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Era 1 de octubre
de 2017 cuando hicimos esta ruta. Queríamos evadirnos de la que se iba a
liar, pero no quitamos la radio en ningún momento. Al pasar por el cruce de
Valdelavilla, unas cintas impedían el paso, indicaban que estaban
trabajando, después nos dijeron que se rodaba una película. En una parada el
ruido de un aerogenerador muy cercano silenciaba a la radio. Desde Fuentes
de Magaña, por el Zorrolombo, llegamos a Castillejo de San Pedro, uno de los
cinco o seis pueblos que todavía reservamos por aquello de tener alguno
pendiente de visitar. Recuerdo el empeño de Dioni, durante muchos años
alcalde de Fuentes de Magaña, para mostrarnos ese precioso pueblo, pero no
me atrevo a distraerle de sus obligaciones en la casa rural.
Vamos a recorrer
cuatro pueblos del Norte provincial, en el límite con tierras de La Rioja:
Castillejo de San Pedro, Valdeprado, Navajún y Valtajeros. Tierras de la
vertiente del Ebro a través del río Alhama. Los cuatro de señorío,
Castillejo y Valdeprado de los duques de Arcos, emparentados con los Nájera
y Medinaceli. Valtajeros del duque de Santisteban del Puerto, parientes
asimismo de los Medinaceli. Y Navajún del señorío de los condes de Aguilar,
señores de los Cameros y Andaluz. Les une a los cuatro la fuerte
despoblación que han ido sufriendo a lo largo de los años. Nada nuevo en la
provincia.
Castillejo y
Valdeprado pertenecieron al Sexmo de Carrascales, de la Comunidad de Villa y
Tierra de San Pedro Manrique. A la Comunidad de Villa y Tierra de Magaña
pertenecía Valtajeros, villa eximida del duque de Santisteban en el censo de
Floridablanca. Y de Navajún no hemos encontrado su pertenencia antigua,
aunque sí lo fue de la provincia de Soria hasta 1833.
Castillejo de
San Pedro
En un altozano se
confunden las piedras del caserío con la tierra. El coche se resiste en el
último tramo del camino. “No es un pueblo es un museo de piedra”, nos dice
Raúl del Barrio, uno de los tres habitantes con quienes tropezamos. El
primero fue un burgalés, Fernando Gutiérrez, vinculado al pueblo por
casamiento. Nos coloca una piedra en la rueda del coche para evitar el
despeñe. De su casa, la primera, sale olor a escabeche que cocina en ese
momento. A lo largo de los años ha trabajado duro en la casa y su entorno,
ha hecho senderos por los que poder caminar, ha colocado barandillas, ha
plantado flores, en fin, ha hecho posible que la primera visión de este
singular pueblo sea de sorpresa. Después hay que seguir subiendo para ver
las casas arregladas, la iglesia restaurada que estuvo dedicada a la Virgen
del Rosario, pero en algún momento de su larga historia se cambió la
advocación a la Natividad de Nuestra Señora; el edificio que fuera escuela
también restaurado, y todo ello rodeado de nogales. Siete u ocho nos dicen
que son las casas que se abren de vez en cuando, especialmente en verano, y
tres los habitantes censados.
En 1751, cuando se
tomaron los datos para el catastro de la Ensenada, eran 31 los vecinos, es
decir, los cabeza de familia, más dos viudas, y 38 las casas habitables y
ocupadas. Un siglo más tarde, el Diccionario de Pascual Madoz rebaja esa
cifra a 17 vecinos que suponían 70 almas. Siguiendo con los datos de la
Ensenada, pastaban por el término 817 cabezas de ovino churro, 95 de merino
y 119 de cabrío, además de los animales de labor. 71 colmenas largas tenía
en propiedad el vecino de Sarnago, Diego Jiménez. El Concejo tenía en
propiedad la casa-concejo, fragua, horno de cocer pan comunero, algunas
tierras, y rastrojos que arrendaban a los vecinos de San Pedro Manrique, don
Jorge de Gante y Martín Gil.
Por esos parajes,
entre Castillejo y Valdeprado existió otro pueblo, pequeño, que ha dejado su
nombre para ser utilizado como apellido toponímico, Verdonces o Berdonces.
El primer documento hallado de este lugar está fechado en 1605, cuando Juan
Sierra y María Sáenz Despuelas firman una obligación, y el último es otra
obligación que firma Diego Casas en 1702, los tres figuran como vecinos de
Verdonces. Elena Labayen Berdonces ha publicado varios trabajos sobre ese
pueblo y ha recorrido su término. La ermita de Santiago debía servir de
iglesia. En 1667 unos vecinos de Valdelasfuesas, El Vallejo y Valtajeros
“venden y dan en renta real por juro de heredad para ahora y para siempre
jamás (…) un censo a la ermita del señor Santiago de el lugar de Verdonces y
al mayordomo administrador y recaudador de los frutos y rentas de la ermita
12 reales de renta y los mil de moneda de vellón (…)”.
Valdeprado
Recorrimos la
distancia de once kilómetros que separan Castillejo de Valdeprado. En
conjunto, el paisaje tiene aspecto lunar. Profundas cárcavas rompen las
laderas y nos recuerda otra excursión hace unos quince años, cuando nos
encontramos con una panadería en pleno monte, aprovechando el agua de uno de
los dos molinos que hubo en el término de Valdeprado. La techumbre, las
paredes, el suelo, todo aparecía arruinado menos la maquinaria. Consultada
la documentación que se conserva en el Archivo Histórico Provincial de
Soria, en 1960 la tahona del molino Solana estaba gestionada por Teófilo
Blas Flores, y el molino de Arriba por Epifanio Ambrona Izquierdo. Otro
documento aporta dos nombres distintos, Bautista y Epifanio Jiménez Jiménez
como propietarios del molino cereal vertical. Lo seguro es que allí estaba
la vieja panadería desde la que, según nos dijeron, se repartía el pan por
los pueblos de alrededor.
Valdeprado no ha
corrido mucha mejor suerte que su agregado Castillejo. En el referido
catastro de la Ensenada se encuentra la curiosidad de que el Concejo es
propietario de 44 álamos blancos sitos en una cerrada propiedad de Nuestra
Señora de la Peña, en San Pedro. Y otra más, se siembra arcazer (puede
referirse a cebada). Tenían 171 colmenas, dos molinos, 934 churras, 85
cabrío, 45 merinas. A mediados del siglo XVIII contaba con
40 vecinos más 5
viudas, 60 casas y cuatro arruinadas. Un siglo más tarde y, según Madoz, 50
casas y escuela donde acuden 20 alumnos, 41 vecinos que suman 170 almas.
Eran propietarios de Casa-concejo, fragua, horno de poya, agostadero,
rastrojera, mesón-panadería y taberna, ambas por adra. El vecindario estaba
compuesto de 6 pastores, 13 arrieros, 33 labradores, 1 sastre, 1 tejedor. La
escuela se cerró en el curso 1972/73. Censados, en la actualidad, hay once
personas para un pueblo grande, limpio, y cómodo. El horno fue restaurado y,
de vez en cuando, y con motivo del Otoño en Tierras Altas, se enciende y
cuecen en él productos de la zona. Ese primero de octubre un corrillo de
vecinos recordaban a los vecinos que se marcharon y dónde lo hicieron,
Navarra fue uno de los lugares elegidos. Valdeprado es una muestra más del
desastre poblacional de esta provincia.
Otra sorpresa
tiene guardada este pueblo y es la plantación de una veintena de olivos
rodeando las eras de pan trillar, en los que pueden verse ya unos frutos más
que considerables. Pimientos y guindillas secándose en un balcón, uvas
gordas colgando de las parras, y el río Valdeprado recorriendo las tierras
de este pueblo a una altura de 843 metros, nos haría creer que se hubiera
podido mantener la población. A ese río va a parar una fuentecilla de aguas
medicinales, de esas que huelen a huevos podridos. Nos la indicaron, hace ya
muchos años, cuando descubrimos la panadería arruinada, las hermanas
Llorente, de Fuentes de Magaña.
Nos sentamos en
uno de los seis bancos que la Diputación les ha entregado. En Castillejo
dijeron que dos eran para ellos, pero todavía no los han recibido. En una
pared hay una placa dedicada por el pueblo a sus hijos en América por haber
colaborado en la instalación de la luz eléctrica, fechada el 14-IX-1952. En
una calle hay otra placa, esta dedicada al poeta local, nacido en 1924,
Simón Blanco Pascual.
El pueblo está
dominado por la alta torre de la iglesia dedicada a San Pedro Advíncula, una
construcción relativamente moderna sobre otra de estilo románico tardío, de
cuyas antiguas fechas deja ver algún elemento.
Navajún
La sierra de las
Cabezas separa Valdeprado de Navajún. Hasta la creación de la provincia de
Logroño, en 1833, Navajún, junto con otras poblaciones como Cornago,
Valdemadera, etc., pertenecieron a la provincia de Soria. Fue del señorío
del conde de Aguilar, señor de los Cameros y Andaluz. Contó, en el siglo
XVIII, con toda la infraestructura propia de la época: casa-concejo, fragua,
horno de poya..., y 53 vecinos de ellos 16 viudas. Las piezas de su mina de
pirita, en explotación, están presentes en los museos más importantes del
mundo. Oficialmente fue descubierta en 1965 por el minero Pedro Ansorena,
que trabajaba para la Real Compañía Asturiana de Minas. Aunque perteneciente
al grupo de las piritas, las marquesitas abundan en Armejún, descubiertas
hace ya muchos siglos y referenciadas en 1796, por don Miguel Martínez, a su
vez recogido por Gervasio Manrique en “Datos para la historia de San Pedro
Manrique”. Por carretera, de un pueblo a otro, les separan 55 kilómetros,
pero en línea recta no llegará a los veinte. Ambos pueblos pertenecen a la
misma unidad geológica, la Sierra de la Alcarama. La mina puede visitarse e
incluso permiten obtener alguna pieza.
Tiene una ermita
dedicada a Santa María de Atisca, del siglo XVII, próxima a la carretera,
con una fuente a su lado, y una iglesia del siglo XVI, advocada a San Blas.
La ermita nos pareció construida por moriscos, por la utilización del
ladrillo y la colocación en forma de espina de pez en algunos espacios.
Vivieron muchos en toda esa zona, como lo demuestra la última publicación
del sampedrano Miguel Ángel San Miguel Valduhérteles en su última novela “El
aroma del espliego”.
Valtajeros
El último pueblo
visitado fue Valtajeros. Es villa y el símbolo de tal, la picota, puede
verse a la entrada, en la plaza, aunque la situación primera no fue ésta.
Perteneció al conde de Santisteban emparentado por matrimonio con los
Medinaceli. En 1613 era señor Ruy Gómez de Silva y Mendoza, quien solicita
cambiar el nombre de Valtajeros por el de Eliseda, algo que nunca se llevó a
cabo (Valtajeros).
Fue esta una villa floreciente, como puede comprobarse en el Catastro de la
Ensenada. Eran 57 los vecinos censados, más dos beneficiados, diez viudas y
dos pobres de solemnidad. Algo había bajado la población cien años después,
cuando Madoz refiere que eran 50 los vecinos (196 almas). Siguiendo con la
Ensenada, contaba con 4819 cabezas de ganado merino, 351 de churro y 111 de
cabrío. Los pastos eran comunes con Suellacabras, Pobar y Magaña y su
Tierra. Tenían en propiedad los vecinos la casa-Concejo, fragua, corral, dos
piezas de tierra, una dehesa boyal de cien fanegas, un monte robledal en El
Roble, un monte matorral, panadería y mesón para viandantes y trajineros que
se gestionaba por adra, y taberna particular. La población estaba compuesta
por 33 pastores mayores y 13 menores, quienes concluidas sus labores van a
los molinos de aceite de las Andalucías, 18 labradores, 2 criados de labor,
maestro tejedor de lienzos, un albañil, un albeitar-herrador, y un sastre.
En la actualidad son poco más de veinte los vecinos censados, pero un rebaño
de ovino con numerosas cabezas pasta por el término. En el curso 1976/77 se
cerró la escuela. Tuvo un agregado, Torretarrancho, ya deshabitado, la
iglesia guarda la imagen de este despoblado, una virgen de pie con el niño
en brazos, al parecer de estilo gótico tardío.
El monumento más
significativo de esta villa es la iglesia-fortaleza dedicada a Nuestra
Señora del Collado, declarada monumento, construida en el siglo XIII o XII
según las fuentes que se consulten, aunque por las bóvedas del interior,
podría ser del XIII. El ser frontera con Navarra durante muchos años
explicaría su función de fortaleza. Fue restaurada en el año 2010. Nos la
enseñaron Luis y su hija Rosa, que acababan de comer junto a sus convecinos
para celebrar la festividad de la Virgen del Rosario. La vista desde las
almenas, a cuya altura hay que añadir los 1243 metros de la villa, es
magnífica. Montes arbolados mezclados con cultivos, el rebaño pastando y, a
lo lejos, el castillo de Magaña.
Valtajeros forma
parte de la ruta “Asómate a Tierras Altas”, cuya guía es la oveja Pelendona.
A la entrada puede verse el mural.
Recomendamos
visitar la
Web de Valtajeros, de Javier Fudio Marín, donde podrán ver fotos
de la dehesa, el monte, la fuente vieja y la historia de la villa.
©
soria-goig.com
Mapa de la Sierra (145 KB. Incluye sendero
GR86)
Valtajeros
Fuentes
de Valtajeros, José Ignacio Esteban
Web de Valtajeros
- Javier Fudio
Castillejo
de San Pedro
Valdeprado
Valdeprado
- caminosoria.com
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