 “Bécquer, sueño de luna” Ana María Ramos y Bécquer |
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El fin de semana del 11 y 12 de diciembre han tenido lugar sendos conciertos en Almazán y en el Centro Cívico de Las Camaretas (Golmayo). Se trata de un homenaje (otro más), al año en que se conmemora una efeméride sobre el fallecimiento de los hermanos Gustavo Adolfo y Valeriano Bécquer, cuya muerte, en 1870, se produjo con tres meses de diferencia. Ambos tuvieron mucha importancia en la provincia de Soria, Gustavo Adolfo con sus poemas y leyendas además de por parte de su esposa, Casta Esteban, soriana de la comarca del Moncayo (Torrubia y Noviercas conservan lugares del pasado en común) y Valeriano con los pinceles, que reflejaron el costumbrismo soriano.
La Diputación provincial de Soria ha gestionado un hermoso recuerdo a estos singulares personajes: “Bécquer, sueño de luna”. En un escenario decorado con elementos del siglo XIX, que todavía en muchos hogares sorianos se siguen utilizando, la mezzosoprano Ana María Ramos Liso lució voz y palmito, acompañada por Saúl Aguado, madrileño, profesor de Música y compositor. Ana María es soriana y en Soria vivió hasta los 18 años, donde vuelve siempre que le es posible. Fue en el Palacio de la Audiencia de Soria donde estrenó La Revoltosa. Actuó también en la Villa Romana de Las Cuevas de Soria y este pasado fin de semana ha deleitado a una audiencia que guardó el protocolo escrupulosamente. Además de Saúl Aguado, el madrileño Enrique García Requena, compositor de bandas sonoras de largometrajes y documentales, ha compuesto música para una canción. Y el maestro alicantino, de Agost, Manuel Castelló Rizo, vinculado a Soria por matrimonio con Ascensión Gómara, ha musicado dos rimas.
El programa fue así:
I parte
II parte
III parte
La sorpresa de la noche, a petición de Ana María Ramos, fue la presencia en el escenario del mítico y reconocido Paco Parra, que fue periodista de Radio Nacional de España durante muchos años. Paco recitó dos poemas, entre ellos “Volverán las oscuras golondrinas”. Ana María Ramos recordó, al presentarle, las veces que Parra le había permitido, siendo ella casi una niña, que actuara ante los micrófonos. Fue ese gesto de ella una forma de agradecerle aquellas atenciones que la hicieron tan feliz.
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