Soria Pueblo a Pueblo

lolaPiquera de San Esteban

por Salvador Barrio Onrubia

 © Textos y fotografías, originales para la sección

 

 

Piquera de San Esteban

Me pide María Luisa que le haga algo sobre Piquera para su página de los Pueblos. No sé si seré la persona más apropiada para esto,(*) pero como me he comprometido, vamos a ello. Intentaré suplir, si es posible, mi falta de sapiencia con mucho esfuerzo e ilusión. ¿Que os voy a contar de Piquera? Pues, que es un pueblo como muchísimos otros, con unas pequeñas peculiaridades que le hacen único, sobre todo para mí.

Iglesia de San Juan Evangelista de Piquera

Todo pueblo tiene su iglesia, una por lo menos; Piquera también tiene la suya, aunque antiguamente hubo otra más, de la que no hay recuerdo en la gente del pueblo. Una iglesia con todo lo que suelen tener todas las iglesias. Yo, concretamente, os voy a hablar un poco de las campanas. ¿Cómo se pueden expresar de forma tan diferente? ¡Qué escalofrío! cuando tocan de forma lastimera en los clamores por algún difunto, ¡Qué alegría y qué bullicio! cuando repican al empezar la procesión de la fiesta de San Roque. Recordemos también algunos antiguos toques de campanas: el toque del Alba (para iniciar el día), el de oraciones (al atardecer, para dejar el trabajo hasta el día siguiente) o el de rebato (con volteo de campanas a una hora no habitual para un oficio religioso, que servía para avisar de alguna incidencia en el pueblo, un incendio, por ejemplo).

Todo pueblo tiene, o ha tenido, su olmo en la plaza; nosotros también.  Hasta hace unos treinta años tuvimos un olmo varias veces centenario que se secó.  Pocos años después logramos sacar otro nuevo adelante, a pesar de la grafiosis que ha hecho estragos irreparables en la mayoría de las olmedas.

En todos nuestros pueblos, también, se ha jugado a la pelota a mano. En Piquera hemos tenido la suerte de disponer de frontón para no tener que jugar, como en otros pueblos, en alguna pared de la iglesia. La verdad es que aquí resulta un poco complicado pelotear en cualquiera de las paredes de la iglesia.

Siguiendo el circuito que estamos dando por Piquera, ahora nos vamos a la fragua. ¡Qué ilusión nos hacía mover la palanca que sirve para cargar de aire el fuelle de la fragua! Ilusión que era sabiamente administrada por Paco, el herrero, en función de si quería mantener el fuego vivo o deseaba economizar carbón.

Fragua de Piquera

De la fragua nos vamos a la fuente que está muy cerca. Lugar de reunión de jovencitos y jovencitas en las noches estivales como quizás hace unos años hiciesen sus padres y sus abuelos. Lo que ya no entiendo es porqué la luz de la farola no está fundida. Cállate, Salva, no inspires malas ideas.

El agua sobrante de la fuente llegaba al lavadero que es un lugar destinado para lavar todo tipo de prendas domesticas y personales, no como en otros del norte de la provincia de Soria que estaban destinados, en plan industrial, para el lavado de los vellones de la lana de oveja. Relacionado con el lavadero voy a recordar el jabón elaborado con restos de la grasa del cerdo y con sosa cáustica, antecesor del famoso jabón "Lagarto", y el célebre "azulete" que servía para convertir el blanco amarillento de las prendas en blanco luminoso.

Y ya que estamos fuera del pueblo vamos a seguir en el campo. Podremos encontrar dos montes de encina y chaparro; un pinar, no muy extenso; y una gran cantidad de chopos en las orillas del río Pedro, de sur a norte en todo su recorrido.  En este río vierten sus aguas los arroyos de El Henar y de Vegamorena, con un caudal de agua mucho más regular que el del río en el que desembocan. En el apartado de la fauna podremos observar como huyen los corzos cuando detectan nuestra presencia, o como corretea algún conejo o salta alguna liebre, y una muy variada lista de animales salvajes o ¿porqué no? algún rebaño de ovejas.  Estate dispuesto a usar tus sentidos al máximo porque te embriagarás con el olor del tomillo y el espliego, sobre todo después de haber llovido; tendrás ocasión de observar una amplia gama cromática en las hojas  de los árboles, especialmente cuando llega el otoño. Disfruta al máximo y respeta la naturaleza.

Como estamos en una zona vinícola deberé hablar algo de las bodegas y de los lagares. ¡Qué ratos inolvidables a la puerta de la bodega o en la intimidad del subsuelo!

De los lagares voy a sacar a colación el conjunto de machones y tablones que servían para hacer una plataforma al lado de la ventana del lagar para poder acular los carros y descargar y pesar la uva. Todo este maderamen, una vez depositados  y pisados todos los racimos en el lagar, servía para formar "el castillo", un entrecruzado de machones, con los tablones haciendo de base, que conjuntado con la viga y el pilón se empleaba para extraer el máximo de mosto de las uvas.

Como todos los pueblos también hemos tenido un pasado. Nombres de topónimos como Los Villarejos conjeturan una cultura romana, otros como El Castro o el Cerro El Castro dan indicios de culturas anteriores a la romana. De tiempos posteriores hay recuerdos del despoblado de Bascones (sí, está bien escrito, es palabra llana) sin restos constructivos visibles, pero sí documentales. Pero, sin ninguna duda, el despoblado más querido es el de Santuy. Santuy fue una pequeña villa que estaba situada en lo que es el límite de los términos de Piquera y Fuentecambrón, emplazada en su mayor parte dentro de este último. Merece la pena darse un paseo andando desde Piquera, poco más de media hora. Allí podréis beber agua de su fuente, está exquisita, pero la  tendréis que beber de bruces, o acercándoosla con las palmas de vuestras manos en forma de vaso, porque la fuente está  conforme la creó la naturaleza, sin ningún caño.

Despoblado de Santuy

Todo esto que os he contado, y mucho más, lo podéis encontrar en la carretera que lleva de San Esteban de Gormaz a Segovia y a Madrid. En el kilómetro 81 veréis unos carteles que ponen PIQUERA DE SAN ESTEBAN, aquí tomáis una carretera local y pasados quinientos metros habréis entrado en mi pueblo.  Si queréis disfrutarlo más plenamente no os quedéis en entrar en mi pueblo, dejad que mi pueblo entre en vosotros. Recordad que por estas tierras estuvieron antes reyes (como Juan II de Castilla y su hermana, doña María, reina consorte de Aragón) o literatos (como don Juan Manuel y el marqués de Santillana).

Hasta aquí una exposición necesariamente parcial de lo que es mi pueblo vista de una forma un poco nostálgica. Si no he recogido las piezas más importantes para esta exposición o lo he hecho de una forma indebida, solamente se puede achacar a mi ignorancia y mi torpeza, por lo cual os pido, humildemente, disculpas. Muchas gracias.

 

CURIOSIDADES

Ermita de la Virgen del Val en Piquera

A poco más de un kilómetro de Piquera se encuentra la ermita de la Virgen del Val, se ve perfectamente desde la carretera nacional. Esta ermita está en ruinas y la talla de la virgen titular se halla en la parroquia de
Fuentecambrón

Fuentecambrón

En Piquera se dice que fue robada por los de Fuentecambrón, éstos, por el contrario, alegan que fue llevada a su pueblo, juntamente con el campanillo de la ermita, por un hombre que estaba loco. En cualquier caso, los fuentecambronenses  no deben sentirse propietarios de dicha talla, sino meros depositarios de una imagen que pertenece a una amplia concordia que agrupaba a un buen número de pueblos. En una consulta precipitada del libro de dicha cofradía, catalogado dentro de los documentos de la parroquia de Piquera, he podido apreciar como miembros de dicha concordia los siguientes pueblos: Alcozar, Atauta, Ayllón, Berzosa, Carrascosa de Abajo, Fresno de Caracena, Fuentecambrón, Ines, Miño, Morcuera, Olmillos, Peñalba, Piquera, Quintanarrubias de Abajo, Quintanarrubias de Arriba, Rejas, San Esteban, Santuy, Soto, Torraño y Torremocha. Es fácil que agrupe a bastantes más pueblos.

© Salvador Barrio

(*) Bajo la modestia de Salvador Barrio, se encuentra un estudioso y laborioso investigador de su pueblo, podéis comprobarlo visitando su magnífica web: 


Piquera de San Esteban de Salvador Barrio

 

Leyendas

Cuentan en Piquera que hace muchos años pasó la reina doña Urraca por las cercanías del pueblo, concretamente por La Bodeguilla. También cuentan que había tal bullicio a consecuencia de la presencia de la persona regia que ésta dijo que parecía una colmena en la que ella misma era la reina de dicha colmena; y por eso puso el nombre de la entrada a la colmena, la piquera, al pueblo que estaba allí próximo.  Así que ya sabéis la explicación legendaria del nombre de mi pueblo, ¿o quizás sea la explicación real?

Cuando éramos unos chavales nos contaron que en Piquera había un pasadizo subterráneo que iba desde la parte alta del pueblo, por donde está la iglesia, hasta el río. Este túnel, por el que podía pasar un caballo, decían que había sido hecho en tiempos de los moros y servía para una mejor defensa o una más rápida huida. Pues bien, hace un par de años en unas obras de desescombro de un solar cercano a la iglesia, por donde era previsible que estuviese la entrada del túnel del que estamos hablando, apareció inesperadamente una galería subterránea,  inevitablemente la asociamos con el famoso pasadizo. Al parecer era una antigua  bodega, de las que por aquí se utilizan para guardar el vino. ¿No podía ser que dicha bodega se compusiese aprovechando parte del famoso túnel? No lo sé. No rompamos el hechizo y dejemos que siga el misterio.

Como a un kilómetro del pueblo, dicen que hubo una gran batalla que fue tan cruenta que el lugar donde esto sucedió desde entonces se llama La Sangrera. Yo pienso que este paraje se llama así por el color rojizo, el mismo que la sangre, que tiene el terreno debido a los depósitos de cieno de las avenidas del río Pedro. Los piquereños sabemos bien que el río baja "colorado" cuando ha habido tormentas en los pueblos de la cabecera del río Pedro, al contrario de cuando baja blanco, que no trasparente, que es debido a las borrascas que descargan en las proximidades de Piquera.  Bueno, lo mío es sólo una opinión.

© Salvador Barrio

 

Mapa de la zona (37 KB)

 

Piquera de San Esteban 
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