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PRETÉRITO IMPERFECTO

Ismael D. Boillos

Editorial Lastura, 2013

 

Ismael D. Boillos ha formado con su mujer, Gloria, una familia con abundancia de Arte. Sabíamos de su habilidad con las manos para llevar a cabo cualquier tipo de actividad artística que se planteara, conocíamos también su hospitalidad y sensibilidad, pero ignorábamos su vena poética. Aunque, claro, unas cosas llevan a las otras, sobre todo la sensibilidad, mostrada también por su hija Ruth quien, hace unos meses, vio publicado un poemario suyo (Quejido y ternura). Cuando iba a comentárselo, a Ruth, avisándole de mi nulidad para comentar poesía, esas letras encadenadas que salen del alma de cada cual, le pedí que me dijera qué poema le gustaba más para dejarlo reflejado, y me dijo “el que tú quieras, así sabré cuál te gusta a ti”. Voy a hacer lo mismo con su padre, aunque antes escribiré lo que de él dice la solapa.

“Ismael D. Boillos Romero (Soria, 1953) casado y con tres hijos, es un empleado de la banca que demostró desde temprana edad sensibilidad y gusto por la poesía y el arte. Bajo el pseudónimo, en forma de acrónimo, de Isdaboy, ha desplegado su creatividad en diferentes ámbitos. Aunque su faceta más conocida es como autor de diferentes dibujos y pirograbados, hoy se nos presenta como poeta. Este “Pretérito Imperfecto” supone la edición de una selección de poemas escritos en su juventud, entre 1972 y 1977, esos que se escriben cuando uno se enfrenta al amor y a la muerte como los dos grandes misterios de la vida. Con estos poemas, no sólo se nos muestra desnudo de artificios en su intimidad, sino que podemos observar su evolución poética en el transcurso de esos años, desde las composiciones más clásicas a otras más arriesgadas y contemporáneas”.

 

LEÑADORES DEL VIENTO

Por los caminos últimos del agua,
por las carreteras de polvo,
van las gentes sin patria.
Leñadores del viento,
muertos con alas. 

Los que en la noche nacieron
mirando la lluvia desde la tartana.
Los que de día crecieron
bajo un sol, sin agua,
jornalero sin fin de una esperanza. 

Se cruzan en los caminos
y se miran a la cara
porque tienen el mismo peso
sobre la espalda quemada.
Ocultan sus vergüenzas
pero muestran sus nostalgias. 

Caminan, caminan…
Lento el paso.
Presta el alma.
Con la noche, el cansancio
y aguardan la mañana
para seguir andando.

Ismael D. Boillos

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