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LEYENDAS SORIANAS

Gustavo Adolfo Bécquer

Prólogo de Gerardo Diego
Obra Cultural de la Caja de Ahorros 1970 (agotado)

 

Gustavo Adolfo Bécquer, nace en Sevilla en 1836. Casado con Casta Esteban, natural de Noviercas, pueblo de Soria, pasa largas estancias en este pueblo, así como largas temporadas en el monasterio de Veruela al otro lado del Moncayo. Allí escribió esa maravilla de explosión romántica que son las Cartas desde mi celda.

La influencia que ejerció Soria en Bécquer, queda patente en sus más hermosas leyendas, localizadas precisamente en estas tierras.

La corza blanca, en Beratón, pueblo soriano en las faldas del Moncayo. La promesa en la villa de Gómara.

Los Ojos Verdes, está ambientada en las inmediaciones de Almenar y tiene como protagonista a Fernando de Argensola, el primogénito de Almenar.

Situadas en Soria capital, El rayo de luna, en las ruinas del monasterio de los Templarios San Polo, y El monte de las ánimas en el monte de las Ánimas, situado frente al de Santa Ana, en una de las entradas más bellas a Soria:

Alonso, uno de los protagonistas de la leyenda narra así:

"Ese monte que hoy llaman de las ánimas, pertenecía a los Templarios, cuyo convento ves allí, a la margen del río. Los templarios eran guerreros y religiosos a la vez. Conquistada Soria a los árabes, el rey los hizo venir de lejanas tierras para defender la ciudad por la parte del puente, haciendo en ello notable agravio a sus nobles de Castilla, que así hubieran solos sabido defenderla como solos la conquistaron.

Entre los caballeros de la nueva y poderosa Orden y los hidalgos de la ciudad fermentó por algunos años, y estalló al fin, un odio profundo. Los primeros tenían acotado ese monte, donde reservaban caza abundante para satisfacer sus necesidades y contribuir a sus placeres; los segundos determinaron organizar una gran batida en el coto, a pesar de las severas prohibiciones de los clérigos con espuelas, como llamaban a sus enemigos.

Cundió la voz del reto, y nada fue parte a detener a los unos en su manía de cazar y a los otros en su empeño de estorbarlo. La proyectada expedición se llevó a cabo. No se acordaron de ella las fieras; antes la tendrían presente tantas madres como arrastraron sendos lutos por sus hijos. Aquello no fue una cacería, fue una batalla espantosa: el monte quedó sembrado de cadáveres, los lobos a quienes se quiso exterminar tuvieron un sangriento festín. Por último, intervino la autoridad del rey: el monte, maldita ocasión de tantas desgracias, se declaró abandonado, y la capilla de los religiosos, situada en el mismo monte y en cuyo atrio se enterraron juntos amigos y enemigos, comenzó a arruinarse.

Desde entonces dicen que cuando llega la noche de difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos, envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales. Los ciervos braman espantados, y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos. Por eso en Soria le llamamos el monte de las Ánimas..."

Leyendas de Soria, Florentino Zamora Lucas (1984) CES (Centro de Estudios sorianos)
Bécquer y Soria. Homenaje en el primer centenario de su muerte (1970) CES J.A. Pérez-Rioja, Heliodoro Carpintero, F. Bordeje, T. Aparicio, F. Herrero, J. Tudela y C. Saenz García

En Cervantes Virtual podéis leer las Obras Completas de Bécquer  
y entre ellas las Leyendas Sorianas:
El monte de las Ánimas, El rayo de Luna, La corza blanca, La promesa y Los Ojos Verdes

 

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