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8 Biografías revisadas Carlos Aranda, Javier Nicolás, Julio Pina y Carlos Robredo
La Pluma de El Burgo, 2019 |
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Buena letra, mucho ingenio, sonrisas, larga y aguda imaginación, todo eso y más, llega de las plumas de cuatro bien conocidos narradores que se mueven e inspiran por toda la zona de El Burgo y alrededores: Ines, Lodares de Osma, Valdenebro e Ines, y que trascienden todo lo que los lectores quieran, y quieren. Son, estos cuatro narradores y/o poetas, junto a otros varios, quienes dan relumbre a la revista La Pluma de El Burgo. Se trata de revisar, a la manera de sus autores, ciertas bografías, que no fueron, pero podrían haber sido y, en todo caso, a partir de la publicación de ellas en este volumen, ya son. El mundo del vino y de la pintura como una de las bellas artes, bien conocidos ambos por Carlos Aranda, sirven de marco a un pintor de la Toscana, Silvio, que huye de las viñas familiares a un monasterio, de donde también huye por culpa de otras viñas, para acabar en una ciudad de Italia (cuyo nombre no damos para no destripar el final) donde inventa un producto conocido en el mundo entero. Javier Nicolás, que va y viene por los países para, en los descansos, refugiarse en su hogar de Lodares. En "Francisco Bermejo, cocinero de la Santa María", Javier se encarga de conducirnos hacia Cristóbal Colón, pero a través del cocinero de una de sus naos, que embarca con el 'descubridor'. De nombre Francisco Bermejo, quizá fue él el inventor de los guisos sofisticados, más allá de las sopas de ajo que cocinaba en su niñez, gracias a la llegada a las islas que iban descubriendo y donde podían librarse de la podredumbre de las bodegas del barco tras meses el alta mar. En "La condesa blanca", sustituye a los siete enanitos de Blancanieves por otro tantos niños que trabajan en las minas de la familia. En este biografía aparecen la gobernadora María de Hungría y hasta el mismísimo rey Felipe II. Ambos se enamoran, lo que supondrá un amor imposible. Por fin nos muestra la verdadera biografía de "El hombre del saco", un mariscal francés del siglo XIV, con criados que secuestran a niños para violarlos y matarlos, pero que tiene la mala suerte de que uno se salve. Julio Pina, desde su lugar en el mundo que es Valdenebro, nos invita a conocer la vida de "Beatríz Bernal, escritora". Es una más de las muchas mujeres que a lo largo de la historia, hasta mediados del pasado siglo XX debían 'esconderse' detrás de hombres para poder publicar, generalmente de sus maridos. Beatríz, cuya historia transcurre a lo largo del siglo XVI, enviuda dos veces. Es una enamorada de los libros de Caballería que, aunque suene raro en ese siglo, ella los leyó en la biblioteca de su padre. Ha de urdir una farsa para poder verla publicada. En "El conejo de la Loren", Julio le da una vuelta completa a lo que que muchos supones se refiere. En realidad trata de un niño aficionado al circo que termina trabajando desde muy joven en una farmacia, pero en realidad quiere ser ilusionista. Cuando adquiere cierta presteza en el oficio, contrata a una ayudanta de nombre Lorenza, de ahí el diminutivo Loren. Es un animal maravilloso, de nombre Jaspe que quita la popularidad tanto al mago, Gervás, como a la propia Loren. Y no sigo para no desvelar el secreto del conejo de la Loren. Carlos Robredo en "Yo, el caballero de París", el tal caballero creyendo que va a morir dos días después de comenzar su historia, no quiere llevársela a la tumba. La escribe en una cárcel de Cuba, aunque él era oriundo de Galicia. Cuando llega a Cuba trabaja en todo lo que puede pero le acusan injustamente de un robo y relata las 'bondades' de las cárceles de la isla. En cuanto a don Pelayo, ya colegimos que se trata del rey de tal nombre. En pocas líneas repasa la biografía del considerado primer rey de la cristiandad patria, surgida en las montañas asturianas. Nos lo muestra como cabreero rústico en general, daba garrotazos a los moros que pretendían cobrar impuestos. A causa de una riña familiar marchó a Jerusalén, pero volvió para rendir pleitesía a Rodrigo. Después tuvo luga la batalla de Covadonga. Una locura todo, contado con humor y mucho ingenio. En fin, se trata de un libro que nadie debería perderse para pasar un buen rato.
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