La escuela rural en
los años 30 en un pueblo de Soria:
Valdegrulla
Despoblado
perteneciente a Osma
Condenados
a la desaparición, muchos pueblos han visto desvanecer su firmeza y
no han podido resistir la furia de los tiempos. Como muchos otros de
su condición, Valdegrulla es hoy un espectro fantasmal, deshabitado
y desmantelado. Uno más de los muchos que en breve pasará a engrosar
la nómina de poblaciones que un día no tan lejano hiciera bulto y
presencia en la historia de Soria. Con la misma precisión con
que se pierde el contacto con las raíces se pierde de paso todo
vestigio histórico. Acontecimientos y hechos que en el pasado
marcaron las pautas sociales, el modo de vida, las costumbres y las
tradiciones, en definitiva el marco de la idiosincrasia que muere
irremisiblemente con el estoque del porvenir.
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Bajo los
escombros de las paredes quejumbrosas quedan atrapados documentos
que en ocasiones sólo la providencia devuelve a la luz para rescatar
un apéndice de la vida de los pueblos. Valdegrulla ha sido víctima
del expolio (robo de las campanas de la iglesia, quien sabe si las
mismas que dos siglos atrás coronaran la espadaña de la iglesia del
despoblado de Torderón) y del desmantelamiento, condicionado por el
olvido de sus gentes y propiciado por la huella de la climatología.
ALGUNAS
CONSIDERACIONES TERRITORIALES
Valdegrulla
(Val de grulla) está enclavado en la parte occidental de la
provincia de Soria, muy próxima al Burgo de Osma, concretamente al
norte de Osma. Linda, además de con este pueblo, con los términos de
Quintanilla de Tres Barrios y Berzosa. Sus gentes nunca fueron
muchas pero sí muy laboriosas y no menos cultivadas. Aunque el
sambenito de la tradición les colgara la etiqueta de perezosas. Todo
porque, según se cuenta, hubo un tiempo en que tenía pendiente el
reparto del término con su vecina Berzosa. Debían fijar el linde y
acordaron que a la salida del sol ambos pueblos saldrían de sus
respectivos puntos de origen y allí donde se juntaran establecerían
el mojón o linde. Salieron los de Berzosa y encontraron a los de
Valdegrulla aún en la cama. Les concedieron una segunda oportunidad,
pero ocurrió lo mismo. Y fijaron la mojonera de ambos términos a
orillas del pueblo de Valdegrulla. Por eso se dice que las aguas de
las canales de los tejados de este pueblo van a caer a las tierras
de Berzosa.
Al margen
de la singularidad anecdótica o supuesta realidad, lo cierto es que
el terreno perteneciente a Valdegrulla no es muy extenso. Prueba de
ello fue la compra de parte del terreno colindante al suyo al pueblo
de Quintanilla de Tres Barrios en la zona conocida como la Roliza,
junto a los Quemados.
Tampoco
Valdegrulla fue pueblo de muchos habitantes, pudiera ser que no
sobrepasara las 130 almas. Hay un dicho aplicado que decía:
Valdegrulla, poca gente y mucha bulla. Pero como decíamos, sus
descendientes se han cultivado convenientemente para dar a su pueblo
el prestigio que se merece. Ha desaparecido el factor humano y el
material pero quedan los hechos.
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EL CURSO
ESCOLAR 1930-31
En el
diario de la escuela, incompleto, destacan aspectos considerables
sobre la población escolar y la enseñanza impartida en aquellos
tiempos. Algunas conclusiones al respecto nos muestran que los
alumnos que acudían a clase eran relativamente muy jóvenes. Apenas
sobrepasaban los 10 años. Ello hace pensar que en torno a esa edad
el joven dejaba de asistir a la escuela para incorporarse a las
tareas del campo. No es un hecho inusual en esta época porque
incluso un par de décadas después el niño seguía asumiendo un papel
importante en la ayuda familiar en detrimento de su enseñanza, y era
raro que a los 12 años siguiera acudiendo a la escuela. La mayoría
de las ausencias o faltas anotadas se debían a "necesidades de
familia", tal y como aparecen constatadas en las observaciones. A
esta edad era frecuente que el niño tomase las riendas del ganado y
comenzase a forjarse como pastor de ovejas, de cabras, de cerdos o
de cualquier otro animal como apoyo familiar o como sustento del
mismo ajustándose para otros amos.
Lo
demuestra el hecho de que, por ejemplo, entre los niños, la fecha de
ingreso a la escuela del primero en número de orden fue la del día 8
de febrero de 1928; la del segundo el 11 de mayo del mismo año; la
del cuarto el 13 de enero de 1929; la del séptimo el 9 de marzo de
1931. Y entre las niñas la que hacía la número 2 en orden, ingresó
el 2 de marzo de 1926; la que hacía el número 4 el 21 de marzo de
1927; la que hacía el número 7 el 10 de abril de 1930. (Al inicio
del nuevo curso escolar 1931-32, ingresarían dos nuevos alumnos, una
niña y un niño). A tenor de estos datos y del orden establecido de
alumnos y teniendo en cuenta que a la escuela se entraba en el
momento de cumplir los seis años, el alumno de más edad contaba con
10 años.
Durante el
curso escolar 1930-31, el maestro, don Urbano Martínez, tenía a su
cargo dieciséis discípulos. Concretamente ocho niños y ocho niñas.
Comenzó con diez niños aunque el día 27 de octubre los dos primeros
en número de orden se "ausentaron a un colegio conventual". El día 9
de marzo de 1931 entró a la escuela un nuevo alumno.
CLASIFICACION DE LOS NIÑOS
1.- Por
secciones.
Es de
suponer que la escuela era mixta, niños y niñas bajo las órdenes de
un sólo maestro, el susodicho Urbano Martínez, quien firma las actas
mensuales y hace la valoración.
Los niños
quedaban separados por secciones: primera, segunda y tercera. Había
paridad en algunos casos; en otros un alumno podía pertenecer a una
sección en asignatura o materia concreta y a otra sección en otra
materia. En ello influía la aplicación y supuestamente la edad.
2.- Por
materias o asignaturas:
Doctrina e
Historia Sagrada
Lengua
Castellana
Aritmética
Geografía e
Historia
Derecho
Geometría y
Dibujo
Ciencias
Físicas
Higiene y
Fisiología
Canto
Trabajos
manuales
3.-
Valoración:
Aplicación
Aprovechamiento
Conducta
moral
APRENDIZAJE
Y CONDUCTA
De las
asignaturas, tan sólo se impartían Doctrina e Historia Sagrada,
Aritmética, Geografía e Historia, Geometría y Dibujo. A distintos
niveles en función de la aptitud del alumno y de su relativa
estancia en la escuela.
En cuanto a
la valoración, había un número de orden de mérito en la escuela. Es
decir una clasificación de los alumnos más o menos inteligentes y
que mejor comportamiento tenían. Por lo general, los primeros
lugares los ocupaban las niñas, ignoramos si porque eran más
aplicadas o porque acudían más a la escuela.
No
disponemos de los nombres de los alumnos. Tan sólo del número de
orden de la entrada a la escuela y del número de orden por méritos
conseguidos. Aunque con algunas variaciones mensuales, en el mes de
noviembre entre los cinco primeros puestos del escalafón de méritos,
el 1, 2, 4 y 5 los ostentaban las niñas, y el 3 era para un niño.
Hacer constar, no obstante, que estos resultados son ecuánimes con
la fecha de entrada a la escuela.
En el mes
de mayo, última referencia de la que disponemos, entre los cinco
primero lugares de méritos el 1, 3 y 5 lo ocupan las niñas, y el 2 y
4 los niños. Algunas alternancias durante el curso evidencian los
cambios de posición entre alumnos, aunque siempre son los mismos
perezosos los que hacen demérito de su aptitud y cualidad.
Más
significativos son los datos del aprovechamiento de los pupilos. El
aprovechamiento del primero de los niños en la entrada a la escuela
es bajo y ocupa el puesto siete; otro tanto ocurre con la niña que
hace el número tres, cuyo aprovechamiento también es bajo y ocupa el
puesto nueve en el escalafón. En el mes de mayo ocupaban los puestos
ocho y siete, respectivamente.
La
evolución del aprendizaje en función del número de orden y del
mérito, tomando como referencia los datos de que disponemos del
primer mes (noviembre) y último (mayo) es el siguiente:
Niños:
Núm.
orden: 1 2 3 4 5 6 7 8
Núm.
mérito: 7-8 6-4 3-2 8-11 11-10 13-14 15-15 16
Niñas:
Núm.
orden: 1 2 3 4 5 6 7 8
Núm.
mérito: 2-3 1-1 9-7 4-6 5-5 10-9 14-13 12-12
De lógica,
en función del aprovechamiento y la aplicación resulta la sección a
la que pertenecen. Los de la 3ª sección, digamos los más
adelantados, suelen ser los más aptos en el escalafón de méritos
englobando los cuatro primeros, a excepción de la asignatura de
Doctrina e Historia Sagrada que abarca hasta el siete. La 2ª sección
suele abarcar los puestos cinco al siete, con la susodicha excepción
de Historia Sagrada, si bien no es fija en todas las asignaturas. A
la 1ª sección pertenece el resto de clasificados, recalcando que con
alguna variación en ciertas asignaturas. Es decir un alumno podía
pertenecer a una sección en una asignatura y a otra sección en otras
asignaturas.
El
aprovechamiento -poco, bueno o regular- se complementa con la
aplicación -normal, regular, poca o buena- para facilitar el fruto
del trabajo y la dedicación, a falta de notas.
Donde
existe unanimidad total y absoluta en todos los alumnos es en la
conducta moral: intachable.
ASISTENCIA
A CLASE
El curso
escolar comienza el lunes 15 de septiembre y es de suponer, falta el
estadillo de ese mes, que acabase el 15 de julio.
Mes Días
de Faltas Asistencia Asistencia Media
clase Niños-as mens. niños mens. niñas mens.
-----------------------------------------------------------------
Septiembre 14
Sin datos Sin datos Sin datos Sin datos
Octubre
26 31-41 7,20 6,50 13,70
Noviembre --
Sin datos Sin datos Sin datos Sin datos
Diciembre
10 8 6,60 8 14,60
Enero
19 6-3 6,68 7,84 14,52
Febrero
23 6-10 6,73 7,48 14,21
Marzo
25 7-11 7,48 7,56 15,04
Abril
20 29-34 5,71 5,47 11,18
Mayo
21 64-40 5,07 5,88 10,95
Junio
24 85-61 4,02 5,10 9,12
Julio 13
Sin datos Sin datos Sin datos Sin datos
Los datos
resultan harto elocuentes. El sábado era día lectivo y por tanto
había escuela. Los porcentajes se realizan sobre siete niños -a
partir de marzo, ocho- y ocho niñas. A tenor de ello observamos que
la afluencia a clase hasta el mes de marzo es muy elevada. Tengamos
presente que a pesar de la baja edad de los escolares, el niño
estaba limitado a las necesidades familiares. Cualquier
circunstancia era motivo de ausencia. Aunque no participase
directamente en las labores del campo no quiere decir que no tuviera
que "estar al cuidado de", cuando se ausentaba del hogar el grueso
de la familia. Cuidar del hermano menor, atizar el puchero, cuidar
de los animales, llevar la comida al padre o al hermano, ayudar en
un momento determinado (las asistencias a clase se anotaban por
tiempos de mañana, tarde o día entero), eran muy habituales en el
mundo rural.
En octubre
la inasistencia a clase pudiera muy bien estar relacionada con la
recolección del cultivo, como la uva, las judías, el maíz. Durante
este mes ningún día acudieron a clase todos los alumnos. El día que
más, ocho entre los niños y siete entre las niñas. Y el día que
menos, seis entre los niños y cuatro entre las niñas. Lo mismo
debería suceder en noviembre con la remolacha o la siembra del
cereal. A título de curiosidad, el 24 de octubre era festivo por ser
el cumpleaños de Su Majestad la Reina.
De
diciembre a marzo se producen las mayores asistencias a clase. Ello
refuerza la teoría de que en época invernal las tareas del campo no
son tan socorridas. De aquí el hecho de que entre las niñas no
hubiera ninguna falta. Resaltar los 10 días tan sólo de clase en
diciembre (el 4 y el 8 festivos, y desde el 15 vacaciones hasta el 8
de enero).
En enero el
día que más niños acudieron a clase fue de 7 y el que menos 5. Entre
las niñas, 8 y 7 (tan sólo durante 3 días) respectivamente. En
febrero continúa la misma tónica y tanto entre los niños como entre
las niñas, ningún día faltó más de uno.
En marzo ocurre
exactamente igual pero con mayor preponderancia en la asistencia.
Quizá
habría que determinar aquí la escasa incidencia de gripes y
constipados, e incluso cualquier otro tipo de enfermedades entre el
alumnado (sarampión, varicela, meningitis, paperas, tos ferina,
etc.) teniendo en cuenta las circunstancias que transcurrían
agravadas por el crudo invierno soriano.
A partir de
abril se inicia un descenso generalizado en la asistencia a la
escuela. No cabe duda que los trabajos del campo reclaman su
presencia, bien personal o como queda dicho supliendo actividades
que en otro tiempo quedaban a merced de otras personas. A faltas a
la escuela que apenas superaban las diez, se suceden más de treinta
en abril, más de sesenta en mayo, y más de ochenta y cinco en junio.
Entre los niños. Entre las niñas también es muy elevada, aunque algo
menor, así y todo sobrepasando las sesenta faltas en junio. Quizá
habría que preguntarse si no pudiera ser ésta la causa de la mejor
aptitud, conocimiento y valoración por parte de las niñas.
En
porcentajes generales, abril baja el listón al 11,18 por ciento de
presencia en clase. Lo que significa que por término medio cinco
alumnos no acuden a clase diariamente. En mayo sucede casi lo mismo
inclinándose un poco más a la baja. Junio, con un 9,12 de presencia
roza la desbandada general en auxilio de las necesidades del campo.
Sólo nueve de los dieciséis alumnos, como media, acuden diariamente
a clase.
Una
justificación más que evidente para sopesar si en esta época -e
incluso muchos años después- la importancia de la escuela era una
obligación primordial comparada con las necesidades imperiosas del
sustento familiar.-
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© Leopoldo Torre y García
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