria - Signatura 8419 del AHPSo)
Por una pequeña escalera se llega hasta el Oratorio de San Miguel, con un altar tallado en la piedra y una losa en recuerdo del lugar en que estuvieron enterrados los restos de San Saturio, con anterioridad a su traslado a la iglesia. Siguiendo el recorrido se llega a la izquierda a una estancia que actualmente tiene la función de recepción, y otra hacia el lado opuesto también con funciones similares y tienda. Después de estas se sitúa la vivienda del santero. En un nivel más alto y antes de llegar a la iglesia se sitúan dos salas capitulares con balcones que ofrecen magníficas vistas hacia el río.
La iglesia es construcción barroca; posee planta octogonal muy alargada y se remata con cúpula también octogonal, en la que se abre la linterna con cuatro arcos de medio punto situados alternativamente cada dos de sus caras. Todos los paramentos interiores se hallan profusamente decorados con frescos pintados, entre 1704 y 1708, por el Sacerdote y artista soriano Antonio Zapata.
(Sobre el altar tallado en la piedra, a mí me parece que está tallado en piedra, que no es lo mismo; pero la cuestión no tiene mayor importancia)
Aunque Loperráez afirmara que Zapata se llamaba Antonio y era soriano ("Historia del obispado..." T-II, p.57 y 412), ya hemos comentado que Zapata no se llamaba Antonio ni Juan Antonio, sino Juan, y no era soriano
Respecto a cuándo se pintaron los frescos:
El 25 de Mayo de 1703 el cabildo colegial había acordado con la Ciudad que el traslado de los restos de San Saturio a la nueva ermita no se hiciese hasta tanto que el retablo estuviese dorado
, encargando que se dore cuanto antes
; y así mismo se disponía que la caja de las reliquias tuviera tres llaves, de las que una se daría al Ayuntamiento, pero El señor Celarain contradijo la translación del santo y dar llave a la Ciudad si primero no se pintaba la media naranja
.
El 15 de Junio de este año, los comisarios nombrados para estos efectos tenían ajustado se hiciese la colocación de nuestro patrón glorioso San Saturio para el día de su fiesta que es el dos de Octubre de cada un año, habiendo precedido sacarlo en procesión por la ciudad en día de San Miguel veintinueve de Septiembre, y que el día treinta predicara el señor magistral, el día primero de Octubre el doctor don Juan Simón* natural de esta ciudad y cura de Pozuelo de Alarcón junto a Madrid, y que esta misma tarde se llevaría a su ermita, la cual se había ajustado pintarla con don Juan Zapata en cuatro mil quinientos reales, que en todo habían venido los comisarios de la Ciudad
.
En el lado de la epístola del altar mayor, hay una especie de medallón en el que se lee:
Este quadro de este claro y lo que zircunda el Retablo principal se pinto a costa del Yllmo Sr Dn Seuan de Arebalo y torres obispo de osma quien para esta y las demas obras de este Santuario dio de Limosna en dinero y zession de Juros mas de siete mil Rs. Año de 1703
Este cuadro de este claro y lo que circunda el retablo principal se pintó a costa del Ilustrísimo señor don Sebastián de Arévalo y Torres obispo de Osma, quien para ésta y las demás obras de este santuario dio de limosna en dinero y cesión de juros mas de siete mil reales. Año de 1703
Y si bien, en el lado del evangelio, hay otro medallón similar en el que consta:
PINTOSSE ESTE LIENÇO DE PARED A DEBOCION I ESPENSSAS DE LA CIVDAD Ð SORIA REINANDO PHILIPPE V. AÑO DE I704
Pintose este lienzo de pared a devoción y expensas de la Ciudad de Soria reinando Felipe Quinto. Año de 1704
No parece probable que en el centenar de días que transcurrieron desde que se ajustó la pintura hasta que se trasladaron los restos de San Saturio a la ermita, Zapata no iniciara su labor y la retrasara hasta 1704, máxime si el obispo contribuyó a la pintura del paño del retablo, y en el cabildo había quien pensaba que debía pintarse la media naranja antes de hacer la traslación.
* El doctor don Juan Simón que predicó el día 1 de Octubre de 1703, es don Juan Antonio Simón autor del libro "El anachoreta canonizado, San Saturio eremita..." que fue publicado diez años después, y cuyo nombre ostenta una calle de la capital soriana.
En los lienzos verticales se representan escenas de la vida del santo, por el lado del Evangelio: San Saturio repartiendo su hacienda entre los pobres, como ermitaño orando en la capilla de San Miguel, el santo tentado por los siete pecados capitales y el santo predicando; en el lado de la Epístola, el paso milagroso de San Prudencio por el Duero sobre su capa, la muerte de San Saturio y su canonización por su discípulo San Prudencio, obispo de Tarazona. También la cúpula se encuentra decorada con frescos, representando en este caso a diferentes anacoretas. Junto a la cabecera de la iglesia se sitúa la sacristía, de planta cuadrada y cubierta con bóveda.
Exteriormente la construcción es de mampuesto, reforzando con sillares los contrafuertes y ventanas. Únicamente la espadaña situada a los pies de la iglesia está realizada en ladrillo. Presenta dos cuerpos, el inferior con dos huecos con arcos de medio punto, que alojan campanas y el superior de un solo hueco y rematado superiormente con frontón recto. Las cubiertas de la iglesia de teja árabe tienen ocho faldones según los lados del octágono de la base.
El camino que conduce a la ermita es uno de los enclaves paisajísticos más bellos y emblemáticos de la ciudad, inspirador de algunas leyendas románticas de Bécquer e inmortalizado en la obra poética de Antonio Machado, al que la ciudad le ha dedicado un rincón en el acceso a la ermita.