Fernando Maestro
Estructura de Sueños en el Cielo gira Fernando Maestro y Miguel Rubio
El pasado sábado, 23 de noviembre, tuvimos ocasión de asistir a un acto que mezcló poesía, con música e imagen. Fue en el Cielo gira, la que fuera cantina de la estación de Renfe reconvertida desde hace unos años en un centro que, sin olvidar su tradición de cantina, acoge actividades culturales. Estructura de Sueños lo forman el poeta Fernando Maestro y el músico Miguel Rubio quienes acuden puntualmente a artistas como Carlos Muro, David Almajano, Laura Aragón y Ferrus, tal y como hicieron la noche del sábado.
Paisajes del Alma era el título del acto compuesto por poemas de Fernando Maestro, recitadas con su voz de trueno que se suaviza en los momentos precisos, acompañados en una gran pantalla que iba mostrando fotos y pinturas y acompañado de Miguel y su guitarra. Una preciosa e interesante velada la que, una vez más, nos ofrecieron Fernando Maestro y Miguel Rubio. Fernando Maestro conversa con Miguel Rubio sobre poesía y pintura.
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Dos artistas: Ferrus y Fernando Maestro
Cuando dos grandes maestros, uno de los pinceles, el otro de las letras, se unen, dan como resultado un magnífico trabajo. Si, además de artistas son grandes personas, el resultado se multiplica. Modestos, como los grandes, da gusto mirar las obras de uno y leer las del otro.
Ferrus -Javier Ignacio Pérez Herrero-. Conocimos a Ferrus en su faceta artística por los cómics. “Fiestas de San Juan”, “Toma de Numancia”, “Pipa en el Museo Numantino” y “Los derechos del niño” para UNICEFF. Después hemos ido sabiendo que a lo largo de su ya consolidada carrera, que con la plumilla es capaz de plasmar cualquier tema, que con las acuarelas expuso en la catedral de El Burgo de Osma con motivo de las Edades del Hombre en esa villa, y en Estrasburgo, en la sede del Parlamento Europeo, donde durante 15 días mostró acuarelas de monumentos del Camino de Santiago y las vendió todas. Y ha seguido con el hiperrealismo y el realismo fantástico en acrílico. Fernando Maestro pasó su juventud en Madrid, donde tenía, en el Barrio de Malasaña, un garito, santo y seña de la gente de la Movida de los años ochenta. Conoció personalmente a los Panero, al famoso “Pollito colorao”, a Eduardo Haro Ibars... y escribió la impagable “Dean Moriarty cruzó por aquí” (Editorial Lastura).
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