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Al Oeste soriano,
tres ríos afluentes del soriano por excelencia, discurren por una
comarca natural e histórica. Tierras donde confluyen, además de los
ríos, la participación en el Camino del Destierro del Cid y la
pertenencia a la zona vinícola de la Ribera del Duero. Son los ríos
Pilde, Perales y Cañicera, en la Depresión central del Duero.
“Tiene el río
Pilde su nacimiento del arroyo Mimbre en el límite de Espeja de San
Marcelino con la provincia de Burgos, pero es del término de
Orillares de donde recibe más agua. Discurre por el que fuera
convento de Jerónimos, en Guijosa, donde al igual que en Quintanilla
de Nuño Pedro, riega una vega y mueve un molino para, ya entrado en
el término de Alcubilla de Avellaneda, regarlo de NE a SO, en casi
toda su longitud. Sale muy fortalecido, unido al Cañicera, para
fundirse en uno solo, el Perales, en Casanova, lugar próximo a
Peñaranda de Duero, sin que apenas su agua se haya aprovechado en
tierras sorianas. En cuanto al Cañicera, se trata de un río de muy
corto recorrido, que debe su nombre al despoblado de la misma
denominación, entre los términos de Quintanilla de Nuño Pedro y
Zayuelas. Nace en el límite de estos dos lugares y penetra en
Alcubilla por el Este para unirse al Pilde muy cerca del caserío,
después de recibir las aguas de las muchas resurgencias del Sur de
Alcubilla”. (Fuentes, fuentecillas y manantiales de Soria).
Isabel Goig Soler.
Los cuatro pueblos
que recorrimos, junto con José Vicente Frías, la mañana del 31 de enero,
antes de que la temperatura nos dejara quietos en casa durante muchos
días son Zayas de Báscones, Alcubilla de Avellaneda, Quintanilla de Nuño
Pedro y Muñecas. Habían pasado bastantes años desde que visitamos esta
zona por primera vez, después hubo otras visitas para el trabajo sobre
las fuentes y manantiales, o para tratar de comprender las causas de la
despoblación. Pertenecieron estos cuatro pueblos (y otros de la zona) a
la Merindad de Santo Domingo de Silos, junto con otras localidades de
Burgos y La Rioja. Las merindades fueron las tierras cristianas del
siglo VIII repobladas entre los siglos IX y X. Las comunidades de Villa
y Tierra, en que se organizaron casi todas las villas y aldeas de la
provincia de Soria, son posteriores a las merindades.
Nos desviamos un
poco para ver, a la entrada de
Quintanilla
de Tres Barrios,
en “el Cerrillo”, lugar donde hubo bodegas y lagares, restos de éstos,
concretamente los pilones, colocados para ir formando un espacio
dedicado al vino.
Seguimos por un paisaje de suaves relieves y
una flora de encina, roble y enebro, hasta Zayas de Báscones, que
fue del vizconde de Eza hasta 1900, luego pasó a manos de Luis
Marichalar Monreal San Clemente (de su familia directa), quien lo vendió
a la empresa resinera de Basilio Mesa García. La mitad de este coto
redondo es propiedad, en la actualidad, del SAT San Saturio. Lo que
desde hace ya años es una gran finca agrícola y ganadera, a mediados del
siglo XVIII, cuando se tomaron los datos para elaborar el catastro de la
Ensenada, se le da la categoría de villa: “Es la mitad villa de señorío
que pertenece a don Francisco Javier Marichalar y Avellaneda, residente
en Peralta (Navarra) y la otra mitad es lugar de señorío y pertenece a
don Alfonso Pablo de Avellaneda, residente en Madrid, ninguno de los dos
percibe derechos algunos por el señorío y vasallaje”. A día de hoy, lo
único reseñable son los mojones de piedra labrados con la corona
vizcondal y la Iglesia de Santiago Apóstol, de origen románico, muy
reformado, y pórtico con columnas de madera.
Por
Alcubilla de Avellaneda
han discurrido todos los caminos. Desde el momento en que parte de la
calzada romana del itinerario 27 de Antonino (Tarragona-Astorga),
discurrió por esa zona, el camino estaba abierto para otros. En el año
1993, el periódico El País (1) recogía la noticia de que se
habían destruido, a fin de roturar, dos kilómetros de calzada romana en
Zayas de Báscones. Roturación autorizada por la Junta de Castilla y
León. Los otros caminos que discurren por Alcubilla, siguiendo más o
menos el trazado de la calzada, son el Camino del Cid. El Camino de la
Lana, también utilizado como Camino de Santiago; la ruta de la lana era
la seguida por ganaderos y esquiladores, en este caso desplazados de Sur
a Norte, a fin de unir La Mancha, Extremadura y Andalucía con Burgos,
que fue la capital comercial de la lana durante los siglos XVI y XVII
(2). Un camino o ruta más surca las tierras y montes de esta
comarca del Oeste soriano: la Cañada Riojana, también conocida como
Galiana o de las Merinas, con esta última denominación aparece en el
mapa geográfico y catastral (3). La Galiana, que da nombre a
un paraje cerca de una de las entradas al Cañón del Río Lobos, Cuesta de
la Galiana, enlazaba las montañas del Sistema Ibérico riojano con los
pastos de las tierras del Sur de la península. Dando soporte a estos
caminos, tres ríos recorren el término y muchas fuentes, tal y como
documenta
José Ignacio Esteban Jauregui
(4) cuyo trabajo ha servido de base para diseñar la Ruta de
las Fuentes, a lo largo de trece kilómetros.
Tuvo importancia
Alcubilla durante muchos siglos. En el siglo XVIII, estaba bien
habitada, ejercían en el pueblo muchas profesiones: herrero, mesonero,
tabernero, médico, cirujano, maestro, dos tejedores y hasta un
saludador.
Fue una grata
sorpresa recorrer de nuevo las calles de Alcubilla de Avellaneda. Hará
más de veinte años que estuvimos por última vez. El bar sigue estando en
el mismo lugar, un primer piso de una casa esquinera. Allí nos contaron,
hace veintidós años, de tradiciones para “Soria, pueblo a pueblo”, de la
machorra, la tarasca... Ahora lo gestiona un matrimonio, Tomás y María
Ángeles, llegado desde Alicante. Han acondicionado también una vieja
casona, de 1907, que han destinado a hotel rural, de tres estrellas,
bautizado como Marquesa de Tavira (donde sellan el salvoconducto de la
ruta del destierro del Cid), y una pequeña tienda. Frente a esa casa se
acondicionó, por hacendera, un local para dedicarlo a taller de bolsos,
que ya no está. Un lagar ya en desuso sirve de museo del vino, o museo
etnográfico general. El edificio fue construido en el siglo XIX y eran
propietarios los llamados “aparceros del lagar”.
El edificio más
representativo de Alcubilla de Avellaneda, además de la iglesia
renacentista de la Magdalena, es el palacio que los marqueses
construyeron en el siglo XVI. A medio rehabilitar, puede verse el
exterior, pero no el patio, muy interesante, con galería corrida, y que
antes de comenzar la restauración (no sabemos si se acabará), podía
verse. El edificio es de los Avellaneda, noble familia que tenía
sentadas sus noblezas por esa comarca y por la de Burgos, incluido el
patronazgo del monasterio de Jerónimos de Espeja de San Marcelino.
Paramos en Quintanilla de Nuño
Pedro para visitar la quesería de Ismael Díaz Zayas, Quesos Zayas de
Quintanilla, instalada en el 2014. Estaba cerrada a causa de una lesión
del propietario, pero nos abrieron y al menos pudimos comprar un trozo
de queso exquisito. Está elaborado con leche de oveja de Caleruega
(Burgos). En la plaza una columna con volutas podría ser un rollo
jurisdiccional. Según José Vicente Frías, se trataría de unos elementos
unidos, tal vez trasladados del próximo monasterio de Jerónimos.
Un poco más adelante encontramos Muñecas, que fue fue de la
jurisdicción del monasterio de San Pedro de Arlanza, merindad de Santo
Domingo, y una de las cuatro aldeas que dependían de la villa de
Miranda, hoy despoblado perteneciente a Santa María de las Hoyas. La
iglesia, advocada a San Pedro ad Vincula, muestra una puerta románica y
delante un pequeño pórtico moderno. Rodeado el escaso caserío de
magníficos montes de encina, roble y, especialmente, sabinas (o enebros,
según quien informe), no resulta raro que durante siglos sus habitantes
se dedicaran a la fabricación de horteras y gamellones. Se instaló en
Muñecas un hostal-restaurante que se encuentra a punto de cerrar, o tal
vez ya esté cerrado. Una furgoneta de los sufridos
comerciantes-ambulantes llevaba el pescado que, según nos dijo una
señora, “sólo compro yo”, desde Huerta del Rey, en Burgos.
Para otra excursión
dejamos Santa María de las Hoyas, en el medievo de las Ollas, por la
tradición alfarera. Al pie de la sierra de Nafría estuvo la villa de
Miranda, de la que sólo resta la ermita del Cristo, hoy perteneciente a
Santa María de las Hoyas. Se ve desde la carretera, y coronándola, el
castillo Billido, castro situado en la cumbre desde donde se observa (y
quizá protegía), buena parte del Cañón del Río Lobos (5).
(1) El País,
21-4-1993. Francisco Parra. “Destruidos dos kilómetros de calzada
romana”.
(2) La ruta de la lana. J. Herminio Pareja.
(3) Hoja 347 del Mapa Geográfico y Catastral a escala 1:50000
(4)
Censo documental de Fuentes y Manantiales de Soria. José Ignacio
Esteban Jauregui.
(5) Nicolás
Lucas Hernández. “Un castro romanizado en el Cañón del Río Lobos
(Soria). Boletín de la Asociación Española de Amigos de la
Arqueología. Número 7, junio de 1977.
©
soria-goig.com
Alcubilla de Avellaneda
Entre los ríos Perales, Pilde y Espejón
Fuentes
y Manantiales de Zayas de Báscones, José Ignacio Esteban:
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Alcubilla de Avellaneda
Alcubilla
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Zayas
de Báscones,
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