Era, un museo sobre el traje soriano, una vieja aspiración de don José
Tudela de la Orden, desde hace noventa años, cuando reportajeó una
exposición de trajes que había tenido lugar en El Royo. Después
vendrían, siempre de la mano de Tudela, comentarios a otras muestras
similares en el Salón Blanco de la Diputación de Soria, o en espacios
como el Museo del Pueblo Español, avisando siempre el ilustre archivero
sobre la riqueza y variedad de la indumentaria soriana. En ella se fijó
también Valeriano Bécquer para sus composiciones pictóricas
costumbristas, una de cuyas recreaciones se puede ver en el museo que
recuerda, a él y a Gustavo Adolfo, en Noviercas.
Conscientes algunos sorianos del valor etnográfico de la indumentaria,
algunas prendas fueron guardadas en arcas y desde hace años son
expuestas coincidiendo con algún evento cultural. Recordamos ahora un
desfile de modelos con estas prendas que tuvo lugar hace ya más de
quince años, en Alcozar, gracias a la muy activa asociación de este
pueblo, a cuyo frente ha estado (no sabemos si lo sigue estando), Divina
Aparicio.
Hace unos meses fue en Fuencaliente del Burgo, con motivo del día de la
recreación de la siega y la conmemoración de la compra del coto redondo
por parte de sus habitantes. En otra ocasión algunas mujeres de Baraona
abrieron las arcas para mostrar a Cruz Vergara algunos de sus tesoros,
que Cruz mostró a su vez a los televidentes de Canal 4. El Museo
Pastoril de Oncala tiene expuestas vestimentas propias de los pastores
trashumantes. Recientemente, en el Centro Cultural de Sarnago se ha
instalado una vitrina donde se guardan los vestidos y los tocados de las
Móndidas. En algunos museos etnológicos se puede ver alguna prenda. Y
una forma de ver la ropa tradicional en vivo y en movimiento, es
presenciar los bailes tradicionales del Grupo de Danzas Sorianas, por
ejemplo el próximo día 8 de diciembre, de 13 a 15 horas, en Santa Cruz
de Yanguas.
También en la
Historia ocupa un lugar importante la indumentaria, ya que encontramos
recogidas en testamentos, legítimas e hijuelas, unas prendas con nombres
antiguos y preciosos, que ya sólo es posible encontrarlos en
diccionarios como el de Autoridades o Covarrubias. Por ejemplo, en una
relación de bienes de una legítima, datada en San Pedro Manrique, en el
mes de mayo de 1753, aparece un jubón de chamelote (tejido urdido con
pelo de camello según el Diccionario de Autoridades), una basquiña, y un
miramelindo, aderezo que, al parecer, era propio de gentes adineradas,
ya que lo hemos encontrado también en una manda testamentaria de la
marquesa de Palafox.
Otro ejemplo, esta vez en una hijuela fechada en 1604, “un bobillo
colorado de saial por el precio de tres reales”. El bobillo era un
encaje que se ponían las mujeres alrededor del cuello, según el
Diccionario de Autoridades. En el libro de visitas de la Ermita de la
Virgen del Monte encontramos las telas usadas para hacer un vestido a la
imagen en el año 1690: tafetán azul de Granada, brocado de flores, seda
y mitán.
Todo esto, disperso, ha sido orientado por el joven historiador y
etnógrafo Enrique Borobio quien, junto con el departamento de Cultura de
la Diputación Provincial de Soria, Yolanda Martínez al frente, ha
logrado poner en marcha un dignísimo Museo del Traje, en la villa de
Morón de Almazán, algunas de cuyas piezas, incluidas joyas, estuvieron
expuestas el pasado año en el Casino de la Amistad Numancia, donde
Enrique mostró, explicó y hasta dejó tocar esas alhajas con nombres
también preciosos, como siguemepollo, zarcillos...
Morón es un
interesante lugar que perteneció al señorío de los condes de Monteagudo
(desde 1915 Monteagudo de Mendoza para distinguirlo de otro). Estuvieron
emparentados, por vía bastarda, con los reyes de Navarra y por legítima
a varios nobles relacionados con Soria, como los Mendoza o los señores
de Cameros. Los Mendoza engrandecieron la plaza de Morón con sus
monumentos, que llaman la atención de cualquiera que pasa por allí,
tanto por la belleza y elegancia de iglesia y palacio (donde al menos
uno de los nobles de la Casa vio la luz, Rodrigo de Mendoza y Mendoza,
virrey de Calabria, nieto del guarda mayor de Enrique IV), que convive
con la tradición constructiva de las casas de la plaza, donde también,
advirtiendo que es villa, se alza el rollo o picota.
En el palacio se ha instalado el Museo y en sus vitrinas pueden
contemplarse escenas cotidianas, de fiesta familiar y de trabajo, cada
una de ellas ambientada con la indumentaria propia. Alrededor de ellas,
utensilios de labor completan la escena de la vida y las actividades en
los pueblos de Soria, dejando clara la diferencia en la vestimenta, en
contra de la homogeneización de la actualidad.
Las vitrinas y los espacios que las acompañan muestran objetos de muchos
de nuestros pueblos: Ágreda, Soria, San Pedro Manrique, Rioseco,
Ledesma, Baraona, Fuencaliente del Burgo, Villabuena, Velilla de los
Ajos, Fuentearmegil, Camparañón, Almazán, San Esteban de Gormaz,
Zayuelas, Tarancueña, Frechilla de Almazán, Morcuera, Rioseco, Gómara,
Tardelcuende, Gallinero, Velilla de la Sierra, Santervás del Burgo,
Torreandaluz, Burgo de Osma, Chércoles, Trébago, Torrubia de Soria,
Rebollar, Quintanilla de Tres Barrios, Morón, todos ellos de Soria, y
Tordehumos (Valladolid).
La gestión del Museo del Traje ha sido encomendada, como la de la Villa
Romana de Las Cuevas de Soria, a Soria Museum. Tanto esta empresa, como
el Departamento de Cultura de la Diputación de Soria, están empeñados en
hacer del Museo un lugar vivo, donde se realicen actividades en las que
participen los habitantes de Morón, por lo que habrá que estar atento a
lo que vayan programando, así como a los horarios y fechas de visita,
que en invierno se reducen sensiblemente.
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