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De Noroeste a
Sureste (igual que se desarrolla el Sistema Ibérico, al que pertenece),
la Sierra de Montes Claros o de Alba ha acogido, en sus pastos, miles de
cabezas de ganado, en especial merino, aunque también churro y cabrío.
En la cara Norte de la Sierra de Montes Claros el Ayuntamiento de
Las
Aldehuelas se forma con cinco núcleos de población. Además del cabeza de
partido: Los Campos, Valloria, Ledrado y Villaseca Somera. El alcalde,
Segundo Revilla Jiménez, ha de administrar sólo a 84 habitantes censados
en los cinco núcleos, de los cuales, a buen seguro, el ochenta por
ciento residirán en Soria largos meses del año. Esta población supone
2,2 habitantes/km2. Se trata de la zona más despoblada de la ya
deshabitada comarca de Tierras Altas.
Pero esta situación no siempre fue así. Cuando Zenón de Somodevilla
mandó hacer el catastro que lleva por nombre el título que le fue
concedido, de Ensenada, estos cinco pueblos acogían a unos setecientos
habitantes y a casi dieciséis mil cabezas de ganado merino, además del
churro, el cabrío y los de labor.
Era
Villaseca Somera
el término con
más ovejas de los cinco, 8.296, que pastaban en invierno, como todas, en
tierras del Sur. Apellidos de personas relacionadas con la tradición
trashumante soriana eran frecuentes en Villaseca Somera, como Catalina
Josefa de las Heras, viuda de Diego Sáenz Camporredondo, propietaria de
más de tres mil trescientas cabezas, cuñada del presbítero José
Gregorio, con casi mil quinientas en propiedad. A Catalina, del estado
noble, se le permitía “por tolerancia, que sus ganados pastaran y
disfrutaran los pastos del agostadero de la dehesa de La Mata”. O doña
María Ignacia Ramírez de Arellano e Ibero Urrea, casada con otro
Camporredondo, quien dota a una hija con cuatro mil ducados y a un hijo
con veintidós mil reales. Documentos estos conservados en el Archivo
Histórico Provincial, sección de protocolos notariales.
Pertenecieron las cinco aldeas a la Comunidad de Villa y Tierra de
Yanguas, de donde era señor el conde de Aguilar, marqués de Aguilafuente,
señor de los Cameros, quien cobraba los impuestos de alcabalas y
florines y nombraba regidor.
Los restos de las ermitas hablan también de una población más numerosa.
Eduardo Alfaro Peña coordina el proyecto IDOUBEDA, que puede verse en el
web
www.idoubeda.com
, y otros blogs, donde se da a conocer parte del trabajo llevado
a cabo por él y sus colaboradores sobre restos en piedra encontrados por
la comarca de Tierras Altas. También sobre las ermitas, de las que
apenas queda el recuerdo en los mayores, y el topónimo. Son Santa María
Caída, en Las Aldehuelas; San Roque, en Los Campos, restaurada; San
Bartolomé y El Santo (Marcos), en Valloria, de la primera se conserva el
santa de la advocación en la iglesia parroquial, y en cuanto a San
Marcos, se ha recuperado la romería; y Santa Elena en Villaseca Somera.
Isabel Lozano Blanco
nos comenta:
"Referente a
las Corridas de las Roscas que se corrían en
Yanguas y pueblos de la zona, en la actualidad
hay dos pueblos en los que se corre El Rosco y en el que las mozas dan
los tradicionales Roscos:
Villar del Rio: 29 de agosto
Las Villasecas (Villasecas Somera): 18 de Agosto
En ambos pueblos se mantiene el Ramo y el Rosco. Y a estos pueblos acude
gente de los pueblos de la zona de Tierras Altas para celebrarlo.
En Villasecas (mi pueblo), durante aproximadamente 12 años, en los que
hubo gran emigración, no se celebró. Desde 1979 se viene celebrando cada
año. Una tradición recuperada por los hijos de aquellos emigrantes.
Igualmente, me gustaria informaros que Villasecas, a pesar de ser un
pueblo pequeño en el que sólo queda un vecino, se está reconstruyendo en
piedra las casas que estaban caídas, mantiene sus calles empedradas como
eran hace 100 años. A través de la Asociación de Amigos de Villasecas
velamos por mantener su encanto, lo que fué".
Y aquí
está:
La
Corrida del Rosco en Villaseca Somera
Los Campos
En los últimos años es el pueblo de Los Campos el más conocido
mediáticamente, debido a que se ha celebrado en varias ocasiones la
fiesta de la llegada de las merinas, alternándose con Oncala. Tuvo en su
mejor momento histórico alrededor de tres mil cabezas de merinas y,
todavía, reside allí un merinero. A mediados del siglo XIX, cuando
Pascual Madoz requirió datos para su Diccionario, en Los Campos vivían
114 personas.
El pueblo está ubicado a la entrada de un suave valle, por donde se ven
aparecer a las ovejas cada dos años, por el mes de junio. Son pocos
habitantes, pero laboriosos y siempre dispuestos a dar lo mejor de ellos
mismos cuando se trata de recibir a los visitantes. Hospitalidad propia
de los merineros. Han arreglado el horno comunal donde la señora Dolores
cuece pan y hace sobadillos. Tienen yacimientos con huellas de
dinosaurios y en su término nace el río Cidacos, afluente del Ebro, que
discurre por Valloria, Bretún (cerca de la ermita de Santa Cristina),
Villar del Río y Yanguas, deslizándose desde la villa hacia tierras
riojana que un día fueron también sorianas. Mueve este río serrano
molinos y, siguiendo las indicaciones del mapa Geográfico y Catastral,
descubrimos uno en Vizmanos (por el arroyo “del Molinillo”), otro en
Bretún, otro más en Villar del Río (de las “Ánimas”), en Yanguas el
“molino Jimeno” y, por último el “molino Lería”. El río Cidacos tiene un
Centro de Interpretación, en Los Campos, que fue inaugurado hará unos
tres años.
La iglesia parroquial, limpia y arreglada, tiene elementos románicos y
está dedicada a Santa Elena. Desde el pasado mes de junio, en la plaza
del pueblo, una escultura homenajea a los merineros.
Valloria
En Valloria, Baloria en 1752, se le une al Cidacos el arroyo del Valle,
formando, uno y otro, unas riberas frondosas. Se lee en el Catastro de
Ensenada que cuatro puentes de madera unían las orillas del río
Molinillos. Residían en Valloria 29 vecinos y medio (las viudas contaban
por medio vecino a todos los efectos), número cercano al que censa Madoz
un siglo más tarde: 31 vecinos, 128 almas, quien da a conocer que ya por
esas fechas de 1845, eran 14 los alumnos que acudían a la escuela.
Muchos siglos antes, en La Muela, estaban asentados los primitivos
moradores de lo que más tarde sería Valloria. En el número 3 (agosto
2012), de la revista “La huella de Valloria”, Eduardo Alfaro Peña
escribe un artículo titulado “La huella de Roma en Valloria”, donde da a
conocer el estudio y los hallazgos de época romana en el paraje de “La
Muela”, así como dos estelas funerarias de la misma época.
El pasado 27 de julio fuimos a visitar, una vez más, Valloria. En esta
ocasión César González había preparado el encuentro dirigido a una
futura publicación sobre costumbres sorianas. Reservamos para ella lo
que nos contaron Juana Jiménez del Barrio, Casimiro González, Julián
Escudero y toda la buena gente de ese pequeño y delicioso lugar de
Tierras Altas.
Juan Carlos Martínez, concejal de Las Aldehuelas y alcalde pedáneo de
Valloria, junto a César González, nos acompañaron a visitar el pueblo de
casonas de piedra y gruesos muros, necesarios en tierras frías para
combatir los rigores del invierno. El arroyo del Valle discurre por
mitad del pueblo, bajo un puente de piedra que pronto habrá de ser
restaurado. Se une al Cidacos a pocos metros del último edificio. Arroyo
y río han ido alimentando en sus orillas una fronda enmarañada de donde
sale una ruta que se dirige, por un lado a Villar del Río, y por el otro
al acebal de Garagüeta, cuya señalización está prevista. Por la orilla
del Valle lavaban la ropa las mujeres, ellas ahora rememoran con cariño
aquellas reuniones, de las que Juana recordó lo de “echar la cernada”, o
lo que es igual, blanquear la ropa con ceniza colada. Cuando, en pleno
invierno, se vieran obligadas a romper el hielo para lavar la ropa,
sería mucho más duro. Pero así es la memoria, se desprende de lo
negativo para recordar lo agradable.
La iglesia está advocada a Santo Tomás. Como la de Los Campos, algunos
elementos románicos hablan de una construcción más antigua sobre la que
se edificaría esta.
En Valloria, a día de hoy, se encuentran censados unas veintiséis
personas aunque, como es habitual en toda la provincia, sólo dos residen
todo el año y, como viene siendo también norma, en agosto se abren las
casas, se llenan de luz, y reviven por unos días el pasado y el
presente. Es entonces cuando se celebran las fiestas, programadas para
que en ellas se hermanen los que se marcharon en busca de otros rumbos
con quienes permanecen todo el año en el pueblo o residen a pocos
kilómetros de él. Del 22 al 25 de agosto se hace la ruta de senderismo,
la fiesta de la trilla y, como colofón, los días 24 y 25, las fiestas
patronales en honor de San Bartolomé.
Han recuperado, como nos contaba Juan Carlos, la romería de San Marcos,
alrededor del 25 de abril. Se hace entre Valloria y Las Aldehuelas. Dice
la tradición que dos pastores, uno de cada localidad, encontraron la
imagen en el paraje “Del Santo”. Cada año un pueblo es el encargado de
guardar la efigie, la intercambian en la subida de Santa María. Han
recuperado también las letanías, y los asistentes, que antaño se
repartían por las casas a la hora de la comida, ahora se reúnen en una
de hermandad.
Los habitantes de los pequeños pueblos de Tierras Altas, aunque pocos,
no están dispuestos a desaparecer. Consideran que tienen suficiente
patrimonio, tanto natural, como artístico y etnográfico, para ser
reconocidos. Si en Los Campos hacen el encuentro bianual con los
merineros que suben a los pastos de verano, han conseguido el Centro de
Interpretación del Cidacos, y han recuperado el horno comunal, en
Valloria, además de recuperarlo también, están adecuando un edificio
para convertirlo en
Museo del Juego Tradicional de Tierras Altas. Un
proyecto muy interesante y original.
Museo del Juego Tradicional de Tierras Altas
Pasaron los tiempos duros que recordaba Casimiro González, residente en
Zaragoza, aquellos en los que iban al molino de Vizmanos a moler ocho o
nueve kilos de trigo y lo traían con mucho miedo porque la Guardia Civil
se lo quitaban, eran los años del racionamiento. O cuando, caminando,
acudían al mercado de Almarza a comprar la llanta y a vender corderos, o
cerdos, o cabritos, o lo que hubiera. Tiempos en los que, a reo vecino o
andeo, se ocupaban de los pobres. Y, sin olvidar aquellos tiempos, que
algo tendrían de bueno, ahora se hermanan en fiestas y actividades
lúdicas.
Otro día visitaremos Las Aldehuelas. Ya lo hicimos con
Ledrado
y la
visita quedó reflejada en este web.
©
soria-goig.com
Mapa de la Sierra (145 KB)
(100kb,
incluye sendero GR 86)
Los Campos
Ledrado
La Corrida del Rosco en Villaseca Somera
Museo del Juego Tradicional de Tierras Altas
Fuentes
de Valloria y Villaseca, José Ignacio Esteban
Fuentes
de Los Campos, José Ignacio Esteban
Asociación Cultural Valloria
"La huella de Valloria" Revista
«Este
año, 2015, Los Campos»
«De nuevo, las
merinas en Los Campos»
2013
«Cañada Real
Soriana Oriental» Merinas en Los Campos. 2011
Ermitas en Villaseca Somera, IDOUBEDA
Ermitas en Los Campos, IDOUBEDA
Ermitas en Valloria, IDOUBEDA
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