Más de diez siglos contemplan la
formación, evolución y desarrollo del Español. A su riqueza y
brillantez han contribuido los grandes poetas, novelistas filósofos
y políticos. Han sido las generaciones de campesinos, pastores,
herreros, arrieros, abogados, médicos quienes han dado vigor y pulso
a nuestra lengua. A lo largo del último milenio, el idioma de
Cervantes se ha enriquecido en las ventas ,en los campos y en los
lupanares tanto o más que en los libros y legajos. Porque la lengua
es un ente vivo. Es este concepto de lengua asociada al pueblo el
que ahora nos ocupa. Los refranes y proverbios no pertenecen a
ningún autor, ni compilador, ni institución, sino que nacen del
pueblo y han de volver a él necesariamente, los refranes contienen
toda la tradición del idioma. A los refranes cabe otro honor: el de
la expresión ajustada de una cultura de la que el pueblo debería
enorgullecerse en de avergonzarse .
En lo que cabe, esta compilación
de REFRANES Y PROVERBIOS se justifica como una necesidad de mostrar
el impagable legado de generaciones pasadas. Ese regusto antiguo y
nostálgico que aparece en cada uno de ellos no es sino el poder de
la Historia, el poder de la lengua amasada y forjada con el curso de
los siglos: palabras mil veces repetidas y dichas del mejor modo que
pueden decirse; por eso son permanentes, inalterables, vigentes y
actuales. Por eso no sólo se incluye una retahíla de ejemplos, sino
que se proponen las explicaciones y aclaraciones necesarias. La
selección va de la moralidad, a lo práctico, de lo histórico a lo
anecdótico, de lo popular a lo culto, de lo concreto a lo abstracto.
Se han rebuscado en viejos compendios, en el Quijote o en La
Dorotea, en libros especializados, en la Biblia, en la poesía
romántica, en Homero o en antiguas leyendas locales. Viajar por la
Historia y la geografía española donde se irán espigando muestras de
la sabiduría popular tal y como nos ha sido dada desde hace siglos.
Decían mis abuelos en San Andrés
de San Pedro que eran muy refraneros, como en toda Tierras Altas en
Soria, sobre todo mi abuela Teófila y Florentina “No hay refrán que
no sea verdadero”, también don Quijote a su escudero Sancho. La
estadística decía que en la provincia teníamos el incide de
analfabetos nulo, lo primero era que los niños fueran a escuela y se
respetaba. Las frases repetidas de generación en generación como
pequeñas joyas de experiencia cultural, concentrados en una
expresión feliz que resume todo cuanto un pueblo ha pensado, sufrido
o gozado a lo largo de la Historia en la visión sobre cientos de
anécdotas, referencias y significados ocultos. Los trovadores
provenzales llamaron a esta secuencia “refrain”, y este es el origen
de la palabra española “refrán”. La Real Academia tampoco es muy
explícita: define el refrán como un “ dicho agudo y sentencioso de
uso común”. Otros aseguran explicaciones ideológicas referidas a una
enseñanza, un hecho de la experiencia, es el pueblo el que lo crea,
lo difunde, lo modifica, lo amplia, o lo olvida. Con refranes se
aprenden comportamientos sociales, sinfín de datos prácticos útiles
para la vida en común. El refranero es capaz de una manera
sintética, breve, concisa, tratar todos los temas posibles. El
refrán es simbólico, metafórico, comparativo, descriptivo, jocoso,
irónico.. utiliza rima en la medida de sus secuencias sintácticas,
en grupos fonéticos, todo el repertorio de los poetas. La tradición
ofrece dos conceptos que reúnen toda la actividad humana: Las
virtudes y los vicios. Se hace referencia especial a los siglos XVI,
XVII y XVIII de mayor expresión refranera. Se tiene en cuenta la
tradición cultural bíblica o religiosa, los usos campesinos, rurales
o urbanos, la historia mítica olvidada y las costumbres perdidas.
“MÁS
VALE PÁJARO EN MANO QUE CIENTO VOLANDO” Al oír este refrán en mi
infancia mi abuelo Felix hacia mención a su niñez cuando iba a la
escuela de niños el maestro les inculcó que era mejor ser realistas
que soñadores..inciertos.
Como “ ALLÍ DONDE FUERES HAZ
LO QUE VIERES” Este refrán era muy útil para los trashumantes
por su poder de adaptación a las costumbres de la región que
recorrían.
“CADA
MOCHUELO A SU OLIVO” Sobre este en concreto en los” trasnochos”
costumbre de Tierras Altas, en los pueblos se sugiere que cada cual
se vaya a su casa y cada cual se ocupe de lo que le es propio.
“DOS
QUE DUERMEN EN EL MISMO COLCHÓN, SE VUELVEN DE LA MISMA CONDICIÓN”
Significa que los intereses de los esposos suelen tener los mismos
intereses o las mismas conveniencias.
“AGUA
QUE NO HAS DE BEBER, DÉJALA CORRER”. El conocidísimo refrán hace
referencia aquello que nos incumbe poco debemos dejarlo pasar y
desentendernos.
“DEL
DICHO AL HECHO HAY UN TRECHO”. Expresa la diferencia que existe
entre hablar y actuar. ”DEL DECIR AL OBRAR , MIL PASOS HAY QUE
DAR". Y de este, ”DEL PENSAR AL HACER HAY CIEN LEGUAS QUE
CORRER”.
“PANZA
LLENA Y CORAZÓN CONTENTO, QUE TODO LO DEMÁS ES CUENTO”. La
felicidad para las gentes sabias sólo consiste en poder comer y en
tener el ánimo sosegado.
Hacen un recorrido de acuerdo
con las virtudes: Prudencia, Esperanza, Caridad, Coraje Templanza,
Fe y Humildad; y los vicios Avaricia, Lujuria, Ira, Gula, Envidia,
Pereza y Soberbia .
Para mí ha sido todo un legado,
orgullo y bandera por los distintos colegios que hemos frecuentado,
mis compañeras de entonces poco o casi nada sabían de este lenguaje
tan maravilloso para mí que repetí a cuando comprendía que la
situación lo requería acordándome de mis abuelos y padres. Entonces
intentaban que me sintiera un poco paleta y hoy con la madurez
promuevo esta filosofía, en nosotros está el que cuidemos la palabra
sabiendo aplicarla.
“NO HAY MAYOR
DESPRECIO QUE NO HACER APRECIO”
Se quejan los eruditos del
lastimoso uso que de la lengua española hacen los jóvenes y los
habitantes de las grandes ciudades, palabras rodeadas de tantos
anglicismos y comodines que parece que no piensan más que lo que
dicen.
Sin embargo con este lenguaje de
nuestros pueblos y dichos hay un pensamiento detrás. Quisiera que
prevalezca por muchos siglos, significaría que nuestros queridos
pueblos y gentes están latiendo.
©
Irene Jiménez Ridruejo
San Andrés de San Pedro
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