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POEMA DEL CAFÉ AZUL

Jesús Gaspar Alcubilla

 

Edita: Cuadernos Cálamo (Gijón)
-Gesto Sociedad Cultural-. 2019
Ilustraciones de portada e interior, Juan Antonio Gaspar Alcubilla
Foto de portada: César Sanz Marcos

 

Bohemia y existencialismo en el Café Azul

 

La obra poética de Jesús Gaspar Alcubilla (1968) se iniciaba con un poemario que tenía un largo título:  Cantos de mi tierra y de otros páramos olvidados (1999). El poeta dirigía su atención esencialmente hacia lo externo, hacia el paisaje, hacia ese aparato convocador de miradas y de pasiones.

Le siguió  Profunda Voz (2001). Tuve la particular fortuna de escribir sus palabras prologales. Jesús Gaspar Alcubilla nombraba en aquellos poemas cuanto le vivía dentro. Hablaba de sí mismo, acaso porque intuyó, con muy buen tino, que es en el mundo interior donde se halla la materia más propicia para la más alta poesía. Recuerdo dos versos que aún me conmueven. En ellos se aunaban los momentos principales de sus dos primeros libros de poesía, paisaje mostrado e introspección lírica: Hay un lugar donde la piedra duerme /su soledad inmensa de granito.

Han seguido las plaquetas poéticas Oráculo (200) y Verbo de la carne (2002), y los poemarios Memoria de Ariel (2002) y Le poème du vieux meublé (2006). Y también no pocos galardones poéticos.

Su obra más reciente, Poema del Café Azul (2019), ha merecido el XXXIII Premio Cálamo de Poesía de Gijón. El libro, publicado por Cuadernos Cálamo Gesto, está enriquecido, en la cubierta y en sus páginas interiores, con ilustraciones de Juan Antonio Gaspar Alcubilla.

Un primer asombro le espera al lector: Si bien el título promete un único y largo poema, el libro contiene una suma de composiciones independientes entre sí. Hay unidad, es innegable, unidad de clima, de atmósfera, unidad de predilección por lo nocturno, unidad de diálogo mantenido con el lector, unidad en cuanto a la predilección por el ámbito circense y el de la bohemia. También cierta unidad de mirada detenida en lo pictórico. Son cuatro las obras de otros tantos pintores en que recalan los versos del poeta: «Moscú I» de Vasili Kandinski, «Simbiosis de pez y sol» de Antonio Ruiz Ruiz, «Melancolía y misterio de una calle» de Giorgio de Chirico y «En el país de la noche» de René Magritte.

La escansión versal es también muy diversa. Predomina el verso libre. Sin embargo, aparecen, diseminados, endecasílabos (Una carpa con la que luego sueñas), eneasílabos (Las casas rompen su fisura), octosílabos (El mar empuja la noche), heptasílabos (y una espiral de humo). Asimismo hay versos de metros muy breves. Y, gran sorpresa: En algunas ocasiones el poeta se abre, quizás, hacia la prosa poética, tal es la largura versal: Sientes ahora cómo el viento empuja la quimera por el tránsito azul de los trenes | y en tus dedos se abren antiguas llagas, profundas escoriaciones, llagas que te queman por dentro como la sed de los cuerpos y los labios.

¿Qué habita bajo tan amplio repertorio formal y de representación temática? Un denominador común parece deslizarse bajo tanta variedad. Se ofrece un yo poético que discurre por una ambientación nocturna en que quedan claramente dibujadas la soledad y la incomunicación: Gritas en medio de la nada un nombre que no recuerdas.

En definitiva, el lector tiene ante sí un poemario que recuerda la bohemia de principios del siglo xx ahora presentada bajo la influencia de un existencialismo en que el individuo dolorosamente persiste en su vivir. Mientras, el poeta navega entre versos de insólita belleza: El mar empuja la noche | […]| Paquebotes cargados | a la deriva.

Juan González Soto

Tarragona, 3 de febrero de 2020

 

FERIA

Una carpa con la que luego sueñas
mientras buscas los entresijos de la nada.
Un tiovivo regresa
sobre el mismo lugar
en el que ayer estabas:
café azul de lámparas ardientes.
Y atraviesa como una bala la memoria,
la misma memoria que te llama,
cuando la noche solo es final
y sientes el mismo final
que ahora celebras.
Se empinan los peldaños,
los peldaños gastados
de aquella larga escalera,
hasta el vacío.
Te asomas a él,
y cuando sabes que todo está agotado,
escribes este poema por el puro placer de escribirlo.

 

Ficha del autor

 

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