El
entorno de esta villa medieval no puede ser más privilegiado. Una mancha
de pinar cubre toda su área de influencia y en la margen izquierda de un
Duero joven y señorial, que alberga en sus aguas truchas, barbos y
bogas, se asienta Almazán.
Esta " Villa del
mueble" (sobrenombre con la que se le conoce y sector en la que
destaca), es industrialmente de las más importantes de Soria y con sus
casi seis mil habitantes, de las más pobladas. A sus industrias hay que
añadirles las buenas tierras de labor, regadas parte de ellas con su
canal.
La villa, que es un conjunto artístico en el que sobresale el románico, pero sin olvidar
muestras de barroco, renacentista y gótico, armoniza con su entorno, fundiéndose con
él.
La ermita de Jesús Nazareno, la iglesia de Santa María de Calatañazor, la iglesia de
San Pedro, La iglesia de Nuestra Señora del Campanario y por último la joya del
románico soriano, la iglesia de San Miguel, son muestras del poderío que tuvo en la Edad
Media, llegando a contar con diez parroquias, nueve ermitas, dos hospitales y cuatro
monasterios.
Retablos góticos y barrocos, bellas imágenes góticas, bajorrelieves... las iglesias de
Almazán albergan en sí mismas un verdadero museo para los amantes de este arte.
Almazán en árabe significa "el lugar fortificado" y es precisamente su
recinto
amurallado, este trazado medieval, uno de los recorridos de mayor
interés.
Paseando por sus callejuelas, descubriremos el viejo Almazán y podremos cruzar las tres
puertas que se alzan todavía, de las cuatro que se cerraban a toque de queda: la del
Mercado, la de Herreros y la de la Villa.
El palacio de la familia Hurtado de Mendoza del siglo XV, con su galería
gótico-isabelina, es el edificio civil más importante de esta villa. Ahí se alojaban
los reyes Católicos y su corte itinerante; también lo hicieron Carlos V, Felipe II y
Felipe IV.
Jaime del Huerto y Teófilo Frías, en su libro
Guía de
Almazán, nos proponen esta ruta
del Duero:
"Desde la plaza Mayor descenderemos por las escaleras de acceso a La Ronda (la parte
posterior de la iglesia de San Miguel).
La breve colina circundada de muros torreados
sobre la que se asienta el Almazán viejo, ve ceñirse a sus pies, por la parte N.O. al
río Duero, que fluye lento y señorial, espejo al que se asoman las vetustas piedras de
La Ronda y las esbeltas frondas de su margen derecha.
Una pasarela peatonal construida recientemente con aires vanguardistas une ambas orillas,
tarea que antes recaía sobre el antiguo puente de piedra, de épocas medievales, con
trece ojos y sólido trazado, que puede ser contemplado desde aquella.
El Parque de la Arboleda, por su inmediatez a la Villa y la tranquilidad y sosiego que
ofrece en sus adentros, constituye un centro de esparcimiento y recreo ideal, tanto para
el paseo y la contemplación como para la práctica deportiva.
La
Arboleda.
El vergel de Almazán,
José Angel Márquez
Muñoz
Puede elegir el visitante entre el paseo central flanqueado por vetustos y variados tipos
de árboles y otro a lo largo del cauce, de mayor quietud, desde el cual puede admirarse
una completa panorámica del Almazán medieval".
No podéis despediros de Almazán sin llevaros para los amigos las
*yemas de Almazán y unas
*paciencias y sobadillos; y
por supuesto antes de comer en cualquier restaurante de la villa, tomaros un vinillo y
unos
*chicharros
embalsamados en Casa Carretero, donde Paquita conserva la taberna más típica de
Almazán.
Jaime del
Huerto, artista adnamantino, pasa largas temporadas en Marruecos.
Sus últimas exposiciones tratan precisamente sobre este tema. Aquí os dejamos
dos dibujos recientes y algunos poemas de su libro
*"En el azul".
©
Luisa Goig
Fotografías de
Albert Vancells
Almazán,
belleza en profundidad
Isabel Goig
La
Arboleda
El vergel de Almazán
José Angel Márquez
Muñoz
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