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Dean Moriarty cruzó por aquí Editorial Lastura, 2016 |
“Dean Moriarty cruzó por aquí” En otra sociedad, cualquier libro de Fernando Maestro Díez aparecería de vez en cuando entre la lista de los más vendidos. Pero muy especialmente el último publicado, “Dean Moriarty cruzó por aquí”. Sí, es el mismo Moriarty -seudónimo de Neal Cassady- que utilizó como personaje Jack Kerouac en su novela “On de road”, esa narración de culto que fascinó a toda una generación, la conocida como Generación Beat o movimiento psicodélico. Una novela que para muchos no ha resistido una segunda lectura y para otros sigue siendo de culto. La colección de relatos de Fernando Maestro es, desde nuestro punto de vista, y aunque a los apasionados por Kerouac les parezca una herejía, más potente, de mejor calidad literaria, con mejores descripciones fascinantes, que aquella “On de road” que tanto fascinó, escrita hace casi setenta años. Por eso decimos que en otros espacios, en otras sociedades, se hubiera convertido en la más vendida. Maestro viaja en estas narraciones, y aunque lo hace físicamente, por carreteras, los recorridos más frecuentes son hacia el interior. Y esos viajes hacia el interior, hacia la angustia y la desolación, son expuestos de tal forma, que no es necesario fumar marihuana, esnifar cocaína, o participar en orgías para que llegue al fondo de cada cual, y lo comprendan. Los personajes de Fernando Maestro muestran una alma dual, como casi todas las almas, pero que él sabe definir muy bien, como en el relato “Navidad”, donde la profunda depresión y la lágrima al escuchar la risa alegre de las madres con los hijos, se funden para reflexionar que “aquello había llegado demasiado lejos”. La facilidad para la descripción de lo más cotidiano hasta lo más intrincado se encuentra en toda la obra, así como la querencia que el autor tiene para con el teatro, en “Sólo palabras”. Es Madrid el escenario más frecuente de las narraciones de “Dean Moriarty cruzó por aquí”, una ciudad donde el frío, la niebla, a veces lo sórdido, dan cobijo a unos seres desolados. Un noche madrileña de finales de los setenta y principio de los ochenta que, se lee en la contraportada “... trajo aires de libertad, una música inmejorable, euforia por lo novedoso y, con ello, adicciones que acabaron con la vida de demasiadas personas”. Y se percibe en la obra, en los relatos, que la angustia, la soledad, el interior de las almas, no está directamente relacionada con la sordidez de la noche madrileña, está también presente de día, con el sol, y en las zonas luminosas de la gran ciudad. Ficha del autor |
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