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En la
actualización de nuestro web correspondiente a invierno de 2009, vamos a
visitar tres pequeñas localidades del Sur de Soria, con el motivo de ver
unas atalayas musulmanas que vigilan, ahora ya, la tranquilidad de unas
tierras poco pobladas, pero que hace diez y más siglos, estaban atentas a
las vicisitudes de lo que los musulmanes llamaron Marca Media, y cuya
finalidad era proteger Medinaceli, capital amada por los sarracenos.
Hemos de
reconocer que este espacio de Soria lo tenemos algo abandonado, pero un
amigo nuestro, el autor de las magníficas fotos que acompañan el trabajo, y
que llevan el © mhi, nos ha animado, con sus imágenes, a ocuparnos del las
tierras del Sur, algo que iremos acometiendo en cada actualización.
Lejanas estas
tierras del gran valle que forma el río Duero, y aunque pertenecen a la
cuenca del mismo, son más pobres para la agricultura cuanto más se van
acercando al sur. Son, como Tierras Altas, en el otro extremo de la
provincia, para ganadería, criándose en ellas unos corderos exquisitos, que
pastan libremente por montes y rastrojos, estabulándolos cuando procede.
Dos ríos,
Escalote y Bordecorex o Torete, recorren estas tierras. El Escalote nace en
Barcones y desemboca en el Duero, debajo del “Puente Ullán”, después de
unirse, en Caltojar, con el Torete o Bordecorex. De la dehesa de La Riba
recibe mucho agua, al igual que de los manantiales de Berlanga. El
Bordecorex nace en Conquezuela, concretamente en la “loma del Cerrajón”, en
plena sierra Ministra. Discurre por Yelo, Alcubilla de las Peñas,
Mezquetillas, Jodra de Cardos –donde cambia el nombre por el de Torete-,
prosigue por Villasayas, Fuentegelmes, Bordecorex y Caltojar –donde se une
con el Escalote- para ir a desembocar al Duero.
No sólo los ríos
unen las tierras de estas tres localidades, Caltojar, La Riba y Rello,
también lo hace el hecho de haber pertenecido a la Comunidad de Villa y
Tierra de Berlanga. Esta zona especialmente, pasó, durante la Alta Edad
Media, al poder de uno u otro ejército, cristiano o musulmán, y en la Baja,
al de los castellanos o aragoneses. En el siglo X, durante el esplendor del
califato de Córdoba, se conoce una expedición dirigida por Galib, que acudía
a defender el castillo de Gormaz. Estaba toda la Marca Media fortificada con
castillos –Barahona, Berlanga, Gormaz…-, entre ellos se edificaban pequeñas
fortificaciones de apoyo y, para completan la seguridad, se levantaban
atalayas, situadas a lo largo de caminos y valles fluviales. Estas
torres-vigía se comunicaban unas con otras mediante un sistema de espejos
durante el día, y de fuego durante la noche. Algunas de estas atalayas
recorreremos en este viaje.
Caltojar fue uno
de los primeros pueblos que homenajeó a Pablo Picasso, sin saber todavía que
una de sus abuelas era soriana de Arguijo, y muchos de sus antepasados de
ese pueblo y de La Póveda. Los niños de la escuela pintaron, mediante la
técnica de proyección, obras de Picasso en las paredes de la carretera. Fue
por el año 1981. Pero es su iglesia de San Miguel lo que atrae más
visitantes. Románica, con elementos lombardos en su ábside –tuvo dos más- y
un magnífico rosetón. En el siglo XIX, según Madoz, todavía conservaba
cuatro molinos harineros y un batán, gracias al agua del río Escalote. Uno
de los molinos perteneció al antiguo poblado de Valparaíso, después granja,
según apunta don Gonzalo Martínez Díaz. Es, de los tres pueblos visitados,
el que goza de mejor tierra para la agricultura.
En Caltojar,
para la vigilancia del
río Bordecorex, se conservan dos atalayas: La Ojaraca
y La Veruela.
De Caltojar a La
Riba el camino es, por él mismo, digno de un viaje. La carretera discurre
paralela al río, donde van dejando sus aguas arroyuelos –de los Puercos, de
las Pozas, monte bajero, molino de la Vega…-. La ermita de La Soledad,
risqueras y buitreras, vegetación de ribera, y el molino de Valparaíso, van
animando un recorrido inolvidable. A mitad de camino puede verse un palomar
“sospechoso” de tratarse de otra atalaya en su origen.
El caserío de La
Riba de Escalote se asienta sobre un otero, desde el que se divisa una
estupenda panorámica. Abundan las fuentes por todo el monte y en la dehesa,
que alimentan al río Escalote. En la iglesia se observan varios estilos
arquitectónicos, conserva una parte del románico.
En La Riba hay
dos atalayas: Torre Melero, con restos de almenaje, y El Tiñón, con la
función de vigilar el río Escalote.
Si el camino
entre Caltojar y La Riba es rico en vegetación, ameno y hasta sonoro, todo
lo contrario sucede en el de La Riba a Rello. Muchas veces se ha dicho que
el paisaje que rodea a esta histórica villa es lunar, salpicado de tainas,
pobre para el cultivo, sobrevolado por buitres leonados. Desde el río
Escalote, la vista del caserío amurallado es impresionante. En la ladera,
bajo la muralla, mirando al río, está la torre del Agua, atalaya que debe su
nombre a la cercanía del Escalote y al hecho de que servía para extraer el
agua de forma segura en caso de problemas con enemigos.
Los condes de
Coruña (Suárez de Mendoza de apellido, el título se debe a Coruña del Conde,
Burgos) fueron señores de la villa, y sus armas pueden verse a la entrada de
las puertas del recinto. El rollo de hierro –parte de un cañón- ha sido
instalado en la plaza. Rello conserva, pese a su belleza y a estar declarado
Bien de Interés Cultural, su ruralidad. Es posible –incluso habitual-
encontrar un hermoso gallo paseando las calles, una casa rural, un pequeño
mesón, mujeres vestidas de negro, el panadero vendiendo el pan con su
furgoneta, junto con visitantes y turistas.
Nadie quedará
indiferente haciendo este pequeño viaje, si se acude desde cualquier punto
de Soria. El recorrido es corto y el paisaje variado. La forma de vivir de
sus habitantes, desde hace siglos, está reflejada en los edificios –algunos
en ruinas- como majadas, palomares, molinos y batanes. La religiosidad,
albergada en iglesias y ermitas. Las tradiciones se pueden vivir si se viaja
en verano, pues casi todas las fiestas han sido trasladadas al mes de
agosto, para que puedan disfrutar de ellas los que se vieron obligados a
emigrar. Los cultivos se mantienen desde siempre, casi todo es cereal de
secano, ampliado ahora con el girasol. Siguen conservando, cerca de algún
manantial, río o arroyo, al abrigo del frío y los vientos, pequeños huertos
para el avío de la casa. Y, sobre todo, siguen catando una excelente
miel.
Las tierras del
Sur soriano, como las del Norte, conservan elementos para el estudio
antropológico y etnológico. El aislamiento secular –desde hace años
aliviado- ha mantenido unos espacios dignos de estudios más profundos.
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©
Texto: soria-goig.com
© Fotografías: mhi
Rello
Caltojar y Picasso
Tierras
del Sur (2) - La Sierra de Pela
Tierras
del Sur (3) - Buitres en Caltojar y La Riba
La
senda del río Torete
La
senda del río Talegones
Fuentes
de La Riba de Escalote, José Ignacio Esteban
Castillos de
Soria--> Atalayas de Soria
Caltojar - caminosoria.com
La
Riba de Escalote - caminosoria.com
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