Masegoso
Despoblado
perteneciente a Pozalmuro
Masegoso, historia
y leyenda
En el extremo de la comarca
Campo de Gómara por el Norte, Pozalmuro, a cuyo ayuntamiento pertenece
Masegoso, es una de las 44 localidades que forman esta comarca
cerealística. El río Rituerto, al que es difícil ver con agua, surca la
tierra de Norte a Sur, desde el nacimiento en Valdegeña, al pie de la
sierra del Almuerzo, hasta su desembocadura en el río Duero en el
término del pueblo que recibe el mismo nombre del río, Rituerto o
Riotuerto. A lo largo de toda la comarca se encuentran antiguas atalayas
de vigilancia, tal vez levantadas por los musulmanes y después
aprovechadas por los cristianos, que vigilarían tanto el curso del río
como el fruto de los campos de cereal. Así encontramos en La Pica,
Castellanos del Campo, Noviercas, Aldealpozo, Jaray, Almarail y, por
supuesto, en Masegoso, entre otras.
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A un kilómetro de lo que
fuera núcleo de población, se encuentra un puente, sobre el que Eduardo
Saavedra, en su Descripción de la vía romana entre Uxama y Augustóbriga.
da por casi seguro que sería el fabricado para cruzar el río Rituerto
“... me ha parecido que era
el punto forzado que debía adoptar para el camino, por no haber en mucha
distancia un puente tan antiguo y hallarse precedido y seguido de una
calzada empedrada, contenida entre muros de defensa (…) y verse cerca de
él una fuente y una torre que demuestran haberse formado allí alguna
población no despreciable. Sólo quedan de ella unas cuantas casas hoy
deshabitadas, por lo malsanos que se han hecho los aires con los
remansos del río, y se puede conjeturar que debió su origen a lo
favorable de su posición en el punto de tránsito proporcionado por una
obra que construirían los romanos y reedificarían siglos después los que
levantaron la inmediata torre y las de las cercanías que corresponden
con ella”.
Después se ha corroborado
la teoría de Saavedra, por lo que aunque en la actualidad ese puente se
encuentra muy rehabilitado, el origen es romano. Al igual que la fuente,
sobre la que se ha actuado en sucesivas rehabilitaciones y que debido al
lugar húmedo donde se ubica ha originado un arbolado muy rico entre el
que destaca un inmenso álamo negro. Favorece la estancia, muy
recomendable, una mesa de merendero.
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Esa “población no
despreciable” a la que alude Saavedra, llegó al siglo XVIII a formar un
vecindario compuesto por siete casas habitadas con otros tantos vecinos
(unos 28 habitantes), más dos pobres de solemnidad y un cura residente
en Pozalmuro. Aunque las siete casas abandonadas dan a entender que la
población fue más numerosa. El concejo era propietario de un horno y un
monte bajo, además del agostadero de la Espiga que arrendaban al conde
de Gómara para sus ganados por 674 reales de vellón. Unos ingresos que
gastaban, en su mayor proporción, en pagos a la Iglesia. En la
festividad de San Gregorio y la Santa Cruz 120 reales; a sendos
conventos de la Trinidad, uno en Burgos y el otro en Soria, 10 reales;
otros 10 a la casa santa de Jerusalén; al sacristán, por asistir a la
iglesia y tocar a los nublados, 36 reales; para el pasaje de soldados,
pobres y cristianos nuevos, 140 reales; el resto se empleaba en limpiar
la fuente (90), limpiar acequias, río Rituerto y composición de caminos
(250); al alcalde por ir a las juntas del Sexmo (15) y para la persona
que hace los repartimientos (22 reales). Un siglo después Pascual Madoz,
en su diccionario, recoge la entrada sin especificar el número de
habitantes aunque tampoco lo da como despoblado, incluso da a conocer
que produce cereales, leña y algo de legumbres y anota que sus casas son
“escasas de comodidades si bien a propósito para el género de vida de
los habitantes (agricultores)”.
Madoz publicó su
Diccionario geográfico-estadístico-histórico entre 1845-1850 pero
previamente había dedicado casi dieciséis años a la recopilación de
datos. Dado que el escritor Manuel Ibo Alfaro (Cervera del río Alhama
1828-1885) escribió la novelita El fantasma de Masegoso entre 1854-1855,
se podrá deducir que la despoblación del lugar se produciría en la
horquilla de años que va desde 1830 a 1854 más o menos, toda vez que
Alfaro ya da por deshabitado Masegoso.
La famosa fábula de Manuel
Ibo forma parte de un grupo de leyendas que se inscriben en el mundo
rural: una anciana que no ha sido invitada a una boda envenena el agua,
mata a todos los invitados y el pueblo deja de tener habitantes. En el
caso de Masegoso, Ibo Alfaro mezcla ésta con un enamoramiento tipo
montescos y capuletos, pero el final no difiere de las otras. Esta
obrita fue representada varios años en el lugar, dirigida por el
escritor Carmelo Romero Salvador, natural de Pozalmuro a cuyo
ayuntamiento pertenece el despoblado. Por otro lado y también
relacionado con esta leyenda y otras similares, la poeta Carmen Ruth
Boíllos escribió un cuento titulado
Y no comieron perdices,
que fue ilustrado por Isabel Tovar.
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En una reciente visita
comprobamos con satisfacción que el despoblado goza de buena salud,
incluso podríamos aventurar que la calificación de “despoblado” ha
variado, ya que una nueva construcción o rehabilitación ha cambiado el
aspecto de Masegoso. Se encuentra junto a la fuente que se presenta
limpia y cuidada, cerca de la fragua nos pareció que restaurada, al
igual que el torreón. No ha corrido suerte pareja la iglesia, en ruinas,
salvo la pared con arco de entrada al recinto.
© Isabel Goig
Y no comieron perdices
Masegoso
Castillos
de Soria - Masegoso
Rutas de la despoblación
Fotos de Despoblados
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