LAS ERAS
Ya terminada la siega
y las mieses, en parva o grandes cinas,
el sol de agosto, las tuesta
y el trillo, deshace las espigas.
Dejan de tocar el alba,
ya las gabillas recogidas,
preparados, más tranquilos
para comenzar la trilla.
Buscamos los aperos,
horcas, trillos, cribas un sinfín,
trilladeras, rastros y palas,
vielas, medias y algún celemín.
La parva hueca se tuesta,
las mulas en parejas o trios
mueven las campanillas al trote
tirando de los trillos.
El mozo se aferra a las riendas
grita, blandiendo la tralla,
corren, mulas, pardas y tordas
corren, que hay mucha parva.
Con equilibrio arriesgado
al comienzo sobre todo
el trillo se mueve mucho
sin freno para pararlo.
El trillero pide agua
y por qué no, el relevo
a la sombra de la cina
quiere quitarse el sombrero.
¡Que vista tan impresionante!
si la hubiera podido plasmar,
cuando el abrego soplaba
todos corriendo, aventar.
No hay película ni estampa
que todo pudiera abarcar,
mujeres, chicos y abuelos
a la era todos, ayudar.
Antes que vengan las lluvias
al vecino se le ayudaba,
sin premio ni sueldo alguno
con la amistad bastaba.
Los labradores se afanan
en llenar la alcoba y atroje,
los inviernos, son muy largos,
el pajar, de paja a tope.
Todo esto pasaba y más
en este pueblo, (aldea pequeña)
muchos recuerdos aún tengo
debajo de la chistera.
RECUERDOS
Son azares, riesgos y pesares
guardados en el recuerdo,
que esta tierra parda y gris
nos dejó en su pasado.
Sobre todo a los mayores
que aún recuerdan esos días,
y a pesar de los pesares
también había alegrias.
Las estaciones del año
marcaban los deberes y trabajos
unos con entretenidas faenas
y aceleradas, las del verano.
Quizás la más esperada
pondremos la primavera
respetando las otras
ésta, la primera.
Para llenar campos y prados
con hierbas y muchas flores
dando vida a flora y fauna
incluyendo a los gorriones.
Con alguna escarcha que otra
rocios y algún nublado
los labradores siempre pendientes
que nacieran los sembrados.
Una lluvia en primavera
conformaba, hasta el rentero
estos campos de secano,
rogando y mirando al cielo.
Las labores de labranza,
roturar, barbechar y binar
para luego, año adelante
poder empezar a soñar.
Unos caminos llenos
de mielgas y bálagos largos
esperando la hoz o la dalla,
para restar algún pienso.
Los domingos y festivos
con las mulas a pastar
también tenían derecho
a buen comer y retozar.
Misa, frontón, (pelota a mano)
en el casino se juntan cuatro
al mus, arrastrado o guiñote,
¿haber?, quien tiene más amarracos.
Y los jóvenes por la tarde
rodando las calles van,
que se preparen las mozas
que el baile, montado está. |
LOS
PASTORES
Los madrugadores pastores
a preparar el almuerzo,
con buenas migas y tocino,
pan de hogaza, al zurrón y camino.
Largos trechos para llegar
a las parideras o tainas,
agrupadas en grandes majadas,
cito algunas, había más.
La Cabeza, la Matilla,
Picasares, Gustariega, el Aliagar,
El Torojón, las Dehesillas,
sin olvidar, el Gustar.
Aquellas grandes nevadas,
duros días para el pastor,
las ovejas, balan, tienen hambre,
y no quiere salir el sol.
Cuando caía la tarde,
todos a la majada,
repostando con hierba seca
y en la canal, paja y cebada.
Ya con escarcha, frio o carama,
había que salir a pastar,
la oveja churra necesita
muchas horas, para florear.
Unas piaras, salían a la solana,
otras a la cerlita de la umbria,
la que se quedaba en el cerrado,
era porque no podía.
Si el careo era tranquilo,
pastores y pastoras se juntaban,
al abrigo de un rancho o pared,
del cierzo se resguardaban.
Bueno, que se hace tarde,
apuraba el pastor a la zagala,
preparando el retorno,
cada rebaño a su majada.
El regreso a los hogares,
no se hacía tan pesado,
aún con algún tropiezo que otro,
en un canto, un cardo o un ribazo.
Si en el grupo de pastores
había, tertulia, chistes y cuentos,
del tio Ignacio, Ezequiel o Gonzalo,
todos con el mismo fín, (a los huertos).
Esperándole el mejor rincón,
una vez, ya descalzado,
al fogón, la mesa puesta,
al PASTOR SACRIFICADO.
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