Visitar la villa de Magaña es un goce más que
una actividad. Su castillo domina el camino que conduce desde
Castilruiz a San Pedro Manrique y vigila el curso del río Alhama.
Magaña tiene mucha y rica historia aunque sufra los rigores de la
despoblación como toda la provincia de Soria y, muy especialmente,
la comarca donde se ubica: las Tierras Altas sorianas. Paseábamos en
compañía del señor Martín visitando en castillo por dentro, la
iglesia, la ermita, el caserío, cuando llamó nuestra atención un
perfecto círculo de piedras pequeñas. Ahí se jugaba a las rayas. Nos
explicaron las normas pero, como sucede con ellas, cuesta
entenderlas a quien no ha practicado nunca ese juego. Le pedimos a
José Pascual -Pepe- que nos las repitiera y nos indicó donde
encontrarlas: Revista Cascarita, nº 1, página 15. Allí leemos:
A las rayas jugaban preferentemente los mozos
mayores la mañana del domingo, antes o después de misa. Por turno
ganado se golpeaba la perra gorda contra una piedra plana de la
pared. Como allí mismo se herraban las caballerías solía haber
porquería que era necesario limpiar bien, sin desplazar la moneda,
en el momento en que la perra gorda se posaba sobre las piedras de
las rayas o la del centro porque la puntuación era muy precisa: 1
punto la mayor aproximación a la raya; 2 si la moneda toca la raya;
3 si toca la piedra central; 4 si monta limpiamente la raya; 5 si
toca la raya y piedra; 6 si cae sobre la piedra central; 7 si está
sobre piedra y raya; 8 si se posa sobre el hoyo. Aunque parece que
había otros sistemas de puntuación. Lástima que no se conserve el
empedrado original.
Entre otros originales juegos, los niños,
mozos y no tan mozos de Magaña practicaban otros juegos, como el
llamado cantalobos, con piritas que los niños recogían junto al
colmenar de Peñaraje. Y a la piola muy extendido, que también
llamaban pasacalles.
©
soria-goig.com,
2021
|