Casta Esteban y Navarro.
Revisionismo de su integridad como mujer y como soriana.
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Carles de Escalada, Abril 2020
Señora
“ Perdonad mi
atrevimiento al dedicarla tan mezquino recuerdo, hijo de mi seco
cerebro, y sólo la ruego lo aceptéis como prueba de la simpatía que
hacía su persona siente la mía; quisiera fuera una obra de elegantísima
forma, digna á V.E., ya que como desgracia carece de todo mérito
literario; pero mis escasos recursos no me han permitido otra cosa, y
aun así, lo hago á fuerza de inmensos sacrificios, privándome hasta de
lo más precioso de la vida para atender á los gastos de su impresión.
Pobre y enfermo estaba
mi sér, porque enferma herida tenía mi dolorida alma, cansada de luchar
contra mi destino, cuando me ocurrió escribir estas mal trazadas lineas,
como último recurso para defenderme de la miseria y del hambre, que en
esta tierra, patria de Cervantes y Calderón de la Barca, es la única
herencia que por desgracia alcanzamos las viudas de los poetas, cuyos
horrores y privaciones son las recompensas conseguidas al brillo que á
su patria dieron con sus plumas y su talento; á estas pobres líneas me
así, cual el náufrago á una débil tabla; construí mi pequeño buque con
el escaso material de mi cerebro, y sólo me faltaba una figura grande y
elevada, que á modo de capitán de tan mezquina nave, la salvara con su
nombre de un seguro naufragio, y al punto me acordé de V.E., no por lo
mucho que me pudiera valer su nombre, sino porque sabía que su alma
sufría como la mía, y así como el pájaro busca el aire, el pez el agua y
el cautivo su libertad, así un poderoso imán llevó mi dolor al suyo, y
como V.E. también padecía, bien pronto me comprendió con su claro
talento. ¿ Y cómo, no, si nuestros efectos son iguales, aunque sus
causas sean distintas?
Por esta razón me
atreví á dirigirme á V.E., segura de no engañarme, y en efecto, lo
acerté.
Solo me resta
manifestarla que poco, muy poco es su valor positivo en mérito
literario, si acaso tiene alguno, como para mí no tiene precio, por
estar empapados mis escritos en ese agua pura y cristalina que destilan
los ojos, embargados por el dolor que el alma siente cuando nos vemos
precisados á un trabajo forzado, para no morirnos de hambre, y por
caminos nobles y decorosos, desterrar de nuestro lado la miseria y el
infortunio.
Si logro agradarla con
mi pobre producción, veré recompensados mis desvelos con usura; si no es
de su agrado, sólo la suplico su benevolencia para su afectísima y
segura servidora, …”.
Con esta maravillosa
explicación hacía su introducción el primer y único libro escrito por
Casta Esteban y Navarro titulado ‘Mi primer ensayo. Colección de
cuentos con pretensiones de artículos’, libro dedicado a la marquesa del
Salar y publicado en 1884.
Habían pasado catorce años
desde del fallecimiento de su primer marido, el genial Gustavo A.
Bécquer y once años después del asesinato de su segundo, el leonés
Manuel Rodríguez Bernardo; diez años desde el fallecimiento de su hijo
menor Emilio y ocho años desde el fallecimiento de su padre Francisco
Esteban.
Casta y la marquesa del
Salar se debieron de conocer en algún momento en Madrid, muy seguramente
al ser esta lectora y admiradora de las obras de su marido. Para
entonces ya habían salido varias ediciones de la obra de Gustavo en
1871, 1877 y 1881 y cada día tanto sus lectores como la critica, lo
estaban lanzando, con toda la razón, a los niveles mas altos de la
historia de la literatura española. Pero esa fama no se traduciría en
ganancias económicas para Casta y sus hijos. Habían habido una serie de
cláusulas en los contratos con el editor Fernando Fe y Gámez que no
permitirían a Casta el ritmo de vida que había hasta entonces llevado.
Se trataba
de la marquesa consorte del Salar de María del Carmen O’Lawlor y
Caballero, nacida en Granada (13.2.1822) hija de Joseph O’Lawlor
O’Brennan y de Dionisia Caballero Crooke. Joseph O’Lawlor O’Brennan (Clonaheen,
Rosenallis, Condado de Laois, Irlanda 11.7.1768 - Madrid 19.10.1850) fue
un irlandés que vino a España en 1785 y entrando muy jóven en el
Ejército Español desarrollaría una exitosa carrera militar ascendiendo
durante la Guerra de Independencia a mariscal de campo (1814).
Gobernador militar de Granada durante veinte años (1817-1833) ordenó la
ejecución de la heroina liberal Mariana de Pineda (1804-1831). Acabó su
vida en Madrid como senador vitalicio (1849-1850). Tendrían nueve
hijos, siendo María del Carmen la tercera.
María del Carmen casaría
con Fernando Pérez del Pulgar y Ruíz de Molina (Granada 24.6.1800) , VI
marqués de El Salar (además de ser márques de Pozoblanco, conde de
Maseguilla y conde Clavijo) viudo de María del Carmen Fernández de
Córdoba y Rojas (1811-1838) con la que había tenido tres hijos. Tendría
este nuevo matrimonio cuatro hijos mas. El Sexto marqués de El Salar
fallecía en Madrid el 23 de Noviembre de 1856.
Casta escribe en el primer
parágrafo de su dedicatoria a doña Lorenza, primero, una petición de
disculpas por haberlo hecho. Considera de que su publicación no tiene
el nivel o la calidad que doña Lorenza pudiera esperar. Sin duda no
tiene la calidad de los trabajos de su genial marido, pero también, sin
duda, poseen valor y calidad. Segundo también demuestra Casta el tener
o haber tenido desde algún tiempo algún tipo de relación de amistad con
ella ‘… como prueba de la simpatía que hacía su persona siente la mía…’y
de que posiblemente esta, o los marqueses, le hubieran ayudado en
el pasado con alguna cuestión económica o de
simples reuniones en la casa de estos para darles alabanzas hacia los
trabajos de su marido. También le ruega que lo acepte por el esfuerzo
que ha tenido que atravesar haciendo la edición ‘… privándome hasta
de lo más precioso de la vida…’. ¿A que llama una señora de
cuarenta y tres años y con su pasado, en esos momentos lo mas precioso
de la vida?… no lo sabemos, pero podemos especular…
¿Sus hijos? Adolfo de veintidós años de edad y Jorge de
diecinueve. ¿Su status social?. No suficiente dinero para comprarse
nueva ropa y ser vista como lo que siempre había sido, una señora de
extracción burguesa o quizá tiempo para obtener ¿un nuevo marido?
Pero Casta ha heredado de
su marido ese don de saber como expresarse poéticamente: ‘Pobre y
enfermo estaba mi sér, porque enferma herida tenía mi dolorida alma,
cansada de luchar contra mi destino …’ para darle un toque de ironía
con la situación de su realidad vigente:‘… cuando me ocurrió escribir
estas mal trazadas lineas, como último recurso para defenderme de la
miseria y del hambre, que en esta tierra, patria de Cervantes y Calderón
de la Barca, es la única herencia que por desgracia alcanzamos las
viudas de los poetas …’.
¿Por qué razón Casta
escribe a doña Lorenza en una dedicatoria lo siguiente?: ‘ … sabía
que su alma sufría como la mía … como V.E. también padecía, bien pronto
me comprendió …’.
ambas eran madres además de ser viudas y quizá eso
las unió.
Casta publica su obra dedicada a su ‘amiga’
socialmente perteneciente a la nobleza y viuda de un ‘Grande de España’
y quien seguramente habría ayudado económicamente en algún momento con
algunos de los gastos de Casta y de sus hijos Gregorio y Jorge en
Madrid. Quizá, muy seguramente incluso la ayudó en los gastos de la
publicación de su libro.
Pero Casta no se dedica
solo a proferir alabanzas
a su ‘amiga’, ni mucho menos. Casta es una mujer muy inteligente y
quizá heredera tanto de la bohemía de su primer
marido y como del buen uso y administración del dinero del
segundo.
En pleno 1884 Casta diseña
su libro no para un público lector que acostumbraba a ser de hombres,
no, pero para un público mayoritario consistente en mujeres ‘…Mis
queridas hermanas! Dispensadme os dé este título íntimo de confianza,
pues no hallo otro más dulce y cariñoso, después del adorado de madre
…’.
Casta comienza el
‘marketing’ de su libro enfocado para que sean las mujeres las que lo
compren, se lo regalen o por lo menos que estas sean sus principales
lectores “… primera y pobre producción, que desnuda del manto galano
y florido de la bella poesía y llena de faltas y errores mil, sale á luz
sin pretensiones, ni aspiraciones, más que una: agradar á mis lectores y
recoger e óvolo, importe del libreto y poder comer …”
. Efectivamente, que lo compren y le hagan profesional de la escritura
es su nuevo reto.
Y de entre las mujeres que
Casta pone de relieve como importantes, de muchas otras, se encuentra
otra soriana, Sor María de Ágreda. Pero lo que mas nos gustaría
resaltar en esta obra de Casta es su respuesta a la gente que la había
difamado y que en su mayoría habían sido hombres, en parte, como
veremos mas tarde en una serie de relatos, un número de los llamados
amigos de su primer marido. Casta recoge ideas de un puro feminismo,
del de hoy en día. Quizá del de ayer en día. Quizá mucho mejor de lo
que la mayoría de las mujeres pensaba. Parece que Casta lo hubiera
escrito esta mima mañana, aunque tan solo lo escribiera para recoger en
su libro lo que pensaba sobre los hombres, poema que había escrito otra
mujer española-novohispana, la religiosa Sor Juana Inés de la Cruz
(1648-1695).
Hombres necios que
acusáis
Á la mujer sin razón,
Sin ver que sois la ocasión
De lo mismo que culpáis …
Hace unas líneas ya decía
que Casta y la marquesa se debieron de conocer en algún momento y ese
momento Casta nos lo da en una pista que describe muy disimuladamente en
uno de los relatos de su libro llamado ‘Un encuentro feliz y
desgraciado’: “Pronto, muy pronto, hará cerca de dos años que la
casualidad nos unió, cuando menos lo esperábamos …”. El relato
implica a una pareja, a un hombre y a una mujer, pero bien podría tener
‘pinceladas’ de ese encuentro con la marquesa. Si publica el libro en
1884, debió de como muy tarde escribirlo en 1883, por lo que casi esos
dos años nos ponen entre 1881-1882. Recordemos que su madre,
Antonia Navarro Gonzalo volvería a casar en Junio de 1881 y que muy
posiblemente la relación entre ambas no sería la de las mejores. Y tras
la boda, en la que muy posiblemente ella y algún hermano atenderían,
sería la última vez que se vieran.
En ‘Historia de un pobre
duro’, el relato mas largo de los trece recogidos, reproduce una poesía
de Bécquer “Y ¿adónde vas? -No lo sé, ¿lo sabe acaso el viento que me
empuja?” y escribe: ‘Nací en un día caluroso del mes de Agosto de
1871 …”.
¿Por qué elige Agosto de
1871?, ¿Sería en el preciso momento en que conocería a su segundo
marido?.Recordemos que su marido, leonés de origen,
era un empleado de la Delegación del Banco de España en Soria y
recordemos que el Banco de España tenía la titularidad de imprimir todas
las monedas y billetes y que quizá, fuera este relato su pequeña
‘dedicatoria’.
No vamos a incluir mas
detalles de un texto en el que Casta, definitivamente, va depositando
pequeñas pistas sobre su vida, su presente y su pasado, inventando
nombres y camuflando situaciones que no identifiquen a aquellos que
cuando un día lo lean, se puedan notar aludidos. Y como de un artículo,
este se trata y no de una tésis, pues lo dejo ahí, para que algún
estudioso del ‘becquerismo’ se encargue de hacerlo, pues ninguno de
ellos lo ha hecho todavía.
El éxito de este libro,
así como de sus posteriores ediciones, volvería a dar a Casta una
estabilidad económica, además, le abría la puerta a continuar
posiblemente con futuros trabajos.Pero Casta moría. No llegaría a ver
realizado nada de lo que imagino y esperó. Enferma, entró grave en el
hospital Provincial de Madrid el Sábado 22 de Marzo de 1885, para acabar
muriendo ocho días mas tarde a las cuatro de la tarde del Domingo 30 de
Marzo.
La revista ‘La Propaganda’
publicaba en Abril de 1885 en El Burgo de Osma: “La esposa del
malogrado poeta Gustavo Adolfo Bécquer, del moderno Jorge Manrique, del
autor de las Rimas, de una de las mas preciadas glorias del parnaso
español, ha muerto en un hospital, completamente abandonada. Si Bécquer
se hubiese dedicado á político sin vergüenza, ó hacer negocios, de
seguro que hubiera dejado una buena fortuna á su familia; pero era
escritor público y… Dª Casta Esteban Navarro, era hija de esta
provincia, por lo que suplicamos á nuestros lectores encomienden á Dios
su alma.”.
La marquesa del Salar
moriría casi dos años mas tarde, a los sesenta años de edad el 5 de
Marzo de 1887.
Conclusión.
No me cabe duda de la
figura de esta gran soriana está injustamente desprestigiada. Una
campaña de desprestigio que desde antes de la muerte de su primer marido
comenzaría. Hemos de apreciar y valorar a Casta, como persona, como
mujer e incluso como escritora. No todo el mundo puede ser la esposa de
un genio, sufrir con la muerte de tantos hombres en su vida y encima
escribir lo que escribe. Casta es una mujer excepcional y por serlo,
llevada a la critica por gentes oportunistas, maliciosos y celosos (como
mucho hoy en día desgraciadamente sigue ocurriendo). Casta no merece los
insultos que en los últimos 150 años se le han ido lanzando;
especialmente por hombres y por algunas mujeres que no le han llegado ni
a la punta de la suela de sus zapatos. Así de claro.
Casta, para Soria y para
España es una mujer que debería de figurar en la lista de las mujeres
importantes que han hecho directa o indirectamente algo no solo por el
feminismo pero también ayudado a que uno de sus mejores escritores,
Gustavo Adolfo Bécquer, sea ese personaje que tanto amamos. Sin Casta,
posiblemente no existiría el Bécquer que conocemos y celebramos hoy. Ni
su hermano Valeriano, ni el resto de lo que se
creó y destruyó utilizando sus nombres.
Hay tantas cosas que
hacer, re-hacer y volver a hacerlas bien, que por suerte, en tiempo
contado, alguien con poder de decisión, espero, tomará pronto cartas en
el asunto. Nos gustaría ver que la Diputación de Soria, o su
Ayuntamiento re-imprimieran el libro de Casta y que con sus ganancias
(que podrían ser muchas si una buena campaña se hiciera) poder ayudar
especialmente (por no decir exclusivamente) a las sorianas. A aquellas
mujeres sorianas que viven solas en sus pueblos, a aquellas mujeres
sorianas que tiene problemas físicos o psicológicos, a aquellas mujeres
sorianas, que como ella fue, son viudas con una familia a mantener.
Como nos gustaría
encontrar esta obra a la venta en el Collado y en el resto de las
librerías de Soria. Como nos gustaría de que los institutos se
preocuparan a que los alumnos la leyeran, en vez de tanto Shakespeare,
Harry Potter y Mickey Mouse. Como nos gustaría que se hicieran versiones
para el cine, animación, incluso cómics.
Recientemente se ha
comenzado a dignificar la figura de Casta. Se ha creado un museo sobre
Casta en Torrubia y gracias a José Gil Santander y Cristina Gil
Perelétegui, de Barderas del Moncayo, se ha podido de una vez por todas
corregir lo que tantos mal copiaron y hasta otros se apropiaron, de que
Casta Esteban y Navarro, había nacido en Torrubia de Soria, sí (de
Soria desde 1916) y de ningún otro lugar.
La
verdadera historia de Casta Nicolasa Esteban y Navarro, esposa de
Gustavo Adolfo Bécquer
Nota del Autor.
Este autor no oculta su
mas alta admiración y reverencia por los tres personajes de finales del
siglo XIX Gustavo, Valeriano y Casta que han hecho tanto por Soria. Me
gustaría que se hiciera una campaña para que se instale una estatua con
las figuras de estos tres personajes en una calle céntrica de Soria. Un
concurso internacional en la que los escultores nos presenten sus ideas
y que sean todos los sorianos los que elijan el diseño final. Sin uno,
no hay otro, por mucho que se amaran o se odiaran entre ellos. Por mucho
que se elogie a uno mas que a otros. Al fin y al cabo eran humanos, con
sus puntos fuertes y sus puntos débiles, como nosotros y no dioses del
panteón griego.
©
Carles de Escalada, Abril 2020
ccdesk@yahoo.es
Casta Esteban y Navarro.
Imágenes de una ‘Macbeth’.
©
Carles de Escalada, Mayo 2020
Todos sabemos de una forma
u otra, por verlo, por sufrirlo o porque nos lo cuentan, lo difícil que
pueden ser en ocasiones una relación entre una pareja, una relación
entre padres e hijos, una relación entre hermanos y como no, una
relación entre cuñados. Quiero puntualizar ciertos aspectos a considerar
y no considerados anteriormente por un buen número de llamados
‘biógrafos’ que no piensan en el abanico de las posibilidades sobre el
comportamiento humano. Si reflexionamos y pensamos un poco, esos
pensamientos nos van a ayudar a entender mejor una serie de situaciones
lógicas a las que cualquiera, sin ser un psicólogo, puede encontrar la
respuesta correcta añadiéndola junto a un poco del viejo sentido común.
La soriana Casta Esteban y
Navarro casaría en Madrid a los diecinueve años de edad el 19 de Mayo
de 1861 con el sevillano Gustavo Adolfo Claudio Dominguez y Bastida,
seis años mayor que ella y mas conocido como Gustavo A. Bécquer, el
ahora famoso por su genialidad escritor, periodista, poeta y dibujante.
Aunque la familia de
Gustavo se encontraban casi todos residiendo en Sevilla, este contaba
con un número de fieles amigos en el mundo pseudo-intelectual-bohemio
del Madrid de mediados de la segunda mitad del siglo XIX.
Los Bécquer son varios
hermanos, pero quizá la relación de amistad entre Gustavo y su hermano
mayor Valeriano fuera la mas fuerte de entre todos los otros. Valeriano,
como su padre, era dibujante y pintor.
Gustavo estaría en Madrid
organizando su propia boda y se perdería la boda en Febrero de 1861 de
su hermano Valeriano, quien casaría con su novia Winifred (de origen
anglo-irlandés) y madre de sus dos hijos, Alfredo (1858) y Julia (1860).
A los pocos meses Winifred abandonaría a todos.
Nos encontramos con un
‘padre soltero’, Valeriano, abandonado por su mujer (se acostumbra a
decir y recogerlo como separado) pero creo que en este ejemplo la
separación no ocurre como tal entre el marido y su esposa, ya que esta
no tan solo le abandona, pero recordemos, que como mujer y madre
cruelmente también abandonaría a sus hijos menores con edad y necesidad
de ser atendidos por una madre.
El 9 de Mayo de 1862 nace
en Noviercas el primer hijo de Casta y Gustavo al que llamarán Gregorio
Gustavo Adolfo. Para entonces Valeriano, sus hijos Alfredo y Julia,
junto a Gustavo vivían (estaban residiendo o pasando una temporada, por
pequeña que fuera esta) en Noviercas.
El padre de Casta,
Francisco Esteban, típico cirujano-médico de pueblo soriano del siglo
XIX (en donde debería de haber tratado principalmente con enfermedades
de tipo respiratorio y digestivo, la principal causa no solo de
enfermedad, pero de muertes entre los sorianos) había ya tratado a
Gustavo (que sin duda sufría de una hereditaria e innata tuberculosis)
en su consulta de la Villa y Corte antes del casamiento con su
hija. Conocedor del Moncayo y la pureza de sus aires, mas tarde Esteban
recomendaría a Gustavo que pasara allí una temporada de reposo.
Así pues, utilizando esa
‘excusa’ de la mala salud de Gustavo (como si en
Noviercas no se respirara bien …) todos viajaron al otro lado del
Moncayo, para pasar unos meses en un antiguo monasterio desamortizado no
hacía mucho tiempo y ‘reciclado’ entonces como un tipo de hotel.
Estarían en el monasterio de Veruela entre los meses de Diciembre de
1863 hasta Julio de 1864.
Suponemos que desde que se
conocieran en el principio, la relación entre Casta Esteban Navarro y su
cuñado Valeriano Bécquer fueron de las mejores que pudieran haber
existido. Ambos amaban a Gustavo, ambos influenciaban a Gustavo y ambos
competían por manipular a Gustavo.
Pero como todo tiene un
final, en ocasiones feliz; en este caso todo acabaría mal, muy mal me
atrevería a decir, pues aunque podía haber acabado incluso mucho peor y
más trágicamente, los incidentes familiares supusieron el final de esa
relación amistosa de antaño entre ambos cuñados. La relación
Casta-Valeriano acabó destrozando no solo esa amistad entre cuñados,
pero afectaría también la relación de Casta con su marido Gustavo.
Por un lado, como hombre,
es posible que Valeriano resintiera de su fracasada relación con su ex
mujer y observara la relación entre su hermano y Casta con cierto
escepticismo o incluso celos. Por otro lado, se ha expuesto a Gustavo
con una personalidad floja, en comparición con de la de Valeriano y aquí
podemos ver un duelo por el control del hermano de uno con el del marido
de la otra.
Se acostumbra en las
biografías de Bécquer el mencionar la estancia de Gustavo por razones de
su deteriorada salud, pero nunca por otras razones como por ejemplo de
que no habían pasado poco mas de catorce meses desde su boda y que
Casta, en esos momentos, también se encontraría allí con la intención
de recuperarse tanto de su embarazo, como la del nacimiento de su primer
hijo. Tampoco se considera la relación entre los padres de Casta y
posibles trastornos psicológicos producidos por una posible depresión
post-natal y que bien podría haber afectado en algún momento la relación
de todos.
La historia sobre el viaje
y paradero de las ilustraciones de Valeriano son interesantes de
recordar. Tras la muerte del pintor, Winifred, después de haberlo
abandonado, pero oficialmente por ley, ser su viuda legal (no existía el
divorcio) heredaba, tras una década de abandono todas sus pertenencias
(sin mostrar ningún interés por sus hijos, que pasaban a la potestad de
un hermano de los Bécquer en Sevilla. Al parecer esta vendería las
ilustraciones a un anticuario alemán (curioso que no hubiera sido uno
británico) para acabar mas tarde estas en la Universidad de Columbia en
Nueva York, Estados Unidos de América.
El 12 de Junio de 1864
Valeriano produce en Veruela una ilustración en el que cuatro personas,
dos hombres y dos mujeres aparecen dibujados sentados alrededor de una
mesa. Tres de ellos participando activamente en una partida de naipes
(quizá el guiñote o quizá una simple brisca). Se tratan los cuatro
individuos de Gustavo, que no participa en el juego, pero que los está
allí observando, quizá pensando, quizá ‘embobado’, admirado la belleza
sus esposa. Casta, junto al parecer, la pareja encargada de servir y
guardar el monasterio, que se encuentran activamente participando en
dicha partida.
De las pocas imágenes que
encontramos sobre Casta, dibujadas o pintadas por Valeriano, es esta
quizá es una de las primeras producida, cuando Casta contaba con poco
mas de veinte años de edad. La ilustración, además de la firma de
Valeriano recoge la escena ocurriendo claramente en Veruela.
Pero en esta ilustración
no aparecen ni los hijos de Valeriano ni el bebé de casi dos años
Gregorín, que en otra ilustración de Valeriano, a la que titula como
Lady Macbeth, aludiendo al personaje de Shakespeare, si aparecen (aunque
sean dos de ellos de espaldas).
Francisco de Laiglesia
escribe sobre Gustavo: “ Las lecturas y estudios que realizó en
Madrid perfeccionaron su gusto, agrandaron el horizonte moral de su
espíritu, formaron su culto a Shakespeare …”. Si Gustavo A. Bécquer
era un admirador del inglés, lo mas seguro es que también su hermano lo
fuera y como tal hábilmente eligió ‘La Tragedia de Macbeth’, una de sus
mas conocidas obras de teatro, para recoger y transferir algunos de sus
sentimientos reflejados en esos dibujos.
Se trata de Macbeth de un
general escocés que recibe una serie de profecías por parte de unas
brujas, que le dicen que un día llegará a ser el rey de Escocia. Su
esposa, la señora (lady) Macbeth será la encargada de instigarle para
que este lleve a cabo primero un magnicidio y tras ello, con una mezcla
de remordimiento y paranoia, la necesidad de que cometiera asesinatos en
serie para evitar así ser descubierto.
No me cabe duda de que
Valeriano vería que la influencia sobre su hermano de su joven esposa
comenzaría a poner en peligro la suya. Valeriano en su imaginación
comienza a ver y comparar a Casta con la maligna lady Macbeth.
Recordemos que décadas después su propia hija Julia escribió: “
Gustavo era de un carácter débil …”.
La ilustración expone dos
partes diferenciadas. Por un lado las dos figuras de la izquierda, una
mujer y una niña (¿la hermana y la sobrina de la tía Casca?) que esperan
su oportunidad para entrar en la cocina, en donde hay otras seis
personas sentadas alrededor de una mesa, al parecer acabando de comer y
en donde una mujer le está hablando al hombre, que en su mano tiene un
vaso de vino. La niña reclama la atención de la mujer, pero esta le hace
un gesto a que espere y este callada, pues parece ser de que se habla
algo interesante a lo que ella no quiere perder detalle y también
enterarse.
Como decía, sentados
alrededor de la mesa, los dos adultos y los tres niños. Una mujer de
pie, la sirvienta, cercana a lo que parece ser una chimenea (se nota una
repisa con una botella o un jarrón encima) en donde se habría cocinado
lo que acababan de comer. La figura del adulto de espaldas, se supone
que Gustavo, está bebiendo vino y escuchando lo que Casta le está
diciendo. Y lo que le dice no es un secreto, pues la criada está allí
en primera línea escuchándolo todo, lo sabía todo, de todas formas. Ha
de ser algo importante.
Se trata pues del segundo
dibujo de Casta. Muy probablemente debieron de haber muchos mas y quizá
posiblemente hasta algún retrato en oleo; pero muy seguramente Casta y
su familia, tras la discusión y pelea ocurrida en Noviercas, es posible,
que los destruyeran.
Seguimos con la necesidad
de poner una imágen a Casta. Con la tecnología que hoy tenemos, no me
cabe duda de que en cualquier momento habrá algún técnico que recree en
un ordenador su rostro para que por fin darle un rostro a esta soriana,
Casta Esteban y Navarro, no tan solo la llamada mujer de Gustavo A.
Bécquer.
©
Carles de Escalada, Mayo 2020
ccdesk@yahoo.es
La
verdadera historia de Casta Nicolasa Esteban y Navarro, esposa de
Gustavo Adolfo Bécquer,
José Gil Santander y
Cristina Gil Perelétegui
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