Granja La Cañada, huevos
camperos de Jesús Ciria García
Huevos camperos "La Cañada"
(pulsar
sobre las fotos para ampliarlas)
Aldealafuente es un municipio soriano que
agrupa a las Entidades Menores Locales de Ribarroya y Tapiela. El río Duero
discurre por su término, perteneciente al Campo de Gómara, y por tanto
cerealístico, hasta el punto de que se encuentra todo roturado. Abundan las
naves de ganado porcino.
Rodeadas de campos de cereal, cuatro naves, y
una quinta a punto de terminarse, albergan en su interior veinticinco mil
gallinas rojas (aunque la capacidad es para treinta y cuatro mil, que a buen
seguro se irán completando), que producen al año medio millón de docenas de
huevos de cáscara roja.
El promotor de esta empresa es un joven
treintañero, Jesús Ciria García de la Torre, ingeniero agrónomo, hijo de
Jesús Ciria Ciria, doctor ingeniero agrónomo y catedrático de Producción
Animal, quien asesora a su hijo en los trabajos de la empresa de aves.
Pero esta aventura empresarial comenzó once
años atrás, en 2001, cuando en Aldealafuente (pueblo natal de Jesús Ciria,
padre), decidieron la cría de la gallina castellana negra, con seiscientas
madres, que producían unos cinco mil pollos al año. La gripe aviar, al
reducir drásticamente el consumo de la carne de ave, dio al traste con el
proyecto, los animales fueron sacrificados, y en la actualidad, de aquella
raza pura quedan pocos ejemplares, casi todos en Castilla la Mancha.
Aquellos pollos tenían el nombre de La Cañada (en alusión a la Cañada Real
Soriana que discurre por el término de Aldealafuente), heredado por los
huevos camperos de la empresa.
La industria avícola de Aldealafuente está
instalada con maquinaria altamente especializada, tanto para el control de
los animales, como para la selección de los huevos, que se hace a través de
una máquina con capacidad para escoger dieciséis mil huevos a la hora. Hay
que recalcar que en la empresa, además de otro empleado, trabajan dos
ingenieros agrónomos, uno de ellos Jesús, hijo, y otro que, como buen padre
e iniciador del proyecto, asesora, es decir, Luis, Padre. La
comercialización se hace por toda España, tanto en grandes superficies como
en los mercados de Madrid, donde Jesús Ciria, hijo, se encarga personalmente
de la entrega en los puestos.
En esta empresa de cuatro naves y otra a
punto de entrar en funcionamiento, lo más importante son las veinticinco mil
gallinas rojas, que campan a sus anchas por el campo que circundan las
naves, aunque desde que llegan se las habitúa durante un tiempo para que la
puesta la hagan siempre en un a modo de canalón ancho que cruza la nave de
punta a punta para, desde ahí, ir directamente a la clasificadora. Entre
puesta y puesta, como decimos, las gallinas están sueltas alimentándose a
base de cereales, que según la hora del día, son enriquecidos para que las
aves obtengan más energía por las mañanas, y más vitaminas y calcio por las
tardes, no en vano estamos escribiendo sobre un producto ecológico. Mientras
están en la nave, la temperatura está regulada mecánicamente.
Las aves llegan a las naves con diecisiete
semanas, pasan en ellas cincuenta y seis semanas, y más o menos con un año,
se destinan al matadero. Como sucede con casi todos los animales, de ellos
se aprovecha todo, incluso de sus excrementos, la gallinaza, que una vez
mezclado para rebajar su fortaleza, va a parar como abono a las tierras de
la familia.
Los Ciria, padre e hijo, están involucrados
en asociaciones relacionadas con la agricultura y la ganadería ecológica,
como AVIALTER (Aviculturas Alternativas), o a la Real Escuela de
Agricultura, perteneciendo en algunos casos a la junta directiva. Participan
en certámenes, reuniones con productores, y en todo aquello que redunde en
beneficio de la calidad de su producto. Cuando este artículo vea la luz,
posiblemente ya habrán entrado a formar parte en Tierra de Sabor, marca de
garantía de la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla
y León, donde se integran productos castellanoleoneses como la mantequilla
dulce, las yemas, las paciencias, patatas fritas (de Soria), el lechazo de
Castilla y León, y tantos otros productos de nuestra comunidad.
Y dentro de unos años, las naves, ahora
solitarias en medio del cereal, se verán rodeadas de árboles que van a ser
plantados de inmediato. Pino, encina, serval, y otros, nueve hectáreas y
media de árboles que otorgarán a la calidad del producto, belleza de
entorno.
Huevos camperos "La Cañada"
© soria-goig.com
Artículos |