Homenaje a los pastores
©
Miguel Valladares García
Quisiera
hacer una pequeña historia de lo que significó la ganadería en el
pueblo en los años anteriores a la emigración y en la cual yo viví
dichas experiencias tan duras.
La
ganadería, como ya mencioné en otro apartado anterior, después de la
agricultura era una de las pequeñas fuentes de ingresos que existían
para sacar algún dinero, con el cual a cambio poder comprar algunas
necesidades de las que se carecían en las casas, como el vestir,
alimentos, utensilios y otros, ya que por aquella época el dinero apenas
"corría".
En
casi todas las casas de agricultores se tenia su pequeño
"atajo" o piara, como vulgarmente se decía y se atendían la
mayor parte entre la familia (excepto los que se podían permitir
*ajustar
algún
pastor que se las guardara). Tanto era el interés por las ovejas que en
cuanto acababas de la edad escolar (cumplias 14 años) e incluso antes, si
la necesidad obligaba, te enviaban a guardarlas, por lo tanto en la época
de invierno y parte de la primavera existían en el pueblo unos 40 o 50
pastores e incluso pastoras, ya que las mujeres también desempeñaban
dicho cometido. En estas estaciones del año era cuando nacían sus crias,
"los corderos" y se necesitaba la mayor atención y dedicación
a ellas, pues los inviernos eran muy crudos, debido a las inclemencias del
tiempo y tenían que mantenerse a base de pienso y hierbas, ya que muchos
días no se podían sacar a pacer.
Llegada
la primavera, a partir del 15 de mayo se agrupaban en rebaños más
grandes y se reducía el número de pastores. Durante el tiempo estival el
ganado pacía de noche y por el día en cuanto salia el sol se
"asiestaban" y había que encerrarlas en las
*tainas
o parideras para que el pastor descansara y por la noche poder seguir de
nuevo en su tarea y con los ojos bien abiertos.
A
finales del mes de junio y antes de entrar en el verano, cuando el calor
apretaba de lo lindo, se les quitaba la lana (se esquilaban), faena que se
hacia a mano y con tijeras; bastante dura de realizar debido a la mala
postura que el esquilador tenía que soportar y la calor que se pasaba al
contacto con la lana.
Una
vez que llegaban los Santos (noviembre), cada dueño del ganado las
apartaba del rebaño que durante el verano las había entregado para que
se las custodiaran, y así volver a atenderlas durante el invierno.
Hoy
con el paso del tiempo la ganadería ha ido en decadencia, ya que durante
la emigración de lo primero que se deshacían los ganaderos era de las
ovejas y otros animales, para irse a las grandes ciudades y tomar otro
rumbo de vida. Por todo ello se llegó a los años 80 que en el pueblo,
aproximádamente, quedaron de 6 a 8 ganaderos y fué por estos años
cuando el pueblo de Romanillos de Medinaceli tomó la inciativa de
hacerles un pequeño monumento en su recuerdo, acompañado en su
inauguración de estos versos que a continuación detallo:
HOMENAJE |