Quizá
sea esta villa junto con la de Berlanga de Duero de las más bellas de
esta provincia. No en vano está declarada Villa de Interés Turístico y
más recientemente Conjunto Histórico Artístico, sin olvidar que su
Catedral ha sido el escenario de Las Edades del Hombre.
Tanto El Burgo de Osma como la Ciudad de Osma, tienen su origen en la vieja
Uxama de los arévacos primero, y de los romanos después, cuyos restos se
encuentran en el
cerro Castro, a un kilómetro de El Burgo. Se llega al Cerro
atravesando el magnífico Parque Público (donde conviven más de 40 especies
de árboles) y siguiendo la orilla arbolada del paseo que bordea el río Ucero, al que se le une el río Abión.
Recién
excavada, puede verse la casa de los Plintos del siglo I. Aquí, en Uxama,
no se llevan a cabo excavaciones sistemáticas, como en Tiermes o Numancia,
pero dejando volar la imaginación, se puede tener una idea de conjunto.
Frente a las ruinas de Uxama, se encuentran las bodegas ribereñas y los
restos de la fortaleza de Osma.
Cuenta la leyenda, que en octubre de 1469, llegó al
castillo
de Osma el príncipe heredero Fernando de Aragón, que se dirigía a contraer
matrimonio con Isabel de Castilla; el guardián de la fortaleza, que no lo
reconoció, arrojó un dardo contra el real visitante y su comitiva, que a
punto estuvo de alcanzarles.
Desde el puente medieval, podemos sentir discurrir el Duero y ver la Ciudad
desde una perspectiva, que nos hace imaginar fácilmente su poderío de
antaño.
De la mano del obispo restaurador de la diócesis, San Pedro de Osma, en el
año 1101, tras la invasión musulmana y sobre los restos del monasterio
visigótico de San Miguel, se erigió la Catedral y nació esta villa.
Su riqueza monumental es enorme. Nada hay que no sea digno de admiración.
La
espléndida Catedral gótica, con restos de románico y su torre barroca.
Dentro, el claustro gótico; el retablo mayor de Juan de Juni y Juan
Picardo; la Capilla del Venerable Palafox, construída con mármoles de la
provincia; el lujoso sepulcro de San Pedro de Osma; la Capilla de la
Virgen del Espino, Patrona de los burgenses, de la que cantan:
Aragón tiene al
Pilar,
Sevilla la Macarena
y El Burgo en lujoso altar
tiene a esta Virgen Morena.
La Biblioteca episcopal oxomense se encuentra en el piso superior del
claustro de la Catedral. Cuenta con más de 3.000 volúmenes, 221 códices, 77
incunables y 59 grandes cantorales en pergamino, iluminados, casi todos
ellos procedentes del monasterio de Santa María, de jerónimos de Espeja de
San Marcelino.
Pero es en el Museo, en la antigua capilla del Tesoro, de estilo gótico,
donde se encuentran las joyas de la villa: un ejemplar rarísismo del
"Apocalipsis de Beato de Liébana", datado en 1086, con miniaturas mozárabes
y una hermosa tabla del siglo XV, de estilo hispano-flamenco del Maestro de
Osma.
La Universidad de Santa Catalina, fundada en 1550, con su portada
plateresca, y donde estudió Gaspar Melchor de Jovellanos.
El Seminario diseñado por Sabatini.
El
Hospital de San Agustín, que volvió a abrir sus puertas recientemente y
lo hizo al arte. En él se realizan exposiciones y el espacio es tan
apropiado para el goce del arte, que merece la pena visitarlo
independientemente del tema que se exponga.
Y de nuevo en la
calle... es fundamental para oír el latido de un lugar, callejear,
perderse por los minúsculos recodos (como el callejón de "El Caracol");
sentarse en cualquier terraza de La Plaza Mayor y observar los vaivenes
tranquilos o presurosos de aquellos que la cruzan; preguntar a sus
habitantes por todo aquello que haya despertado nuestra curiosidad o
contestar a las preguntas que a veces nos formulan, amables, los
lugareños.
Caminar bajo los
soportales hasta la puerta de San Miguel, que se abre sobre el río
Ucero, único resto que queda del recinto murado que tuvo la villa...
Pasear por el
extrarradio, por las Tenerías, por los Parques...
Esta villa episcopal, antiguo feudo de la Iglesia, reviste un interés
especial al armonizar (como sus tres edades: la celtíbera, la romana y
la medieval) otros tres elementos: la arquitectura, que remite sin cesar
a lo eclesiástico, (escudos de mitrados se encuentran por toda ella); la
castellanía, como demuestran los soportales y los mercados (donde aún se
celebran importantes ferias y mantienen vivo el día de mercado) y la
riqueza fertilizante de las tres vegas que la cruzan: las de los ríos
Duero, Ucero y Abión. Esto la hace sumamente atractiva para el estudio,
los largos paseos para la reflexión y el buen vivir.
En El Burgo de Osma
nació Dionisio Ridruejo y vivió
Gerardo Diego. Y sobre el Burgo de Osma se escribe mucho y
bien. No podemos dejar de mencionar dos publicaciones, una agotada y en
espera de reeditarse El Burgo de Osma y sus monumentos
de José Vicente Frías Balsa y Francisco Palacios y otra de reciente
publicación El Burgo de Osma y su Catedral. Guía para el viajero
curioso de Ángel Almazán de Gracia.
Los sábados, en el
mercado, se puede comprar productos de las vegas, las afamadas alubias
pintas de la zona, gallos vivos, miel... No dejéis de degustar la
excelente repostería y no os olvidéis de las morcillas, dulces o
saladas.
Ya que hablamos de comida y antes de visitar los excelentes restaurantes
de la villa (por ejemplo el Restaurante Asador El Burgo, donde Luci y
Goyo os acogeran familiarmente), vayamos a comer unos montaditos con
vinillo recio en la bodega más emblemática de El Burgo, la tasca de
Pepito.
Si es invierno
podremos revivir el rito de la matanza en el Virrey Palafox.
Si es agosto, a mediados de mes os encontraréis corridas de toros,
buenos conciertos, buen ambiente y podréis bailar "La Rueda", baile
típico muy famoso.
Todo en la vieja
Uxama está lleno de una extraña armonía y tranquilidad.
©
Luisa Goig
Fotos enviadas por
Divina Aparicio
(click!! para
ampliar)
II Torneo Medieval del Virrey
El Museo del Cerdo y El
Rito de la Matanza
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