Ubicada
en el espacio natural protegido de
Altos de Barahona, y declarada Bien de
Interés Cultural, el encanto de la villa de Rello reside fundamentalmente en su visita. Cuando
paseamos por sus bien cuidadas calles, de casas consistentes y rodeados de la espléndida
muralla, tenemos la sensación de que el tiempo se ha detenido en la época medieval. Toda
la superficie donde se asienta esta villa, está completamente amurallada y de este tipo
de fortificados sobre peñas llamados "muela" en la provincia de Soria
(Calatañazor,
Medinaceli y
Peñalcázar), es el mejor conservado y el que mejor
proporciona la sensación de aislamiento del mundo actual y nos lleva sin esfuerzo por los
caminos de la historia.
Cortada en vertical sobre el cauce del río Escalote, es desde aquí,
desde donde se aprecia mejor su conjunto espectacular.
Su paisaje calcáreo de rala vegatación, sólo animada por los chopos de la ribera del
Escalote, proporciona unas buenas tierras para el ganado lanar, cuyas cabezas se confunden
con el color de la tierra y que se alimentan de tomillo, salvia, espliego y hongos. Las
tainas donde encierran a los ganados son apriscos muy antiguos de arquitectura de origen
celta con cobertura vegetal. Campean las perdices, las liebres, las codornices, los
zorros, algún precioso lobo y los reyes del lugar: unas 50 parejas controladas de buitres
leonados.
Siembran cereal, girasol y lino. Poseen colmenas y la miel y el polen que recolectan es
excelente, podéis comprarla en el bar de la villa; por extensión elaboran un
*mostillo de calidad superior.
Cuentan con una Asociación de Amigos de Rello, que son los encargados de
organizar la fiesta del 24 de agosto en honor a San Bartolomé, aunque su fiesta principal
es el segundo domingo de septiembre dedicada a Las Angustias. Mantienen vigente la
costumbre de dar "serenata" a los que se asientan en la villa. Existen las
Cofradías de San Antonio, del Señor y de la Vera Cruz.
Otras tradiciones como encender hogueras el 8 de diciembre; pedir la
*gallofa por Carnaval; El Domingo del
Niño, en el cual la mujer del alcalde daba vino a las mujeres; el 13 de junio, San
Antonio, que celebraban subastas y el ayuntamiento llamaba a concejo y bebían todos en
dos tazas de plata datadas en 1896... ya están perdidas. Entre estas tradiciones perdidas
pero no olvidadas, se encuentran dos que nos llaman la atención: La Cruz, el tres de
mayo, que se celebraba en "La Cruz de la Torrecilla"; el origen de esta
conmemoración era la subasta de la dehesa, el subastador, una vez rematada la operación,
regalaba al pueblo una arroba de vino, aceitunas y huevos, y el pueblo, en romería, iba a
merendar a la Cruz. Muy singular era el rito de
*enramar las casas de las mozas en la Pascua de Resurrección y dar a
cada una un pajarillo para que lo soltaran en la iglesia mientras cantaban: "Un
pajarillo he traído, por donde vino se va".
A
la muralla mencionada hay que añadir el
castillo, del que se conserva
la torre del homenaje y un aljibe. Dos escudos heráldicos encajados en águila, pueden
apreciarse en una de las dos puertas fortificadas de la villa, pertenecen a Lorenzo
Suárez de Mendoza, conde de la Coruña (Coruña del Conde, provincia de Burgos), del que
fue señorío la villa.
Y su símbolo de villa, el rollo o picota de hierro, una bombarda
del siglo XVI con 5 duelas, del que ha trascendido ésta leyenda:
"El rollo de rello
es de yerro"
La parroquial está dedicada a la Anunciación y la ermita de Las Angustias, se encuentra
en un bello paraje.
Tenéis un bar para repostar y una reciente Casa Rural para pernoctar.
©
Luisa Goig
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