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La ruta que vamos a empezar discurre por los parajes conocidos
como los páramos sorianos, paisaje de una gran dureza, pero de bello contraste a su vez.
Son las últimas estribaciones de las sierras de Ayllón y de Pela, complementadas con
largos valles llenos de coloridos formados por sus diferentes cultivos de secano.
Son pueblos que han quedado estancados en el tiempo, en la evocadora época medieval, y
que sólo han sabido evolucionar a golpe de tractor. Mantienen aún su pequeña estructura
urbana, que en la actualidad se ha quedado grande debido al efecto de la emigración de
los años 60 y 70 de este siglo que está a punto de finalizar. Antes de partir de cada
pueblo, bebe del agua natural de las fuentes de cada lugar, directamente conducida desde
sus manantiales.
Nacieron en plena Baja Edad Media (siglos XI al XIII). Poco antes, había sido la zona
más disputada entre los reinos cristianos del Norte peninsular y el Califato de Córdoba
primero (hasta el año 1031), y con el reino taifa de Toledo después. Después de la mal
llamada "Reconquista" de estas tierras, fueron organizadas en Comunidades de
Villa y Tierra, siendo incluidas las de nuestra ruta en la llamada Comunidad de Villa y
Tierra de Caracena.
Las Comunidades de Villa y Tierra nacen a partir del siglo XI, tras la muerte del caudillo
árabe al-Mansur (Almanzor), como una nueva manera de repoblación y organización
administrativa del territorio cristiano. Su eje será la Villa, capital de la Comunidad,
provista de una fortaleza y capacitada en nombre del rey para organizar su Tierra con las
aldeas que la integran. Cada Comunidad dependía directamente del rey, sin tener en cuenta
su importancia. Este sistema administrativo se va a mantener durante toda la época
medieval y moderna.
A lo largo de los siglos mantendrán sus principales características invariables, algunas
aportadas por los nuevos cristianos repobladores, pero otras continuadoras de ancestrales
tradiciones arquitectónicas, como la arquitectura popular de las casas, con zócalo de
piedra, pared de adobe (sustituida en algunas casas por piedras más o menos regulares), y
techumbre de maderas y tejas.
Tarancueña
esl punto de partida es . A este
pueblo se accede por la carretera provincial que une Retortillo de Soria
con la Nacional 110 a Ayllón, tras pasar por el famoso yacimiento celtíbero-romano de
Tiermes.
Este pueblo tuvo mucha importancia en las luchas que hemos citado antes, entre cristianos
y árabes hace un milenio, porque está situado a la salida (o entrada, depende de cómo
se mire) del cañón del río Caracena, famoso por ser punto de control del territorio y
de esta vía de comunicación.
A la entrada hay un magnífico frontón, preludio de la importancia que está empezando a
tener en estos tiempos actuales, y manifestado con la construcción de nuevas residencias
al lado de la carretera. El frontón está exento, y es bastante alto.
Adentrándonos en el pueblo, y sin llegar a su plaza mayor, nos toparemos de golpe, y
entre pequeñas callejuelas, con la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Remedios,
en proceso de restauración gracias al tesón y esfuerzo de las ayudas de sus vecinos y
simpatizantes.
A mano derecha de la iglesia, se entra en la plaza mayor del núcleo, rectangular, y con
una fuente en medio de la misma.
Cuenta la leyenda que en el paraje de "El Corralón"
estuvo situado el antiguo poblado, al cual se hace referencia por la razzia árabe de
Almanzor en el año 981, por ser fortín situado en una calzada que defendía el camino
más directo entre Atienza y las fortalezas del Duero. También por sus calles se pueden
contemplar varias estelas funerarias, manifestación patente de la antigüedad de la
población.
Dejando Tarancueña, y si se coge el camino del cañón, se llegará a Caracena.
Por el camino, siempre junto al afluente, se puede contemplar la belleza del paisaje que
puede llegar a proporcionar unos parajes tan duros, con barrancos en algunos tramos del
mismo.
Caracena
Una vez en Caracena, el viajero sentirá que todavía está viviendo en la época
medieval. Cruza el puente románico sobre el río Caracena, y adéntrate en el pueblo.
Situado en lo alto de un cerro, en la época moderna tuvo su gran importancia (con los
duques de Frías y de Uceda), pero en la actualidad es de los pueblos más deshabitados.
También debió de ser importante en la época medieval, cuando Almanzor realizaba sus
campañas por estas tierras. De ésta época la leyenda popular hace derivar su nombre,
cuando un caudillo árabe, al ser sorprendido por los cristianos en plena cena, exclamó
"¡Cara cena nos costó!".
Sólo entrar en el pueblo, nos encontramos con la primera iglesia románica, la de Santa
María de Barrio Gormaz (del siglo XII), y adosada a una torre de época musulmana, lo que
le da un aspecto bastante austero.
Ruta
del románico:
Tierras
de Caracena
Siguiendo nuestro camino por el interior del núcleo, llegaremos a la plaza mayor,
bastante irregular, pero que da una idea clara del poder de un señor castellano en los
tiempos modernos: en medio de la plaza, majestuosa, de piedra, se levanta el rollo
jurisdiccional o picota, de estilo renacentista. Era el símbolo del poder feudal y en
donde se ejecutaban los bandidos.
Subiremos por el camino, pasaremos de largo del mesón (a la bajada habrá tiempo más que
merecido para descansar), y llegaremos a la segunda iglesia románica, la de San Pedro,
construida en el siglo XII y declarada Monumento Histórico Artístico Nacional como
reafirmación de su belleza y valor histórico-artístico. Es de notar su admirable
galería porticada, de estilo románico, con capiteles historiados, y su fuerte torre
cuadrada.
Un poco antes de llegar a la iglesia, casi en frente del mesón, están las ruinas de lo
que fue la cárcel, otra manifestación del poder señorial construida en el siglo XIII.
De su posible belleza se puede contemplar en la actualidad una ventana.
Continuando por el camino de subida, aunque parezca que no haya nada, llegaremos a la cima
de la montaña y nos sorprenderemos al contemplar el castillo, tan enorme y escondido a la
vez, que parece mentira que no se vea desde abajo. Fue construido en la época medieval,
pero fue totalmente renovado a finales del siglo XV. Conserva gran parte de la
construcción, tanto del perímetro murado como del interior.
Desde lo alto del cerro, se puede contemplar los más hermosos parajes, formados por los
cañones que rodean al pueblo. Y para descansar y asimilar lo que hemos disfrutado en este
pueblo, al bajar por el camino de vuelta, se puede entrar en el mesón antes citado, que
suele estar abierto.
Madruédano
Madruédano
Volveremos a cruzar el puente románico, y todo recto,
atravesando montañas y valles sin seguir un camino de tierra, se llega a Madruédano.
Simplemente se sube el cañón y se sigue en el alto.
A este nuevo pueblo se llega por
detrás, observando que descansa tranquilo en la ladera de una montaña con forma de
colosal esfinge, en medio de un valle rodeados por montañas y mesetas.
Todas las
calles llevan a la plaza mayor, rodeada de los principales elementos de la población. El
primero es el frontón, tan típico en estas tierras para practicar el juego de la pelota.
Y el segundo es el bar, abierto en ciertas épocas del año. Subiendo por el lateral del
frontón, se llega a la iglesia parroquial de San Quirico y Santa Julita, dedicada a dos
santos mártires del Norte de África de los que no se sabe el porqué de su advocación
tan lejana. A esta iglesia, reconstruida al menos en tres ocasiones, se entra por una
pequeña galería porticada románica, y una puerta de estilo neoclásico. En su interior
se puede contemplar un retablo barroco grandioso y de enorme belleza.
Atravesando todo el pueblo, se llega a la fuente, con agua que viene directamente de un
manantial natural, y una poza para lavar la ropa a mano que aún continúa en uso.
Continuando por este camino, atisbaremos en seguida la pequeña ermita de época moderna
dedicada a la Virgen del Val, que en la actualidad tiene adjunto el pequeño cementerio de
la localidad.
Si tienes curiosidad por la estadística, por ese mismo camino a la derecha, está situada
una de las naves ganaderas más grandes de Europa (al menos así era cuando se construyó
hace poco más de una década). En la actualidad, claro está, seguro que las hay más
grandes, pero no con mejor ganado ovino para hacer unas buenas chuletas de cordero.
Volviendo al pueblo, se pueden subir a dos cerros que son de notable altitud y larga
visión panorámica. El Castillo es
el cerro sobre el que se asienta el pueblo, y desde él se dominan el resto de montañas
que le rodean, y los dos hermosos valles. Su silueta y su nombre evocan alguna población
pasada. El otro cerro es el de San Cristóbal, al Este del anterior. Es uno de los más
altos de la comarca, desde donde se puede observar el castillo de Gormaz, o incluso en
días despejados, hasta la mismísima Soria.
A la salida de este bello pueblo, cerca de su acceso por su carretera, hay un segundo
camino por el que se accede a la ermita de la Virgen de las Angustias, de época moderna
como la otra ermita, lo que denota la pujanza económica que llegó a tener este pequeño
pueblo.
Saldremos de Madruédano rodeando el cerro de El Castillo, por cualquiera de los dos
caminos y que al final se juntan en uno sólo en dirección a Tarancueña de vuelta,
siguiendo un camino de tierra hasta dar con el cañón de Caracena. Desde esa posición,
se puede observar la maravillosa vista panorámica, y bajo este barranco, Tarancueña,
punto de principio y fin de nuestra ruta.
Comarca
de Caracena (2)
©
Javier Mozas Hernando
jamoher@alumni.uv.es
Caracena
Comarca
de Caracena (2)
Comarca
de Caracena (3)
Ruta
del románico:
Tierras
de Caracena
Amojonamiento en el lugar de Modamio
Despoblado: Santa María del Val
Caracena.
La ecología desconocida, Fernando Sanz Antón
Fuentes
de Caracena, José Ignacio Esteban
Caracena,
en el blog de Juan Carlos Menéndez
Yacimiento
de Tiermes
Asociación de Amigos del Museo de Tiermes
Castillos
de Soria-->
Caracena
Mendikat
:: Soria
::
San
Cristóbal
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