Reedificación del Hospital de Villa y Tierra de San Pedro Manrique. Año
5 de Octubre de
1752
Entre los protocolos notariales que se conservan en el Archivo Histórico
Provincial de Soria referidos a la Tierra de San Pedro Manrique, y que
vamos fotografiando y transcribiendo, hay uno, de fecha 5 de octubre de
1752, que ha conservado dos planos, y que hace referencia a la obra que
se ejecutó en el Hospital de Villa y Tierra.
La
fecha en la que se comenzó la obra coincide, con un mes de diferencia,
con la que tuvo lugar el interrogatorio para elaborar el Catastro del
marqués de la Ensenada, que tuvo lugar el 16 de noviembre de 1752. Por
ello podemos conocer con exactitud la configuración de la sociedad de la
Villa.
Era
del señorío del duque de Arcos, por la fecha Francisco Ponce de León y
Spínola, penúltimo de la casa de Arcos, antes de que recayera en la de
Osuna. La sociedad se componía de 272 vecinos, 40 viudas (que
correspondía cada una a medio vecino), y 9 pobres de solemnidad. La
cabaña ovina la componían 26.683 cabezas. Por la respuesta 17 sabemos
que a la orilla del río Mayor o Linares se instalaban 6 molinos, 4
batanes, 1 lavadero de lanas, y 1 tinte. Y la respuesta 29 indica la
existencia de 2 mesones, taberna, abacería, panadería y carnicería.
Si
la Villa era un lugar bien poblado y surtido de servicios, también la
Tierra, dividida en sexmos, estaba nutrida de habitantes, ganados y
servicios de tabernas, panaderías y abacerías. No sólo los hoy
despoblados más o menos recientes y bien conocidos y que, por
conservarse los caseríos, aunque medio escondidos por la vegetación
crecida sin freno, sirve de inspiración a los escritores, si no también
despoblados de los que apenas queda otro recuerdo que el topónimo,
aparecen en documentos hechos por sus vecinos, como El Molino de Vea,
Horcajo, El Molino Romero Gil, Rabanera, Verdonces y La Losa.
El
documento que trata de la obra del Hospital, que no tenía rentas propias
y era mantenido a costa de Villa y Tierra, lleva el encabezamiento
“Condiciones para la obra que se intenta hacer en el Hospital de esta
Villa y Tierra y a de executar el Maestro que se quede con ella”.
La
memoria está firmada por Miguel Brieba, vecino de Villa y Tierra, quien
estipula el precio de la obra en 400 ducados (1), la tercera parte al
contado, otra tercera parte a mitad de la obra y la otra al final.
Había que desnudar paredes y tapias hasta dejar todo el plan descubierto
por oriente, poniente, medio día y setentrión.
Deshacer la pared que hace medianil con Josep Duarte.
Abrir los cimientos vara y media, si no se encontrara piedra o tierra
firme será por cuenta de Villa y Tierra lo que se baje de más, si fuere
menos lo abonará el maestro. Hasta el primer suelo, había que hacer
cimientos y pared una vara de grueso.
Las
puertas y ventanas del primer alzado eran por cuenta del maestro hacer
los marcos, colocar las cerrajas si llevan rejas y las “aia de
introducir dicho Maestro para que queden bien atadas”.
Dejar cocina abajo introducida en la pared.
Acabado el primer suelo se ha de dejar una cuarta de talud por dentro y
las tres restantes han de subir hasta el segundo suelo dejando puesta
toda la carpintería “regateados los ochavados o machones y respecto de
que la traza demuestra el estaxo de quedar para alcobas se an de echar
sus sopandas y pilares para la mayor seguridad que le sirvan de macizo
para dichos estaxos”.
Los
ochavados de los cuartos principales y alcobas de los enfermos habían de
quedar cepillados y regateados, dejando un pie de vuelta a vuelta.
Las
mismas instrucciones para el segundo piso.
La
carpintería de los tejados se haría a tres aguas. Se han de echar sus
canes o tejaroz de media vara de salida para el resguardo de las aguas
de las paredes.
Retejar a cordel todos los tejados. En medio del caballete y por frente
de la puerta del Hospital se ha de levantar una pirámide de ladrillo
según traza para poner una cruz y encima de la puerta ventana
perpendicularmente “aia de formar encima del texado una tronera (para
poner una campanilla) de ladrillo”.
La
obra será reconocida por maestro perito nombrado por las dos partes,
maestro y Villa y Tierra.
Para que todo se cumpla, el maestro ha de dar fianza a contento y
satisfacción de esta Villa y Tierra.
En
San Pedro Manrique, a 13 de julio de 1752
Apenas tres meses después, el 5 de octubre de 1752, en la Notaría de
Juan Joseph Rodríguez, se firmaba la escritura para la realización de la
obra.
De
una parte Don Fernando Sánchez Malo y don Bernardo Marín, regidores;
Manuel Alfaro, Juan Antonio Alfaro, Diego Lamata, Francisco José Ximénez,
Agustín Delgado y Juan León, todos capitulares de que se compone la
mayor parte del Ayuntamiento de Villa y Tierra. De otra parte Juan del
Zerro, vecino del Valle de Guriezo (2), maestro de zaborrería (3),
mampostería y carpintería. Manifiestan que para reedificar el Santo
Hospital han practicado las debidas diligencias y pregones, se han hecho
posturas y se ha rematado en Juan del Zerro con la condición de que
concluya en un año, en 1753, por cuatro mil reales de vellón (4) a pagar
en tres plazos. Ha de hacer toda la obra menos bóvedas, suelos, tabiques
interiores, escaleras, puertas y ventanas. El maestro se obliga con sus
bienes muebles e inmuebles y pone de fiadores a Pedro Laiglesia, de
Navabellida, y a Fernando Vallexo, de La Ventosa.
Al
día siguiente, 6 de octubre, y en la misma Notaría, se amplía la
escritura y aparecen Juan del Zerro de una parte y de la otra Mateo de
Isla, maestros alarifes, vecinos del Valle de Guriezo, quienes van a
realizar la obra por mitad “trabajando igualmente y poniendo cada uno
oficiales con igualdad”. El nuevo fiador es Juan Ridruexo.
(Pulsar
sobre las fotos
para ampliar)
Notas
*Nuestro agradecimiento a José Ignacio Esteban Jáuregui, quien desde la
mesa del fondo del Archivo, nos ayuda con las dudas en la lectura de
documentos.
(1)
En el siglo XVII un ducado equivalía a 565 y medio maravedíes de vellón.
(2)
Del Valle de Guriezo (Cantabria), se desplazaban canteros y otros
oficiales relacionados con la construcción para realizar obras en toda
Castilla.
(3)
Puede estar relacionado con el zaborro: cascote de yeso (Diccionario del
castellano tradicional. Coordinador: César Hernández Alonso. Editorial
Ámbito). Por lo que se referiría a yesero.
(4)
En la época, el real de vellón equivalía a 34 maravedíes, por lo que la
postura había sido bastante a la baja.
AHPSo. Caja 2711. Volumen 4602
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