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CUENTOS PARA MI MADRE Y MI TÍA MANOLITA (Colección) Lucía Santamaría Nájara Edición al cuidado de Enrique Martín Santamaría |
Lucía Santamaría Nájara es una innovadora en cuanto a la presentación, al continente, de su narrativa. Ha ideado la colección “Cuentos para mi madre y mi tía Manolita”, en formato 10 por 12, entre 26 y 24 páginas, que recogen, cada uno, un relato, una unidad narrativa, y que presenta, estos que comentamos, en número de tres, diseñados por Enrique Martín Santamaría. Ideales para regalar a las personas que se encuentran hospitalizadas, dice la autora. “Esencia de pueblo”, segundo premio en el Certamen Literario “El Fantasma de Masegoso” 2011. “El Valle de los Sueños”. Y “Atardecer en el Faro”, forman este trío de relatos ilustrados por dibujos de la propia Santamaría. En “Esencia de pueblo”, relata la vuelta al pueblo, para el entierro del padre, (“el último republicano”) de un emigrado cuarenta años atrás quien, pese a haber conseguido un puesto social relevante, vuelve a encontrar en el mundo rural las enseñanzas de su padre, lo auténtico de la vida, aquello que realmente tiene sentido: “... el conocimiento y la intuición; sobre la vida y también cómo recibir la muerte; sobre lo banal y lo grandioso...”. Este relato ha sido traducido al árabe. En “El Valle de los Sueños” cambia de registro, e incluye un relato -en cursiva- de Kiko de la Rosa Falcón. Es un homenaje a las esculturas, que sueñan, por lo que les atribuye alma. Es un relato corto, lleno de sensibilidad, que prepara para el tercero. En “Atardecer en el faro”, la protagonista, angustiada por una mala racha existencial (cuando no hay salida, cuando han cortado bruscamente las raíces, las más profundas, a las que estabas anclado...) corre a los brazos del ser querido nada menos que a Sevilla donde, a la voz de ¡Ábrelos!, desde lo alto, a sus pies la ciudad andaluza, Y como una llamarada, como una explosión de amor y belleza me introducía en el corazón de Sevilla: mira el Puente de Triana, y la calle Betis; el barco pirata, la Torre del Oro, la Maestranza, la Catedral, y la torres de la Plaza de España. Preciosos relatos, emotivos, y muy buena idea la presentación. La portada de “Atardecer en el faro” es una escultura, sita en Pedrajas, de Miguel Ángel Rodríguez.
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