
Soria Pueblo a Pueblo
Trébago (o Trévago)
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La geografía de este pueblo soriano parece
recortada de un cuento y trasladada a estas tierras por alguna mano hechizada. No por
casualidad se enclava en uno de los lugares de tradición mágica brujeril. Muchas son las
leyendas que cuentan en este bello pueblo de Trébago y muchos los remedios curativos que nos
facilitarán sus habitantes, apenas lo comentemos.
Podréis encontrar los más variados tesoros paseando por este entorno mágico, desde
castros celtíberos en los parajes "Castejón" y "Peñas de
Castrejón", hasta restos de edificaciones romanas en "fuente Romana". Otro
paseo nos llevará hasta la preciosa ermita de la Virgen del río Manzano con su talla
románica de la imagen (os relatamos brevemente su leyenda más abajo) y unas ruinas
pertenecientes a la ermita de Santiago, la cual ha dejado la denominación al paraje
"Cerro de Santiago".
También podemos a cruzar el acueducto del río Manzano o acercarnos al despoblado de
Trebaguillo...
Con Cayo por el Río Añamaza o Manzano
Tienen una fauna muy variada, ciervo, gato montés, jabalí... y sobre todo muchas aves,
lechuzas, águilas, estorninos, calandrias, picobarrenos, cardelinas...
Y una flora de roble, pino, salvia, tomillo, madreselva, hiniesta, zarza, gayuba... que
facilita las pócimas. Don José Lázaro, entre muchas otras nos dio ésta para los
forúnculos y depuración de la sangre: cocer la raíz de la zarza de escaramujo o
calambrujo, previamente lavada y troceada; tomar ese caldo, en ayunas, durante 8 o 10
días.
Pero uno de sus mayores tesoros se encuentra en el corazón de
Trébago, la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, gótica, con
torre árabe
defensiva, reconstruida en 1994 e iluminada; en tiempos de la Reconquista conectaba con
las de
Montenegro de Ágreda, La Pica y Muro de Ágreda.
Este interesantísimo pueblo mantiene muchas fiestas y tradiciones.
Sus fiestas principales son el primer fin de semana después del 15 de agosto, en honor a
Nuestra Señora del río Manzano. Los mayordomos de esta imagen, antaño, eran nombrados
por el ayuntamiento según iban casándose; eran los encargados de hacer rosquillas y
repartir dos por cada mozo, los cuales, a su vez, cortaban un buen árbol para mayo y lo
ofrecían a los mayordomos para leña.
Festejan a San Blas, del cual conservan una reliquia, con bendición de rosquillas.
Encienden hoguera en Nochebuena a la orilla del río.
Su
*hacendera consiste en limpiar la acequia una
vez al año, tras lo cual comen todos una migotada.
En Pascua de Resurrección, suben previamente el niño que tiene la imagen de la virgen,
desde la iglesia hasta la ermita; su madre sale al encuentro y se saludan con tres golpes;
allí se subastan las agujas; joyas que los novios regalan a sus novias, estas, a su vez,
las regalan a la virgen, por lo cual los hombres se ven obligados a subastarlas para que
puedan lucirlas las mujeres, lo que hace que las agujas sean pagadas dos veces. Ese día
todo el pueblo come en ese lugar los bollos de Pascua. A la Virgen del Río Manzano, a la
que se guarda gran respeto, todo el pueblo le hace regalos, ahora en forma de dinero que
recolectan los mozos por las casas, pero antaño era trigo que recogían de los serones de
los mulos.
El "Baile de Trébago", aseguran que se trata de la tradición más genuina de
este lugar, bailan a la Virgen del río Manzano, la víspera de la fiesta, sólo los
hombres (y hasta hace poco nada más que los trebagüeses), de tres en tres, hacia
adelante y haciendo resbalar los pies, al ritmo de un allegro vivache.
Los guisos típicos de Trébago son los bollos de Pascua (bollo de huevo y chorizo) y las
migas del día de hacendera.
En el término de Trébago hubo batán y tenería. Es zona con tradición de emigración:
a Sudamérica, a Aragón a la vendimia y a Andalucia a los molinos. Existieron vías
pecuarias como indica el nombre del "Paraje Carramerina". Fueron importantes
hacendados de este lugar los marqueses de Villarrea y la noble familia agredeña González
de Castejón.
Famosa fue la tienda del tío Purrio, antecesor de los supermercados, que funcionó desde
1874 hasta 1940.
El 17 de febrero era
conocido en Trébago como San Antón "el hormiguero", por la costumbre de
cocinar hormigos y tapar los mozos con ellos las cerraduras de las casas donde vivian
mozas.
Los mendigos eran muy bien tratados en este lugar, hasta el año 1936, los
habitantes, a reo vecino (por turno) se encargaban de hacerles un sitio en la cocina,
darles de cenar y proporcionarles un lugar para dormir (generalmente el pajar), con
mantas, y al otro día, antes de que se marcharan, darles el desayuno; el aguacil llevaba
el control del vecino que por turno debía atender a estos pobres de solemnidad.
Mantiene Trébago una especial actividad (que se concentraba hasta hace muy poco en un
bar-reunión al que llamaban "Cubizaño"), ahora la sede de la Asociación de
Amigos de Trébago se reúne en el Centro Social "Las
Escuelas"; este edificio era las antiguas escuelas, y del que se ha recuperado no
sólo el propio edificio sino el mobiliario, los libros, documentos, el material escolar
antiguo...
Santiago Lázaro, Irene Lázaro, José Lázaro Carrascosa (que con dedicación y amor ha
creado un curioso museo particular), entre otros, recopilan pacientemente las leyendas y
tradiciones de este mágico pueblo que cuenta en la
actualidad (2007) con 70 habitantes.
Asociación
de Amigos de Trébago
Este lugar es
cruzado por rutas de senderismo, por lo que, si pensáis repostar en él, poneros en
contacto con Raúl (975 383016/975 383122) y os preparará un buen ágape.
©
Luisa Goig
Centro de
Canteras Molineras, de Trébago

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Leyendas
Leyenda de la Peña del Mirón, en Trébago
Acerca de este monolito, se cuenta en Trébago una leyenda que, por sus
características, es la que acusa reminiscencias y hechos más antiguos. en tiempos muy
remotos, tal vez prehistóricos, habitaba en el poblado un hombre dotado de una habilidad
y fuerza muscular extraordinarias. Es lógico que con tales atributos y considerando la
época a que nos referimos, en la que imperaba la ley del más fuerte, despertase la
admiración y el respeto entre sus convecinos, por lo que llegó a ser jefe de la
comunidad, imponiendo su autoridad directiva sobre ella. Pero es el caso que, provocados
quizá por envidia, y con la intención de desacreditar al Hércules, comenzaron a
circular entre los habitantes rumores de que el tío Sartén, que así se llamaba nuestro
personaje, no tenía, ni mucho menos, la fuerza de que alardeaba, que era como cualquier
otro de los hombres por él gobernados, y que por tanto no estaban justificados el respeto
y la autoridad que se le otorgaban. Estas murmuraciones provocaron una honda división
entre los habitantes del lugar, que se agruparon en dos bandos, defendiendo unos la
efectividad muscular del tío Sartén y acatando, por tanto su autoridad, y otros negando
todas sus facultades de poder físico, desconociendo, en consecuencia, su supremacía
sobre los demás. siendo tan importante y de tanta trascendencia el asunto que se
ventilaba, no tardaron en caldearse los ánimos hasta el punto que tal cuestión casi
llega a resolverse por medio de las armas. Y así hubiera sucedido si el tío Sartén no
hubiese tomado la drástica resolución de demostrar, definitivamente y para siempre, ante
todos, que poseía los atributos en los cuales cimentaba su autoridad. A tal efecto,
convocó al pueblo para que, en determinado día, se reuniese en el paraje denominado
Peña del Mirón, y que allí en presencia de todos, realizaría la proeza más grande de
su vida, al poner en posición vertical, con la sola ayuda de sus fuerzas, una piedra de
unos diez metros de largo por unos cuantos de ancho, que yacía horizontalmente en aquel
lugar. Llegó el día señalado, y ante el regocijo de sus partidarios y el asombro de sus
detractores, hizo efectiva la hazaña de levantar por sí solo el enorme peñasco. El
entusiasmo y respeto por el Hércules no tuvo límites, y hubiera seguido ejerciendo su
mandato, ya sin disputa, a no ser que nada más terminar su proeza cayera exánime al pie
mismo de la peña, que desde entonces se conoce como Peña del tío Sartén. sin duda, y
debido al enorme esfuerzo, algún órgano interno se lesionó tan seriamente que le privó
de la vida. La consternación y el dolor por tan grande desgracia fueron enormes, y
creyéndose el pueblo culpable de ella, y temiendo el castigo de su dioses paganos,
sepultaron al tío Sartén al pie de la piedra que él levantara, siendo este paraje, a
partir de entonces, lugar de culto y peregrinación en memoria del héroe. Esta leyenda,
que se ha transmitido de padres a hijos desde tiempo inmemorial, aunque desvirtuada en su
forma, puede tener un fondo de verdad, que apunta la posibilidad de que el monolito
descrito, sea obra humana.
Santiago
Lázaro e Irene Lázaro en "La Voz de Trébago", nº 9
El Monte
Templario en Trébago
Como las ruinas del convento de templarios se hallan en el término de los
Horcajos, en lo alto de la sierra del Madero, término de Valdegeña, la fantasía popular
ha divulgado, año tras año, que las ánimas de los frailes del Temple dejan sus tumbas
la noche de difuntos y vagan por calles, plazas y collados pacíficamente, pero a las doce
de esa noche tétrica, al sonar las campanas de las iglesias, salen los esqueletos,
envueltos en blancos sudarios, dan gritos horribles de venganza, de angustia, con chocar
de armaduras y espadas.
Esta dantesca leyenda, sincronizada precisamente la noche de difuntos, fue localizada y
aun personalizada por los moradores de Trébago, relatando la visión y sucedido a un
cazador nocherniego que vió, por sus ojos, levantarse las losas de las tumbas de los
friales y salir sus esqueletos en macabra procesión de danzantes, al son de horrísona
algabaría.
Santiago
Lázaro, Leyendas de Soria de F. Zamora Lucas
Dos
Leyendas más
Cuenta otra leyenda (recogida por Santiago Lázaro en el libro de Zamora
Lucas Leyendas de Soria) que en tiempos de un alcalde moro, fue condenado un jefe
cristiano a las mazmorras del castillo. La hija del alcalde se enamoró del prisionero y
se convirtió al cristianismo. El padre puso fin a la vida del prisionero y la hija se
encerró en la prisión. Cuando el castillo fue liberado por las fuerzas cristianas, la
hija del alcalde moro fue respetada. Se refugió en una cueva cercana, llevando una vida
eremítica, alimentándose tan solo de manzanos. Un día de tormenta fue salvada por la
Virgen y ésta le pidió a la mora que edificara un templo en su honor. La imagen de la
Virgen quedó grabada en la arena y desde entonces es llamada Nuestra Señora del Manzano.
Una leyenda más, ubicaría a la banda de maleantes llamados "Los
Isabelitos", tanto en Valdegeña como en Trébago.
"Isabelita" la "Juana Calamidad" de
Valdegeña
María Villanañe

Revista
de TRÉBAGO
 |
Mapa de la Sierra (145 KB. Incluye sendero
GR86)


Fuentes
de Trébago, José Ignacio Esteban
Con Cayo por el Río Añamaza o Manzano
La Voz de Trébago
Leyendas
y
Tradiciones por Ángel Almazán
Asociación
de Amigos de Trébago
Castillos de
Soria -->
Trébago
La Pica
-
Montenegro
de Ágreda
Dos
Canteras
de piedra de molino en Trévago
Ruta
de los torreones: Trébago,
en el blog de Juan Carlos Menéndez
Trévago - caminoSoria.com
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