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Trashumancia
Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial
Las ovejas en Los Campos, 2019
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Este año tocaba Los Campos. Y era el rebaño de Eduardo del Rincón,
alrededor de mil doscientas cabezas, que vieron descender,
emocionados, quienes habían acudido hasta esta población de Tierras
Altas. Allí encontramos a la buena gente trashumante y a quienes,
desde otras provincias, habían querido hacer el camino desde la
estación de El Cañuelo, en Soria, donde llegaron el viernes bien
temprano, hasta Los Campos el domingo, pernoctando dos noches tal y
como antes hacían los pastores. Todos aquellos que no lo habían
visto antes, pudieron aprender del esquileo, aunque en la actualidad
se hace con máquinas y años atrás a tijera.
Este año en el horno no estaba la señora Dolores, han tomado el
relevo tres jóvenes del pueblo que se ocuparon de calentarlo y estar
atentos al pan y a los dulces que se hornearon.
Dulzaineros, puestos
de cencerros, quesos, bisutería, miel, y cucharas y palas de madera
que hace Jesús del Rincón, de 94 años con maderas de pino y roble,
degustación de migas pastoriles..., todo eso por la mañana. Después
la comida en comunidad, el homenaje a los trashumantes mayores y
actuación del Grupo Folk “Tierras de Castilla”.
Como todos los años, muy bien organizado por la gerente de la
Mancomunidad de Tierras Altas, Raquel Soria, ayudada de varios
voluntarios, entre ellos el alcalde, Segundo, y Fidel, de Oncala.
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Los Campos, 2017
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Dos meses atrás, el Concejo de Ministros apoyó a la
Trashumancia y todo lo que conlleva nombrándola Manifestación
Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial, junto con la
Semana Santa y el Carnaval. En años anteriores lo habían merecido el
Misterio de Elche, el Flamenco, el Transporte fluvial de Aragón, la
Romería de la Virgen de la Cabeza, el Paso del Fuego de San Pedro
Manrique, y otros muchos.
Según la UNESCO, Se entiende por “patrimonio cultural inmaterial
los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y
técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y
espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades,
los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como
parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio
cultural inmaterial, que se transmite de generación en
generación, es recreado constantemente por las comunidades y
grupos en función de su entorno, su interacción con la
naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de
identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el
respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana. A los
efectos de la presente Convención, se tendrá en cuenta
únicamente el patrimonio cultural inmaterial que sea compatible
con los instrumentos internacionales de derechos humanos
existentes y con los imperativos de respeto mutuo entre
comunidades, grupos e individuos y de desarrollo sostenible.
(…). Se entiende por “salvaguardia” las medidas encaminadas a
garantizar la viabilidad del patrimonio cultural inmaterial,
comprendidas la identificación, documentación, investigación,
preservación, protección, promoción, valorización, transmisión
-básicamente a través de la enseñanza formal y no formal- y
revitalización de este patrimonio en sus distintos aspectos.
(…). Para asegurar la identificación con fines de salvaguardia,
cada Estado Parte confeccionará con arreglo a su propia
situación uno o varios inventarios del patrimonio cultural
inmaterial presente en su territorio. Dichos inventarios se
actualizarán regularmente.
El esfuerzo que durante años llevan haciendo la Mancomunidad
de Tierras Altas, los alcaldes y vecinos que todavía resisten en la
zona y, fundamentalmente, los propios ganaderos trashumantes (los
hermanos Pérez de Navabellida y Eduardo del Rincón de Los Campos,
entre ellos), así como los pastores, por referirnos sólo a la
provincia de Soria, parece que comienza a dar sus frutos con este
nombramiento que implica que las distintas administraciones deban
atender a esta secular actividad con el fin de salvaguardarla.
En Soria todos se han implicado capitaneados por la
Mancomunidad. Este año, como refuerzo, puede verse una muestra
fotográfica en el Mercado Municipal de Soria, de chozones, majadas y
parideras, organizada por el Ayuntamiento de Soria y el Colegio de
Veterinarios. Cada año, durante tres días, discurren las ovejas por
Soria capital, hacen noches en la cañada, y entran un año en Oncala
y otro en Los Campos, donde se esquilan, se varea la lana, se
celebra una fiesta donde no faltan las migas pastoriles y la comida
comunitaria.
La ruta de la Pelendona, con murales alusivos, pintados por
Numanguerrix y Julita Romera, de AlpARTgata, que a modo de Camino de
Santiago contará con su pasaporte, es un atractivo añadido, así como
la venta de camisetas. Oncala cuenta, desde hace ya veinte años, con
el Museo de los Pastores, o de la Trashumancia, que puso en marcha
la Asociación El Redil.
Sea bienvenida esa Manifestación Representativa del Patrimonio
Cultural Inmaterial, que no es otra cosa que el reconocimiento a
tanto esfuerzo. Los trashumantes de Tierras Altas que son y fueron,
seguirán haciendo lo mismo que han hecho siempre, unos bajando y
subiendo, y todos trabajando para que esa actividad, que agrupa
tantas costumbres, tantos ritos, tanta historia, tanta Cultura,
tantos valores, se siga conociendo y respetando aún cuando ya no
queden ovejas que trashumar.
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de las fotos Leonor Lahoz
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Este año, 2015, Los Campos |
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Tierras Altas, río
Cidacos, Sierra del Alba, Cañada, Trashumancia, términos todos que
cobran especial significado en el pequeño pueblo de Los Campos. A lo
largo de los años, se han dedicado a la noble tarea de bajar y
subir, de la Sierra a Extremo, de Extremo a la Sierra, con su ganado
merino. A mediados del siglo XVIII, todos los vecinos, veintiséis y
medio (el medio sería una viuda), tenían por oficio el de pastores,
mayorales, rabadanes, compañeros y ayudadores tanto de las casi tres
mil cabezas de merinas que pastaban en su término los meses de
verano, como de las de otros ganaderos de alrededor.
En la actualidad,
sin apenas habitantes, ven cómo, cada dos años, muchas personas
acuden hasta la cuidada localidad para asistir a la fiesta de la
Trashumancia, a ver llegar a las merinas, asistir a su conteo y
esquileo, a degustar las migas pastoriles, asistir a la encendida
del rehabilitado horno comunal y otras actividades relacionadas con
la actividad que dio sentido a toda esa zona.
El pasado día 13,
las tormentas dieron un respiro, y el rebaño que dos días antes
había padecido un aguacero importante a su paso por la capital,
entró a Los Campos, como estaba previsto.
Tanto los vecinos
como aquellos que marcharon a vivir a pueblos cercanos o a la
capital, apoyados por la Mancomunidad de Tierras Altas, se implican
cada dos años para que todo salga a la perfección y los visitantes
puedan disfrutar, a la vez que recrean tan importante actividad.
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De nuevo, las merinas en Los Campos, 2013 |
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Oncala, 16 de junio,
algo más de las diez de la mañana. Un oncalés divisa en el monte el
rebaño de algo más de mil merinas, propiedad de los hermanos Pérez, de
Navavellida.
Este año le tocaba el
turno a Los Campos. Y allí recibieron a las merinas que llegaban desde
Soria, rememorando aquellos años en los que arribaban de las tierras del
Sur. No se resignan los serranos –y hacen bien- a finiquitar una
actividad tan importante, tan sustancial, tan íntimamente ligada a sus
vidas y a las de todos sus ancestros. Aunque ahora ya sólo se haga para
solaz de quienes allí acudimos y para recuerdo de aquellos que la
practicaron de verdad.
Se turnan los pueblos
de Oncala y Los Campos para ofrecer al visitante y a los viejos
caballeros andantes esos pedazos de Historia y de historias. Corre
suerte pareja este pequeño poblado con las de Ledrado, Valloria y
Villaseca Somera ya que, juntos, dependen administrativamente de Las
Aldehuelas. Los cinco núcleos de población apenas alcanzan los cien
habitantes, pero ese número se multiplica en verano gracias a la
querencia de los hijos y nietos de trashumantes que un día se vieron
obligados a marchar en busca de una vida mejor, o al menos de una vida
laboral de la que carecían en sus pueblos natales.
Estos pueblos que
vieron nacer a quienes todavía residen en ellos y a los hijos y nietos
que tornan en verano, llegaron a contar, a mediados del siglo XVIII
(cuando se hizo el Catastro de la Ensenada) con más de quince mil
cabezas de merinas, algunas churras, y una cabrada que rondaba las
ochocientas cabezas. Era en Villaseca Somera donde se daba la mayor
concentración, con 8296 reses merinas. La única industria, o actividad,
o negocio, que se trabaja con los componentes al lado del dueño,
caminando de Norte a Sur, y tornando de Sur a Norte todos los años,
durante siglos, es la Trashumancia.
En esta comarca de la
Sierra del Alba nace el río Cidacos y en Los Campos concretamente
inauguraron hace algún tiempo un centro de interpretación del afluente
del Ebro, abundan las huellas de dinosaurios (El Salgar de Sillas,
Valloria I, Valloria II…), y se admiran unas construcciones de piedra
que resisten el paso de los años, apoyadas en rotundos dinteles y
macizas jambas.
El sábado, día 15,
con un sol radiante por fin, quienes se acercaron a esta parte de la
Sierra del Alba tuvieron ocasión de, además de ver llegar a las merinas
y asistir al conteo y al esquileo, ver demostraciones de elaborados en
el horno comunal, el trabajo de la lana, aprender a hacer la caldereta y
las migas, y adquirir cencerros, miel y artesanía. Por la tarde
continuaron las actividades, entre ellas la actuación del grupo MENAYA
FOLK, pero eso ya no lo presenciamos.
Como cada año, tanto
los alcaldes de Oncala y Las Aldehuelas, además del alcalde pedáneo de
Los Campos, intentan superarse. Este año la sorpresa, al menos para
nosotras, era la inauguración de una muy merecida estatua, figura o
monumento, dedicada al trashumante. Su autor, el soriano afincado a
medias entre Madrid y Soria, Andrés Lasanta Gimeno,
http://andreslasanta.com, cuyo web recomendamos visitar para saber
cuántos premios ha recibido (muchos) y las fotos de sus trabajos. A
nosotras el pastor (con cordero al hombro y mastín al lado) nos ha
recordado a Irineo García Berdonces, un pastor de Los Campos, a quien
tuvimos la suerte de conocer y de quien, como homenaje, colgamos una
foto que le hicimos hace ya muchos años.
Como todas las
actividades que tienen lugar en la Sierra, ésta lo fue gracias a la
Mancomunidad de Tierras Altas; ayuntamientos de Las Aldehuelas, Oncala y
Soria; Diputación provincial de Soria, a través de Soria ni te la
imaginas; Caja Rural de Soria; Asociación El Redil de Oncala; y
Martínez, de Soria.
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