LA HISTORIA DEL “POBRE”
Miguel Valladares García, nacido en Romanillos de Medinaceli (Soria),
actualmente resido en Valencia desde el año 1958. Desde entonces no he
dejado de visitar el pueblo una o dos veces al año, y cuando estoy en él
me acuerdo de una fiesta que se solía hacer en la fecha de Navidades, a
la cual se le nominaba o se decía “LA FIESTA
DEL POBRE ”.
Esta fiesta se solía
hacer cada cuatro años.
La organizaban los
mozos, los días 26, 27 y 28 de diciembre y la componían un total de
catorce, a cada uno se le asignaba el papel que tenía que desempeñar
todos los días que duraba la fiesta, según detallo a continuación.
Se reunían todos en
una casa que se le llamaba LA COMUNIDAD. Allí comían y cenaban y pasaban
los ratos de juergas.
EL POBRE:
esta persona iba vestida muy andrajosa, todos los dias se
acompañaba con unas alforjas al hombro, las cuales les servían para
recoger lo que le daban por el pueblo, pidiendo de casa en casa, digamos
que solamente eran “alimentos” para mantener durante los tres días a LOS
DE LA COMUNIDAD.
EL HIJO:
siempre acompañaba al POBRE durante su recorrido por las
calles y donde tuviera que ir. Tanto era así que no le faltaba trabajo
por las “pillerias” que le solía hacer. Vestía unas botas viejas y
cuando le parecía se las tiraba por los tejados y EL HIJO tenía que
subir a por ellas y los chiquillos que iban detrás se lo pasaban de
risa, era una juerga.
En
otras ocasiones se le despistaba metiéndose en alguna casa para que le
dieran el almuerzo, y cuando volvía ya no lo encontraba; así se pasaban
el día haciendo trapisondas una tras otra. Entre los harapos que vestía
llevaba unas alforjas viejas y un “pijero” de cerdo escondido y unas
aliagas para darle con el pijero a quien se metiera con él o le
insultara, y con las aliagas se las restregaba a alguno por donde no
podía pasar. Eran bromas de mal gusto. En algunas ocasiones venían
forasteros de los pueblos limítrofes a ver como se realizaba la fiesta y
estos eran los que peor lo pasaban, porque no admitían ni aguantaban las
bromas que EL POBRE les hacía si alguno le insultaba o se ponía
“gallito” con la broma, intervenía el Alguacil avisando a la Guardia
Civil para solucionar el conflicto dándoles una explicación de lo que se
trataba.
En cierta ocasión
unos forasteros no acataron las bromas y tuvieron que marcharse del
pueblo sin ver la fiesta.
Para organizar estas
fiesta se necesitaba una persona que hacía de Alcalde, el cual iba
vestido a la antigua usanza con una capa negra y le acompañaban cuatro
concejales vestidos de la misma forma que el Alcalde, un Alguacil con su
gorra de plato y su correspondiente gaita por si tenia que echar algún
Bando por el pueblo, dando las instrucciones que ordenara el señor
Alcalde.
Se correspondía
también de un Cabo y dos Guardia Civiles vestidos con sus respectivos
uniformes; todo durante los tres días que duraba la fiesta. Otra persona
que hacía de Sacerdote o “Capellán”
vestido con una túnica negra, el cual
resultaba ser un “pillastre”, y un mal Estudiante, que solamente actuaba
el último día de la fiesta.
Otra persona hacía
de “PALERO”, el cual llevaba consigo una “PALA” de madera de las que se
solía usar en las eras para aventar en la trilla. Esta persona no tenía
otra misión que estar a las ordenes del señor Alcalde por si alguien
hacia alguna cosa que estuviera fuera de las normas o alteraba el orden
y se le castigaba dándole una paliza en el trasero, siempre con la
autorización del señor Alcalde el cual con la capa solía hacerle alguna
broma al PALERO (ponía la capa en el trasero del
infractor y al ir a darle le quitaba la capa y entonces el castigo era
para el PALERO y le daba a él las paladas por el error cometido, era una
broma muy divertida para los que presenciaban esta faena).
A las horas de comer
acudían todos a la casa de la Comunidad. Había otro personaje que era el
“TAMBORILERO” que con su tambor daba la vuelta al pueblo gritando
“¿dónde esta el pobre? Que lo manden a comer”, no se comía mientras no
estuviera en la mesa.
Tenían que llevar
mucho cuidado con lo que el POBRE hacía mientras estaba presente en la
mesa. Por ejemplo bebía vino del porrón y el “POBRE” ponía el dedo en el
pitorro y no bebía, si alguno se despistaba y bebía se le ponía multa y
a pagar lo que tenían estipulado y así se iban pasando el porrón de unos
a otros para que fueran picando en multa, lo mismo pasaba si alguno
decía alguna palabrota, también tenía multa. Esto pasaba mientras
estaban todos reunidos en la casa de la comunidad. Tenían que llevar
mucho cuidado y respetar las peripecias que les hacía.
Nos situamos en el
último día de la fiesta, en la plaza del pueblo. Todos deseando ver lo
que iba a pasar, con el CAPELLÁN.
Juzgaban al
capellán. Se colocaba un pequeño “tablao” en la plaza del pueblo. Se
hacía dicho acto con el HIJO sentado en el suelo merendando con el pobre
y entonces el CAPELLÁN decía esta salutación al pueblo allí congregado:
“Muy buenas tardes
señores
contando con su bondad
les ruego guarden silencio
para poder explicar
la vida tan desastrosa,
que llevó este Capellán.
Acercaos a mi vera
hombres, mujeres y niños
voy a explicaros mi vida
con un profundo cariño.
En 1901 yo me
dediqué a estudiar
hemos llegado al 50,
y me encuentro sin un real.
Solicitando parroquias
me paso el día y la noche,
no me quieren dar ninguna
por que soy un borrachote.
Fuí “Capellán”de la
tropa
antes que me despidieran
planté yo la dimisión.
Así que se enteró el NUNCIO
y el padre santo de Roma,
dijo, a éste hay que matarlo
y que no se lo tome en broma.
¡Padre mio, padre
mio!
Pido para mi el indulto,
para que no me fusilen
estos soldados tan brutos.
HABLA EL POBRE:
“Señor
Alcalde mayor
solo le pido clemencia
para que a este hijo mio
que se le indulte la pena”
HABLA EL SEÑOR
ALCALDE:
“Para casos de
clemencia
yo no tengo autoridad.
El señor Cabo ha de ser
quien le de la libertad”
EL SEÑOR CABO
DICE:
“Mucho lo siento
señores
no poder favorecer
por un “pillo”con corona
mi puesto no he de perder”
CONTESTA EL
CAPELLÁN:
“Para mi ya no hay
remedio
mi vida se va a acabar
Padre, echemos un trago
y yo intentaré escapar”
Se escapó por el
pueblo y la guardia civil lo trajo a la plaza y se subió al “tablao” que
allí había y dijo lo siguiente:
“Señor Alcalde
Mayor
solo le pido una cosa
con el permiso de usted
darle un beso a una moza.
Con la bota llena de
vino
yo me voy a despedir,
de todo los aquí presentes
para que se acuerden de mi.”
Como tenía cerca la
hora de la muerte, el padre le dijo al hijo, “vamos a merendar por
ultima vez y al mismo tiempo rezaremos para que tenga una buena muerte y
de paso rezaremos un CREDO”:
“El PADRE el Credo,
el Hijo,
el Pedo,
el PADRE, creo en Dios padre
el Hijo, usted no es mi padre,
el PADRE, todo poderoso
el Hijo, usted parece un oso.”
Al terminar estas
palabras es cuando los guardias civiles, tiran los tiros hacia el tablao
y dan muerte al Capellán.
En esos momentos
aparece el Aguacil con una burra en la plaza engalanada con una colcha
y sus campanillas y se llevan al Capellán a la casa de la comunidad y de
esta forma se da por terminada la FIESTA.
P.D.
Toda esta historia a grandes rasgos y a mis ochenta años, es lo que mi
memoria ha podido recomponer, aunque seguramente habrá más anécdotas en
el olvido que yo no recuerde.
Ya que como os
relato al principio de mi escrito yo falto de mi pueblo, y la última vez
que se representó esta historia fué a principios de los años sesenta.
Un legado para el
pueblo de Romanillos de Medinaceli.
©
Miguel Valladares García
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